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Palabra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional

Oct102006

Reinicia la gira de la Comisión Sexta, jornada del 9 de octubre en Sinaloa

Palabras del delegado en la asamblea de Teacapán, Sinaloa Lea aquí la transcripción

Durante el mitin en el zócalo de Mazatlán Lea aquí la transcripción

En la reunión con adherentes en Mazatlán Lea aquí la transcripción

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Teacapán, Escuinapa, Sinaloa
Acto público

9 de octubre del 2006

Buenos días compañeros y compañeras. Mi nombre es Marcos, Subcomandante Insurgente Marcos. Voy a contar un poco la historia —porque como explicó un compañero, luego en los medios de comunicación no se contó cabal nuestra historia—. Yo represento a pueblos indios de Chiapas. Chiapas está hasta en la otra esquina de nuestro país, pero sigue siendo México, así como es Sinaloa también parte de nuestro país.

Nosotros somos indígenas de raíz maya. Nuestros pueblos hablan lengua tzotzil, tzeltal, chol y tojolabal. En nuestras montañas no había carreteras, ni hospitales, ni escuelas, ni gobierno ni nada. Nuestros niños se estaban muriendo de hambre, de diarrea, de calentura. Y nadie llevaba la cuenta compañeros y compañeras, porque ni siquiera habían nacido para el gobierno. No había un acta de nacimiento, entonces, cuando nuestros niños se morían, pues nadie los tomaba en cuenta. Ahí mismo donde morían, ahí mismo eran enterrados.

Y así fue pasando mucho tiempo. La tierra, nuestra tierra, estaba en manos de los grandes finqueros —les decimos nosotros, acá les dicen terratenientes—: las buenas tierras que tenían agua, que estaban en planada. Y a nosotros nos aventaron a los cerros, para sembrar entre las piedras.
Como no hablamos español, cuando llegábamos a los hospitales a pedir ayuda en las ciudades, nos dejaban afuera, porque no entendían qué estábamos diciendo. Porque nos veían gente así que era chaparrita, morena y que no habla español, decían: no pues son indios, que ahí se queden. Nadie va a tomar en cuenta qué les pasa.

Y pasaron muchos años y muchas muertes. Y esas son las que no contó el gobierno. Miles de muertos en años. Y entonces, nos organizamos compañeros —así como se organizan ustedes—, porque según la tradición de lucha de los pueblos indios, ya habíamos resistido la invasión española, la invasión francesa, la invasión norteamericana. Y siempre nos habían querido destruir nuestra cultura, nuestra lengua, nuestro modo.

Y empezamos a organizarnos porque tuvimos que escoger si nos íbamos a morir como animales —así como se muere un perro en una calle y nadie lo toma en cuenta, así nos estábamos muriendo nosotros— o si mejor, en lugar de eso, íbamos a morir peleando para que este país, que es también su país, se diera cuenta que existíamos. Que ahí estábamos y que éramos como ustedes: mexicanos y mexicanas.

Entonces, nos preparamos por muchos años —no crean que fue al otro día que ya dijimos: vamos a levantarnos en armas—, diez años estuvimos escondidos en las montañas preparándonos, hasta que llegó el día. Y escogimos un día en que los políticos estuvieran echando trago, festejando. Y les caímos en las ciudades, no crean que nos quedamos en las montañas, sino que salimos a las ciudades.

Y nuestros jefes no crean que son políticos o son licenciados. Los jefes de nosotros —y por eso yo soy Subcomandante—, nuestros Comandantes y Comandantas, son gente como ustedes: gente sencilla y humilde, señoras, señores. Que son como igual que ustedes, nada más que no hablan español: hablan lengua maya. Y entre nosotros nos entendemos en esas lenguas indígenas. Y ellos son los que dirigieron el alzamiento, y los que han dirigido esta lucha que llevamos ya de doce años, y que ya va a salir trece años el próximo primero de enero.

Entonces, esa fue la verdad: nosotros nos estábamos muriendo como animales, y escogimos morir como hombres y mujeres libres. Y resultó que cuando atacamos al ejército, se levantó un gran movimiento en todo el país. Un movimiento de personas como ustedes que dijo: ¡no, la guerra no! Hay que buscar la forma de hablar, de darse a conocer. Y eso hicimos: no seguimos matando ni seguimos muriendo, porque tampoco se trata de eso. No nos gusta matar ni nos gusta morir. Queremos vivir libres como cualquiera de esta gente.

