Acto Público en Plaza Nueva Tlaxcala
Reunión con Adherentes en Casa Nana Cachimbas
Plaza Nueva Tlaxcala, Saltillo, Coahuila.
Acto público.
18 de noviembre del 2006.
Compañeros, compañeras:
Queríamos llegar hasta acá, hasta Coahuila y hasta Saltillo, porque queríamos saber si lo que dice el que está arriba a mi derecha —el gober precioso del norte de la República—, Moreira, es cierto. Si es cierto que en Coahuila todo está bien, si es cierto que hay mucha ayuda y mucho apoyo, y que la gente vive feliz.
Y lo que hemos encontrado es que sí, que hay grandes proyectos, que hay muchos apoyos, pero son para los grandes propietarios, para los grandes empresarios.
Lo que hemos visto en Coahuila nos hace confirmar lo que ya pensábamos: que en el extraño mundo de Moreira, los de abajo no existen, como no sea para humillarlos, para despreciarlos y para reprimirlos.
Tal vez, alguien que me está escuchando, si mira para arriba y mira lo que dice la televisión con Marcos Martín Soriano o en los periódicos, o en la radio, puede pensar y creer que, en efecto, que todo va bien en este país y que todo va bien aquí en Coahuila y en Saltillo. Y que los que son culpables de que salgan las cosas mal son los chavos, las chavas, la banda, la raza que es diferente y que toma las calles, no para apropiarse de ellas, sino para declarar su diferencia y su identidad.
Y resulta que los que amenazan a esos pequeños comercios no son esta banda, no son estos chavos, sino son los funcionarios de Moreira, los funcionarios del presidente municipal: los que los extorsionan, los que hacen que aumente el precio del transporte, el precio del agua, del gas y de la luz.
Lo que hemos descubierto en San Pedro de las Colonias, en la Comarca Lagunera, es que este señor que está arriba a mi derecha, a dedicado todo su tiempo, su esfuerzo y el dinero, a hacerse propaganda a sí mismo, a promoverse como si fuera un producto que ahora estamos descubriendo no sirve para nada —como la mayoría de los que se producen en todo el país en la clase política mexicana—.
Ellos piensan que pueden doblegar a los de abajo a través de engaños, pero si estas gentes que me escuchan voltean a ver su mesa, van a descubrir que cada vez se come más mal y cada vez se come de peor calidad.
Cada vez menos alimento, cada vez sube más la cuenta de la luz, del predial, del drenaje, del agua potable, cada vez sube más el transporte. ¿Y por qué? Si los que estamos trabajando acá abajo somos los que estamos levantando esto, los que hacemos que todavía Coahuila —a pesar de sus gobernantes— sea un orgullo para nuestro país.
¿Por qué cada vez vivimos peor? Y ¿ por qué ese señor que está arriba y los zánganos de los diputados locales y los presidentes municipales y los regidores, y todo eso que conforma esa mafia de criminales que es la clase política mexicana en Coahuila, por qué cada vez se enriquecen más?
Vimos la destrucción que están haciendo en la Comarca Lagunera, y no sólo, también la destrucción que están haciendo a la hora de privatizar las universidades públicas. La Antonio Narro, la Autónoma de Coahuila, cómo la están convirtiendo a través de cuotas y cooperaciones, a través del costo de laboratorios, de uso de biblioteca, de tesis, de exámenes profesionales, en unas universidades privadas cada vez más caras y que cada vez nos dejan más fuera de la educación.
Vimos que lo mismo ocurre en la preparatoria, en la secundaria y en la primaria.
¿Dónde está pues el Coahuila del extraño mundo de Moreira? Está nada más en su cabeza y en los grandes medios de comunicación que se venden para difundir esta mentira.
Pero no siempre es así, no siempre encontramos gente que se crea esas mentiras. Encontramos otra gente que se organiza, otra gente que lucha y se rebela. Y es cuando ellos que están allá arriba, empiezan a vender la idea al resto, de que somos delincuentes, de que somos gente malvada.
Y ellos piensan que van a doblegar a estos jóvenes, a los chavos y a las chavas. Y no saben que cada estoperol, que cada percing, que cada tatuaje, que cada centímetro de negro en sus ropas, es una cuenta que van a cobrar, y se la van a cobrar a los responsables de quienes hoy los criminalizan, de quienes hoy los persiguen.
Porque va a llegar ese día —como llegó para nosotros, los pueblos indios de Chiapas— y entonces lo que era nuestra identidad, lo que sigue siendo a pesar de ellos, se va a convertir en una afrenta y en una cuenta pendiente que tenemos que cobrar.
Creen ellos allá arriba que los doblan, que los rinden, que les meten miedo. Y lo que hemos visto aquí en Saltillo y en Coahuila es que no lo han logrado, que cada vez son más, que cada vez están más decididos. Y es gente como ustedes, banda, a la que queremos de compañeros y de compañeras. No para venir qué hay que hacer, sino para aprender de ustedes, porque a eso hemos llegado a Saltillo y a eso hemos llegado a Coahuila.
