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Palabra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional

Feb031994

Entrevista con La Jornada. CCRI-CG: Hay en nosotros un solo rostro y un solo pensamiento. Nuestra palabra camina con verdad

ENTREVISTA AL CCRI-CG

por los enviados de La Jornada, 3 y 4 de febrero

Blanche Petrich y Elio Henríquez, I. Selva Lacandona, Chis. [LJ, 4 Y 5/ii]. En medio de la niebla, en algún punto de esta geografía selvática, las voces indígenas nos dicen:

-Fue el mismo pueblo que dijo «ya, ya empecemos». No queremos aguantar más porque ya nos estamos muriendo de hambre.

La dirigencia política del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el Comité Clandestino Revolucionario Indígena, explica las razones del alzamiento popular, en la primera entrevista que concede a la prensa.

Son seis comandantes indígenas -Ramona, David, Felipe, Javier, Isaac y Moisés- quienes narran como se decidió el alzamiento con el voto de cada uno de los habitantes de su territorio, aldea por aldea, paraje por paraje, familia por familia.

Y cómo ven desde ese ángulo del mundo donde viven. La propuesta de negociación del gobierno: «Desconfiamos en ese diálogo que propone señor comisionado Camacho porque vemos que eso no va a solucionar nuestro problema. Porque son grandísimas nuestras demandas que no se han podido solucionar en 20, 30 años, menos en 20, 30 días, pues».

Cuestionan: «¿Cómo que el señor Camacho piensa que nuestra lucha no tiene trascendencia, no tiene pues proceso a largo plazo?»

Pertenecen a una misma etnia. Pero de cada uno de los pueblos mayas que habitan el estado, en cada región zapatista, hay otros comités. Ellos mandan en el EZLN. Hablan:

De la tierra: «Queremos leyes nuevas para repartir la tierra, tal vez diferente de como Emiliano Zapata decía de que a cada campesino se le dé un pedazo de tierra. Ahora entendemos de otra manera. Vemos que repartiendo un pedazo de tierra tal vez se va a acabar. Se necesita otra forma de trabajar, de organizarse. Pero que las tierras que pasen en manos del pueblo, pues. Para eso tenemos que valernos de algunas leyes revolucionarias que el mismo pueblo haya hecho».

De revolución: «Queremos que haya un cambio. Queremos que haya una revolución, una vida nueva, una sociedad sin tanta injusticia».

De autonomía indígena: «Como gente madura y consciente, nuestro pueblo es capaz de gobernar a su propio pueblo porque nuestra gente sabe, piensa».

Su tiempo es distinto del occidental. Y el ritmo de la negociación, desde su visión es otro. Acerca de las fechas y plazos precisos del Comisionado para la Paz y la Reconciliación, Moisés comenta:

No podemos dialogarnos o negociar nosotros así nomás, sino primero tenemos que preguntar el pueblo. A nivel estatal donde haya compañeros tenemos que consultar si vamos a negociar o no por ahí. Si dice el pueblo, nosotros estamos cumpliendo lo que dice el pueblo. ¿Por qué? Porque estamos cumpliendo al pueblo. Porque el pueblo han vivido de esto hace tantos años, una vida tan difícil, de toda clase de injusticia. Por eso no es fácil dialogar tan rápido. Si el pueblo vuelve a dialogar, pues bueno. Si no, ‘ta güeno. No. Por eso no es fácil.»

La cita es en la espesura de la selva. Hace rato, la noche anterior, nos pidieron los relojes. Hemos cabalgado por su geografía con los ojos cerrados, o vendados con paliacates de ésos que los zapatistas lucen en su cuello. Hay contraseñas que son poemas. Los retenes son breves ceremonias de una cortesía milenaria, fina. Hay que esperar que desminen el camino minado. Paciencia.

Luego del viaje en la oscuridad, de un amanecer sin sol, de otra caminata y otra espera, aparecen en medio de la bruma, acompañados por el subcomandante Marcos y una columna guerrillera, la misma que el primero de enero tomó la ciudad de San Cristóbal de las Casas.

En un paraje húmedo, las voces amortiguadas por la niebla y los pasamontañas, hablan por turnos, a la manera indígena.

Y así, según el relato de este comité indígena, empezó la lucha ..

