En la reunión contra la construcción de la presa La Parota
En la reunión con adherentes en La Parota
Fotos enviadas por Víctor Camacho, en Atoyac y Agua Caliente
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Acto en La Parota
Palabras del Delegado Zero
16 de abril del 2006
Traemos un mensaje muy sencillo de nuestros jefes, los comandantes y comandantas indígenas que representan a las comunidades zapatistas en las montañas del sureste mexicano.
Queremos decirles primero, en nuestras palabras sencillas, que admiramos su lucha, la respetamos y que son para nosotros un ejemplo y unos maestros de lo que debe ser la dignidad en nuestras tierras.
Queremos decirles que a partir de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y de la Otra Campaña, como zapatistas, estamos cambiando la geografía de este país. Según en nuestro pensamiento, como indígenas mayas que somos, la geografía está cambiada y el Río Papagayo corre también por las montañas del sureste mexicano, por eso queremos avisarle a Vicente Fox y a su brazo amarillo y negro, que es Zeferino Torreblanca, que si el ejército ataca estas tierras, tendrá que atacar también las montañas del sureste mexicano. En palabras sencillas que son las nuestras: es nuestro compromiso, la presa sólo podrán hacerla con una guerra en el sureste mexicano.
Compañeros y compañeras, traemos otro mensaje de la Otra Campaña: En la Sexta Declaración y en la Otra Campaña, no nada más está el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el CECOP, también hay otras organizaciones en todo el país, organizaciones políticas de izquierda, pueblos indios, organizaciones sociales campesinas, sindicatos, organizaciones de obreros, de maestros, de estudiantes, de jóvenes, de mujeres, de ancianos, de niños, hay familias y hay individuos también. Estamos en toda la república y ahora lo que estamos haciendo es pasando por todos los estados para conocernos entre todos nosotros.
Lo que quieren hacer aquí los gobiernos es un crimen, viera que van a hacer las cosas bien ¿por qué se escondieron?, ¿por qué engañaron?, ¿por qué hicieron trampa? Todos sabemos bien lo que la presa va a significar para estas tierras: la destrucción y la muerte. Aquellos ejidatarios o comuneros que han creído en las mentiras del gobierno, en realidad están creyendo que hay que agradecerle y dejar entrar a la casa al ladrón que no sólo nos va a robar, sino que además va a asesinar a nuestra familia y a nosotros mismos.
Lo que ha hecho el gobierno federal y el gobierno estatal es construir una gigantesca mentira para poder construir la presa. Nosotros sabemos que ustedes han luchado fuerte, que tienen dolores, muertes y también que han sufrido el desprestigio por parte de los medios de comunicación. Sabemos que en mucha prensa, y en radio y en televisión, han dicho que son minoría, han dicho que están manipulados por otras fuerzas políticas, han dicho que hay intereses extraños detrás de ustedes.
Pero nosotros, allá en las montañas del sureste mexicano, sabemos lo que quiere decir eso. Sabemos que siempre que hay un movimiento auténtico, legítimo, digno, rebelde, inmediatamente los grandes medios de comunicación empiezan a echar mentiras para que la gente no apoye y para que no se una. Así como los han desprestigiado a ustedes y han echado mentiras de ustedes, también de nosotros y de muchas luchas y movimientos que hemos visto a lo largo del país.
Lo que está pasando que hemos visto es una nueva guerra de conquista, no crean que son los gobiernos los que se van a quedar con la tierra ni con la presa, ellos la van a vender a grandes capitalistas europeos y norteamericanos. Es el dinero extranjero el que está detrás de esto, y quiere nuestras tierras, nuestras tierras como campesinos, nuestras tierras como pueblos indios. Nos quieren quitar hasta nuestra pobreza, no se conforman con las grandes riquezas que tienen, también quieren quitarnos lo único que nos queda, que es: lo pobre que somos. Nos quieren matar, nos quieren destruir, echar de estas tierras.
Y todavía quieren convencernos de que en una asamblea votemos por eso, por morirnos, por dejar estas tierras, por tener que buscar trabajo en Estados Unidos, o en otras partes, por ver destruida nuestra historia y la historia de nuestros ancestros, y creen que van a encontrar a la gente dispuesta a eso.
Y así como ustedes, hemos encontrado mucha gente en todas partes de México que no está dispuesta a ser destruida, que no está dispuesta a que esa bandera que ahora está ondeando con dignidad aquí, en estas tierras, sea vendida, enlodada y prostituida, como está haciendo el gobierno de Vicente Fox y los gobiernos de los distintos partidos políticos.
Nosotros lo que estamos haciendo es poniéndonos de acuerdo porque ya nos cansamos, ya nos cansamos que se quieren meter en nuestras tierras, en nuestras casas, que nos están robando en los precios de los productos del campo, que nos roban en los salarios, que nos roban en los altos precios de los productos que consumimos: la luz, el agua, el gas, el predial, el drenaje. Todos los servicios públicos están subiendo de precio para nosotros los que estamos abajo, mientras los grandes poderosos hasta les cobran menos o no les cobran.
Todo este proyecto de la presa es para favorecer a las grandes empresas turísticas, industriales y comerciales. Ningún campesino va a ser beneficiado, ninguna colonia pobre va a ser beneficiada. Por eso tienen tanto interés, porque es el dinero del poderoso el que está detrás de ese proyecto.
Tal vez pueden alcanzar su dinero para comprar a los medios de comunicación y echar mentiras y decir que es una pequeña minoría la que se opone a la presa de La Parota, porque estamos viendo claramente que no es una minoría. Estamos viendo también, y lo hemos investigado, que aquellos que se presentan como representantes de las comunidades y ejidos de acá están comprados, son falsos, y son los que se aparecen en las fotos declarando que va a traer mucho beneficio. No va a traer nada, más que muerte y destrucción.
