31 de mayo de 1994.
Al Consejo Mexicano 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular.
Hermanos:
Recibimos, a través del Comisionado Nacional de Intermediación, la placa del premio «Medalla Roque Dalton 1994». El día que lo recibimos estábamos celebrando el primer aniversario de nuestro bautizo de fuego.
Conocimos en su palabra su inicial andar solos, supimos de su crecer y hacerse fuertes, saludamos el grito que por su voz de ustedes se escuchó en 1992. Nosotros, pequeños entre tantos grandes hombres y mujeres, recibimos con alegre sorpresa su decisión de ustedes de ceder el premio «Medalla Roque Dalton 1994» a la estrella pequeña que ondea en nuestros suelos. Cercados, resistiendo el hambre con la que pretenden rendirnos, hemos recibido su regalo de ustedes como la tierra de mayo recibe las primeras lluvias que habrán de hacer que el maíz amanezca en nuestras montañas. Es su voz sin palabras, alivio en nuestra desesperación.
Nuestros muertos cantan la palabra triste y digna de la resistencia. Para nuestro andar sin rostro viene la amenaza de la soledad y el olvido. La sangre de nuestros guerreros vive en la prisión de la desmemoria. Grandes señores decretan para nuestra muerte la muerte peor: borrarnos del corazón y la mente de nuestros hermanos. Canta en Votán Zapata nuestro dolor, baila con dignidad nuestro triste estar solos. Resistiendo nuestros muertos también pelean.
Nuestro canto guerrero resuena en las montañas, que no muera nuestra vida en la lucha de los hermanos mexicanos. Para otros será el maíz que nuestra sangre abona en la pobreza; moriremos los del ayer doliente para que haya paz en estas tierras.
¡Salud hermanos del Consejo Mexicano 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular!
Desde las montañas del Sureste mexicano
CCRI-CG del EZLN
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