Hemos visto lo que ha hecho en el campo el gobierno del estado y el gobierno federal. Han completamente destruido la tierra ejidal y la tierra comunal. Las tierras que antes producían alimento y orgullo para el pueblo de Coahuila, ahora están en manos de las grandes empresas.
Hemos descubierto que aquí en Coahuila no gobierna Moreira, aquí el que manda es la leche Lala, la industria Peñoles y Aguas de Barcelona, entre otras.
Y entonces, ¿por qué vamos a seguir comprando la simulación cada tres años, cada seis años?, que ésos, los que están allá arriba, disfrazándose de un partido político o de otro, nos siguen robando, persiguiendo, explotando y despreciando.
Lo que nosotros estamos proponiendo en la Otra Campaña, es que ya va siendo hora, ya va siendo hora de que derroquemos a esos gobiernos. A ésos que están al frente y a los que realmente mandan en Coahuila y en nuestro país, que son los grandes empresarios.
La tierra tiene que ser de los campesinos, pero no sólo la tierra, con ella tiene que ir incluido los créditos, los fertilizantes, las semillas y, sobretodo, el precio para el producto, porque hemos visto por aquí lo que nos han contado, por ejemplo, que el melón, ni siquiera tiene precio, ¿para qué tanta jornada de trabajo?, para que ni siquiera podemos conseguir un precio justo a la hora de ir al mercado.
Y estas políticas que tiene el de allá arriba lo que han hecho es que cada vez más gente tenga que ir a trabajar al otro lado. Y en su lugar se están erigiendo las grandes haciendas, los latifundios, las grandes fincas con sus tiendas de raya, como en la época de Porfirio Díaz. Y los que las están trabajando, los que están siendo esclavizados, somos nosotros, los pueblos indios de este país.
Y cuando los gringos cierren por fin la frontera, ¿a dónde va ir la gente sin empleo, sin tierra, sin ninguna oportunidad de estudio, sin nada que les signifique vivir con dignidad? Sólo le quedara una opción: convertirse en fantasma o luchar.
Lo que nosotros estamos pidiendo, compañeros, es que se levante Saltillo, que se levante Coahuila, pero que no lo haga solo.
Que los ejidatarios, los pequeños comerciantes, los locatarios de mercado, los jóvenes y jóvenas, la banda, las organizaciones sociales, las organizaciones políticas, los obreros, se levanten junto con nosotros, en un movimiento civil y pacífico, para al mismo tiempo y de una vez por todas, librarnos de estos obstáculos que hay, en lo que queremos, que es una vida digna.
Nosotros queremos respeto y eso es lo que ofrecemos.
Queremos que la gente en Saltillo mande y que el gobierno obedezca.
Queremos que la gente en Coahuila mande y el gobierno obedezca.
Que nuestra diferencia, nuestra identidad, sea respetada.
Que las mujeres no sean tratadas como un objeto.
Que los ancianos no sean despreciados como algo que ya no sirve.
Que los jóvenes sean saludados por su dignidad, sin importar su apariencia, y la mayoría de las veces precisamente por su apariencia. Porque esta banda no se pone así nada más porque sí, es su posición política, es su forma de decir “no al de arriba”, es su forma de decir: “soy un rebelde, no me voy a dejar, no importa cuánta policía me avientes, no importa cuántos tengamos que entrar a la cárcel y, ahora, no importa cuántos tengamos que morir”.
Campesinos de Coahuila, obreros de Coahuila, estudiantes de Coahuila, la banda de Coahuila, ancianos, mujeres, jóvenes, niños. Todo lo que está aquí abajo es lo que queremos nosotros aprender como zapatistas, como indígenas de las montañas del sureste mexicano, aprenderles a decir compañeros y compañeras.
Y que podamos crecer allá nosotros en paz y con dignidad, y ustedes también aquí. No mandarlos nosotros, pero tampoco que ustedes nos manden a nosotros.
Lo que nosotros queremos es que no nos mande nadie.
Que cada quien pueda tener en sus manos su destino y pueda salir a la calle con tranquilidad, sabiendo que tiene un trabajo digno, que tiene un alimento digno en su mesa, que hay luz en su casa, sin que eso signifique una angustia, una carga. Que haya estudio y que al final de él, hay también un trabajo y una profesión que puede hacer crecer a nuestra sociedad.
Nada, absolutamente nada de eso es ofertado por los partidos políticos electorales. Nunca van a encontrar nada de eso, ni en el programa de gobierno de Moreira, ni en sus diputados locales, ni en los presidentes municipales, porque nada de eso nos va a ser regalado por nadie, lo tenemos que conquistar.
Ya va siendo hora que dejemos de cosechar derrotas, les llegó la hora a ellos, ahora les toca perder a ellos.
Y nosotros tenemos que aprender a ganar por nosotros mismos, en nuestro lugar. No para que llegue otro al poder, no para que otro se enriquezca, sino para que todos parejos podamos vivir en un México, digno, libre, democrático, justo.
Como lo quisieron antes, hace 100 años los que se alzaron en armas.
Como lo quisieron antes, hace 200 años, los que lucharon contra la Corona Española.
Y los que ahora —como nosotros y ustedes— en este movimiento civil y pacífico, vamos a arrancarle a los de allá arriba. Otra patria, la única que va a ser posible levantar: la de abajo, la de izquierda.
