Hermann Bellinghausen, Guadalupe Tepeyac, Las Margaritas, Chiapas [LJ, 7/v]. «De plano vemos que el gobierno da claras señales de que es la línea dura la que se está imponiendo», dijo aquí en una entrevista el sucomandante Marcos del EZLN.«Si no hay democracia, va a haber una guerra civil en el país», añadió el vocero y mando militar del EZLN; el gobierno, «se equivoca otra vez al creer en la vía del endurecimiento», recalcó Marcos.
A la mañana siguiente de la reunión entre Manuel Camacho, Samuel Ruiz y los zapatistas, el subcomandante Marcos relata las condiciones del encuentro y analiza la situación. Primeramente aclara:
-Acordamos reunirnos en nuestro territorio por cuestiones de seguridad.
Enseguida explica que se trataron tres puntos: primero, cada parte informó qué había hecho cada uno de los miembros de la Mesa de Paz de San Cristóbal; segundo analizaron la situación regional y nacional y, tercero, se preguntaron qué sigue. Recapitula Marcos:
-El EZLN saludó la valentía del comisionado y el mediador para entrar a un territorio no controlado por el gobierno federal. Luego reconoció que el mediador mantuvo el enlace y allanó los obstáculos al proceso de diálogo. El comisionado informó respecto a las propuestas de acuerdo con que respondía el gobierno federal en el documento de los 32 puntos y dos pronunciamientos. Se ha dedicado a consensar las propuestas y consultar las inversiones y programas de ayuda social en las distintas dependencias federales. El ejército zapatista informó que, en consecuencia con su último comunicado, se han reiniciado las consultas y en un plazo perentorio de algunas semanas estaría en condiciones de reiniciar el diálogo.
Al respecto, el entrevistado opina que «es prematuro hablar de diálogo, sede o fechas. El ejército zapatista, de acuerdo con la tradición, tiene que consultar hasta el último lugar y el último compañero». Después de eso, «el Comité se pronunciará».
-Es posible terminar las consultas. No se ven señales de que deban interrumpirse una vez más. En la reunión se concluye que hay que respetar y esperar a que el ejército zapatista termine.
Marcos habla tranquilamente. Lo acompañan por momentos los mayores Mario y Moisés, en la misma explanada donde ayer se efectuó la recepción de los negociadores de la paz chiapaneca. Estamos en ese tiempo «distinto» del que tanto le gusta hablar al obispo de San Cristóbal; tiempo que parece más lento pero que tiene sus propios mecanismos de aceleración. En estos momentos, las consultas avanzan en las comunidades más internas de la selva, y a partir de la semana próxima se espera que empiecen a llegar las respuestas.
El vocero y mando militar zapatista se manifiesta preocupado por la situación nacional.
-No hay un proceso de pacificación política y negociación -afirma enfáticamente, y recapitula-: en la reunión se reconoció que el ejército federal ha hecho un esfuerzo en apoyar el proceso, en mantenerse al margen, y no hacer nada que pueda entorpecerlo.
«Se insistió por ambas partes, mediador y comisionado, en que el ejército federal ha retirado tropas y que eso es una señal de que los sectores más implicados siguen el proceso de paz. Luego ya hablamos nosotros.»
Dice Marcos que dijeron:
-Nosotros evaluamos definitivamente de un modo más pesimista la realidad nacional. Respecto al ejército federal reiteramos que no era cierto que había salida de tropas. Hay más tropas en el estado que en enero. Mmm, pero que la actitud del ejército federal había cambiado, evitando algunas provocaciones surgidas en el transcurso, después de la mesa del diálogo, y que se veía tanto en oficiales como en tropa más comprensión con las causas que animan nuestro alzamiento, pero que definitivamente no había una baja en el numero de elementos. Sí una baja en su beligerancia, en su belicosidad, y que nosotros, pues saludábamos este cambio de actitud, pero sin suscribir eso de que salieron tropas, porque nuestras informaciones eran precisamente que se trataba de un recambio nada más.
Con respecto a las últimas decisiones gubernamentales, los zapatistas reflexionaron ante Camacho y Ruiz:
-No se trata nada más de buscar la solución por vías pacíficas y no violentas; de plano vemos que el gobierno hace una clara señal de que es la línea dura la que se está imponiendo.