Comienza Javier: «Les voy a explicar un poco. Nosotros como compañeros venimos comisionados como miembros del CCRI. Cómo llegamos de ser del CCRI, pues nos organizamos desde hace tiempo, pues la base fundamental de nuestra organización es de toda la situación que ha surgido de nuestro pueblo que hace tantos años han luchado pacíficamente frente al gobierno, pero aun así pues, muchos pueblos, igual que otros pueblos que han luchado, cuestiones de las tierras, de las viviendas y todo lo que necesita cada pueblo. Pero la respuesta que nos da el gobierno en lugar de solucionar los problemas pues reciben la represión, los golpes, el asesinato, desalojo, encarcelamiento de nuestros dirigentes.

«Así, decidimos que no hay otro camino más que organizar y decidir levantar así en luchas armadas. Si empezamos a organizarnos así, clandestinamente, en una organización revolucionaria. Pero cuando se va avanzando pues cada pueblos ha elegido a sus representantes, a sus dirigentes. Pero así tomando la decisión, mismo pueblos propusieron pues quién va a dirigir esas organizaciones. Los mismos pueblos nos han nombrado. Así, primero, se ha nombrado responsable de cada pueblo. Pues así avanzando de pueblo en pueblo, hubo tiempo, pues, de nombrar delegados. Así llegamos, pues, a ser el CCRI.

«¿Por qué son Comité Clandestino Revolucionario Indígena? Pues Comité porque estamos en colectivos, así, colectivamente. Clandestinos porque sabemos que no nos conviene en el gobierno, si se levanta así en luchas armadas sabes que no se conviene. Por eso venimos organizando así clandestinamente. Revolucionarios, porque estamos consciente y ya no nos deja otro camino más que así alzar con las armas, para luchar, para ver si así nos conviene y dan una respuesta a nuestras necesidades.

«Revolucionario porque queremos un cambio, ya no nos queremos seguir así en misma situación de tantos clase de injusticias, por eso ya queremos que haya una sociedad con otra vida nueva, por eso queremos luchar que haya una revolución.»

Otra voz, la de Isaac, el más joven:

-Quiero agregar un poquito sobre el CCRI. Ya se ha dicho que ha sido elegido democráticamente. Si el pueblo dice que un compañero miembro del CCRI no hacemos nada ahí, que no estamos respetando al pueblo o no le estamos cumpliendo lo que el pueblo diga, pues el pueblo dice que nos quiere sacar. ¿Por qué no? Cómo va a estar uno ahí, ocupando un espacio que no hacemos nada… Lo que dijo el pueblo es lo que tratarnos de cumplir. Se hace el plan de lo que quiere el pueblo.

«Así es que si algún miembro del CCRI si no cumple con su trabajo, si no respeta a la gente, pues compita, pues ahí no te conviene estar. Entonces pues discúlpanos pero tenemos que poner otro en tu lugar. Que el pueblo diga, pues. Así está constituido el comité, de una manera democrática.»

-¿Cómo decidieron colectivamente alzarse en armas? ¿cómo fue que se lanzaron a la ofensiva de enero? ¿por qué no nos platican un poco de esas elecciones, de cómo fueron?

-Ah eso se ha venido haciendo pues meses antes. Pues se tuvo que pedir la opinión de la gente y pues la decisión del pueblo. Pues ¿por qué si solo un grupo decide lanzarse a la guerra y qué tal el pueblo no lo apoya? ¿Qué tal el pueblo no todavía dice no? Entonces tampoco se puede dar una lucha así.

«Es el mismo pueblo que dijo ya, ‘ya empecemos’. No queremos aguantar más porque ya nos estamos muriendo de hambre. Los dirigentes, tanto el CCRI, tanto el Ejército Zapatista como la Comandancia General, si el pueblo dice, pues ya, vamos a empezar. Respetando y cumpliendo lo que el pueblo pida. El pueblo en general. Así se empezó la lucha».

-¿Cómo se realizaron las asambleas?

-Se hacen en cada región, en cada zona entonces ahí se le pide la opinión de la gente. Entonces esa opinión se recoge, de diferentes comunidades. Bueno, donde pues hay zapatistas. Y zapatistas como hay en todos lados del estado Chiapas. Se les pide su opinión para que diga lo que quiere, si ya empezamos la guerra o no.