Compañeros y compañeras: nosotros les pedimos que se asomen a este movimiento. Sabemos que hay mucho escepticismo y desconfianza, que piensan que esto se trata de otro partido político, de otra propuesta de alguien que quiere llegar al poder o vender el movimiento.
No se trata de eso, porque nosotros no venimos acá, hasta Coahuila, a decirles qué hacer. Venimos a que nos enseñen, a que nos regalen su palabra, su experiencia y a aprender de ella.
Y venimos que, a través de nuestra mirada y de nuestro oído, otros chavos en el país, otras chavas, los vean a ustedes y los vean con orgullo y con admiración, porque aquí hemos visto gente, jóvenes y jóvenas, que no se dejan. Y no importan los golpes y no importan los barrotes de la cárcel que les pongan enfrente, como quiera siguen rebeldes y siguen luchando, y siendo camaradas del que está caído.
Queremos que volteen a ver a los campesinos, a los ejidatarios que no se quedan callados, que luchan por recuperar su tierra, por hacer florecer otra vez la Comarca Lagunera y todo el campo en Coahuila.
Queremos otra vez que sean vistos y escuchados los pequeños comerciantes, los locatarios del mercado, la gente que trabaja la calle para tener algo digno para llevarse a la boca.
Queremos que volteen a ver a los estudiantes, a los maestros de primaria, de secundaria, de preparatoria y de la universidad. Y su lucha —también— por un trabajo y un salario digno.
Queremos otra Coahuila, sin ella no podremos tener otro México. Y les decimos a ustedes la verdad, como acostumbramos nosotros: Coahuila, otro Coahuila no será posible si no construimos otro México.
Venimos a proponerles que nosotros en Chiapas, ustedes acá en Coahuila y los compañeros que hay en todo el norte de la República, y en el centro, y en el sur de nuestro país hagamos un acuerdo para librarnos de quienes nos están explotando, despreciando, despojando y reprimiendo: los grandes gobiernos y los grandes propietarios.
Gracias compañeros, gracias compañeras.
Casa Nana Cachimba, Saltillo, Coahuila
Reunión con adherentes
18 de noviembre del 2006
Buenos días compañeros… Buenas tardes ya, compañeros y compañeras de la Otra aquí en Saltillo y en Coahuila. Primero que nada, pues queremos agradecer a el lugar que nos está recibiendo: esté café y arte.
Mientras estábamos esperando que empezara la reunión, estuvimos viendo algo de la producción artística que hay acá. Realmente es un remanso de cultura y de rebeldía aquí en Saltillo este lugar donde nos estamos encontrando.
Varias de las cosas que estuvieron diciendo ustedes aquí sobre la situación en Coahuila, en Saltillo, en Allende, en San Pedro, en el rumbo a Torreón, en este lugar que nos platicaron la región General Zepeda-Saltillo, pues se las voy a dedicar al gober precioso Moreira al rato en el mitin. Por eso no lo voy a repetir aquí.
Yo quisiera agarrar dos puntos. Uno que señaló el compañero de Pies Rebeldes sobre lo que hace el poder que está allá arriba, de destruir la cultura organizativa. Que eso es lo que ha pasado con muchos grupos y movimientos supuestamente de izquierda que ahora están allá arriba. Porque los golpes, las represiones, los aislamientos, este tirarnos a locos a los que estamos tratando de cambiar las cosas pues ya llevan mucho tiempo.
Nosotros pensamos que lo que ocurrió allá arriba es que decidieron abrir un espacio, a veces cultural —por eso quiero insistir en la importancia de la lucha cultural, ideológica no sólo aquí en Coahuila sino en todo el norte de México y en todo el país— y también por la cuestión de los puestos.
Cuando se abre este espacio, supuestamente para que la izquierda o la oposición pueda participar y pueda acceder a los cargos de elección popular, y luego a los cargos de funcionarios y puestos dentro de la estructura burocrática del gobierno, no sólo se trata de que acceden sino entran como una especie de estómago, el estómago del poder que empieza a operar en ellos un proceso de digestión y a transformarlos.
Y a través de eso se empieza a destruir la cultura organizativa que nos explicaba el compañero sindicalista. De que resulta que la base fundamental de resistencia obrera: que es la lucha sindical y que antes había escuelas sindicales y se insistía mucho en esto en la identidad del obrero, y porqué tenía que luchar por sus derechos. Esa cultura organizativa se fue destruyendo poco a poco, hasta que los grandes sindicatos empezaron a transformarse en los sindicatos blancos.
Venimos de de la región metropolitana, de la zona metropolitana de Monterrey que fue la cuna de eso. Y que ahora ellos nos cuentan, dicen: pues no, en los hechos concretos no hay ninguna diferencia entre el sindicalismo tradicional o corporativo —de la CTM, de la CROC y todo eso— y el sindicalismo blanco. Y antes sí había una diferencia. De ahí a hablar a un sindicalismo combativo, revolucionario, el de la tradición comunista y socialista que creció aquí en México y vio pues grandes destellos en la historia del movimiento obrero en nuestro país, pues ya ni hablar.