Entonces, hicimos un diálogo con el gobierno. Ustedes ya saben lo que pasa cuando se dialoga con el gobierno: te dice que sí va a cumplir, como no, cálmate, regrésate a tu casa, y luego no cumple. Pero nosotros no lo sabíamos. Nosotros fuimos a hablar con el gobierno y firmamos un acuerdo. Y ese acuerdo dice que nos van a tratar como personas, como seres humanos. Porque a los indígenas no los trataban como seres humanos en este país. Y vamos a reconocer tu derecho a la tierra, porque antes que llegaran los españoles, y los norteamericanos y los políticos, y el PRI y el PAN, y el PRD y todos esos, antes de ésos estaban los pueblos indios. Y ellos eran los propietarios de las tierras y de los mares. No había monopolios, no había empresas hoteleras. Los pescadores en el mar, en los ríos y en las lagunas, y los campesinos en el campo.

Entonces, el gobierno dijo: está bien, voy a cumplir. Y no cumplió. Iba a cambiar la Constitución para que los pueblos indios fueran respetados. Porque nosotros queremos ser mexicanos, pero también indígenas. Que así como nos vestimos, que así nos respeten. ¿Por qué nos van a poner otro modo de pensar, otro modo de vestirnos? Si a nosotros nos gusta vestirnos en una forma de indígena, ¿por qué nos quieren que nos vamos a vestir como mestizos? Si nuestra lengua es la lengua maya, ¿por qué quieren que hablemos español, o inglés que es lo que está poniendo? Nosotros queríamos respeto, que es lo que cualquier persona digna está pidiendo: que la respeten, que no la traten como animal, que no la humillen, que no se burlen de ella.

Y el gobierno dijo: sí, voy a cumplir, y firmó un acuerdo y no lo cumplió. Y no crean que nada más el gobierno del PRI. Se pusieron de acuerdo el PRI, el PAN y el PRD. Y entre los tres, nos hicieron a un lado. Como si no hubiera muerto nuestra gente peleando, como si no nos hubiéramos levantado.
Y entonces, lo que hicimos nosotros fue: pues ¿para qué queremos a los políticos? Si nos podemos gobernar nosotros mismos. Entonces, nosotros mismos nos organizamos en las comunidades, compañeros y compañeras, y elegimos a nuestras autoridades. Y nuestras autoridades no son licenciados, son los mismos campesinos. Y cada tanto se van cambiando. Y si alguien se corrompe, que se empieza a agarrar dinero, inmediatamente se le quita.

Ahí en nuestras tierras no manda el gobierno federal, el que manda es el pueblo. Y los gobiernos que estamos poniendo tienen que obedecer. Y miren, no les voy a echar mentiras, ojalá puedan ir alguna vez, pero donde no había escuelas, hay escuelas, las construimos nosotros sin ayuda del gobierno. Como nos dimos a conocer, nos ayudó gente de otros países, nos ayudó gente de México. Y el dinero ese no se lo quedó Marcos, ni se lo quedó la dirección zapatista. Los pueblos levantaron escuelas, hospitales.

La tierra que era de los finqueros, se las quitamos —como dijo Zapata— y se repartió entre los campesinos. Y nuestros maestros no son los maestros del gobierno. Son la misma gente del pueblo, los jóvenes, que aprenden a enseñar. Y son los que están enseñando a los niños, y a las niñas. Porque antes allá las mujeres eran tratadas como si fueran ganado: se vendían. O sea, si alguien quería casarse con una muchacha, no iba y le hablaba a la muchacha, sino que le pagaba al papá, y con eso ya se llevaba a la muchacha. Ahora ya no. Esas cosas están cambiando, porque las mismas mujeres indígenas zapatistas se organizaron para exigir sus derechos. Como dijo la compañera, todo lo que tenemos nosotros, no nos lo dio el gobierno: lo tuvimos que construir nosotros mismos.
Y entonces, estamos viendo eso como pueblos indios que somos, y empezamos a hacer un movimiento nacional para exigir nuestros derechos. Y salimos varias veces a recorrer al país. Y entonces, conocimos a los jóvenes —a las jóvenas también como dicen nuestros compañeros— y vimos que son perseguidas igual como somos perseguidos nosotros. Que se burlan porque tienen el percing, porque se tatúan, porque se visten de negro, porque se pintan el pelo de otro color, o porque se peinan de otro modo. Nada más por eso. Y por eso piensan que son delincuentes. Y si hay un asalto en esta Cerámica y Novedades Gali, inmediatamente la policía va y busca al joven y dice: ése fue el que se robó las cosas. Y no se da cuenta que el que está robando en esa cerámica es el gobierno, que está agarrando sus impuestos para que se enriquezca el presidente municipal, el gobernador, el presidente de México.

