A la Convención Nacional Democrática.
Al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Por este medio me dirijo a ustedes a nombre de todos los hombres, mujeres, niños y ancianos que formamos el EZLN para plantearles una serie de cuestiones en las que su concurso es importante.
Como se habrán enterado por distintos medios de comunicación, el señor Ernesto Zedillo Ponce de León ha tomado posesión de la Presidencia de la República. Su primer acto fue asumir un gabinete de gobierno que representa la continuación del señor Salinas de Gortari en el poder de la nación. Como en el maximato, un ex gobernante que se distinguió por sumir al país en la inestabilidad política, la inseguridad social y el desequilibrio económico, pretende perpetuarse en el poder manipulando las principales figuras públicas.
El actual régimen representa no sólo la continuación de una política antidemocrática; significa, también, una burla al sentimiento nacional. La elevación a altos cargos de sospechosos de magnicidio, la actitud prepotente y sangrienta ante la verdadera oposición, la vergüenza de imponer asesores extranjeros a la institución armada federal y el retroceso histórico que significa la omnipresencia del dúo Salinas‑Córdoba, representan la afrenta más grande a la soberanía nacional y a la voluntad popular de cambio democrático.
Por diversas razones y para diferentes capas de la población mexicana, ustedes dos representan una opción de cambio democrático pacífico. Las circunstancias, pero sobre todo la acción gubernamental, los ha mantenido separados, luchando cada uno por una misma causa: la transición a la democracia en México.
Hoy, cuando una burla más a la historia se ha perpetuado en la imposición de EZPL en la silla presidencial, es necesaria una acción decidida para oponerse a una situación que reitera la pérdida de la soberanía nacional y nos arroja al precipicio de la guerra fratricida. Ustedes dos pueden encabezar un amplio frente opositor que, mediante acciones civiles y pacíficas, demande al gobierno ilegítimo su renuncia, la instauración de un gobierno de transición, una reforma electoral profunda y radical y la convocatoria de nuevas elecciones en un marco de igualdad.
Mediando el siglo XIX, México tuvo en el juarismo a una cauda de hombres y mujeres brillantes y patriotas que, frente a las amenazas extranjeras y en medio incluso de una intervención armada foránea, lograron poner a salvo la república y consolidar la historia independiente y soberana de nuestra entonces joven nación. Hoy no tenemos en nuestro suelo a un mexicano de la estatura de Benito Juárez, pero tenemos hombres y mujeres de igual o mayor estatura que los que estuvieron junto a él en esas horas difíciles, como las de ahora, de la patria. Esos hombres y mujeres están entre ustedes. Es necesario, sólo, alguien o algo que los convoque. La unidad entre ustedes puede hacerlo.
La esperanza de millones de mexicanos vería, en la unión de ustedes dos, una posibilidad real de democracia, libertad y justicia. Y sería, también, una alternativa a las posiciones claudicantes que hoy reinan en la oposición legal en México.
Yo los invito a que unan sus fuerzas y llamen a la formación de ese gran movimiento amplio de oposición para reinstaurar la legalidad, la legitimidad, el orden y la soberanía nacionales. Yo los invito a luchar para hacer desaparecer los dos extremos de esta lucha; por un lado un gobierno ilegal y vendepatrias, y por el otro un movimiento armado rebelde igualmente ilegal.
No tienen ustedes dos nada que perder, y la historia nacional tiene mucho que ganar para su ahora incierto futuro.
En caso de que, juntos o por separado, rechazaran esta tarea que la nación, en boca de sus hijos más olvidados y humillados, les pide, el futuro será más cruento y difícil.
Con sangre, pero amanecerá.
Vale. Salud y que lo que los une sea su presente, y lo que los separa quede para otro futuro.
Respetuosamente
Desde las montañas del sureste mexicano
Subcomandante insurgente Marcos
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