Cuando nos explicaban los compañeros de la Juventud de Izquierda Revolucionaria, que pasaba este proceso de que la gente estaba afuera protestando contra la privatización del agua por estos grupos ahora de la izquierda parlamentaria —dicen ellos— y que entraban a hablar con el director y luego salían de pronto ya muy mansitos. Ésta era una imagen, es una imagen excelente para reflejar el proceso de digestión de la disidencia de la izquierda o de la oposición que opera el poder, el gobierno.
El problema que nosotros estamos planteando aquí es, en la Otra Campaña, es que esa cultura organizativa se mantiene, resiste. Lo que pasa es que se tuvo que encerrar en sí misma para poder resistir los cantos de las sirena del poder. Y son estos grupos que en todo el país hemos ido encontrando. La mayoría de ellos dentro de la Otra Campaña, pero no sólo dentro de la Otra Campaña.
Porque hay un problema que señaló el compañero de San Pedro, que es que la gente ya está harta de esa política. Y cuando nosotros como Otra Campaña, como Partido de los Comunistas, como MLP, como Pies Descalzos, como el colectivo que se opone a la gasolinera en —Pies Rebeldes perdón— que se opone a la gasolinera en San Pedro. Pues es que la gente nos dice: no pos eso, y ahora quién va a ganar. Porque todos los movimientos que se están levantando se terminan vendiéndose, y termina alguien que se encarama encima de todos y recibe también este proceso de digestión.
Entoncess este escepticismo que hay en la mayoría de la gente, sobre todo fundamentalmente en los jóvenes. Cuando nos están contando el cuento éste de las elecciones, de que dice Fox: que las más participativas, y Ugalde y todo eso. Se olvida decir que es la elección donde más abstencionismo hubo y donde más posibilidad de votantes había entre los jóvenes. La juventud fue la que se abstuvo, la mayor de 18 años, la que se abstuvo de votar por cualquiera de los partidos políticos.
Los cerebros escasos que tiene la izquierda parlamentaria, el PRD, el PT, y Convergencia democrática —esto del FAP, este cuento engañabobos del Frente Amplio Progresista— dicen que esa juventud es conservadora porque no participa en política.
Y se les olvida señalar es que esa juventud no quiere participar en esa política, en esa política que permite —lo que señalaba el compañero— de que cambian los partidos políticos y ellos y nosotros, y todos vemos a la misma gente. Los mismos ladrones de funcionarios, de autoridades, aunque gobierne el PAN, el PRI, o el PRD, o el PT, o Convergencia, o el Panal o los que vayan a ir saliendo según cuando haya una coyuntura electoral.
Entonces esta juventud, estos jóvenes hombres y mujeres de todas las clases sociales de abajo —porque hay gente urbana, hay trabajadores, hay estudiantes, hay desempleados, hay autogestionarios y hay indígenas también, y campesinos jóvenes—. Pues si no encuentran una respuesta haya arriba, contra lo que se pueda pensar, no se conforman: construyen su propia fuerza. Pero esa fuerza sigue también encerrada, tratando de resistir los golpes —ahora sí— no ideológicos sino golpes físicos que se les dan por el hecho de ser jóvenes ¿no? Las organizaciones con tradición de lucha de izquierda que se mantuvieron, como las que están en la Otra Campaña, también, así como nosotros.
Y en todo el país cada quién se fue encerrando para poder resistir y mantenerse, para no venderse pues, para no rendirse, para no claudicar. Y nos encontramos en este proceso de neoliberalismo, de globalización, este capitalismo salvaje, esta fase del sistema dominante que empezó a atacar por todos lados como una guerra —decimos nosotros— totalmente total: en todos los frentes.
No sólo estaban despojando a los campesinos de la tierra por medio del Procede o a los indígenas por medio del Procecom. Sino también estaban golpeando las conquistas laborales del sector obrero. Y ya no sólo a la gente que no estaba sindicalizada, sino también sobre los sindicatos y con la complicidad de los líderes sindicales. El ataque fue tan total que en ciertos sindicatos claves, como el nacional de trabajadores de la educación, también ese golpeteo se dirigió hacia las formas y contenidos de la educación.
Porque si recuerdan que las reformas a la educación, este convertir a los estudiantes en nada pues, en dóciles o domesticados, fue con la aprobación de Elba Esther Gordillo. Fue ella la que toda esta mochería sobre lo que debe ser la familia que encabezó Vamos por México de Martha Sahún. Quien distribuyó los libros gratis para que permearan en toda la gente de abajo fue el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, la parte charra pues, su estructura burocrática charra. Y fue esa estructura la que hizo posible el fraude electoral que impone a Felipe Calderón en esto que pasó.
Entonces nosotros decimos: esta cultura organizativa aparentemente desapareció o fue liquidada, como aparentemente los pueblos indios fueron liquidados en nuestro país. Pero lo que pasa es que así como nos replegamos nosotros para poder resistir, toda esta cultura organizativa también se replegó.