Nosotros reconocemos esto, pero ya nos cansamos porque lo hemos visto en todos los estados de la república. Entonces, ¡ya estuvo bueno! decimos nosotros, que estamos en nuestras casas y en nuestras tierras con el machete desenfundado a ver a qué hora se les va a ocurrir a esos cabrones venir a robarnos. Lo que estamos diciendo es: mejor vamos a juntarnos y vamos por ellos, vamos a sacarlos, vamos a derrocarlos, a Zeferino, a Fox, al que esté arriba.
Lo que estamos proponiendo en la Otra Campaña es un movimiento nacional, no sólo en La Parota, no sólo en Chiapas, no sólo en Guerrero, en todo el país. En todo el país donde hay gente como ustedes, compañeros y compañeras, dispuestos a esto. No se trata de que vamos a alzarnos para cambiar de gobierno, vamos alzarnos para cambiar de país. Se trata de derrocar al supremo gobierno y de echar fuera del país a todos los ricos: a los grandes propietarios de los hoteles, de los centros turísticos, de los bancos, de los comercios, de la industria, de las tierras, los grandes terratenientes. ¡Que se vayan! Ellos no trabajan, nada más tienen a los políticos, a la policía y al ejército para estarnos despojando de nuestras tierras, para estarnos quitando la riqueza que generamos.
Hemos visto en varias partes que la gente que se organiza sin necesidad de los ricos y de los patrones puede sacar adelante una sociedad, una comunidad. Lo hemos visto no sólo en nuestras comunidades, sino en otras partes del país, que cuando la gente se organiza y echa afuera al que manda, al mandón, al propietario, puede vivir mejor porque se organiza bien y se organiza en colectivo.
Entonces, nosotros decimos: porqué tenemos que soportar este sistema, porqué tenemos que soportar estos criminales y aparte tenemos que votar por ellos y aparte tenemos que pagarles el sueldo que se ponen. Entonces, lo que tenemos que decidir ahora: no se trata de elegir a un partido político de esos que se están peleando por la presidencia, lo que se trata es de elegir qué camino vamos a seguir. Si vamos a seguir esperando a que nos estén amenazando, que estén echando mentiras sobre nosotros, que nos quieran matar, que quieran mandar al ejército a masacrar gente inocente, o si de una vez nos organizamos entre todos y los tumbamos del gobierno y los sacamos del país, o los metemos a la cárcel, que es donde deben estar la mayoría de ellos.
Eso es lo que hemos escuchado en estos estados donde hemos caminado. En todas partes hemos encontrado la misma rabia que vemos aquí, la misma indignación, la misma decisión para pelear. Y lo que estamos preparando es un alzamiento nacional civil y pacifico, pero que no se va a detener para poner a otro que nos esté oprimiendo, sino que no se va a detener hasta que destruyamos el sistema que nos tiene en la miseria, el sistema que nos quiere despojar de la tierra, el sistema que nos expulsa de nuestro país para buscar trabajo en otro lado, el sistema que quiere destruir la naturaleza y el sistema que quiere matarnos como lo que somos: como pueblos indios, como campesinos.
Tenemos que derrocar ese sistema y tenemos que tumbar también a sus sirvientes, esos malos gobernantes que ahora ponen cara bonita para que votemos por ellos.
En lugar de estar viendo para arriba a ver quién dice una cosa y quién dice otra —que si la chachalaca, que si no sé qué, parece zoológico lo que hay allá arriba—, nosotros lo que estamos proponiendo es que miremos abajo, que se miren entre ustedes y vean la fuerza, la dignidad y la rebeldía que tienen, y que volteen a ver a otros estados, a otras partes de Guerrero, a otras partes del sur, del sureste, del centro, de occidente, del norte del país, y van a ver que vamos a encontrar muchos miles, hombres y mujeres, gente de abajo humilde y sencilla, que está buscando nada más el camino para ponerse de acuerdo.
Nosotros no les pedimos que dejen su organización, ni que entren en un partido político o que se pasen del lado de otro, lo que les pedimos es como su organización, como CECOP se mantengan, se hagan fuerte y junten su lucha con la lucha de otros compañeros y compañeras. Que podamos decir juntos, así como ahora decimos, que si el ejército ataca a sus comunidades, también nos tiene que atacar a nosotros porque lo vamos a considerar como una agresión al EZLN.
Que nosotros podamos decirles a los pueblos que están como éste, que están como el nuestro en otras partes de la república, que también que si los tocan, que si los atacan, podamos responder todos juntos, cada quien en donde está.
Pero no se trata sólo de ponernos de acuerdo para defendernos compañeros y compañeras, se trata de ponernos de acuerdo para cambiar las cosas de una vez hasta abajo.
Tal vez la gente de más edad, tal vez en los corridos, tal vez en los libros de historia, escucharon de la revolución mexicana, de Villa, de Zapata, tal vez escucharon de Morelos, de Hidalgo en la guerra de independencia. Lo que vamos a hacer ahora tiene el nombre y el rostro de cada uno de ustedes, no se trata de un líder, no se trata de una sola organización que vaya adelante, sino que cada quien de nosotros tome su lugar y levantemos este país desde abajo, lo sacudamos bien para que se caigan todos los malos gobernantes y los ricos y, podamos volver a tenderlo, como se deben tender las cosas: abajo para que queden parejas.
Compañeros y compañeras, esta es la Otra Campaña, no estamos buscando un cargo, estamos buscando otro país. En cada estado donde pasamos lo encontramos, lo único que nos falta es que nos pongamos todos de acuerdo para empezar a andar las cosas desde abajo, con los pasos de la gente sencilla y humilde, con sus brazos, con sus manos, con sus ojos y con su palabra.
Esto es lo que les traemos, esto es lo que les proponemos. Cualquiera que sea su decisión, si entran o no entran en esto de la Otra Campaña, como quiera que sea cuentan con la solidaridad, el apoyo incondicional, de las comunidades zapatistas y de las tropas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Gracias compañeros, gracias compañeras.