Porque aquí, nosotros lo sabemos, que en México el ladrón anda de traje y corbata. Y se perfuma y se baña bien y vive en una gran casa. Y la gente humilde que está en la calle, o que está en la cárcel, ésa no tiene más delito más que el de ser pobre. O ser prieto, o ser chaparro, o ser gordo, como quiera que le quieran llamar.

Y vimos también que a las mujeres las persiguen porque son mujeres. Que porque “cómo estás”, “qué buena estás mamacita”, y “presta”, y no sé qué, como si fuera un objeto, o como si fuera un ganado. O ya estás vieja, ya no me sirves, y las desprecian también. Y vimos también que a los campesinos que no son indígenas, también les están quitando la tierra.

Y vimos a los pescadores también que los están haciendo a un lado, para que entren las grandes hoteleras. Y lo que hacen es que les chingan la pesca del camarón, o la pesca de los pescados —o de las especies de escamas, como dicen—, y entonces los van empobreciendo y empobreciendo hasta que dicen: bueno, ya no se puede hacer nada. Y con el Procede y el Procecom, vende la tierra. Y el lugar donde está la cerámica, donde están las tiendas que están, sus casa y todo esto, se tienen que ir a trabajar a otras ciudades o a Estados Unidos.

Ahorita llevamos 23 estados de la República. Y no hay un solo estado que no tenga familias cortadas por la mitad, porque sus parientes están en el otro lado. Y gente que trabajaba la tierra y la hacía producir, y tenía en su mesa qué comer —y nadie se lo había regalado, lo había conseguido con su trabajo—, y ahora ya no tenía nada. Porque salía más caro sembrar y vender que irse para otro lado. Campesinos que estuvieron todo el día trabajando para sembrar maíz, trigo, alfalfa, sorgo, frijol, verduras y dicen: “no sale Subcomandante. No sale, lo que le tengo que meter de trabajo y de dinero a la tierra para que me dé, a la hora que voy a vender mi producto a la ciudad, no me sale la paga. Mejor me voy a dedicar a otra cosa”. ¿Y la tierra? “Pues la tengo que vender”.

Y las tierras que antes producían maíz, frijol, alimentos pues que consumimos nosotros: verduras, ahora está una empresa hotelera, un centro comercial. Y la gente que antes vivía ahí, que era gente noble, ya no existe. Hay una casa, un cerro, hay un desierto de cemento, decimos nosotros.
Y entonces, nosotros decimos: vamos a dejar la lucha armada y vamos a juntarnos con gente que quiera luchar. Porque nosotros no venimos a invitarlos a que se alcen en armas, ni que se pongan pasamontañas —de por sí hace mucho calor aquí—, ni que nos vamos a otro lado. Nosotros lo que les pedimos es organícense aquí, aquí luchen, pero ya no luchen solos.

Aquí vienen unos compañeros que traen grabadoras y cámara. Ésos, lo que están haciendo es tomando su voz de ustedes. Lo que dijeron las compañeras, lo que dijo el compañero. Y eso va a conocerse en Mérida, en Quintana Roo, en Chiapas, y en otras partes del mundo. Porque ellos tienen la forma de mandar para que gente que es igual que nosotros, que está abajo, conozca la lucha, conozca la lucha de este pueblo, de los pescadores, de los campesinos, de los colonos, de los jóvenes, de las mujeres de Escuinapan, y de toda esta región. Y a lo mejor no va a salir en los grandes periódicos, ni en los grandes noticieros televisivos, pero en esas pequeñas noticias, en esos pequeños grupos que se pasan entre sí la nota, se va a saber que aquí ustedes están luchando y que están siendo despojados.

Así como yo les vengo a contar la historia de los campesinos y de los pescadores de Yucatán —que les están haciendo lo mismo que a ustedes—. En Quintana Roo, en Isla Mujeres, resulta que los pescadores están acusados —ellos— de destruir la naturaleza. Y los meten a la cárcel. Y ¿sabes por qué? Porque llevan el camarón, o el pescado, y les quitan, si lleva 50 kilos, 40 se lleva el patrón, porque está violando la veda. Y 10 se tiene que mochar con el policía. Todo el día estuvo trabajando ese pescador y no quedó con nada. Y poco a poco lo van empobreciendo.