Y nos empezamos a dar cuenta cada quien en su lugar y en su modo y en su forma, no sólo en que esta guerra estaba avanzando por todos lados; sino que —pensamos nosotros los zapatistas, por eso lanzamos la Sexta— es la batalla definitiva: o ellos o nosotros, decimos. Si ganan ellos se destruye el país por completo. Y la única posibilidad de que nuestro país se mantenga es que de un paso adelante: que se modifique radicalmente las condiciones de vida, las condiciones de producción, las condiciones de convivencia. Y para eso hay que destruir el sistema —decimos nosotros— el sistema capitalista.
Porque si no nos va a pasar lo que nos advertía el compañero campesino, ejidatario pues de San Pedro, que mirando hacia arriba vamos a decir: bueno, pongamos a otro partido, a otro, a otro, hasta que salga uno bueno. Pero como no se toca lo fundamental, pues nada más nos va a… vamos a cambiar la marca de la bota que tengamos en el pescuezo, decimos nosotros. Como pueblos indios, como campesinos, como amas de casa, como colonos, como jóvenes, como estudiantes, como maestros, como obreros, como todo lo que es el México de abajo.
Entonces nosotros decimos que esa cultura organizativa tiene que volver a surgir. Y que el único espacio donde va a encontrar un lugar para resurgir y volver a florecer —como las flores de la compañera que nos regaló las flores y también la canción del himno zapatista— es en el espacio de la Otra Campaña.
Nosotros hemos logrado construir con ustedes y con otras organizaciones, grupos y colectivos —pesamos nosotros— otra cultura organizativa que reconozca una limitación que tenemos. Nosotros los zapatistas somos los primeros en reconocerlas. Pero pensamos que debe haber la humildad en todos para reconocerlo. Este país se salva junto o no se salva. Y en ese sentido no podemos dejar fuera a Coahuila —como nos decía el compañero de Allende, que nos viene a recordar: Coahuila es México— y México son esos pequeños lugares que otros podrían estar despreciando y que la Otra Campaña no puede despreciar.
Yo le digo al compañero pues que esta es la primera pasada, como que nos estamos conociendo y presentando, y que en la siguiente vuelta tendríamos que recorrer —y lo vamos a hacer— todos esos lugares y rincones a los que todos desprecian. Pero ya tardando más —decimos nosotros—.
Porque no se trata de que nada más unos hablen, o sólo en un lugar de reunión. Nosotros decimos que hay que ir a la fábrica, hay que ir a la escuela, hay que ir a donde se reúne el sindicato, a donde se reúnen los estudiantes, los maestros. A donde hacen la tocada los compañeros jóvenes o se reúnen a discutir o a platicar nada más, a donde trabajan las compañeras floristas, a donde trabajan los —¿cómo les dicen?— los ambulantes pues —les dicen en otras partes— que son los que tienen el comercio en las calles.
A todo ese México de abajo hay que ir ahí donde está. Porque es ahí donde está padeciendo las cosas. No en una reunión pues, donde lo que hacemos es ponernos de acuerdo, es cómo vamos a ir con esa gente.
Entonces esto de la cultura organizativa nosotros decimos que tiene que buscar la forma de empezar a tender un puente. A lo mejor podíamos discutir cómo se decidió que entrara la prensa, o podíamos discutir cómo reconocernos cada quién con respeto y encontrar un lugar para poder decir nuestra palabra, escucharnos y descubrir el mensaje principal de la Otra Campaña: que es que no estamos solos.
Ni Saltillo está solo, ni Coahuila está sola, ni los zapatistas tampoco estamos solos. Y aquí no se trata del tamaño del zapatismo, o del tamaño de Allende. Se trata de la decisión de uno y otro, y del acuerdo que puede haber entre unos y otros para conquistar algo. Y tal vez el espacio cultural…
Porque yo sentí —y creo que muchos lo sintieron— que el poema del compa dedicado a los jóvenes tenía un valor como si fuera un puerco espín: donde lo agarrabas te picaba. Y no sólo se sentían identificados los jóvenes, sino la gente de edad prácticamente vio su historia. Crecimos en el asiento trasero de una patrulla. A veces físicamente, a veces ideológicamente.
Y eso significó no sólo que fuéramos objeto de represión, de censura, de que nos tacharan de loco, de que ingresáramos a la lista negra de las grandes empresas para que no nos contratara. Significó sobre todo que no nos rendimos, por eso fuimos siempre el que se subía en la parte de atrás del… en el asiento trasero pues de la patrulla.
Entonces nosotros les proponemos eso: si ese poema, si este espacio que reflejan el arte y la cultura aquí en Saltillo. Y qué bueno que no es sólo Catón el referente cultural de de Coahuila y de Saltillo. Pudiera crearse también esos espacios y hubiera el espacio de encuentro que nos señalaban los jóvenes, que no hay ese espacio, más que en la calle y en la calle te cae encima.
Y que eso pudiera ser el imán para otros jóvenes y para otros grupos que ahí están y otras gentes que ahí están. Y que o no se enteran o tienen la desconfianza y el escepticismo que este movimiento sea igual que otros: nada más que más pocos —dicen—, porque somos más poquitos pues nosotros.