-¿Y también se le va a preguntar a la gente si quiere negociar?

-También se le va a informar. Y si la gente dice que no, ya negocia, ya no queremos guerra, ya estamos cansado, pues ya, se tiene que analizar, se tiene que reflexionar muy bien, qué ganamos con eso, si deveras se va a cumplir sus demandas o no, si nos va a dar resultado o no. De otra manera sería fracasar en nuestra lucha que desde hace años hemos venido trabajando. Y es una lástima dejarlo todo, lo que durante años hemos venido organizando y construyendo. Por eso cada paso que queremos dar, queremos reflexionarlo.

«Y cada propuesta que nos haga el gobierno, o Camacho en persona, queremos reflexionarlo. No podemos ir a tomar lo que no conocemos.

-Moisés. . .

-El Camacho piensa que todo vamos a negociar sin consultar. Pero todo tenemos que consultarlo al pueblo. Ellos nos han elegido para llevar los trabajos de la revolución. Pero en otros pueblos todavía se sienten así que no muy entienden. ¿Por qué? Porque nosotros estamos avanzando así en una parte de nuestro estado. Pero tenemos mucha esperanza de que vamos llevando la lucha así a nivel estatal y nacional. ¿Por qué? Porque la situación que estamos viviendo no sólo es un estado ni sólo algunos pueblos sino que sabemos y conocemos que mismos hermanos están sufriendo muchos otros pueblos en muchos otros estados, así como estamos sufriendo donde vivimos. Es por eso que vamos avanzando, tenemos esperanza de que la revolución pues se triunfa algún día.

Isaac:

-No podemos dialogarnos o negociar nosotros así nomás, sino primero tenemos que preguntar el pueblo. A nivel estatal donde haya compañeros tenemos que consultar si vamos a negociar o no por ahí. Si dice el pueblo, nosotros estamos cumpliendo lo que dice el pueblo. ¿Por qué? Porque estamos cumpliendo al pueblo. Porque el pueblo han vivido de esto hace tantos años, una vida tan difícil, de toda clase de injusticia. Por eso no es fácil dialogar tan rápido. Si el pueblo vuelve a dialogar, pues bueno. Si no, ‘ta güeno. No. Por eso no es fácil.

-¿Qué les ha parecido la propuesta para el diálogo que está haciendo el Comisionado para la Paz, Manuel Camacho?

-Nosotros como estamos avanzando en la guerra todavía no hemos empezado si vamos a una negociación con el Camacho. Sabemos que si nos invita que haiga una negociación, pero mientras que apenas vamos empezando la guerra y no conocemos todavía pues cuál es la realidad de llegar a una negociación, mientras que no hay solución de los problemas, de las necesidades mientras que no está dando pues lo que necesita el pueblo, pues no es fácil de llegar a una negociación sino que tenemos una esperanza de que nos lleguen, que nos cumpla nuestra demanda.

«No solo así queremos una limosna, levantar rápido y después negociar rápido mientras nosotros conocemos de qué tantos sufrimientos y qué tanta clase de injusticia conocemos que nos han dado como pueblos indígenas, pueblos campesinos, pueblos trabajadores.

«Sentimos que el Camacho como que va cambiando el tono, como que así nomás fácil de llegar a calmar o negociar la guerra. Pero nosotros estamos consciente de que va a seguir más adelante. No hay otro camino más que exigir las demandas del pueblo.»

-El señor Camacho les ha mandado decir con uno de sus enviados que toda la sociedad mexicana les está exigiendo a ustedes que tomen el camino de la paz. ¿Qué les parece esta petición?

-Sí, sabemos que hay muchas personas, que hay que llegar a una negociación. Pero nosotros vamos a ver todavía. Vamos a ver todavía cómo va a seguir avanzando y cómo va cumpliendo, pues. Si va cumpliendo, si va logrado del objetivo, algún día llegamos a una diálogo, para ver si cumple de nuestra demanda. Es lo que estamos esperando. Porque mismo gobierno que nos pide que haiga una negociación que haiga un diálogo, pero… pero todavía vamos pensando nosotros. Porque estamos conscientes de que no se logra así con corto tiempos de lo que nos pide el gobierno.