Y ahorita nos platicó el compañero que aquí los permisos son para las grandes empresas armadoras, para las pescadoras, para la iniciativa privada que se dice. La iniciativa privada es un grupo de ladrones que está con la ley, nada más. Y la gente que está trabajando aquí, que podía tener la esperanza de llevar a la mesa pescado, camarón, lo que fuera, dice: “bueno, pues a lo mejor estamos batallando, pero comida no nos va a faltar”. Ahora sí. Porque ahora, trabajar en este sistema es un delito. Si ustedes van a pescar, que es lo que han hecho toda la vida —y sus padres, y sus abuelos, y así desde antes de la conquista—, ahora es un delito.

Y el que no tiene delito es el grande barco que agarra gran cantidad de camarón y a ese no sólo no lo meten a la cárcel, sino que lo apoyan. Le dan subsidio, dicen, le perdonan impuestos. Y ¿qué es lo que quieren hacer? Pues que se vayan de aquí. Que estas playas tan hermosas, este clima, todo eso, sea para un gran hotel. Y a ustedes no los quieren ver. Y ¿saben qué les van a decir? —porque así les pasó en Yucatán, en Quintana Roo y en Chiapas—: “Les conviene, vendan la tierra, porque va a venir el gran hotel, y entonces vas a tener trabajo”. De mesera, de mozo, de ese… el que carga los equipajes —ese, el botón—, el que cuida el jardín, o el que acomoda los carros.

Entonces, ustedes dicen: pues sí, pues ya no sale la pesca, porque hay que meterle gasolina a la lancha, y luego hay que pagar el impuesto y luego ver dónde, la refrigeradora, y como llevarlo a otro lado para que se pueda vender, lo poco que se pueda comer, todo eso. Pues sí, a lo mejor sí conviene, vendo mi pedazo de tierra y viene el hotel, y ahí voy a trabajar. De albañil o de mozo, o de mesera, o de recamarera. Mentira. Esos grandes hoteles ya vienen con sus empleados. A ustedes no les van a dar trabajo.

Ustedes van a ver nada más como en cada calle, y todo eso, todas estas calles que no tienen pavimento ni drenaje, van a tenerlo, pero ustedes no van a estar. Va a estar un norteamericano, un francés, un español, alguien de otro país, viviendo en su tierra. Y ese dinero ni si quiera se va a quedar aquí. El dinero que está pagando ese turista se va a ir para otro país. Y aquí nomás va a haber pobreza. Ni siquiera va a haber gente.

Ahorita acaba de pasar el proceso electoral. Ustedes escucharon la bulla de que si el PAN, Calderón, que si el PRD López Obrador, y que si el PRI Madrazo. Pero ustedes saben igual que nosotros, que no importaba quién llegara. Como quiera, sólo se acercan cada tanto que hay elecciones y luego se desaparecen.

Y entonces sí vienen los políticos o los síndicos y dicen: vote por mí, vote por mí, y yo te prometo que te voy a arreglar esto y esto otro. Y como uno no tiene nada, pueds dice: pues bueno, a lo mejor es chicle y pega. Voy a votar por esa gente. Y anda véte no lo vuelves a ver, más que cuando sale en la televisión que se robó dinero. Cuando sale en el periódico que está en la cárcel porque es un violador de niños, o cuando se huyó a otro país. O cuando vas a ver a Escuinapa o a Mazatlán y tiene una gran casa, y dices: pues si ése era un pobre diablo ¿de dónde agarró el dinero? Pues de la política.
Y ustedes van a regresar a su mesa, a su calle, a su trabajo, a su lancha, y las cosas van a seguir igual. Dice: Bueno y ¿qué cambió? Y pasó PRI y no pasó nada, pasó PAN y no pasó nada, pasa PRD y no pasa nada.

Y entonces, nosotros decimos: ¿a poco nos vamos a estar esperando ahora sí que viene otro, y otro, y otro, a ver si alguna vez sale uno bueno? Si gente del pueblo nos dice: es que ya no pedimos que salga un político bueno que nos ayude, nomás pedimos que salga uno que no robe. Aunque no nos haga aquí las cosas que queremos, nada más que nos deje en paz. Pero casi, nos está metiendo un impuesto y otro y ahora —como explicaron— y una cantina, y otra, cuando lo que se necesita son escuelas, hospitales, otras cosas que ven aquí.

