CONVOCATORIA A LAS JORNADAS PERMANENTES RUMBO A LOS 30 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DEL CONGRESO NACIONAL INDÍGENA
FRENTE A LA GUERRA CAPITALISTA EN CONTRA DE LA HUMANIDAD Y LOS PUEBLOS ORIGINARIOS FORTALEZCAMOS AL CONGRESO NACIONAL INDIGENA
A los pueblos de México y del mundo,
A los organismos y colectivos defensores de derechos humanos,
A las Redes de Resistencia y Rebeldía,
A la Sexta Nacional e Internacional,
A l@s firmantes de Una Declaración por la Vida en los cinco continentes,
A la Europa Insumisa, Digna y Rebelde.
El 12 de octubre de 2026, dentro de un año, el Congreso Nacional Indígena (CNI) cumplirá 30 años de haberse fundado como la casa de los pueblos originarios que en México resisten la pesadilla llamada capitalismo; cumplirá 30 años de soñar mundos nuevos en una perspectiva anticapitalista, antiracista, antipatriarcal y antifascista; 30 años organizando la defensa de la vida y de la madre tierra, así como de los territorios, la identidad cultural, la lengua madre, la autonomía y los derechos inalienables de nuestros pueblos desde el terreno de la lucha civil y pacífica.
I
El CNI cumplirá 30 años resistiendo la más cruenta guerra de conquista desatada nunca antes en contra de nuestros pueblos y en contra de los pueblos del mundo, siendo su más terrible expresión el doloroso genocidio del pueblo palestino perpetrado por el gobierno de los Estados Unidos de América y su socio, el estado sionista de Israel; cumplirá 30 años con un gobierno, el de la Cuarta Transformación (4T), que disfraza su complicidad con dicha guerra repartiendo millones de pesos mediante múltiples programas sociales y empleando un discurso de rechazo al neoliberalismo pero sin renunciar a éste; un gobierno que impulsa, a través de siniestros personajes que en su momento traicionaron la lucha del CNI y la de sus propios pueblos, como Adelfo Regino y Hugo Aguilar, un folclórico indigenismo que se ha apropiado de nuestras banderas sin hacer el reconocimiento cabal de los derechos de los pueblos originarios, pues, por el contrario, este indigenismo oficial ha sido el puntal de los megaproyectos y las políticas que buscan el despojo de nuestras tierras, territorios y culturas; un gobierno que ha militarizado el territorio nacional y que en todos sus niveles ha construido lazos de contubernio con el crimen organizado como ningún otro, a la par que está empeñado en cercar, hacer la guerra y exterminar a los pueblos originarios que resisten. Como estos dos personajes – y sus “asesores”-, renegados de su color, origen e historia, otras personas han usado el nombre, la historia y la identidad del CNI para su beneficio propio y para escalar puestitos gubernamentales, disfrutar viajes de placer en “solidaridad”, y suplantando la identidad del CNI y de quienes formamos parte.
Esta guerra capitalista de incesante conquista se expresa, como toda guerra, en bajas: hasta la primera mitad de este 2025 tenemos, en México, 121, 615 desaparecidos según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas, habiéndose duplicado la tasa de aumento de desapariciones entre 2024 y 2025. Y con todo que este año han disminuido los homicidios dolosos, el promedio sigue siendo escandalosamente alto: de 59.5 víctimas diarias. Nuestro país vive una inocultable tragedia humana y los datos anteriores son explicados en gran medida por el masivo tráfico de seres humanos para múltiples propósitos o por los cientos de jóvenes que, forzada o voluntariamente, son reclutados por los cárteles del crimen organizado para formar ejércitos irregulares que disputan territorios, poblaciones y rutas entre sí. La imparable militarización del territorio nacional, la entrega de sectores claves de nuestra economía a la SEDENA y a la SEMAR, la impunidad que se ha otorgado a los militares ante su probada intervención en crímenes tan brutales como la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, o el predominio cada vez mayor del crimen organizado en las actividades económicas del país y en sus estructuras de gobierno y procesos electorales a todos los niveles, así como la masiva circulación de drogas en las comunidades y ciudades, ilustran contundentemente que México es un país convulsionado por la guerra.