«Años y años que así han pasado. Porque donde vivimos hace tiempo, pienso desde 1974, estamos gestionando las tierras, las viviendas, la construcción de carreteras, clínicas rurales. Pero no logrado nada. Lo único que nos da respuesta es el engaño, las promesas falsas, las mentiras.»

-¿Ustedes, los aquí presentes, antes de tomar las armas participaron en las luchas por las tierras, en las organizaciones campesinas?

-Sí hemos, sí. Pero aun así no logramos nada.

-¿Y de qué organizaciones vienen?

-Pues algunas organizaciones independientes. Así hemos luchado pero no hemos logrado nada. Muchos de nuestros pueblos hemos luchado así, pero lo que hemos logrado encarcelamientos, asesinatos, represiones. Es las razones por las que estamos participando en una lucha armada.

Porque nosotros, los gobernantes nos dicen que no es la razón, no es la solución para solucionar los problemas, las necesidades de nuestros pueblos alzando las armas. Pero nosotros tenemos ciertas necesidades. Si fuera no hemos podido la solución en una forma pacífica, no militarmente. Ah, bueno.

Se puede decir que nosotros no tenemos paciencia, que no tenemos razón. Pero nosotros hemos luchado a pedir la solución de nuestras necesidades en una forma pacífica, en una forma legal. Pero los gobernantes estatales y nacional no nos ha escuchado. Por eso nosotros ya no nos quedó otro camino. Alzarnos con nuestras armas a ver si nos escucharán. Pero nosotros, cuando levantamos con nuestras armas el día primero, nosotros tenemos un buen objetivo. No para amenazar o para chingar o para matar a la población civil. Sino que tenemos que respetar a la población. Tenemos que respetar ¿Por qué? Porque nosotros sabemos bien, conocemos bien quién es el enemigo y quién es el amigo del pueblo. Porque aunque mucha gente dice: ah, ya nos enviaron a matarnos, ya nos están matando… no, no es de eso, no es cierto. Nosotros estamos respetando la vida a la población civil. »

-Uno de los reclamos de ustedes en la Declaración de la Selva Lacandona es tierra, tierra para labrar, para vivir. ¿No tienen sus parcelas?

-Yo le voy a contestar esa pregunta. En estos parajes la gente vive de puro milagro porque ha sobrevivido en un pedazo de tierra familias de siete a doce personas, en un pedazo de tierra puede decir así de una hectárea, media hectárea de terreno no fértil, no cultivable. Así ha sobrevivido nuestra gente. Y por eso vemos y sentimos una urgencia de tener pues las tierras en la mano, como campesinos. Necesitamos esa tierra. Y sí, entendemos que no solamente es una colonia, un pueblo, un municipio, que le hace falta esa tierra. Más bien en todos los pueblos indígenas carece de tierra. Por eso desde hace 30, 40 años, ha venido luchando por un pedazo de tierra que nunca se le ha dado. Mientras que sabemos, que conocemos, hay personas que no son campesinos, poseen miles de hectáreas de tierras donde se alimenta ganado. Quiere decir que vale más tener cientos de ganados que tener a cientos de campesinos. Entonces quiere decir que valemos menos que animales. Por esas razones la gente está reclamando tierra desde siempre, pero el gobierno nunca ha entendido, nunca ha escuchado.

-Pero ¿cómo lograrla? Están en guerra. ¿El gobierno puede, en una negociación como la que quiere Camacho, resolver su problema de tierra?

-Por eso desconfiamos en ese diálogo que propone el señor Camacho. Porque vemos que eso no va a solucionar nuestro problema, porque realmente son grandísimas nuestras demandas. Lo que no se ha podido solucionar en 20, 30 años no se va a poder solucionar en 20, 30 días. Porque esa propuesta del Camacho solamente quiere calmarnos o que nosotros como indígenas estamos jugando nada más, como que nos quiere dar a entender eso. Como que el señor Camacho piensa que nuestra lucha no tiene trascendencia, como que no tiene proceso a largo plazo.

-¿Qué creen ustedes que se necesita para que el campesino tenga su tierra? ¿volver al artículo 27 como estaba antes? ¿otra reforma agraria? ¿otra revolución? ¿una revolución como la de Emiliano Zapata?

