15 de marzo de 1994
A la prensa nacional e internacional:
Señores:
¿Me extrañábais? Bien, pues heme aquí de nuevo y no tan nuevo. Difícil consultar la paz con las otras sombras que nos llegan desde San Cristóbal. Atentos estamos, más a la voz de los del mismo anhelo que a la de los que quieren eternos privilegios e injusticias. Duele ver que se corrompan hasta las «autenticidades». ¿Quieren más guerra para que entiendan la paz? Aceptadlo coletos, érais más felices con las tropas nuestras dentro de los muros de vuestra orgullosa ciudad real, que ahora que os armáis de miedo. Aprended vosotros de esta lucha que se arma de vergüenza…
Salud y suerte en los idus de marzo.
Desde las montañas del Sureste mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
P.D. DE LA NOSTALGIA INMEDIATA (?)
Sección: «Imágenes de ¿ayer? de la guerrilla».
I
Mi trabajo tenía ya visos de «trascendencia histórica»: cuidaba yo a un pequeño saraguato que, como deben hacer TODOS los pequeños, no respetaba autoridad alguna. Ignorando mi gallardo porte militar y la ya un poco descolorida estrella roja en el pecho (que decía al resto del entonces ya poderoso EZLN, es decir, los seis restantes, que había un teniente de infantería), el saraguatito (sospechamos siempre que era una «la» y no un «el») tenía siempre el cuidado de subirse por mi pecho hasta el hombro derecho y cargarse ahí cada que le venía en gana. Raúl, el más grande de nosotros en todos los sentidos, nos enseñaba. Lucha cantaba tangos gira que gira por las tardes, horas de tangos y de grillos. La comida se acaba. Caminábamos sabiendo lo que vendría. Eramos ya invencibles y pequeños. Enero estaba lejos todavía. ¿El año? 1984 (¿Les recuerda algo?). El sombrerero loco y la liebre de marzo cantaban:
«Feliz, feliz no cumpleaños, a tú, te doy (bis).
Si hoy no es tu cumpleaños pues habrá que celebraaar etcétera (bis).»
«Alicia alcanzó a salir. Nosotros todavía estamos aquí… Y cantamos… todavía…»
II
Y era en 1987 y era capitán segundo de infantería y era la patria entre nosotros y era, por ejemplo, un poema:
PROBLEMAS
Esto de la patria
es algo difícil de explicar.
Pero más difícil es comprender eso del amor a la patria.
Por ejemplo,
nos enseñaron que amor a la patria es, por ejemplo,
saludar a la bandera,
ponerse de pie al escuchar el Himno Nacional. Emborracharse a discreción cuando
pierde la selección de futbol.
A discreción emborracharse cuando gana la selección de futbol.
Algunos etcéteras que poco cambian de sexenio en sexenio…
Y por ejemplo,
no nos enseñaron que amor a la patria
puede ser, por ejemplo, silbar como quien se va alejando, pero,
tras de aquella colina también hay patria y nadie nos ve,
y nos franqueamos
(porque uno siempre se franquea cuando nadie nos ve)
y le decimos (a la patria), por ejemplo, todo lo que la odiamos y todo lo que la amamos
y esto siempre es mejor decirlo, por ejemplo,
a balazos y sonriendo. Y, por ejemplo,
nos enseñaron que amor a la patria es, por ejemplo,
usar sombrero de charro,
saber los nombres de los niños héroes, gritar «¡Viva-arriba México!»
aunque México esté abajo-muerto. Otros etcéteras que poco cambian de sexenio en sexenio.
Y, por ejemplo,
no nos enseñaron que amor a la patria puede ser,
por ejemplo,
callar como quien se muere, pero no,
bajo esta tierra también hay patria y nadie nos oye
y nos franqueamos
(porque uno siempre se franquea cuando nadie nos oye)
y le contamos (a la patria)
la pequeña y dura historia
de los que se fueron muriendo para amarla y que ya no están aquí para darme la razón, pero me la dan no estando,
los que nos enseñaron que a la patria se le ama, por ejemplo,
a balazos y sonriendo.
P.D. QUE SE DESPIDE ENTRE AMABLE VENTARRÓN. Este marzo, como todo, desconcierta. Cuídense si hay modo. Vale.
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