Entonces, nosotros decimos, en lugar de que vamos a luchar de que si alguien va a ser candidato. Que a ver que el Marcos sea presidente, o lo que sea, para ver si él sí nos va dar, tenemos que agarrar nosotros lo que es de nosotros mismos. Lo que está pasando es que cada quien ve por su lado. Y a lo mejor, si luchan sólo aquí, pues sí los chingan, a lo mejor sí. Pero si nos ponemos de acuerdo en todo el país y todos luchamos, pues ahora sí que somos más. Además no estamos pidiendo nada, estamos pidiendo que se respete. Así como nosotros como indígenas pedimos respeto, los jóvenes piden respeto, las mujeres, los ancianos, los trabajadores. El respeto a lo que somos: pescadores, campesinos, colonos, lo que sea cada quien.

Y ese mar nadie lo conoce mejor que ustedes. Ustedes saben cuándo, cómo y qué es lo que se puede pescar y comer. Al rico que va a venir a poner un hotel, ese no le importa ni siquiera qué, lo que le importa es que se ve bonito, que hace bonito clima y cuánto va a cobrar por la habitación, y ya. Y todo ese mar que a ustedes les producía alimento, y a nosotros, porque ese alimento iba para otra gente, se va a perder. Y se va a destruir todo. Porque no crean que se quedan contentos con eso. Ustedes saben que el mar es como la tierra, si le cambias algo, empieza a cambiar todo. Entonces le van a empezar a meter cosas y se va a morir el pescado. Y a la hora que esto sea… todo esté sucio y destruido, señores, agarran su hotel y se van para otro lado. Y lo que antes aquí era hermoso, ya no va a existir. Va a ser como si hubiera pasado una guerra, como si hubiera caído.
Entonces, nosotros que somos de la Otra Campaña, no nada más es que somos zapatistas, hay de organizaciones, muchas organizaciones, grupos y colectivos en cada país, perdón en cada estado, ojalá fuera en cada país. Y lo que nos estamos haciendo es poniendo de acuerdo, y respetando. No se trata aquí quién va a mandar. De que ahora ya va a llegar el Marcos, o el zapatista, y él va a dar la orden y todos tienen que obedecer. No, que vamos a respetar. Si aquí se van a organizar ustedes como mujeres, como pescadores, como estudiantes, como maestros. O en Escuinapa, en la cabecera. O en todo Sinaloa. Nosotros vamos a respetar eso.

Lo que vamos a hacer es que cuando los ataquen a ustedes, o los chinguen, o les hagan una maldad, en todas partes respondamos, en todas partes apoyemos. Ahorita, por ejemplo, que venimos aquí, está el problema que nos dijeron de la Escalera Náutica, de que no les dejan pescar el camarón más que a los grandes propietarios. El de las escuelas, el de la persecución a los jóvenes, el de las colonias populares en Escuinapa. Pero antes nada más estaba aquí. Y ¿quién se va a venir a asomar acá? Acá nada más se asoman los políticos para quedarse con la tierra y para poder meter los hoteles. Y ahora con esto, se están empezando a conocer en otras partes del país, con gente igual que ustedes, lo que está pasando acá. Y entonces, cuando pase algo aquí, que ustedes organicen. Por ejemplo, que se están organizando para demandar a las autoridades de… según esto que están cuidando la naturaleza —y son las que la destruyen— por ecocidio, o sea por destruir la naturaleza. Pues en otras partes se van a enterar y van a apoyar. Y a la hora que pasemos en otros lugares, nosotros vamos a contar la historia de aquí. Y si aquí está pasando esto con los pescadores, y los compañeros que tenemos en Quintana Roo, en Chiapas —en la costa de Chiapas—, en Yucatán, en Michoacán, van a decir: están igual que nosotros. Y van a ver que van a decir: ¿por qué no nos ponemos de acuerdo y luchamos juntos?

Porque una cosa es que aquí en esta parte de Sinaloa luchen porque se respete el derecho de la pesca, de las cooperativas, y de los particulares pequeños, y otra cosa es que en todo el país se demande que se respete eso. Porque no se trata nada más que los dejen pescar, tendría que haber los apoyos para eso. Los apoyos que están dando para instalar empresas hoteleras, deberían ser para las cooperativas pesqueras. Porque es de ahí donde va a salir el alimento. Si sale más producción pesquera, se benefician ustedes y se beneficia la gente porque sale más barato. Pero a ellos no les interesa eso.