-Tendríamos que valernos en nuevas leyes hechas por el mismo pueblo y se tiene que hacer leyes nuevas para repartir la tierra, tal vez diferente de como Zapata decía, de que a cada campesino se le dé un pedazo de tierra. Ahora entendemos de otra manera. Vemos que repartiendo un pedazo de tierra tal vez se va a acabar. Se necesita otra forma de trabajar, de organizarse. Pero que las tierras que pasen en manos del pueblo, pues. Para eso tenemos que valernos de algunas leyes revolucionarias que el mismo pueblo haya hecho.

-¿Y sobre la realidad indígena?

-Pensamos que tenemos que tener nuestro pueblo indígena. Hay muchas maneras. Pero puede ser de una manera sencilla. Como indígenas creemos y sentimos que tenemos la capacidad para dirigir nuestro destino. No hay necesidad de que nos anden llevando de la mano, pues. Como gente madura, como gente consciente, podemos dirigir nuestro propio destino. Podemos gobernar nuestro propio destino, podemos gobernar nuestro pueblo. Creemos que nuestro pueblo somos capaz de gobernar su pueblo porque nuestra gente sabe, piensa.

«Por eso no necesitamos de un gobierno que solo nos quiere manipular, tener bajo sus propios zapatos.»

-¿Sería un gobierno por cada etnia? ¿o cómo proponen ustedes ese gobierno propio?

-Podría ser de esa manera, así que tenga su gobierno cada grupo étnico, aún falta que precisar bien, pero pudiera ser así. Cada pueblo indígena, cada etnia, tenga su propio gobierno. Pero que gobierne con propia autonomía y que no hay necesidad de que otro esté aplastando o esté manipulando. Como indígena necesitamos autonomía propia, necesitamos esa identidad, esa dignidad, pues. Dignidad de vivir y respetar

II

El bastón de mando ceremonial está presente en este Comité Clandestino Revolucionario Indígena. Internados en la profundidad de la selva, lejos de sus parajes de origen, guían el contenido político de la lucha zapatista.

Llegan con sus armas cruzadas sobre el pecho. Pero dicen: «Somos gente de paz. De mucha paciencia. Si no, desde hace mucho nos hubiéramos levantado».

Entre sus demandas políticas mantienen la inicial, la renuncia de Carlos Salinas de Gortari. Y no aceptan la candidatura priista de Luis Donaldo Colosio: «¿Quién lo ha elegido a ése? Un grupo de personas que ocupan los grandes poderes: los legislativos, los senadores. Ni un campesino, ni un indígena, ni una mujer indígena campesino ha dicho que va a quedar esa persona»

Se les comenta que si bien los zapatistas han despertado no pocas simpatías en el país, también provocan temor: «Es que necesitan tiempo para que gente vaya tomando conciencia y comprenda quién es el bueno para sus intereses, si el gobierno o los zapatistas. Hay personas que están a favor de los zapatistas, hay personas que contradicen nuestra necesidad de guerra. Pero no hay de qué preocuparse, siempre pasa lo que pasa».

Y con mucho interés envían un mensaje a los obreros de México: «Creemos que todos los trabajadores del país tienen la misma necesidad que nosotros. Creemos que la guerra que estamos haciendo les puede servir».

Porque, afirman, la democracia de que habla el presidente de México «es una burla para nosotros».

Son la cúpula del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Más bien parte de una cúpula colectiva, muy numerosa, según lo que ellos dicen, dividida por etnias y regiones, y electa por la base.

Seis de ellos -la comandante Ramona. Los comandantes David, Javier, Moisés, Isaac y Felipe- hablaron con La Jornada.

Ante los cuatro pasamontañas azul eléctrico y dos paliacates rojos -los seis comandantes del CCRI- se cuadra el subcomandante Marcos, alto mando militar del EZLN. Ante ellos, que cambian el bastón por sus carabinas o rifles, la columna guerrillera presenta armas en formación. Pero ellos, a su vez, según una tradición de democracia milenaria que ha logrado sobrevivir, no dan un paso sin consulta popular.