Y aquí quería agarrar yo lo que dijo el compañero Acosta, que dice: bueno, pues somos los que somos, somos los que estamos. Nosotros pensamos que terminando esta parte de la gira, la del norte, la que era la que nos faltaba, la Otra Campaña tendría que empezar a hacer lo que va a ser. Porque podamos decir: somos los que vamos a ser. Porque hay muchos pendientes que están quedando.
Y si ya la Otra Campaña está reconociendo en su parte: yo llego, nosotros los zapatistas llegamos a lo indígena y sólo en el sureste mexicano, significa para nosotros reconocer no sólo que hay otros pueblos indios sino que hay otras organizaciones que están ahí. Y que más de querer, más que querer… más que aspirar a encabezar todo el movimiento indígena en México. Lo que nosotros decimos: mejor echemos trato con las otras organizaciones, grupos y pueblos indios; reconozcamos el trabajo, la lucha, la tradición de cada uno y pongámonos de acuerdo primero en nuestro dolor y segundo en nuestra rebeldía.
Si pudimos construir eso en el Congreso Nacional Indígena con otros compañeros, y sentimos esta identidad de ser perseguidos y despreciados por la apariencia con los jóvenes. Porque así a los chavos como les caen que porque el percing y el tatuaje y que el negro y que el peinado y todo eso. Pues a nosotros como indígenas, nomás que ora sí que nosotros no elegimos ser indígenas, así salimos y ni modo. Por más que nos peinemos de otra forma, o nos pongamos pasamontaña pues seguimos siendo los indígenas. Pero además lo queremos ser y lo queremos ser con orgullo.
Y tenemos que tender los puentes también con el movimiento obrero por muy golpeado que esté. Y plantear las luchas sindicales, las luchas organizativas dentro de los todos los sindicatos. Como el de maestros, como el de los mineros, como los sectores que no están sindicalizados, poder tender esos puentes y poder reconocer que para poder resistir el embate final, la batalla final, que es la que ellos quieren hacer para acabar de destruir nuestro país, necesitamos una fuerza que da para resistir y para derrotarlos. Que eso es lo que decimos nosotros.
Pero cuando nosotros planteamos esto como Otra Campaña —y creo que en eso todos estamos de acuerdo— es lo que nos decía el compa de San Pedro, dice: lo que hay que hacer es sacar a todos los gobiernos. Si hay gente que es capaz, que ha aprendido y todo eso. Pero no agarra la chamba porque la chamba la agarra el que tiene palancas —lo sabemos— no sólo en Saltillo, no sólo en San Pedro, no sólo en Coahuila, en todo el país.
Y la desesperación de los jóvenes que llegan a la universidad es que como quiera hay que arañarle al presupuesto para poder ir a la escuela, y a la hora de salir ¿quién va a agarrar el puesto? No el que sepa más, no el que sea capaz, sino el que tenga las palancas con la autoridad ¿no? O con el empresario, o con el propietario, con el que sea.
Entonces poder tender estos puentes. Reconocernos ahora en que somos un colectivo de colectivos, una gran organización de organizaciones, movimientos, grupos, colectivos y empezar a hacer lo que vamos a ser: que es el movimiento que no sólo va a derrocar a estos gobiernos, a todos, sino también sobre el cual se va a poder construir una alternativa como país.
Entonces entre esos dos señalamientos: el de compañeros, el de los compañeros de ¿Pies Rebeldes es? ¿ahora sí lo dije bien? Sí, Pies Rebeldes y el compañero del Partido de los Comunistas con el puente que tienen también los compañeros de los de la Juventud de Izquierda Revolucionaria. Entender que así como en Coahuila o en Saltillo se puede construir esta reunión, imaginemos que la podemos construir en todo el país.
Y empezamos… empecemos pues a reconocernos, a agregar este apellido o esta nueva identidad a nuestras organizaciones, grupos o colectivos que es la Otra Campaña. Es nuestra Otra Identidad. Que tiene esta ventaja —decimos nosotros— que no significa que renunciemos a la propia. Sino que tendamos un puente con otras identidades sin aspirar a mandarlas, pero tampoco a obedecerlas. Eso es lo que estamos planteando nosotros.
Nosotros pensamos, además, que es necesario tender los puentes a los lados, arriba y abajo. A los lados: hacia la Comarca Lagunera, que no sólo tiene su propia lógica, sino prácticamente es otra geografía, es otro estado. La región de Coahuila y Durango en sus demandas, en el golpe, pero también en su tradición de lucha. Cuando estuvimos allá pues la gente —ahora sí como luego dicen— estaba bien prendida. No sólo en la gasolinera, sino también cuando estuvimos visitando los ejidos.
Y a la hora que vieron que la Otra Campaña les daba la palabra una forma de decir su rabia, su odio, el rencor que habían acumulado por todas las humillaciones, sabían que no se quedaba sólo en eso. Sino que pasaban a ser parte de un esfuerzo organizativo. No en un lugar donde nada más sacaban su gana de su coraje y ahí quedaba. Sino que quedaba todavía algo, la posibilidad de organizarse.
Y para el lado de la zona metropolitana de Monterrey, sobre todo en la parte de los trabajadores. Prácticamente lo que nos dijo el compañero sobre que la lucha sindical está completamente liquidada, igual nos lo dijeron allá. Pero están esos grupos de obreros de Telmex, de la Universidad Autónoma de Nuevo León, del Magisterio Democrático, también. Que están buscando la forma de volver a construir pues esa lucha que fue despojada —como dijo el compañero de Pies Rebeldes—.