Entonces, nosotros no venimos a prometerles que vamos a solucionar el problema de aquí, ni de ningún lado. Nosotros les venimos a invitar a que vamos a ser compañeros. Que ustedes se organicen acá. Que planteen claramente sus derechos y que los den a conocer, con otras partes del país. Y que como jóvenes, como pescadores, como mujeres, como maestros, como estudiantes, como colonos, cada vez que tengan una demanda, se apoyen unos con otros. Nos apoyemos entre todos.

Y entonces, ustedes puedan decir aquí: nosotros luchamos como pescadores, como colonos, como mujeres, y nos apoya el EZLN. Pero también los apoyan todas las organizaciones, grupos y colectivos que están en la Otra Campaña. Y nosotros pensamos que así sí van a resultar. Ya probamos muchos años, que si un político y otro, y otro, y otro, y no sale. ¿Por qué no probamos que nosotros mismos nos organizamos? Que el mismo pueblo de aquí decida qué se va a hacer. Y que el dinero venga no para beneficiar a los ricos, sino para que la misma gente decida qué va a hacer.

Imagínense que ustedes tienen el presupuesto, no el presidente municipal, que ustedes. Y así en asamblea deciden: ¿qué vamos a hacer con ese dinero? Porque los otros lo que hacen es que yo me agarro este pedazo y nomás pinta ahí la pared o algo, para que parezca que estoy haciendo obras. Y ustedes dicen: no pues vamos a meter drenaje, vamos a pavimentar aquí, vamos a mejorar esto. Vamos a garantizar el permiso para la pesca, y vamos a prohibirle a las grandes empresas que pesquen camarón. Que sólo se pueda pescar camarón las cooperativas y los particulares pequeños. Eso sí sería un cambio. Y lo decidirían ustedes.

Eso es lo que estamos proponiendo nosotros. No que vamos a ir a hablar con el Calderón, o con el Fox, o con el López Obrador, o con el Madrazo, con el que vaya a quedar. Porque nosotros ya hicimos eso y no resultó. Y lo que sí nos resultó es que nos organizamos nosotros mismos. A lo mejor van a decir mentiras de ustedes, porque así es siempre, cuando el pueblo se organiza o lucha, empiezan a decir mentiras. Así dijeron mentiras de nosotros. Pero ahora, gracias a estos compañeros que nos vienen acompañando, pues va a haber otra forma de entenderse, otra forma de conocer lo que está pasando.

Así que nosotros venimos a decirles eso. Nosotros no venimos a decir que van a votar por nosotros, y que vamos a resolverle este problema. Nosotros decimos: ustedes mismos lo pueden resolver el problema, si se unen con otros que los apoyen. Y a lo mejor no me están creyendo, o a lo mejor sí me están creyendo. Pero créanme, nosotros ya lo vimos en otras partes del país: así empieza el despojo. El despojo es cuando te quitan una cosa, sin preguntarte nada.

Empezó la veda, ahorcaron a las cooperativas, les pusieron impuestos, les pusieron muchos trámites, hicieron que los pescadores se empobrecieran, privatizaron la zona ejidal que da con el límite el litoral. Tuvieron que vender, y en su lugar, ahora hay un gran hotel. y los que nacieron ahí, familias enteras: abuelos, bisabuelos, todo eso, ya no pueden entrar, ni pagando. Porque quién va a poder pagar para entrar a un hotel de esos tan grandes. Entonces, les quitaron todo y ahorita no tienen nada. Familias que tenían tradición de pesca, que eran pescadores, están trabajando en el otro lado —alguno de ellos—, de albañil o de lo que encuentre. Y otra parte de su familia está en una ciudad y otra en otra. Están completamente destruidos y desbalagados.

Si queremos defender el mar, si queremos defender la tierra, si queremos defender nuestra identidad como jóvenes, como mujeres, como colonos, como estudiantes, tenemos que organizarnos nosotros mismos. No es que estamos contando mentiras. Nosotros ya lo hicimos, y nosotros no teníamos nada, nada. Ni siquiera un pedazo de mar, ni siquiera un pedazo de tierra. Y nos organizamos y lo conquistamos. Y en nuestras tierras, ser indígena es un honor. En las ciudades, es una vergüenza.