Palabras del Delegado Zero en la reunión de adherentes
La Parota
16 de abril del 2006
Ahora gracias por el oído. Queríamos contar varias historias, así que más vale que se acomoden porque vamos a tardar.
Hace rato un compañero pasó a criticar lo que está haciendo el CECOP, que porqué trae gente. Nosotros sabemos también, por nuestra lucha y nuestra organización, que a veces viene gente de fuera a decir qué es lo que hay que hacer.
Nosotros confiamos en ustedes, en ustedes y en muchos movimientos, y esto hay que dejarlo claro porque eso es lo que ofrece la Otra Campaña. Aquí no se trata de decirle a nadie qué es lo que debe hacer o, qué está haciendo bien y qué está haciendo mal. Lo que se trata es de reconocer una lucha, saludarla, conocerla y aprender a respetarla.
Ustedes y mucha gente en México y el mundo vio que nos sentamos a hablar con el gobierno, durante una época, y confiaron en nosotros; en que no nos íbamos a vender y en que no nos íbamos a rendir.
Igual, como EZLN, les digo al CECOP: confiamos en ustedes. Ustedes han demostrado su firmeza en la lucha y su dignidad. Se demuestra que son un pueblo que está levantado y no nos importa con quién hablen; ustedes saben lo que hacen. Nosotros los respetamos y sabemos siempre, siempre, que sabrán mantenerse en el buen camino. No venimos a decirles qué es lo que deben hacer ni qué no deben hacer, ni a la CECOP, ni a nadie. Venimos, al revés, a aprender.
El compañero que acaba de hablar lo dijo muy claro: ésta es una escuela, la que ustedes levantaron. Y no sólo hemos venido nosotros, como zapatistas, también los compañeros de organizaciones, grupos y colectivos e individuos que vienen en la caravana, hemos venido a aprender de ustedes. Y cada uno que pasaba a hablar en la mañana y que pasó a hablar ahora en esta tarde, fue como si nos volviera a repetir la lección y volviéramos a escribirla para no olvidarla nunca.
Se acercan días difíciles, pero dentro de esos días difíciles hay, por fin, un día de gloria: el haber estado con ustedes aquí en esta tierra; haber conocido su lucha, aprender de ella y sentir el honor de que ustedes nos acepten como compañeros y compañeras que somos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y de la Otra Campaña.
A esta hora, allá en nuestro pueblo —así como dijo el compañero que viene del norte que en su tierra son seis meses de un calor muy fuerte, y luego un frío muy intenso—, allá en nuestras tierras llueve nueve meses al año y tres meses, entre finales de marzo y principios, mediados, de junio es cuando hace sol. Hay que tener mucho cuidado cuando uno dice “nos vamos a ir cuando deje de llover”, porque si lo dices en julio, quiere decir que hasta marzo vas a poder salir. Y teníamos que hacerlo esto cuando teníamos que aprender cómo eran nuestras comunidades. Porque aquí se ha dicho mucho que el Subcomandante Marcos para aquí y para allá, pero el Subcomandante Marcos no es nada, si no es por las comunidades, por los hombres y mujeres indígenas, que es gente como ustedes compañeros y compañeras.
A ustedes los insultan porque son huarachudos, nuestra gente ni siquiera usa zapatos. Nuestros jefes, una de nuestras jefas que acaba de morir en enero, la Comandanta Ramona siempre anduvo descalza y nunca aprendió español, no sabía leer ni escribir, era como de la estatura de la compañera, mero morena, mero del color de la tierra, decimos nosotros. Y así como en el alzamiento del primero de enero nos tuvimos que tapar la cara por seguridad, ya se quedó como un símbolo de nosotros el tener el pasamontañas negro, para tener con orgullo el color que somos de la tierra, decimos nosotros, el color moreno y remarcarlo, así como remarcaron ustedes la lucha cada vez que pasaban.
Estos compañeros y compañeras son como ustedes y son los jefes. La Comandanta Ramona —así como la conocían, de esa estatura— se dedicaba a vender artesanías en San Cristóbal, hacía pulseras —una que traigo aquí me la regaló antes de morir, no sabíamos que iba a morir, la vimos el primero de enero del 2006 cuando íbamos a salir, ella no se presentó porque estaba en un carro, porque ya estaba muy mal de salud—. Se dedicaba a eso y ella recibía en carne propia el desprecio de la gente mestiza y de los ricos, de los ricos pues, sobre todo.
Quién iba a pensar que unos años después, esa mujer a la que todos despreciaban e insultaban iba a comandar la toma de San Cristóbal de las Casas el primero de enero del 94, que fue la toma que hizo que nos conociéramos y fue la que sacudió a México y al mundo. Una indígena que no sabía leer ni escribir y que no sabía decir en español más que “no” y “sí”.
Y esto viene a cuento porque cuando estábamos en la catedral, en los primeros diálogos, yo vi que Camacho —que ahora está con López Obrador y entonces estaba con Salinas— la llamó aparte, porque se dio cuenta de que ella era la jefa de la delegación que iba a dialogar con el gobierno para ver qué acuerdo hacíamos. Yo me quedé a un lado porque tengo que respetar a mis mandos, ellos son mis mandos, por eso soy Subcomandante —aquí algunos dijeron Comandante, no, soy Subcomandante, van a venir los Comandantes en la siguiente vuelta que vengamos aquí, con ustedes, ahorita me mandaron a mí para ver más o menos cómo está el calor, y a ver qué pasamontañas vamos a usar, porque sí está cabron—.