A pesar del repetido anuncio hecho por los gobiernos de la 4T, decretando la muerte del ciclo neoliberal y postulando como una de sus políticas centrales la defensa de la soberanía alimentaria; a pesar de las últimas reformas constitucionales en materia de derechos indígenas y de los programas federales que desde hace años han dispersado millones de pesos en comunidades indígenas; resultan inocultables el desastre en el campo mexicano y la completa pulverización de nuestra soberanía alimentaria debido a las políticas de libre comercio impulsadas por el actual y los anteriores gobiernos; resultan inocultables la pobreza estructural, junto con la pérdida de derechos sustantivos, en los pueblos originarios de México, o la cada vez mayor precarización de derechos tan centrales como la educación y la salud, mientras los banqueros tienen ganancias históricas en los últimos años (como la de 288,340 millones de pesos en 2024 que impuso un récord nunca antes visto) debido a la continuidad de las injustas políticas macroeconómicas neoliberales.
La sequía y el cambio climático no explican, por sí solos, la actual tragedia en el campo mexicano. No explican, salvo para seguir en el discurso de la simulación, que la producción nacional de alimentos esté en picada desde 2022; que la producción de maíz en 2024 haya sido la menor en los últimos 10 años con 23.3 millones de toneladas, y que muy probablemente baje a 21.7 millones de toneladas en este 2025; en contraste, la importación de maíz alcanzará este año una cifra record de 25.8 millones de toneladas y, a la par que las economías campesinas y la producción de alimentos para satisfacer nuestras necesidades se derrumban, no dejan de crecer las exportaciones de tequila, cerveza, berries, aguacates y otros productos generados o acaparados por grandes agroempresas trasnacionales.
La continuidad neoliberal en el caso de los pueblos originarios y campesinos también se expresa en: 1) la permanencia del marco jurídico en materia agraria surgido de la contrarreforma al artículo 27 constitucional en 1992, mismo que sigue inalterado, cuando no profundizado; 2) la aprobación, hace un año, de la reforma constitucional en materia indígena omitiendo por completo el reconocimiento del territorio y de los derechos territoriales de nuestros pueblos; 3) el reordenamiento radical del territorio nacional, de sus poblaciones, flujos migratorios, fronteras y regiones, a partir de determinados megaproyectos que obedecen a los intereses de los Estados Unidos de América y de las grandes corporaciones multinacionales, como son el Tren Maya, el Corredor Interoceánico Istmo de Tehuantepec y el Proyecto Integral Morelos; o por medio de múltiples programas regionales de ordenamiento territorial y proyectos extractivistas o de conducción de hidrocarburos; 4) el T-MEC que entró en vigor el primero de julio de 2020 y que representa uno de los cimientos más sólidos del neoliberalismo en nuestro país, profundizando la importación de transgénicos y el control externo de la producción agropecuaria nacional, principalmente campesina.
Mención aparte merecen la creciente privatización y el acaparamiento del agua en todo México a favor de las corporaciones trasnacionales mediante la consolidación del régimen de concesiones surgido de la contrarreforma constitucional de 1992 y de la Ley de Aguas Nacionales producto de la misma, pasándose, desde entonces, de 600 concesiones de agua a más de 500 mil en la actualidad; aconteciendo que poco más de 3 mil concesionarios controlan más de la quinta parte del agua concesionada y 373 concesionarios de agua para uso agrícola (el 01.1% del total) concentran el 38.3% del agua destinada a dicho uso. La reciente iniciativa de Ley General de Aguas Nacionales que la 4T pretende poner en vigor paralelamente a la actual Ley de Aguas Nacionales y que separa el derecho humano al agua de su administración, no hará otra cosa que consolidar el acaparamiento del agua en pocas manos.
En medio de esta imparable guerra de conquista capitalista, en medio de la mayor devastación planetaria nunca antes vista, es que el CNI cumplirá próximamente 30 años de existir y resistir.
II
El CNI se fundó entre el 9 y el 12 de octubre de 1996 contando con la presencia emblemática de la Comandanta Ramona, delegada del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN); y con la participación de más de 3 mil delegados y delegadas de todo México. Por primera vez los pueblos originarios pudimos reunirnos y conocernos para soñar un espacio organizativo propio, el CNI, bajo los 7 principios del “Mandar Obedeciendo”. El CNI nació como sucesor directo del Foro Nacional Indígena que, convocado por el EZLN, tuvo lugar en enero de aquel año en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, justo unas semanas antes de que aquél, el gobierno federal, el gobierno del estado de Chiapas y representantes legislativos de todos los partidos políticos suscribieran los Acuerdos de San Andrés con la pretensión de hacer el reconocimiento inicial de los derechos y cultura indígena en la Constitución federal, algo que nunca aconteció.
