15 de marzo de 1994
«Sombras de tierna furia, nuestro paso arropará a los que nada tienen.»
Al Consejo Estatal de Organizaciones Indígenas y Campesinas (CEOIC)
Al pueblo de México:
A los pueblos de gobiernos del mundo:
A la prensa nacional e internacional:
Hermanos:
El Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del EZLN se dirige con respeto y honor a todos ustedes para decir su palabra:
El gobierno federal, usurpador ayer de la voluntad popular, vuelve a mentir sobre lo ocurrido en el diálogo de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas; dice el mal gobierno que hay «acuerdos» donde sólo hubo diálogo. No se dejen llevar a la mentira, hermanos, los poderosos ahora usurpan la verdad y tratan de engañarnos diciendo que la paz es sólo cuestión de una firma.
¿Cómo habrá paz si los causantes de la guerra siguen clamando por la perpetuidad de nuestra miseria? La soberbia que habita los palacios de los gobiernos y las casas de los señores del gran comercio y la tierra sigue gritando guerra y muerte para nuestra raza; no toleran ellos que la sangre indígena se iguale a la blanca, buscamos entrar al país y ellos no nos dejan y pagan ahora con desprecio y burla la marcha de nuestros muertos.
Si ellos hablan con desprecio, ¿cómo habrá paz en estas tierras si acallan y asesinan a nuestros hermanos?, ¿cómo habremos de preguntar a nuestro corazón colectivo si es hora de que la paz entre, con la dignidad de la mano, por las puertas de nuestras empobrecidas tierras? Nos quieren arrinconar de nuevo para arrancarnos una rendición, sobre la muerte de nuestra dignidad quieren regresarnos a la paz que es guerra a nuestras gentes.
No lo haremos, no nos rendiremos. Si niegan la paz justa y digna, entonces nosotros, hombres y mujeres sombra, nos vestiremos otra vez de guerra, nuestra furia vendrá ahora del engaño, se afilan otra vez los machetes justicieros, huelen a pólvora de nuevo nuestras tierras.
Nosotros somos sombras de tierna furia, nuestro paso cubrirá otra vez el cielo, arropará con su manto protector a los desposeídos y a los hombres y mujeres buenos que entienden que justicia y paz bien pueden ir de la mano. Si nos niegan los derechos nuestros, entonces nuestra tierna furia entrará en las mansiones altaneras, no habrá muro que no salten, puerta que no abran, ventana que no rompan, pared que no derrumben, nuestra sombra llevará dolor a los que claman guerra y muerte para nuestra raza, habrá más llanto y sangre para que la paz se siente a nuestra mesa con bondad.
Las sombras de tierna furia, nosotros, llevaremos otra vez nuestra voz para que sea escuchada y se acalle ya la mentira. El ¡ya basta! de nuestra voz primera no bastó. No alcanza a florecer la tierra con la sangre de nuestros muertos.
Tendrán que caminar de nuevo los hombres y mujeres de tierna furia se levantarán de nuevo nuestros muertos, volverá a hablar la historia de nuestro adolorido corazón, que acaben el engaño y la mentira, que perezca, al fin, la soberbia en estas tierras mexicanas, que vengan otra a nosotros los hombres y mujeres noche y, con el oscuro ropaje de tierna furia, hablen con la voz de todos para acallar tanta mentira.
Que no hable más la boca del poderoso, sólo sale veneno y podredumbre de sus labios, que callen la mentira y sus dobleces.
Que hablen ahora nuestros hermanos que andan otros caminos para llevar nuestro dolor a nuevos soles. Que hable la voz de nuestros hermanos del CEOIC, que digan su palabra los indígenas todos de estas tierras, que no calle el campesino pobre, que grite el obrero en las ciudades, que este canto guerrero no olvide la voz de maestros y estudiantes, de los empleados y de los pequeños en todos los sentidos.
No dejen sólo en nuestras manos esta pesada bandera, que sea de todos la acción de levantarla, cambiemos todos la tierra que la abarca, hermanos mexicanos, no olviden esta voz de las montañas, es muy pequeña aún la luz que despiden nuestros muertos. Sumemos luces todos, rompamos ya esta noche vergonzosa. Es tiempo de que amanezca.
Que hable la verdad, que hable ahora su voz, que camine firme su paso, nosotros, sin rostro y sin pasado, escuchamos con el corazón y la palabra abierta, que hable la voz de los todos, que callen todavía nuestros hombres y mujeres, que siga aún el silencio en las sombras de tierna furia.
Que vele nuestro sueño su paso de ustedes, para que nada malo les ocurra, para que negras sombras no los amenacen, para ustedes hermanos sigue alerta nuestro corazón y nuestro fuego, para que marchen con bien, para que reine, al fin, esta furiosa ternura en estas tierras.
No es la paz posible en el engaño, en la libertad nace la paz, en la justicia crece y es la democracia para todos digna.
¡Salud hermanos del CEOIC!
¡Salud indígenas hermanos!
¡Salud hermanos mexicanos, caminen sin temor, levanten su cara y sus pasos, nuestras armas velan ya su andar…!
¡Libertad!
¡Justicia!
¡Democracia!
Respetuosamente: Desde el Sureste mexicano
CCRI-CG del EZLN.
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