Y viera que este país reconoce a los indígenas y reconoce a sus trabajadores, y a sus mujeres, a la gente que está abajo, que es la que lo hace caminar, entonces, sería otro país. Y no sería que un tarugo como Fox es el que está representando a México. Si viera que en otros países dijeran: México es esos pescadores de Sinaloa, o esos indígenas de Chiapas. o esos jóvenes de Escuinapa, eso sería otra cosa. Y entonces sí tendríamos el respeto que merecemos como nación.

Entonces, eso es a lo que los estamos invitando, compañeros y compañeras. Ustedes ahí véanlo, piénsenlo, platíquenlo, y vean si no es cierto lo que les estamos diciendo. Y piensen esto que les estoy diciendo: aquí no se trata de que ahí vamos a escoger a otro que va a venir de fuera. Se trata que nosotros nos organicemos y decidamos qué es lo que vamos a hacer. Gracias compañeros, gracias compañeras.

Mazatlán, Sinaloa
Mitin público

9 de octubre del 2006

Buenas tardes, buenas noches Mazatlán. Quisiera contarles algunas cosas, antes de explicarles qué estamos haciendo aquí. Porque tal vez alguno piensa que estoy usando el pasamontañas, porque me gusta usarlo en el calor de Mazatlán o de Sinaloa. No, no nos gusta. Les voy a contar la historia. Una historia que es la historia de su país, porque este país se levantó sobre los hombros y las espaldas de los indígenas. Y en la otra esquina, en la esquina contraria de este México hay un estado que se llama Chiapas. Y hay unas montañas ahí y hay unos grupos indígenas: tzeltales, tzotziles, choles, tojolabales.

No estoy hablando de Europa, ni de Centroamérica, estoy hablando de México. Y en nuestras comunidades los niños se morían de diarrea, de calentura, de un dolor de panza. Y no había ni siquiera una pastilla para curarlos, o para aliviarles el dolor antes de que murieran. Y ni siquiera contábamos, porque el gobierno ni siquiera fue a levantar y hacer un acta de nacimiento de esos niños y esas niñas. Se murieron sin que hubieran nacido para el resto del país, y para el resto del mundo.

Durante muchos años estuvimos cargando esas muertes. Miles, no estoy hablando de unos cuantos: miles de niños y niñas menores de cinco años. Y nadie nos hacía caso porque hablamos lengua indígena, lengua maya. Y llegábamos a las ciudades a vender nuestro café, y el coyote, el intermediario y el gobernante se burlaba de nosotros y nos pagaba menos por el precio que debíamos de tener. Y todo el día trabajando, a lo mejor muchos de aquí, campesinos, saben de qué estamos hablando. Todo el día trabajando para que la paga no diera para nada, ni siquiera para mal morir.

E iban nuestras gentes, nuestros hombres y mujeres, después de días de camino —porque allá no había carreteras— para llegar a un hospital y para que la enfermera o el médico del Seguro Social se burlara de ellos, porque hablaban raro, porque hablaban lengua que se hablaba aquí antes, mucho antes que el español. Porque hablaban lengua maya, porque eran morenos, porque eran chaparritos, porque eran gorditos, porque se vestían diferente. Y los dejaban afuera de los hospitales y de las clínicas, a que se murieran en la calle como perros.
Entonces, nuestras gentes allá se reunieron. Los ancianos, los jefes, y dijeron que teníamos que decidir si íbamos a morir como animales, o íbamos a morir peleando. Y nosotros decidimos morir peleando. Y el primero de enero nos alzamos en armas contra el gobierno. Y no fuimos cien, ni doscientos: más de cinco mil zapatistas, hombres y mujeres, tomaron siete capitales municipales del estado de Chiapas. Y entonces, nos empezamos a enfrentar con el gobierno, con las fuerzas gubernamentales. Con el ejército y las policías, y nosotros con nuestras armas, y ellos con sus helicópteros, sus tanques de guerra y sus ametralladoras.

Y teníamos que elegir si moríamos peleando así, o íbamos a morir como animales sin que nadie se diera cuenta. Sin que aquí en Mazatlán supieran que estaban muriendo mexicanos como si fueran perros en la calle. Hicimos eso, y para proteger a nuestra gente que es gente como ustedes, no crean que nosotros somos licenciados, o grandes políticos, o ingenieros, o médicos. Somos gentes del campo, y para proteger a nuestra gente, decidieron que había que taparse el rostro para que no los conocieran los otros, los priístas, los panistas, los que están con el gobierno. Y llegamos a la ciudades con el rostro tapado para proteger a nuestra gente. Y nosotros, que estábamos dirigiendo ese ataque, teníamos que dar el ejemplo y también nos tapamos el rostro.