A partir de su fundación, el CNI acompañó diversas iniciativas impulsadas por el EZLN que tuvieron como fin exigir la incorporación de los Acuerdos de San Andrés a la Constitución Federal a fin de que reconocer algunos derechos básicos de nuestros pueblos, mismas que culminaron con la Marcha del Color de la Tierra entre marzo y abril de 2001 y el Tercer Congreso Nacional Indígena en la comunidad purépecha de Nurío, la asamblea indígena más representativa que se hubiera dado hasta entonces en el país. Finalmente, los Acuerdos de San Andrés fueron traicionados por los partidos políticos que transaron la reforma indígena del 28 de abril de ese mismo año, así como por los poderes del estado mexicano que no dudaron en convalidarla, subordinados todos ellos a los intereses de las cúpulas militares y las corporaciones empresariales, siempre opuestos al menor reconocimiento de los derechos indígenas, sobre todo los relativos a las tierras y territorios de nuestros pueblos.
Fue así que el CNI pasó de exigir el reconocimiento de derechos al ejercicio de estos por la vía de los hechos.
La publicación de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona por parte del EZLN en el año 2005, llamando a formar una fuerza política anticapitalista y de izquierda para la construcción de otra forma de hacer política y de un programa de lucha nacional y de izquierda, llevó al CNI a suscribir dicha Declaración y a asumir una posición claramente anticapitalista, lo que aconteció durante su cuarto congreso, realizado en mayo del año 2006 en la comunidad ñahñu de San Pedro Atlapulco, con la participación de casi mil delegados de 25 estados del país que no dudaron en declararse anticapitalistas, pues nos queda claro que la guerra que vivimos en las comunidades de México la hacen las empresas, los gobiernos y los cárteles criminales, al servicio de un sistema mundial llamado capitalismo.
En el año 2016 el CNI acordó la creación de un Concejo Indígena de Gobierno (CIG) que nombró como su vocera a una mujer indígena, Ma. de Jesús Patricio, y la propuso como su candidata a la presidencia de la república. Los fines que se perseguían con dicha propuesta no tenían nada que ver con un propósito electoral, pues lo que se buscaba era aprovechar dicho espacio para volver a colocar en la agenda política nacional, tal como ocurrió en 1994, la problemática y las exigencias de los pueblos originarios de cara a la tormenta desatada por la guerra capitalista. La propuesta del CIG buscaba visibilizar nuevamente a los pueblos originarios ante la sociedad nacional e internacional y con esta iniciativa los pueblos originarios, así como las mujeres indígenas del país, pudieron empujar sus luchas anticapitalistas y, como no había ocurrido antes, antipatriarcales.
A lo largo de estos años, tan importante como la presencia de nuestros pueblos, ha sido el acompañamiento y solidaridad de miles de personas en México y el mundo; de trabajadores, artistas, científicos, intelectuales, académicos, organizaciones y colectivos que han otorgado a nuestro espacio y a nuestras propuestas su apoyo desinteresado y honesto en contraste con los intentos de cooptación y aniquilamiento por parte de los malos gobiernos siempre al servicio de los grandes capitalistas. Esa actitud solidaria en todo el mundo ha alentado y animado la lucha del CNI y le ha reafirmado su convicción de que la lucha por la libertad y la vida no es asunto de colores, géneros o razas, sino una cuestión de humanidad.
Del mismo modo en que hemos recibido generosidad de tantas partes, hemos procurado también brindar solidaridad y de manera particular hemos guardado en nuestros corazones y en nuestra memoria el dolor de miles que, víctimas principales de la guerra capitalista, han perdido a sus seres queridos en Palestina, en México y en cualquier rincón del mundo. Cada día aprendemos de la dignidad y valentía que nos enseñan los colectivos de madres, padres y familias buscadoras, como aprendemos de las madres y padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Somos, pues, el Congreso Nacional Indígena. Somos jóvenes. Como CNI vamos a cumplir apenas 30 años, pero nos anteceden más de 500 años de resistencia y rebeldía como originarios. No somos objeto de limosnas y lástimas. Somos camino y caminantes.