Entonces, yo nada más veía que Ramona decía “no, no, no”, y que el Camacho le hablaba, le hablaba y le hablaba, y ya, se desesperó el Camacho y se fue. Y ya se reunió Ramona junto con nosotros y le preguntamos en lengua que qué le había dicho, qué le había propuesto el gobierno —porque Camacho estaba hablando a nombre del gobierno de Salinas de Gortari—, y dice: —no sé, no le entendí nada. Y entonces, nosotros le decíamos: “entonces, ¿por qué le estás diciendo no y no?” —Porque yo sé que el gobierno a todo lo que nos diga hay que decirle que no porque siempre nos quiere engañar, y a toda la gente que sea como nosotros hay que decirle que sí.
Luego supimos que lo que estaba proponiéndole, es lo que se le propone a todos los líderes para que se vendan: resolverle su problema personal, que dónde quería vivir, que cuánto quería ganar, que si quería un puesto en el INI —que entonces era el Instituto Nacional Indigenista—. Ella nunca supo a qué le estaba diciendo que no, pero sí sabía que tenía que decir no, porque el que le hablaba era el que estaba arriba.
Esto que les estoy platicando ahorita, junto con esto de la lluvia que nos llevó a decir en la tropa: —¿A qué hora salimos Subcomandante?
—Pues cuando deje de llover.
Y decían:
—Pues entonces vamos a sentarnos porque va a tardar en que deje de llover—, es parte del proceso, de la escuela que tuvimos nosotros en las comunidades indígenas del sureste mexicano.
La guerra, compañeros y compañeras, no es juego: la gente se muere. Se muere peleando, pero se muere. Hay destrucción y hay gente que muere que no la debe ni la teme, que queda en medio. Pero la situación en la que estábamos nosotros era ésta: En las tardes como ésta, después de todo el día de estar en la milpa —y era un trabajo cabrón, porque allá nada que arado ni tractor: con coa, con un palo haces un hoyo y ahí pones la semilla, ya si bien te va una hectárea de maíz te va a dar media tonelada, un cuarto de tonelada de maíz, y con eso ir tirando todo al año porque es sólo una vez al año la cosecha—, entonces la gente en la comunidad se recoge, no hay luz eléctrica —no había luz eléctrica, ni carreteras ni una madre ni nada, ahí dios no pasó y si pasó dijo “ahorita vengo” y ya no volvió—. Se reunían las familias, algunos iban a la ermita, al rezo y luego, ya como a esta hora, ya estaba el cafecito y las tortillas —porque tampoco había mucho que comer— y empezaban a platicar las familias. Y llegó un momento, antes de alzarnos, que la plática era una cuenta: cuántos muertos.
Nosotros pasábamos en los pueblos en las noches —porque no nos podíamos mostrar— y a veces nos acercábamos. Ya nos habían enseñado la lengua: el tzeltal en la zona en la que estábamos, porque ahí hablamos como seis, siete lenguas diferentes, ésta que les cuento es la tzeltal. Y resulta que las familias ya nada más estaban contando cuántos muertos, y todos los muertos eran niños menores de cinco años y niñas.
A nosotros nos habían mandado tiempo antes a la montaña, teníamos que prepararnos ahí, porque tal vez algún día había que alzarse en armas. Donde nosotros estábamos compañeros no había nada, más que animales. Ahí no se metían ni siquiera los indígenas: había víboras, tigres, todo, arañas, alacranes —lo más feo que se puedan imaginar—, y ahí teníamos que andar nosotros y teníamos que aprender a pelear, teníamos que aprender a usar las armas, teníamos que aprender a caminar en la montaña, y teníamos que aprender hablar.
Y resulta cuando estamos tratando de aprender hablar, que primero nos enseñan a escuchar, porque nosotros llegamos así de tirando el rollo y hablábamos así muy bonito, gritando, ahorita hablamos más bajito, más tranquilo, porque así nos enseñaron. Entonces, nos decían los compañeros, los más de edad —que fueron los primeros que conocieron lo que iba a ser el EZLN—, que el modo nuestro de los indígenas es: cuando se habla entre compañeros no se grita, se habla bajito, para ver si el otro te está escuchando y si te está poniendo atención. Entonces, nos empiezan a explicar esto y nosotros empezamos a aprender sí, a escuchar, y entonces, a aprender a hablar.
Las primeras veces que estamos llegando a los pueblos nadie nos puede ver, los que nos conocían se tenían que esconder; se salían del pueblo, se iban a la orillada y ahí se reunían con nosotros. Ahí nos decían cómo estaba la situación, nosotros dábamos clase política, explicábamos cómo estaba la lucha, cómo veíamos el mundo —así como dice la Sexta Declaración, pero hace veinte años—. Y a esos compañeros, su misma gente del pueblo los acusaba de que estaban de roba vacas, o que estaban de criminales, o que estaban asesinando gente porque se escondían en la noche. Pasó mucho tiempo para que esos compañeros pudieran mostrarse y decir: “lo que estuvimos haciendo ese tiempo, es esto que les presentamos”, y entonces ya era el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Poco a poco empezaron a entrar compañeros de las comunidades y compañeras, mujeres, empezaron a entrar mujeres de insurgentas, de combatientas, no es lo mismo una Comandanta que una insurgenta, lo digo porque un compañero aquí saludó como que fueran lo mismo. Las Comandantas son señoras como ustedes, son las que mandan en los pueblos y las insurgentas son combatientes como yo, pero son mujeres, todas son indígenas.
Entonces, las primeras veces ya vez que los hombres somos muy pendejos y decimos pues, que las mujeres no deben participar, y que a la cocina y al metate y el petate bien caliente —y cosas así—, entonces igual era en las comunidades zapatistas, no crean que había Ramonas y luego luego pasaban, no, se les dejaba aparte.
Entonces pasó que las mujeres más jóvenes de la comunidad, como no las mandaban a la escuela —desde que criaban, así 6 o 7 años, ya les tocaba cargar al niño que seguía y a cortar leña, y ir al cafetal y a trabajar—, entonces, alguno de los compañeros que tenía más o menos conciencia manda a sus hijas a aprender a la montaña, y se empiezan hacer insurgentes, insurgentas decimos nosotros.
