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Palabra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional

Mar081994

La situación de las mujeres

LA SITUACION DE LAS MUJERES

Para Chiapas, expediente abierto, de Radio UNAM

Capitana Elisa. Bueno pues yo, mi trabajo en el pueblo, pues es en la cocina, eso es siempre de por sí.

-Y se ve que cocina muy rico, además.

-¿Cuál rico? Es nada más tortiar, eso es el trabajo de por sí, pues no tenemos más que hacer, porque el pueblo no tiene nada, pues. No come, casi no come nada más que la tortilla, más que el pozol. Eso es mi trabajo cuando estaba yo en mi casa.

-¿Está casada?

-No. Bueno, pues para qué negar, sí.

-¿Y su pareja es también soldado zapatista?

-Sí es, es zapatista también.

-¿Y está enamorada usted de él todavía?

-No sé, eso no te puedo decir.

-¿Por qué decidió usted ingresar al ejército zapatista?

-Bueno, me ingresé allí porque yo veía pues la situación que vivía la gente. Entonces yo pensaba cómo resolver este problema, pues yo no sabía si hay compañeras en la montaña. Pero ya cuando me dijeron que sí hay un grupo de compañeros que están luchando por el pueblo, entonces pues llegó un día que los compañeros insurgentes bajaron en el pueblo, allí fue cuando me explicaron qué es lo que querían, por qué luchaban. Entonces pues yo decidí ingresarme también allí, porque de por sí veía la situación que está muy … muy cabrona, pues. Entonces yo hablé con un compañero insurgente. Yo le dije que si me aceptan allí, y me dijo que sí. Entonces yo me fui a la montaña a prepararme. Mi familia pues también ellos están de acuerdo que yo me ingresara allí, y así fue cuando me ingresé en el ejército zapatista

-¿Le pediste permiso a tu familia para incorporarte a los zapatistas, para unirte a los zapatistas?

-Claro que sí. Bueno, primero le dije a mi familia que si me pueden mandar allí o si puedo ir allí. Mi familia, pues sí, como entiende de por sí también, y porque los compañeros llegan a explicar por qué luchan, entonces mi familia entienden que sí es cierto lo que ellos dicen. Entonces cuando yo le dije que me quiero ingresar allí también, pues mi familia estuvo de acuerdo y me mandaron y hasta ahorita estoy aquí.

-¿Cómo es la relación entre las mujeres y los hombres en el ejército zapatista?

-Bueno, en el ejército zapatista los hombres y las mujeres nos llevamos bien. Allí hay democracia, allí hay justicia, allí hay todo pues, todo lo que hay. Pues no es igual como estar en un pueblo, que aparte los hombres, aparte las mujeres. Allí no, allí convivimos juntos, con los hombres, y hacemos el trabajo igual. Se reparte igual los trabajos, y allí pues no puedes hacer lo que tú quieres, siempre el hombre manda. Es por eso, ya estaba yo cansada pues de hacer esas cosas, pero ya cuando llegué en el ejército pues se cambió, se cambió la cosa, pues no, ya no estuvo igual. Eso es lo que estamos buscando ahorita. Porque como mujer campesina el gobierno no nos reconoce. Siempre la mujer es…, siempre está abajo pues, siempre el hombre siempre tiene que…, siempre es el que manda, pero ahorita pues nosotras vemos que no es cierto lo que dice el gobierno. También las mujeres pueden hacer los trabajos, también puede tener cargo, también puede dirigir igual que el hombre, por eso nosotros estamos luchando para que las mujeres también tengan esa oportunidad de hacer esos trabajos.

Soldado insurgente Isadora. Digo pues a las mujeres que sí pueden hacer los trabajos y que sigan adelante también como piensan. Si quieren empuñar las armas o apoyar así al ejército zapatista, como piensan pues, porque no es obligado. Lo que piensan, pues, es lo que tienen que hacer.