Según el entrevistado, las cosas no parecen ir «hacia un proceso de pacificación política y democratización que finalmente sería la solución del problema del ejército zapatista, sino que todo indica que el gobierno se prepara para una solución de fuerza».
«El hecho de dedicar sus principales esfuerzos administrativos y policíacos a medidas represivas tanto en compra de equipo bélico, como en esta nueva supersecretaría que suplanta a Córdoba Montoya, ahora con Farell. Se centraliza toda la represión en alguien que se ha distinguido por reprimir al sector más importante del país, que es el sector obrero.»
En fin, el diagnóstico zapatista transmite preocupación:
-Si no hay democracia, independientemente del ejército zapatista y su accionar político y militar, va a haber una guerra civil en el país. El gobierno se equivoca otra vez al creer en la vía del endurecimiento de la respuesta a los embates de los sectores populares, como si eso fuera a solucionar los problemas. Dijimos en la reunión que el gobierno iba a calcular mal, y el resultado iba a ser una guerra civil en México. El cálculo ya demostró ser equivocado, para qué insistir.
En este punto, Marcos considera que se debe favorecer la vía política, negociadora, y no la fuerza.
-A diferencia del ejército zapatista, con el que se puede hablar, aunque no tenga rostro, en el caso de una guerra civil no habrá control, la seguridad no contará y no habrá con quién hablar.
Marcos reitera que el problema principal es la falta de democracia, «y aunque se aniquile al ejército zapatista no habrá solución, a menos que sea una solución revolucionaria» .
«Vemos con preocupación la amenaza de guerra civil. O sea, que el ejército zapatista lo ve de la chingada.»
Lo que está pasando en el país «no le convence a nadie», comenta.
La reunión con el comisionado Manuel Camacho y el obispo Samuel Ruiz «fue breve, de dos horas» (aunque oficialmente se informó que de siete), y llevo al acuerdo de «mantener abierto el canal».
«Hay disposición a realizar encuentros como este en lugares seguros, y el único lugar seguro para el ejército zapatista es el territorio controlado.»
En la selva, los meses por venir (mayo, junio y julio) son los «meses del hambre». Se acaba de sembrar, no hay cosecha ni dinero. Y con el cerco el acceso de ayuda y mercancías quedó bloqueado. Tal vez no sea ocioso recordar que en esta ocasión los hambrientos se encuentran en armas.
Además, ha trascendido que la mayor parte de la ayuda humanitaria llega a los pueblos no zapatistas de la selva, o selectivamente a las familias miembros de organizaciones como CNC y ARIC. Como sea, unos y otros, juntos en la misma región, se encaminan a los «meses del hambre» tras un mismo cerco militar que altera la vida de las comunidades, acentúa la escasez y el aislamiento.
-Después de la consulta -señala Marcos– se va a responder sobre si hay o no condiciones para reiniciar el diálogo.
Durante la reunión, que no fue de dialogo «sino intercambio de informes», según la caracteriza el entrevistado, se trataron otros asuntos.
-Algunas cosas que sería conveniente que ampliara la mediación; cosas que ayudarán a mantener el diálogo. Un primer paso sería extender las zonas grises a otros puntos, por la presencia de la provocación de fuerzas beligerantes, como la Asociación Ganadera de Altamirano.
La referencia a Morelia, el conflictivo ejido próximo a la cabecera de aquel municipio, aparece una vez más. Si se trata de ponerle piso a la paz en todas partes, hay que pasar también por ahí.
La conclusión del subcomandante Marcos acerca de la reunión es que fue provisional.
-No se concretó nada, porque estamos esperando las respuestas de la consulta.
Terminada la entrevista, off the record pues, el subcomandante nos informa a los reporteros que para esa mañana se espera al candidato presidencial priista en Chiapas. A la misma hora en que el comisionado Camacho y el obispo Samuel Ruiz estarán dando su conferencia de prensa en San Cristóbal. Uno de sus asistentes lo escuchó esta mañana por radio.
-Les van a jalar a todos los periodistas para Tuxtla -comenta divertido y jocoserio-. No, si a Camacho no lo sueltan, todavía le tienen miedo.
En la conversación con el subcomandante, como en otros vientos que soplan en el sureste, se puede leer un signo claro: las campañas presidenciales y su primer desenlace, que será el 21 de agosto, necesariamente atraviesan por el estado de Chiapas. Y también las soluciones nacionales.
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