A pesar de esa tradición democrática de las culturas indígenas, en las comunidades chiapanecas el PRI gana siempre con altísima votación. A veces con más del 100 por ciento. «Es verdad lo que tú dices», se ríe David, quien fue elegido para leer, el primero de enero, la Declaración de la Selva Lacandona en la toma de palacio municipal de San Cristóbal de las Casas. «Aunque no votamos, pero nos toman en cuenta de que sí ya votamos, así, agarrando la mano, dando nuestro cruz para que así votemos».

Llegar a uno de los CCRI-Comandancia General que integran el Ejército Zapatista de Liberación Nacional requirió un largo trámite de cortesías y mensajes intercambiados en la clandestinidad. Las fechas se cambian y el momento se posterga, según el vaivén de la guerra latente que vive Chiapas. Pero como a cada capillita le llega su fiestecita, la hora se fija.

El traslado a la profundidad del territorio zapatista, en la selva, demandó una compleja operación de seguridad ideada por el subcomandante Marcos. Los traslados principales se hicieron de noche. O, si aún hay luz del día, con una orden que suena a amable invitación: «Ahora va a dormir un rato, a cerrar los ojos».

Son varios los retenes que se abren silenciosamente o con una orden apenas susurrada: «¿Quién vive?», pregunta una sombra. «La patria», responde otra sombra.

Y también hay que intercambiar contraseñas en clave con sabor a poesía maya: «Hay en nosotros un solo rostro y un solo pensamiento. Nuestra palabra camina con verdad. En vida y muerte seguiremos caminando. No hay ya dolor en la muerte, esperanza hay en la vida. Escojan».

Hay un puesto de revisión y descanso a media noche, en el corazón de una aldea sin nombre. Es una ermita católica, con su pobre crucifijo, su Biblia y sus santos, su techo con guirnaldas de papel de china y su alfombra de juncia (la flor de pino que en Chiapas y Guatemala se usa en ceremoniales)

Dos guerrilleros bien armados, jovencitos -muchacha y muchacho-, custodian la puerta mientras un oficial indígena vuelve a revisar las credenciales de prensa. La cortesía es extrema. Las medidas de seguridad también. Relojes, grabadoras, mochilas y todo el equipo de trabajo del excelente fotógrafo Antonio Turok, de un grupo de televisión independiente mexicano y de estos reporteros, ya están en manos de una columna de milicianos que caminarán dos noches para llevarnos al lugar del encuentro.

Viajamos a caballo, y durante largos trayectos llevamos los ojos vendados, sintiendo las abruptas bajadas y subidas de la cabalgadura, el cruce de arroyos y sembradíos, tramos de densa vegetación. Llueve, escampa y vuelve a llover. A la luz del día nos ofrecen alojamiento en humildes chozas, descanso y café.

El lugar del encuentro, bajo enormes árboles, es custodiado por una columna que integran principalmente jóvenes, todos cubiertos con pasamontañas grises o negros. Su armamento es variado: M-16, R-15, AK checas, carabinas, escopetas, fusiles.

Los muchos pares de ojos que brillan entre la cobertura de lana tejida, con el curioso y ya emblemático pompón sobre la cabeza, son muy parecidos. Ojos negros, rasgados. Ojos de la cultura maya, ojos de la selva.

Miradas escrutadoras de una cultura indígena que, según el comandante David, siempre fue para el gobierno mexicano, para el sistema político del país, nada más que una escalera.

«Pues es más fácil para ellos los políticos poner a nosotros los indígenas como escalera de ellos para que suban a su poder y cuando a están en su poder, en su gabinete, pues se echan a olvidar».

La columna guerrillera, con una disciplina que se parece a la devoción, presenta armas y rinde honores cuando los seis comandantes indígenas se acercan ceremoniosos al pequeño claro elegido para la primera entrevista periodística que conceden.

Ramona, la única mujer y la única monolingüe (tzotzil) del grupo, representa a todas las indígenas de su zona en la comandancia general. Sin hijos, hace mucho que optó entre la maternidad y la vieja carabina que ahora abraza. Pequeñita, con las botas militares llenas de lodo debajo de su falda típica, es una de las más antiguas dirigentas de la guerrilla.

Al principio, los intelectuales que analizaron los primeros pronunciamientos de la guerrilla zapatista concluyeron que ésta no era netamente de origen indígena, puesto que en su agenda figuraba el tema de la democracia política.