Entonces, compañeros y compañeras, si nosotros le empezamos a proponer a la gente otra forma de hacer política tenemos —pensamos nosotros— que empezar a hacer lo que vamos a hacer dentro de nosotros. Si le vamos a ofrecer al resto de la gente un movimiento honesto, que lo escuche, que lo tome en cuenta, que sea radical, fundamentalmente radical. Quiere decir: aquí no para hasta que para, hasta que todo eso se derrumba. Y entonces sí ya empezamos a discutir qué vamos a levantar.
Pero lo primero es salvar al país desactivando y destruyendo todas las amenazas que tiene, que son dos: la de la clase política y la de los propietarios, los grandes propietarios de la tierra, de la banca —nacionales o extranjeros, eso a nosotros no nos detiene—. Y entonces sí empezar a discutir: ¿y ahora qué? Y a la hora que empecemos a discutir el ¿ahora qué? Si somos consecuentes primero escuchándonos entre nosotros, y luego escuchando a la gente, no va a ser lo que diga el colectivo de ustedes, ni el de ellos, ni el de ellos. Va a ser lo que diga la gente con la que estuvimos hablando qué es el Programa Nacional de Lucha.
Y nuestro trabajo, cada quien en su organización y en su colectivo, va a ser responderle a esa gente con honestidad y con nobleza. Es decir lo que dijo la compañera y lo que han dicho en todas partes: hasta morir si es preciso. Porque eso que dijeron ustedes, porque ese es nuestro deber. Eso fue lo que dijimos: nosotros luchamos por ustedes, por los que están allá. ¿Y cuál es nuestro trabajo? No llegar a tener un cargo y ser dirigentes, y enriquecernos. Sino hacer todo lo necesario porque esas demandas se cumplan.
Y aquí entra el otro problema ¿Y por qué debe ser también otra? Y empezar a ser lo que va a ser la Otra Campaña: tiene que ser nacional. Y nacional no es sólo que esté en todos partes. Sino que se tome en cuenta a las partes. Que no decida alguien en otro lugar, que como decía el compañero, dice: es que deciden sobre los obreros los que nunca han sido obreros, sobre los mineros el que nunca ha sido minero.
Pero igual podemos decir del campo. El que decide a dónde va el agua nunca ha sembrado. El que decide qué se va a hacer con el río nunca ha trabajado la tierra. El que decide cuál es el contenido de estudios ni siquiera ha ido a la escuela ¿no? Pues ahí está Fox. O si ha ido pues no sabemos a cuál. Bueno, el decía que fue a la Universidad de la vida ¿no? De la mala vida —diríamos nosotros—. Entonces están tomando las decisiones fundamentales por gente ignorante.
No se trata de que ahora contratemos especialistas, sino que escuchemos a la gente. Cuando decimos en la Comarca Lagunera: es que la gente de abajo de la Comarca que es la que chambea, es la que tiene que decidir aquí, y tiene que ponerse de acuerdo por donde cruzan esos ríos compa. Porque si ustedes deciden: vamos a cortar esos ríos y vamos a convertir en un vergel la laguna, pues tenemos que preguntarle a los lados donde crece el río. Porque a lo mejor vas a provocar un desierto en otros lados. Y entonces se echa trato, dice:
—Órale dame tanto de agua, y como quiera te queda pa tanto.
—Y a cambio ¿qué?
—Pues yo te puedo apoyar en esto y esto.
Entonces abajo se empieza a crear un puente: ahorita para luchar y luego para vivir mejor. Entonces ahí ya no importa tanto quién está en el gobierno. El gobierno debe ser el… su trabajo debe ser permitir que se pongan de acuerdo los de abajo. Porque ya no va a haber un arriba que les esté pagando, que los esté sobornando para que cambien las cosas pues, para que las pongan a su modo de los de arriba ¿no?
Y entonces el gobierno debiera ser el que facilitara a los pueblos que están en donde corren… los valles donde corren esos ríos, y a los que están en la Comarca Lagunera para que se pongan de acuerdo, para que se puedan hacer las dos cosas.
Para que el que alguien esté arriba no signifique que otro esté abajo. Que si Saltillo prospera no sea a costa de Allende. Sino que Saltillo prospere y Allende prospere de acuerdo. Y ahí lo que está molestando es el pinche gobierno, pa que nos hacemos patos.
Y si volteamos a un partido político o a otro va a ser lo mismo. Lo platicaron ahorita pues lo del agua, la privatización del agua, que yo creo que si completan la información podríamos ponernos en contacto con los zapatistas de Barcelona y hacerles un pancho también a ahí en Barcelona ¿no?
Si él está ofreciendo casas en Barcelona, pues nosotros ofrezcámosle la rebeldía también en Barcelona, en apoyo pues a este movimiento. Y así afortunadamente esto de la rebeldía no es de Coahuila, ni de México, está en todo el mundo y estamos también creando esa red. Si le rascamos quién está detrás del aumento de los precios del transporte también les pegamos en otro lado.