Y las primeras veces que bajamos a los pueblos, pues las mujeres del pueblo empezaron a ver que había mujeres que estaban armadas —que se supone que eran cosas de hombres— y no sólo eso, sino que vieron que había mujeres que eran mandos, oficiales, tenientas, capitanas, y que le daban órdenes a los hombres y que las obedecían. Entonces, eso en las comunidades —ver a sus mismas mujeres jóvenes, a sus hijas, a sus primas, a sus hermanas, haciendo cosas que se supone que no debían hacer— empezó a hacer, decimos nosotros bulla, relajo, empiezan las mujeres a mal hablar entre ellas —como hacen de por sí— y se empiezan a poner de acuerdo y a decir que también quieren participar.
Y hay dos compañeras; una la van a conocer cuando vengamos otra vez, yo creo que el año que entra o a finales de este mismo año venimos otra vez a Guerrero ya para tardar acá. Una era Ramona, que ya falleció en enero de este año y la otra se llama Susana, la van a ver, con trabajos se pone zapatos porque ya está hallado su pie a andar descalza; ya tiene la planta del pie más gruesa que la suela de mi bota y esa no se rompe —ésta ya se está rompiendo—, pues.
Ellas empezaron a andar en cada pueblo para exigir los derechos de las mujeres y a decir que si iba haber lucha —porque ya se estaba pensando que iba haber la lucha—, tenía que ser con la participación de las mujeres. Y los hombres luego, luego, pendejos, dijeron: “no, ni madres, ustedes se van a quedar haciendo la tostada y allí a rezarle a dios para que no nos pase nada”. Y empezó esta lucha entre mujeres y hombres, y ahí es donde nosotros contamos en 1994 que el primer combate del EZLN fue contra las mujeres y perdió. Y ganaron las mujeres, ganaron no sólo su lugar como combatientes, sino también su lugar como dirigentes dentro de la organización.
Y digo esto porque a lo mejor —parece que aquí— no, pues ahí está el Subcomandante Marcos, el gran líder —o lo que sea que estén pensando— y resulta que los líderes, los verdaderos jefes del EZLN, los que alumbraron el mundo en 1994, los que construyeron toda la autoridad moral que tenemos y que ahorita traigo yo, es gente como ustedes, a lo mejor más humilde, a lo mejor más pobre y, seguramente, más ignorante —si tomamos en cuenta la medida del mestizo—, porque es gente que nunca fue a la escuela y no sabe ni escribir su nombre. Si a Ramona le hubieran pedido que les firmara las camisetas, me hubiera pasado a mí “ponle Ramona, ponle Ramona”, porque ni siquiera sabía escribir su nombre, o le hubiera puesto su huella que es lo que sabía hacer.
Es esto que les estoy contando: que durante mucho tiempo nos estuvimos preparando con mucho dolor, porque el problema de tener un arma no es saberla usar, sino saberla usar cuándo y contra quién. Porque luego pasa que organizaciones armadas se dedican a pelear contra otros que son también como ellos o que también están luchando. O que agarran que la lucha es de color, entonces es indígenas contra mestizos, y nosotros sabemos que hay gente blanca que está de este lado y hay gente morena que está del otro lado. Y si nosotros convertimos nuestra lucha, como zapatistas o como Otra Campaña, en una lucha por color, entre nosotros nos vamos acabar. Y vamos a confiar en toda la gente nada más porque tenga un color como nosotros o porque hable nuestra misma lengua, aunque sea un traidor, y vamos a desconfiar de alguien que tenga la piel blanca o el cabello rubio y que esté de nuestro lado, que esté dispuesto a morirse por nosotros y sólo lo vamos a despreciar porque es de otro color.
Lo que está haciendo la Sexta Declaración no es dividir a la gente entre blancos y morenos, entre altos y chaparros, entre gordos y flacos, está dividiendo entre los que explotan y los que somos explotados. Y está haciendo la misma cuenta que hacíamos en una tarde como ésta en las montañas: haciendo la cuenta de porqué somos pobres y porqué ellos son ricos. Y en esa cuenta estamos viendo mero de qué se trata, si resulta que los ricos son ricos porque se ganaron la lotería o porque dios los hizo encontrarse una ollita con dinero, o son ricos porque le quitaron la tierra a alguien, porque le despojaron de su casa a alguien, porque le están quitando el producto de su trabajo a un obrero, porque le compran el producto como coyote a un campesino muy bajo y luego lo venden muy caro, porque roban; por eso son ricos, porque nos roban.
Y nosotros no somos pobres porque somos morenos, ni porque vivimos en el campo ni porque tenemos mala suerte, eso es lo que está diciendo la televisión. Y que porque somos mexicanos y los mexicanos somos güevones y holgazanes y, “por eso están jodidos”. No, estamos mal porque nuestra riqueza se la están quedando ellos, esos de allá arriba, no importa que color tengan, porque si ven así los colores, van a ver que hay aquí gente de varios colores y allá arriba también hay gente de varios colores. Entonces, lo que está dividiendo a la gente, según la Sexta Declaración, es: quién tiene porque robó y quién no tiene a pesar de que está trabajando.
Entonces, lo que se trata es de que vamos a organizar a todos los que están abajo, que ya están luchando de por sí, no estamos levantando luchas. Nosotros no llegamos aquí en la mañana, se levantó el movimiento de La Parota. y ahorita en la tarde ya lo cancelamos. Lleva tres años y otros compañeros llevan más años y otros más, y en esas luchas hay muertos, hay desaparecidos y hay presos.