De eso, de la visión del indígena insurgente sobre política y democracia, habla el CCRI en esta segunda parte de la entrevista:

Moisés: sí, señor Salinas y señor Camacho nos ha hablado de que haya democracia, que haya justicia, pero nosotros no entendemos qué clase de democracia, porque cada elección que se hace, pues sólo hay la imposición del gobierno. No nos toman en cuenta.

Javier: Salinas dice, pues, que ahorita ya hay un candidato para la Presidencia, que es posible, pues, va a ocupar la Presidencia de la República, es Colosio. Y nosotros como campesinos, como indígenas, es allí la desconfianza. Porque este precandidato ningún campesino ni un indígena ha dicho que Colosio va a quedar como Presidente. ¿Y quién lo ha elegido a ése? Un grupo de personas que ocupan los grandes poderes: los legislativos, los senadores. Son ellos los que han elegido a esta persona, mientras cuando Colosio sale a hacer precampaña dice que ya es elegido del pueblo. Ni un campesino, ni un indígena ni una mujer indígena campesina ha dicho que va a quedar esa persona.

«Por eso estamos claros de que la democracia de que habla Salinas es una burla para nosotros. Nos hace como muñecos, como títeres para que apoyemos, para ellos suban al poder, eso es lo que sentimos. Y todavía dice Salinas: Colosio ya no se puede cambiar, ya es un candidato de fuerza. Pero ¿cuándo hemos elegido nosotros los campesinos? ¿cuándo ha venido a preguntar Salinas para nombrar como nuestro candidato a ese Colosio?

«No lo hemos elegido. Entonces, aunque dice mil veces, cien veces Salinas que hay democracia, totalmente no hay democracia en nuestro País. »

-¿Y por que siempre el PRI gana en Chiapas tantos votos? Gana 90 por ciento… muchos, a veces hasta más -se le pregunta.

-Nosotros estamos conscientes de que no es así, sino que es puro fraude. Aunque no votamos, pero nos toman en cuenta de que sí ya votamos, así, agarrando la mano, dando nuestro cruz para que así votemos.

«Porque saben los gobernantes, saben los precandidatos, que los indígenas es más fácil para poner como escalera de ellos para que suban a su poder, y cuando ya están en su poder, en su gabinete, pues se echan a olvidar.

Cuando vamos a pedir solución, la única respuesta que nos ha dado es la represión, el tortura, desaparición, asesinato a nuestros dirigentes. Ésa es la solución que hemos recibido, por eso nosotros no vamos a olvidar de nada. Tenemos que avanzar en nuestra lucha hasta ya cambiar las cosas.

«Una de las cosas también que los candidatos, los priistas, que son los únicos que han llegado a la gobernación y a la Presidencia. ¿Por qué el pueblo ha apoyado? Pues hay varias maneras: uno, aprovechando la ignorancia del campesinado indígena por el analfabetismo, porque el gobierno conoce concretamente que los campesinos indígenas no saben pensar, no conocen ni una letra, no sabe opinar, cree lo que les dicen. Por eso, el gobierno cuando hace su campaña le llevan un chicle, una galleta, le avientan al campesino, al pueblo, y por no saber pensar, por la ignorancia que no se ha sacado, por falta de educación, por falta de muchas cosas, por eso el pueblo campesino acepta, aunque una basura que le dan ¿Por qué? Por falta de experiencia, por falta de conciencia, por falta de educación, por falta de muchas cosas.

«Por eso el gobierno ha ganado siempre su elección, pero la otra parte, para ganar la votación no es porque el pueblo ha votado, aunque por su ignorancia, por el analfabetismo. No. De por sí la mayoría de la gente no ha votado, pero desgraciadamente esos fraudes que hacen esos priistas, montones y cajas de papeles que gana una persona para dar su voto, que los llena sus papeles para que al rato tanto el candidato dice que el pueblo ya votó, ya apoyó al priista, pero eso no es cierto, pero eso es lo que ya no queremos.

«Por eso nosotros, como ya dijimos, para gobernar al pueblo, según ellos, si nos ven, si nos reconocen con nuestro trabajo nos van a joder; cuando no, ellos van a ver.