Si hace poco nos contaban en Jalisco la lucha de los trabajadores de Euskadi, en El Salto, y decía que fueron y le pegaron a la matriz que está en Alemania. Y por los dos lados los agarraron y así los doblaron. Pero así a lo bestia, en todas partes, pues podríamos hacerlo.
Entonces por eso es importante que nos presentemos, que digamos estos dolores. Y otro en otro lado va a empezar a brincar. Yo estoy seguro que los compañeros de Barcelona van a decir: a ver dónde, búscate la dirección de Aguas de Barcelona, y a lo mejor descubren que hay una liga con una empresa en Bélgica o en Suiza, o en Norteamérica, no sé qué, y por todos los lados se empieza a saber. Empezamos ahora sí que a descobijar la mentira que nos están vendiendo de allá arriba.
Entonces compañeros y compañeras, pues este ojalá esto sirva para que la Otra Nuevo León, la Otra en la Comarca Lagunera, y luego la Otra en Tamaulipas. Como ahora está la Otra en San Luis Potosí, porque ellos pueden contar mucho de lo que nos dijo el compañero poeta, escritor y periodista cultural —lo apunté todo porque son como apellidos—. ¿Cómo se llama? Ángel, el compañero Ángel sobre los huachichiles. También tienen ahí una tradición de lucha y la están tratando de reivindicar.
Nosotros decimos que hay dos ejemplos que tenemos que tomar. La guerra de aniquilamiento a los pueblos indios lo que hay que rescatar es que la perdieron, porque seguimos existiendo. Y la guerra sucia que hicieron en contra de los movimientos revolucionarios y rebeldes también la perdieron, porque estamos nosotros. Lo que tenemos que hacer es que pierdan esta, porque esta es la definitiva. Es una cuestión pues de sobrevivencia.
Entonces compañeros y compañeras, pues hay que vincularse y ponerse en contacto con estos otros compañeros y compañeras de otras partes. Hay que empezar a hacer florecer —como la compañera con sus flores— los lugares donde podamos encontrarnos, y hay que prepararse para la siguiente etapa.
Donde tengamos que ir a hablar con la gente y a escucharla, y tomarla en cuenta. Si ellos ven que entre nosotros ahí la llevamos, aunque sean jóvenes, anarquistas, libertarios, comunistas, socialistas, pues dicen: sí es cierto, pues es que el país que me están ofreciendo sí voy a tener un lugar. No me van a tratar de hacer su modo, sino que me van a respetar mi modo y voy a poder hacer una relación con el que es diferente conmigo.
Es todo compañeros, compañeras. Gracias.
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LA LUCHA EN SALTILLO SIGUE VIGENTE, COMO JOVEN , ME SIENTO CONTENTO, QUE HAYAMOS SIDO LOS JOVENES, LOS QUE HAYAMOS DEMOSTRADO NUESTRA FUERZA COMO GRUPO, Y ESO LO VIO EL SUB, NOS ESTAMOS ORGANIZANDO DESDE ABAJO Y A LA IZQUIERDA, CON LA TEORIA Y LA PRACTICA EN LAS MANOS, AQUI NO CABEN LAS EXCUSAS INTELECTUALOIDES, DEBEMOS LUCHAR EN NUESTRAS HUMILDES TRINCHERAS, A CADA A MOMENTO Y EN CUALQUIER ESPACIO, MARCOS, MIL GRACIAS POR PARTE DE LA JIR, ESPERAMOS NO HABERTE DEFRAUDADO, Y SABES QUE??? ESPERAMOS TU APOYO SOLIDARIO EN NUESTRAS SIGUIENTES LUCHAS¡¡¡ GRACIAS AL COMPA QUE NOS DEDICO LA POESIA A LOS JOVENES EN LUCHA¡¡¡ TUS OJOS DEMOSTRARON QUE ESTABAS CONTENTO. DESDE ABAJO Y A LA IZQUIERDA COMPAS¡¡¡¡¡
«SER PUEBLO, HACER PUEBLO Y ESTAR CON EL PUEBLO»
JUVENTUD DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA
Comentario de David — noviembre 21, 2006 @ 4:20 pm
soy la amiga de chilanga y la neta los apoyo en todo
Comentario de estrella 10 — noviembre 27, 2006 @ 3:43 pm
marcos un saludo des de chicago ill siepre te ealimirado discupa porque no se escrivir perfeto pero yo siepre apollo mi raza mexicana como quiciera estar con todos ustedes en chiapas y si ay chigasos en mexico me voy para alla yo soy nativo de nuevo leon mex me vine moy chico ha los usa
Comentario de jesus pena — noviembre 29, 2006 @ 5:23 pm
SALUDOS HERMANOS
los apoyo en todo y me gustaria que esta situacion en la que estamos
cambie ya que estudio en la ciudad de saltillo y la vida es difisil aunque
el moreira no la quiera pintar de otra forma pero tenemos que empesar
a unirnos logrando una lucha contra nuestros gobernantes que no nos dejan ser
y no hacen nada para cambiar a nuestro mexico.
positive vibration
Comentario de jacob — mayo 11, 2009 @ 12:29 pm