Y allá arriba nos están diciendo que esos desaparecidos nadie sabe dónde están, que esos muertos ni hay que nombrarlos, es que eran bandidos, y que esos presos, es que son delincuentes. Y entonces, viene la Otra Campaña y dice: ¡ni madres! nuestros muertos lo son porque lucharon por sus derechos. Nuestros desaparecidos tienen que aparecer vivos, porque no desaparecieron muertos, no es que se los llevaron del panteón, se los llevaron de una casa, en una calle, en un trabajo, en un café. Ahí los secuestraron y nadie sabe dónde los tienen. Entonces, el gobierno que fue el que lo hizo, tiene que volver a ponerlos vivos, tal y como se los llevaron. Y si tardaron años desaparecidos, les tienen que reponer esos años que perdieron, porque esa gente perdió un parte de su vida, y no la perdió por güevón, ni la perdió por irresponsable, la perdió porque peleó y porque no traicionó. Porque hubo quien sí se vendió y esa gente no se vendió, y tiene que aparecer.
Y nuestros presos están presos, también, por ser luchadores sociales. Donde hemos pasado vemos las cárceles y están llenas de gente pobre y que lucha. Y los ricos cuando los agarran en sus maromas por un video, una grabación, ahí siguen de gobernantes o siguen en sus grandes casas y ya, a lo mejor, ya no pueden ganar más dinero o, a lo mejor, tienen que irse a otro país. Pero busquen en las cárceles, no van a encontrar ni una gente de dinero y siempre van a encontrar gente que es pobre y que ese es el delito en México: ser pobre, y el otro delito es luchar por la justicia.
Nosotros estamos pensando que vamos a ganar, no porque se nos está ocurriendo o porque es una poesía, o porque nos gusta cantar canciones, o lo que sea. Vamos a ganar porque estamos haciendo un buen plan para ganar, y el buen plan para ganar es que estamos tomando en cuenta a la gente que va a luchar, no a la que va a dirigir la lucha, porque la gente que va a luchar es gente como ustedes, como aquí en La Parota, como los que vimos en la Yerbabuena en Colima y, los que vimos en El Batán en Querétaro. Y nombro esos tres ejemplos porque son ejemplos de resistencia, a los tres que el EZLN les ha dicho: “si aquí pasa algo, es contra nosotros también”.
Mañana va a salir un camión, dos camiones, un camión que va a llevar maíz al puerto de Veracruz para que se lo lleven al pueblo de Cuba, que está resistiendo contra los gringos y otro camión que lleva dos toneladas, que lleva dos toneladas de maíz, una tonelada va para El Batán.
Les voy a contar la historia de El Batán, en Querétaro, porque es igual de lo que les quieren hacer a ustedes. Abajo de la tierra en donde viven ellos hay manantiales, mantos acuíferos —les dicen—, hay agua pues, buena, de la buena, que no está contaminada. Entonces quieren hacer unos pozos, pero no para la comunidad de ahí; para entubarlo y llevarlo a la zona donde están las industrias en Querétaro, que queda allí a varios kilómetros. La comunidad no quiere. ¿Qué hacen los ricos y el gobierno, que es del PAN? Compra a un ejidatario, lo hace comisariado y falsifica la firma de los ejidatarios —ahí son ejidatarios, no comuneros— y, para que salga la cuenta, pasan en el panteón y toman los nombres de los muertos y dice: “aquí son la mayoría”, igual que aquí.
Y entonces, esos cabrones venden la tierra, dan el permiso, perdón, primero dan el permiso para que se hagan los pozos y dicen: “es para un pozo”, y resulta que son catorce pozos —que iban a destruir completamente lo que está allí—. La comunidad se da cuenta y resulta que también a través del Procede y del Procecom se están haciendo pequeños propietarios, o sea que les pueden quitar la tierra, cuando eres ejidatario no te pueden quitar la tierra, ni comunero, pero ya con el Procede ya eres pequeño propietario. Bueno, entonces la comunidad se da cuenta y empieza a protestar y empieza a investigar y resulta que alguien firmó en su nombre. Y el que firmó está muerto, el pobre finado ni siquiera está pensando nada y ya apareció allí. Se rebelan, hacen un campamento, así como tienen aquí sus lugares en donde están resistiendo, ahí se pone, y aquí dicen: “¡ni madre, no se van a llevar el agua!”.
Y entonces, un campesino cuando fuimos ahí —porque también fuimos ahí— cuando pasamos por Querétaro, nos dice: “yo no sé leer ni escribir —un campesino como ustedes—, no se leer ni escribir, yo nada más sé del campo, no tengo estudios, pero vengo de la otra cañada donde hay pozos y no llueve y se siente el aire caliente, caliente. Y vengo aquí y está fresco y veo que como que la nube se llama, entonces yo digo: pues sí, es algo que está aquí abajo que llama a la nube y por eso llueve” —allá se llevaron el agua, porque era casi el mismo terreno, hicieron los pozos, se llevaron el agua y se secó todo, ya no llueve—. Dice: “Si nosotros vendemos el agua, vendemos los bosques, los montes —porque está como en un valle— y se muere toda la tierra, y sólo porque vendimos el agua”. Entonces, él dice: “yo no tengo estudio, pero si se llevan el agua nos chingan todo, nos matan a todos”. Y entonces, se ponen de acuerdo y dicen: “¡Ni madre, no se va a vender!”, y ahí están trincados en que no. Una tonelada de maíz nuestro, que sembramos en las comunidades, va para ellos.