«Por eso nosotros ahorita ya no alzamos nuestras armas para pedir un dulce como antes o que nos den dinero, que nos den una sombrero para taparnos nuestros ojos. Lo que vamos a pedir nosotros: libertad, democracia y justicia. Eso es lo que vamos a pedir. No estamos pidiendo un dulce ni un pan ni una playera que nos dé el gobierno, así como lo ha hecho siempre.»

-¿Como puede acabarse el caciquismo en Chiapas? ¿qué proponen?

-Para que se acabe el caciquismo en los pueblos es necesario que el mismo pueblo tome conciencia, que el pueblo hable, se manifieste, pero si el pueblo va seguir siempre allí, callado toda la vida, pues los caciques van a estar felices en su poder, porque van a tener el poder político, el poder económico, el poder de todos los niveles. Si el pueblo empieza a tomar conciencia tiene que reclamar sus derechos, tiene que decir que ya no me sigan dominando los caciques.

«Pero mientras el mismo pueblo también se deja manipular todavía por los caciques y esos caciques apoyados plenamente por el Estado. Pues el Pueblo va a ser difícil que se salga de esa dominación. Pero desgraciadamente ahora hay mucha gente pobre, pobre realmente como nosotros, están apoyando a los caciques, al gobierno, están diciendo que los zapatistas son malos, asesinos, matones y no entienden que estamos luchando para que también ellos tengan una vida mejor. No entienden eso. Eso nos preocupa y nos da tristeza también que la gente tan pobre no entienda una lucha que tiene su causa justa, pero eso es porque están manipulados por los caciques».

-¿Cuántos comandantes integran el CCRI? ¿cómo está organizado?

-Somos un chingo, pues. Los que hemos venido aquí somos un poquito, fuimos comisionados nada más

-¿Son cientos?

En todas partes sí, podemos decir que somos como cientos de comité, porque hay comités por todos lados y somos muchos, pues.

-¿Y qué tiempo hace que se integró?

-El Comité, pues no hace años, más bien, pues hace unos meses todavía y cuando ya vemos que llegaba el tiempo de empezar ya nuestra lucha así más fuerte, pues sí se tuvo que organizar más, se tuvo que estructurarlo más.

-¿Y del subcomandante Marcos siguen ustedes para arriba? ¿la máxima autoridad son ustedes?

-La máxima autoridad es el Comité Clandestino.

-¿Y para abajo les sigue Marcos?

-Pues, Marcos es como subcomandante. Marcos tiene la facilidad del castilla. Nosotros todavía fallan un chingo. Por eso necesitamos que haga muchas cositas para nosotros.

-¿Quién manda en lo militar?

-La cuestión militar, sobre todo, el subcomandante Marcos… Nosotros, pues más la cuestión política, organizativa, pues. Sí.

-¿Por qué han participado hombres, mujeres y niños en la organización revolucionaria?

Todas las miradas se vuelven hacia Ramona, la pequeña comandante. «Bueno, pues…» y suelta una cascada de palabras en su lengua maya. Rápido se ordena que se presente una compañera combatiente de su misma etnia para traducir:

-Porque las mujeres también están viviendo en una situación más difícil, porque las mujeres, las mujeres son ellas que están más explotadas, oprimidas fuertemente todavía. ¿Por qué? Porque las mujeres desde hace tantos años, pos desde hace 500 años, no tienen sus derechos de hablar, de participar en una asamblea.

«No tienen derecho de tener educación ni hablar ante el público ni tener algún cargo en su pueblo. No. Las mujeres totalmente está oprimida y explotada.

«Levantamos tres de la mañana a preparar maíz y de ahí no tenemos descanso hasta que todos ya durmieron. Y si falta comida, nosotros damos nuestra tortilla al hijos, al marido.

«Nosotros exigimos que seamos respetados deveras como indígenas. Nosotros también tenemos derechos. Que se acaben todas las discriminaciones, que respeten, pues, nuestros derechos, que tengamos participación como pueblo, como estado, como país, porque nos han dejado así muchos de nuestros gobernantes cuando los ricos nos ha dejado así como escalera.

«Y mi mensaje, que como las compañeras mujeres están explotadas sienten como que no están tomadas en cuenta ellas, como que sienten que están muy explotadas, que ya se decidan a levantar el arma, como zapatista».

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