Subteniente sanitaria Elena. Me ingresé en las filas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional porque veía también toda la situación en que vivía en mi casa, con toda mi familia ¿no?

Nosotros vivimos en una casa muy pobre, como ven ustedes aquí. Entonces yo vi también que el dinero, que todo lo que conseguíamos del trabajo, pues no nos alcanzaba para comprar la comida, para comprar la ropa y para las medicinas, todo lo que necesitábamos en la casa. No nos alcanzaba, aunque trabajábamos aquí en el campo. Yo trabajaba en el campo, fui con mi familia, hacíamos la milpa, todo pues, todo lo que hacía mi papá también.

Me di cuenta pues. Y además que yo, cuando estaba en mi casa, no sabía leer ni escribir ni hablar el español siquiera. Mi papá, mi mamá, no me dejaban salir porque no sabía dónde ir. Cuando ya empecé a ver a los compañeros, que empezaron a explicar la política, todo, todo lo que nos llegaban a decir, pensé pues, es bueno para nosotros, y ahí es donde pensé pues, de estar en mi casa seguiría igual como antes, sin saber nada y sin aprender a leer y escribir, estaría igual. Mejor pensé salir de mi casa. Y además, si me enseñaban en mi casa, todo lo que nos enseñaban al principio, no es igual estar en la casa y estar aquí, no iba a aprender igual.

-¿Cuándo sucedió esto, hace cuántos años?

-Eso hace ocho años, que yo estaba en mi casa. Tengo ocho años aquí en el ejército.

-¿Y siempre estuvo trabajando en el aspecto de sanidad?

-No, realmente no, dos años me enseñaron a leer y escribir. Conforme fui aprendiendo a leer y escribir y hablar bien el español, ya me metieron en la sanidad y me fueron enseñando las curaciones de las heridas pequeñas.

-¿Quién le enseñó?

-Antes había una compañera que nos enseñaba.

-¿Vive la compañera?

-Sí vive, está en otro lado. Nos daba la clase… bueno, como yo no sabía bien leer y escribir, pues más bien las prácticas me daba, las técnicas de curación, pues.

-¿Nos pudiera contar un poco cómo ha sido su historia, su trabajo?

-La verdad, lo que he aprendido pues. Primero nos enseñaron la curación, curación de heridas pequeñas. En las caminatas a los compañeros insurgentes se les friegan los pies. Ahí fue como fui aprendiendo. Y también nos exigían mucho para aprender y repartir las medicinas. Tenemos un diccionario donde vemos cómo se toma, todas las dosis de las medicinas más básicas que usamos nosotros. Y ahí fue como fui aprendiendo poco a poco, y cuando andábamos en las caminatas largas pues, de seis, siete horas, o un día, ahí se necesitaba más.

-¿Usted imaginaba hace seis años que iba a pasar esto?

-Sí, de por sí eso nos explicaban desde antes, que qué es lo que iba a pasar. Nos preparamos. Y luego de que iba a pasar pues la guerra. Esperábamos antes de la guerra, cada quién con su misión se prepara: de la infantería, de servicios de sanidad, de armería, de radio técnico, todo. Eso nos explicaron pues, de que se va a necesitar, los heridos de guerra.

-¿Y usted vivió con paciencia esta formación que le fueron dando? ¿Cómo la vivió?

-Pues la viví bien, contenta, con mis compañeros.

-¿Esperando la guerra o esperando que se resolvieran las cosas y que no hubiera la guerra?

-No, porque esperábamos la guerra, porque sabíamos nosotros, de muchos años, que han luchado todos los mexicanos, que no se ha resuelto pues. Hay huelgas, hay todo pues, pero no se resuelve así nada más con puras palabras. Por eso siempre pensábamos nosotros que sí va a haber la guerra, porque ya vimos pues: con las armas, con palabras no.

-¿Usted tiene entrenamiento militar también?, ¿usted sabe tomar un fusil, sabe disparar?

-Claro que sí, sé disparar.