La otra comunidad se llama La Yerbabuena, está el volcán de Colima, ese cada tanto sale en las noticias que empieza a echar fuego y humo. Entonces resulta que llega el gobierno y les dice: “¿saben qué? va a explotar el volcán, se tienen que ir”. Y la gente, pues como Ramona: “no”. ¿Por qué? “Porque el gobierno lo está diciendo, algo está mal”. Llegamos a La Yerbabuena y unos pocos de distancia, unos metros antes de donde está la comunidad de La Yerbabuena hay un hotel de lujo. ¿Cuánto costaba la noche? 3 mil 500 dólares, son como cuarenta mil pesos una noche, eso costaba el hotel que estaba ahí cerquita. Entonces los compañeros de La Yerbabuena dicen: “bueno, ¿por qué nos quieren sacar a nosotros —porque corremos peligro— y por qué el hotel está aquí cerquita?, quiere decir que es mentira”. Y sí, y ahí está el ejército. Pero vemos en las noticias y ¿qué dice? “Esta comunidad de La Yerbabuena son gente indígena, ignorante, que no sabe que corre peligro, por eso se están quedando allí, lo que tienen que hacer es aceptar la ayuda del gobierno y que el ejército los saque de allí”. Y los quieren sacar de allí porque el hotel quiere poner su tierra hasta allá, hasta donde están ellos, pero no por el volcán, es pura mentira.
Otro ejemplo, bueno, allí los de La Yerbabuena dicen: “nosotros ni madres, no nos vamos de aquí, si va a explotar el volcán, el volcán que va a explotar es el de nuestra rabia y vamos a pasar a llevar el hotel ese” —de los chinos o japoneses, no sé quiénes son los dueños—. Otra tonelada de maíz va para ellos. Les digo porque llegando nosotros de regreso en junio, porque ahorita no tenemos cosecha pero en agosto vamos a cosechar, les vamos a mandar otra tonelada de maíz a ustedes. Es bueno para hacer los tamales.
Todo lo que están haciendo ellos allá arriba es una mentira. A la gente que sacaron allá de unas comunidades, que no son zapatistas, unas comunidades de otros grupos que estaban en la selva, les dijeron: “los vamos a desplazar y los vamos a acomodar en otro lado”. —¿Dónde? Y les enseñaron una maqueta que es así como unas casitas de muñecos —¡uta, bien bonitas! que tenían hasta su cochera, ni carro tenemos pues pero tenían para meter el carro—. “Aquí los vamos a poner”, les dijo el gobierno de Chiapas que también, según esto, democrático y progresista como el de aquí. Entonces se van esos hermanos y no hay nada donde llegan, nada. Hay unas laminas de cartón y un poco de madera para que ellos mismos levanten las casas, pero ya los desplazaron, y hasta que llegaron al lugar donde los iban a colocar se dieron cuenta que era mentira y ya no pudieron regresar, porque entonces sí ya cerraron.
Todo lo que les está ofreciendo el gobierno —se los digo porque lo sabemos, así nos ha contado la gente, no es que estoy inventando ni lo leí en un libro, mismo gente que sufrió para que le cuenten a esos que se están todavía entregando al gobierno—, es pura mentira lo que les están diciendo.
Hace rato pasó una compañera, pues, mazahua, para decirnos: “a nuestros abuelos les quitaron las tierras y les iban a pagar, y es fecha, ya se murieron, y no les pagan”. Igual les pueden ofrecer lo que quieran por sus tierras, al fin que no les van a pagar. Y les pueden ofrecer que les van a poner muy buenas casas en Punta Diamante o en la Zona Dorada, o al lado del Acapulco Princess, como quiera no les van a dar nada, no les importan. Y ya afuera, aquí cierran y a ver qué va a ser de ustedes, no les importa.
Pero ahora que estamos aquí, y como pasaron varios compañeros aquí a hablar de lo mismo, ustedes tienen que entender que ya no sólo están defendiendo su tierra, ahora están defendiendo la dignidad de muchos. Hay mucha gente que está pendiente de su firmeza y de su decisión. Y que si ustedes se doblan, mucha gente va a decir: “no se puede”.
Por eso, su triunfo ya no es de ustedes, su resistencia ya no es de ustedes, así como la resistencia de los zapatistas ya no es de los zapatistas, es de mucha gente que tiene esperanza. Porque, ahorita, lo que salió hoy está dando la vuelta a todo México y a todo el mundo, y eso que nos estuvieron diciendo —porque además se ve, no es de palabra pues nada más— va a agarrar en mucha gente su corazón y lo va a tocar, y lo va a hacer que se haga grande.
Y entonces, ustedes son también responsables de ese corazón. De ese corazón que está abajo, que no le cree a las noticias, que no cree que son una minoría, que no cree que están en contra del desarrollo —que es una pendejada lo que dicen—. ¿Qué va a hacer la presa de la Parota? Va a inundar el pueblo y lo va a desaparecer. ¿Ese es el desarrollo? ¿Esta gente se opone al desarrollo porque no quiere que inunden su casa, su iglesia, su panteón? Pues es un idiota el locutor que lo está diciendo o el periodista que lo está escribiendo.
Pero ya hay mucha gente que no cree en eso y, al revés, empieza a leer al revés: si las noticias están hablando mal de alguien es que es bueno, y si habla bien de alguien es que es malo; empieza pues a voltearse. Y ahorita como están metidos todos en que no hay que mirar abajo, hay que ver a los partidos políticos, hay que ver a los candidatos a ver qué dicen, y si van a debatir o no, como quiera hay momentos en que se mete esto, estas luchas, porque se hacen muy fuertes, y se hacen fuertes porque desafían al más grande. Y eso es lo que está haciendo ustedes: no sólo están desafiando a Zeferino y a Fox, están desafiando todo el interés de los grandes ricos que tienen en todas estas tierras.
Y su ejemplo no sólo va a arrastrar a los de Punta Diamante, a los compas de la desembocadura del río Papagayo, a todos los que estuvieron hablando aquí que son de Guerrero, o que son de las zonas de aquí cerca de ustedes, sino también a gente de todo el país. Y así como la gente de La Yerbabuena y la gente de El Batán —La Yerbabuena en Colima y El Batán en Querétaro—, van a jalar a mucha gente que los va a apoyar, pero con la esperanza de que se mantengan firmes.
Entonces, ese es el mensaje que les traigo. En otros lados, nosotros llegamos a decir: “no están solos”. Ahora nosotros venimos a decirles: “no nos dejen solos”. Porque la fuerza que tienen la tienen que usar para que otros aprendamos y para enseñarnos a otros.