III
Consideramos que ante la brutal guerra de conquista capitalista que despoja y destruye a nuestros pueblos cada vez con más violencia, el CNI debe fortalecerse como una red que permita a los originarios resistir al despojo y defender lo que nos es sagrado y todo lo que nos da sentido como pueblos y como humanidad: la vida, la madre tierra, nuestros territorios, nuestras culturas y nuestra autonomía.
En consonancia con lo anterior es que convocamos a los pueblos, naciones, tribus, comunidades, barrios y organizaciones indígenas, así como a las personas, organizaciones y colectivos de México y el mundo que han acompañado nuestra lucha, a las:
JORNADAS PERMANENTES RUMBO A LOS 30 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DEL CONGRESO NACIONAL INDÍGENA, CON EL FIN DE FORTALECERLO FRENTE A LA GUERRA CAPITALISTA EN CONTRA DE LA HUMANIDAD Y LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Dichas Jornadas darán inició el día de hoy y culminarán alrededor del día 12 de octubre de 2026 con una asamblea nacional que definirá el caminar del CNI para los siguientes años partiendo de todo aquello que lo ha hecho ser la casa de los pueblos originarios que en México resisten la pesadilla llamada capitalismo:
Hermanas y hermanos:
Nuestras demandas son las mismas que hace 30 años: respeto a la madre tierra y a la vida, respeto a nuestros territorios, respeto a nuestra cultura y organización social, respeto a nuestra lengua originaria, respeto a nuestra identidad y a nuestros autogobiernos. A pesar de que somos el basamento fundacional de lo que llaman “Nación Mexicana”, los distintos gobiernos han reiterado su política de suplantación, despojo, robo, represión, explotación, desprecio y racismo a través de todas las formas legales e ilegales que el sistema ha implementado e implementará hasta cumplir su objetivo de desaparecernos.
Por eso nos mantenemos en resistencia y rebeldía. Resistimos los intentos de aniquilamiento o “civilización” de los grandes capitales y sus gobiernos. Con la rebeldía creamos nuestras propias formas de vida y organización social, alimentadas en nuestra historia propia y de acuerdo a nuestros territorios y expresiones culturales. La historia de lucha pasada y presente es nuestro alimento y como CNI, como el todo y las partes que nos forman, no nos rendiremos, no estamos en venta y no claudicaremos en el cumplimiento de nuestro deber como guardianes de la madre tierra.
El mundo que queremos es para todos, no para unos cuantos. Uno donde la riqueza se mida por la diversidad conviviendo en el respeto, el apoyo y la solidaridad mutua. Uno con todos los colores, razas, géneros, modos y calendarios.
Quienes hoy formamos parte de las filas del CNI podremos caer por enfermedad, represión, cárcel o muerte, pero siempre habrá originarios dispuestos a seguir la lucha por la construcción de una mundo mejor, más justo y humano, de la única forma en que será posible, es decir, con todo el abajo que hoy resiste y se rebela.
REITERAMOS ESTA CONVOCATORIA A TODOS AQUELLOS QUE EN LO COLECTIVO O EN LO INDIVIDUAL SON PARTE DEL CNI O HAN ACOMPAÑADO, ASÍ SEA COMO OBSERVADORES, SU PASO, LLAMANDO A LA REALIZACIÓN DE LAS JORNADAS PERMANENTES RUMBO A LOS 30 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DEL CONGRESO NACIONAL INDÍGENA A TRAVÉS DE ACCIONES, REUNIONES, FOROS, CONFERENCIAS Y ACTIVIDADES CULTURALES DE TODA ÍNDOLE QUE SE REALICEN A PARTIR DE ESTE 12 DE OCTUBRE Y HASTA EL 12 DE OCTUBRE DEL AÑO 2026, CON EL PROPÓSITO DE FORTALECER LAS LUCHAS DE RESISTENCIA Y REBELDÍA, ASÍ COMO LA ORGANIZACIÓN DEL CNI DESDE LOS NIVELES LOCALES HASTA LOS NIVELES NACIONAL E INTERNACIONAL, EN CONTRA DE ESTA TORMENTA LLAMADA CAPITALISMO Y EN DEFENSA DE LA VIDA.
ATENTAMENTE
12 DE OCTUBRE DE 2025
POR LA RECONSTITUCIÓN INTEGRAL DE NUESTROS PUEBLOS
NUNCA MÁS UN MÉXICO SIN NOSOTROS
CONGRESO NACIONAL INDÍGENA
EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL
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