-¿En dónde participó usted a partir del primero de enero, en dónde estuvo asignada?

-Yo me tocó aquí, con las otras compañeras sanitarias. Nos tocó aquí a esperar los heridos. Sí, porque no podíamos ir todos juntos, alguien, algunas de las compañeras sanitarias fueron con ellos y otros nos quedamos aquí esperando. Sí, porque si nos íbamos todos juntos no hay chance para atender mientras daban los primeros auxilios allí en la línea del combate y nada más se completa ya para acá.

-¿Con qué instrumentos, con qué medicinas cuentan, el ejército zapatista para atender a sus heridos?

-Se cuenta con los materiales de curación como gasas, todos los materiales pues: el suero, el equipo. Y más bien lo que usamos aquí con los heridos pues son los antibióticos, porque algunos heridos se llegaron ya muy infectados y tenemos que buscar antibióticos y más materiales de curación, analgésicos para el dolor. Eso es lo que usamos aquí.

-¿Piensa usted en el triunfo del EZLN?

-Claro que sí, eso pensamos.

-Y cuando gane el EZLN, ¿usted qué va a hacer?

-Pues, seguiré siendo sanitaria, pero ya en un lugar aquí, en una clínica o en un hospital para atender más a los heridos, a la población pues, a todos los que necesitan.

-¿Usted tiene alguna religión?

-Sí, católica.

-¿Y les habla a los heridos, les da fe también? ¿Qué les cuenta?

-Sí, todo contamos: cómo era antes y cómo es la vida ahorita y qué va a pasar después. Nosotros nos sentimos como hermanos, como familia pues, aunque antes no nos conocíamos ni sabemos dónde viene otro. Aquí ya comprendemos como familia, como hermanos, más que hermanos.

-¿Piensa que la guerra vaya a ser larga?

-Claro que sí, va a ser larga, nuestro país es grande, México es grande.

-¿Y usted está preparada a hacer esta larga guerra también?

-Sí, hasta donde lleguemos.

-¿Tiene miedo?

-No, no tengo miedo, porque ya sabía que eso va a pasar. Si nos toca morir con tal que hacemos algo por el pueblo, no morir pues por la enfermedad o cualquier enfermedad así nada más, sino que morir por el pueblo, por salvar el pueblo, por defenderlo.

-¿Quisiera decirnos algunas palabras más teniente Elena?

-Pues no, sólo les agradezco a ustedes que están aquí y hacen el favor de publicar todo como nosotros lo decimos, o lo que ustedes ven de aquí. O sea, que no creen pues todo lo que dice el gobierno, o piensan que eso es mentira, que nosotros somos guatemaltecos o somos de otros países. Pos no, somos mexicanos, los chiapanecos.

Capitán Luis Miguel. Bueno, las mujeres no es porque ellos no las toman en cuenta, sino que ellos tienen que tomar en cuenta, porque ellas realmente pueden empuñar las armas también. En nuestras filas de nosotros hay mujeres y niños. Agarran así un arma en la mano también las mujeres pues. Como el hombre puede hacer, también las mujeres pueden.

Nada más que ahorita casi todos en diferentes partes tenemos una idea, el machismo que le decimos nosotros de que los hombres sí, sólo ellos pueden hacer lo que ellos quieren ¿no?, o sea que a las mujeres no se les da oportunidad pues, porque es la idea pues así, rica pues, la idea burguesa. Entonces nosotros, como del ejército zapatista, nosotros les damos oportunidad de eso, y por eso de soldados que tenemos nosotros hay mujeres. Hay mujeres que sí se fueron a combatir para el día primero de enero pues. Ellas pelearon con los soldados pues, es la diferencia de pelear con un soldado que es del ejército federal, que si una compañera que es miembro del ejército zapatista fue a pelear con un ejército federal pues, que es un hombre y con una mujer, es la diferencia pues. Y se siente como que es diferente pues, y por eso nosotros decimos que le damos oportunidad a las mujeres, eso sí.

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