A los obispos de la comisión episcopal para coadyuvar a la reconciliación y la paz en Chiapas.
El día 22 de septiembre de 1994, por medio de una transmisión radial nos hemos enterado de su mensaje pastoral exhortando al Ejército Zapatista de Liberación Nacional para que se respeten los derechos humanos de los desplazados de la zona en conflicto, de los pobladores que no pertenecen al EZLN y que permanecen en la zona, y de aquellos que quieren dejar las filas zapatistas. Hemos recibido con atención su mensaje. Agradecemos su interés auténtico en la búsqueda de crear un clima favorable para el camino de una paz con justicia y dignidad. Públicamente hemos declarado nuestro compromiso de respeto a la población civil, independientemente de su filiación política o creencia religiosa. Ahora la ratificamos. Sin embargo, sabemos también que, en algunos lugares dentro de territorio zapatista, se han cometido abusos y se ha amenazado a la población civil. Estamos poniendo todo nuestro empeño en remediar esos abusos y en evitar que se produzcan más.
Con el fin de garantizar nuestro compromiso de respeto a los derechos humanos, estamos dispuestos a recibir la visita de organizaciones no gubernamentales que luchan por el respeto a los derechos humanos, para que realicen una investigación de las violaciones a los derechos humanos cometidas por miembros del EZLN en contra de civiles y a cumplir las recomendaciones que, de estas organizaciones no gubernamentales, provengan para garantizar el pleno respeto a la vida, libertad y bienes de los civiles que viven dentro de la zona en conflicto.
También les informamos que estamos trabajando en la creación de una oficina zapatista de derechos humanos que se encargue de capacitar a nuestra tropa en ese aspecto, de vigilar que se cumplan las disposiciones internacionales en este sentido, y de recibir todos los reclamos que procedan.
Apenas ayer recibimos su atenta carta de fecha de 21 de septiembre de 1994. Agradecemos su interés en la búsqueda de la paz y su apoyo en la lucha por la justicia, la libertad y la democracia. Desgraciadamente, sus esfuerzos se estrellan contra el muro de soberbia del mal gobierno. Apenas 48 horas después de que ustedes terminaran su visita, aviones de combate del ejército federal hicieron vuelos rasantes y amenazas de bombardeos en el día y la noche del 24 de septiembre del año en curso, las fuerzas militares en Ocosingo continúan sus patrullajes agresivos hacia territorio zapatista y en los retenes federales se sigue vejando a la población civil que tiene la desgracia de transitar por ellos.
Ustedes nos ruegan no mezclar nuestras exigencias sociales y culturales con los resultados poselectorales pues, dicen, nos identifican con un partido y nos restan credibilidad. Nuestra lucha es por la democracia, la libertad y la justicia. Es nuestro derecho el respeto a la voluntad popular. Ahora quieren reducir nuestras demandas al límite de lo asistencial, quitarles su esencia política. Entonces nosotros preguntamos si los indígenas no tenemos derechos políticos, si debemos conformarnos con las promesas de limosnas con que el gobierno nos ha respondido, si no tenemos derecho a exigir respeto a la voluntad popular de elegir un gobierno, si sólo los mestizos tienen derecho de participar en la política, si debemos rendirnos a una imposición de un personaje ligado a la historia más sucia y cobarde de Chiapas, si debemos aguantar otra vez la humillación y la muerte que nos prometen las guardias blancas, si debemos soportar el racismo de los grandes comerciantes y ganaderos, si debemos malbaratar la sangre de los nuestros y aceptar que todo siga igual en el suelo chiapaneco. Ustedes vieron con sus propios ojos la intolerancia y la agresividad de los sectores más reaccionarios del poder chiapaneco. Este poder es el que pretende legitimarse con la imposición del señor Robledo Rincón.
La transmisión del día 27 de septiembre, en la radio propiedad del gobierno del estado de Chiapas, pone en boca del obispo Aguirre Franco el aval de la Comisión Episcopal para la imposición de Robledo Rincón. La carta que ustedes dirigen al CCRI-CG delEZLN habla de buscar salidas políticas por medio del diálogo, no de que avalan la pretensión antidemocrática de imponer a Robledo Rincón como gobernador de Chiapas. Tal vez la decisión de avalar la imposición y la guerra consecuente sea una decisión que tomaron después de la carta que nos mandan. De estar en medio de los contendientes y luchar por la paz, la Iglesia católica se ha puesto del lado de los poderosos, de la imposición, de la intolerancia, de la guerra. Nosotros les rogamos a ustedes no mezclar su interés por la paz y la hermandad con los resultados poselectorales, pues les identifican con un partido, el Revolucionario Institucional, y les restan credibilidad en su labor pastoral.
Reiteramos nuestro reconocimiento a su labor pacificadora. Nosotros sólo decimos que no haremos la paz a cualquier precio. Como lo han demostrado los distintos análisis de observadores independientes, en las elecciones locales de Chiapas hubo fraude en beneficio del PRI y de sus candidatos. Es voluntad de la mayoría del pueblo chiapaneco que el PRI no gobierne más en estas tierras. Nosotros nos hemos comprometido con la voluntad de la mayoría. Obraremos en consecuencia.
Respetuosamente .
Desde las montañas del sureste mexicano
Subcomandante insurgente Marcos.
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