Queremos agradecerles que nos hayan recibido, que nos hayan dado hospedaje, que nos hayan mostrado toda esta alegría que sentimos en el coraje y la dignidad que tienen. Pero, sobre todo, les queremos agradecer que nos hayan enseñado. Esperemos que seamos buenos alumnos y que un día les traigamos buenas cuentas, no nada más como zapatistas, sino todas las organizaciones que estamos en la Otra Campaña y que son, como lo dijeron ustedes, también sus compañeros y compañeras, porque la Otra Campaña estamos en todo.
Nosotros pensamos, por todo esto que hemos visto, que si logramos unir toda esta fuerza y logramos levantar la vista ahora, no para ver quién nos va a elegir o quién nos va a explotar, sino quién es el enemigo, no nos van a durar. Y entonces el problema no es ya ver qué hacemos si nos atacan, sino el problema va a ser de ellos: qué van a hacer cuando vayamos por ellos.
Gracias compañeros, gracias compañeras.
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Je suis français j’admire le sous-délégué marcos mais je ne comprend pas un mot d’espagnole, il n’y a t’il pas un traducteur qui serais sympa pour traduire les articles car ça ferait connaitre énormément de choses au francophone……Et vivà la révolution
Comentario de Timothée — abril 17, 2006 @ 2:34 pm
Timothée
je parle français… et pour le moment si tu veux je peux essayer de te traduire en résumé, les articles qui t’interessent. En attendant que les » compas » puissent répondre à ta demande.
salut
laura
Comentario de laura — abril 17, 2006 @ 3:47 pm
El estado de Guerrero, se ha visto mancillado por el actual administrado, que como ha trazado las cosas eso es y la desgracia peor es que si no nos ha ido bien ahora es peor, ya que dejamos de ser el Libre y Soberano Estado de Guerrero por ser Guerrero S.A. de C.V., hemos llegado al fondo.
Estamos dispuestos a dar el todo por realamenete hacer resurgir al estado.
Comentario de Eumir Vela — abril 18, 2006 @ 8:29 am
como andan las almas desprotegidas de nustro pais, quiero saber todo lo relativoa la otra campaña, soy de tlalnepantla estado de mexico, quisiera saber de los trabajos a realizar en esta parte de la pobreza del pais.
Comentario de solo — abril 18, 2006 @ 3:11 pm
En ora buena compañeros de Xochistlahuaca, con la llegada del delegado zero se notó ante los ojos del mundo que tambien todavía existen los amuzgos en Mexico y que la organizacion está al día que le puedo decir estoy con ustedes porque yo tambien soy amuzgo y de Guerrero no lo niego esto mi pasado historico. La Sexta sea Bienvenida en la UNAM aqui lo esperamos ya que no pude estar allá en Xochistlahuaca.
Posdata: Radio la Palabra del Agua al Aire por allá.
Comentario de tlacoache — abril 18, 2006 @ 5:57 pm
cuando y a que hora llegan a Zumpango?
Comentario de ALFREDO — abril 19, 2006 @ 7:16 pm
Timothée
Je suis mexicain, mais je parle un petit peu de français aussi.
Tout mes felicitations pour ton interes en le mouvement. On va en justice, liberté, égalité et démocratie pour tout le monde.
Pour cela, on a besoin de l’aide de beacoup d’autres comme tu. Merci beacoup!
Vivà la Revolution!
À tout à l’heure!
Comentario de Sofía — abril 21, 2006 @ 7:41 pm
He leido los comentarios que me preseden y salvo aquellos que estan en frances (los cuales no comprendo); persivo en todos ellos ese dejo de amargura, engaño y desilución que caracteriza al mexicano cansado de ver todos los días como son pisoteados sus derechos por aquellos que tienen el poder, ya sea politico o económico. Más sin embargo eso no es motivo para negarnos a todo intento de mejora para nuestros hermanos.
Seguramente piesas «este es otro arrastrado de la ciudad que no sabe lo que es vivir en la sierra» pero en parte te equivocas, yo he trabajado en la sierra y se lo que es caminar km. en el monte, carecer de las comodidades de la ciudad, he visto y sentido carne propia el aislamiento y la miseria de mis hemanos en la sierra de Nayarit y más recientemente en el estado de guerrero. tal vez ya lo dedugiste y es cierto he estado trabajando en esos dos lugares para la CFE y eso me llena de orgullo, por que por medio de este trabajo pude quitarme la venda de los ojos y dejar de ver y lamentarme de la situación de los indigenas desde la seguridad del sillón de la sala de t.v. ¿Por que negarle la oportunidad de salir de su miseria a una familia en La Palma, en Agua de Perro, en Apalani, en San José Cacahuatepec o en Huamuchito o cualquier otro pueblo don de hay alguen que necesita trabajo y su comunidad no tiene como darselo? ¿Por que Marco Atonio Suategui le niega a esa gente la oportunidad de mejorar su situación? ¡Piensalo! quieres que en Guerrero sigan los hombres (no todos aclaro) tirados en la hamaca mientras las mujeres llevan el peso de las labores porque no hay oportunidades de trabajo si no es en el sector turismo y porque su tierra no es apta para el cultivo mas que unos pocos meses al año. ¡Piesalo informate más y no solo te quedes con una version.
Comentario de Héctor Colín — enero 4, 2007 @ 3:54 am
SALUDOS A TODOS LOS COMPAS QUE LUCHAN CONTRA LA PRESA LA PAROTA AHI ESTAMOS NO NOS RENDIMOS NI NOS VENDEMOS.
DESDE ACAPULCO GRO. LA CORRIENTE CRITICA DE MEXICO CCM
PROF. POLO CALDERON
Comentario de LEOPOLO CALDERON CABALLERO — diciembre 6, 2008 @ 1:42 am