Y desde entonces, desde entonces se convirtió en un símbolo. Porque ustedes, y todo este país y este mundo sólo nos volteó a ver a nosotros, a los indígenas, cuando nos tapamos el rostro. Y cuando teníamos el rostro descubierto, ni nos miraban. Pasaban por la calle, o no sabían que existíamos. Y que raro que cuando nos tapamos la cara, entonces sí voltearon a vernos. Porque nos estábamos muriendo en sus calles. Porque ahí estaba nuestra sangre. Y cuando nos moríamos, como animales en las montañas, nadie se daba cuenta.

Y desde entonces, de esos días, esto, el pasamontañas, el cubrirnos el rostro, se convirtió en nuestro símbolo. Así como los jóvenes punks, anarquistas, libertarios, comunistas, socialistas, homosexuales, lesbianas, mujeres, cada quien tiene su modo de decir: esto soy. Y nosotros así nos cubrimos el rostro para decir: esto soy. Para decirle a esos gobernantes de aquí enfrente, y a los que gobiernan este estado y este país, que es una vergüenza que alguien se tenga que cubrir el rostro para que lo tomen en cuenta, para que lo miren, para que lo nombren.

Y además, nosotros escogimos el color negro de la máscara, para simbolizar el color moreno que tenemos nosotros los de abajo. No nos pusimos una güera, o una blanca, nos pusimos una negra, que es el color de la tierra. Y así estamos diciendo: nosotros somos zapatistas, somos indígenas. Y este país volteó a vernos porque peleamos por nuestros derechos.

Cuando empezamos a pelear, mucha gente se organizó y a pedir que no hubiera guerra. Nosotros escuchamos. ¿Qué hacemos?, preguntamos. “Hablen con el gobierno, dialoguen, lleguen a un acuerdo”. Lo hicimos. Pasamos años tratando de hablar con ellos y por fin llegamos a un acuerdo. Y cuando por fin se firmó, ni el PRI, ni el PAN, ni el PRD lo dejaron pasar. En tierras mexicanas, ser indígena sigue siendo ser un ciudadano de segunda. Alguien que sirve para recibir limosnas en las calles, para vender en las aceras, para hacer artesanías, o para que el gobernador, o el presidente municipal se tome fotos. Pero no para que tenga derecho sobre la tierra, ni sobre el agua, ni para que tenga educación, ni salud.

Y allá no había escuelas, ni hospitales, ni caminos, ni nada. Las grandes extensiones de tierra eran propiedad de los terratenientes, de los finqueros. Y a nosotros nos tenían en las montañas, en medio de las piedras, sembrando ahí nuestro maíz y nuestro café. Y entonces, hicimos ese acuerdo con el gobierno y no cumplió. Y ni siquiera podemos decir que fue sólo un partido político. Fueron los tres más grandes partidos políticos los que nos traicionaron. Y ahora nos dicen que porqué no apoyamos a aquel que nos persigue, a aquel que se burla de nosotros, a aquel que nos ataca con armas, cuando es gobierno. Tanto PRI, como PAN, como PRD.

Nosotros dijimos: no podemos luchar solos por nuestros derechos. Nadie nos va a hacer caso si sólo como indígenas, si sólo como zapatistas, vamos a exigir nuestros derechos. Y empezamos a caminar y vimos a los jóvenes, que son perseguidos y despreciados igual que nosotros. Porque así como se burlan de nosotros de cómo vestimos y cómo hablamos, también se burlan y persiguen a los jóvenes por cómo se visten y cómo hablan, por qué música escuchan.

Y así como desprecian a las mujeres y las ven como una cosa, que las pueden usar a su gusto. O que sólo las clasifican por su belleza o por su juventud. Y a la hora que tienen edad, ya no sirves, ya estás vieja. Igual así también nos desprecian a nosotros. Y a los trabajadores, y a los campesinos, y a los niños. Y a los ancianos, después de toda una vida de estar luchando, trabajando, arañando para poder conseguir algo para comer, botarlos a la basura, y darles una pequeña limosna para que se mueran lo más pronto posible.

Y nosotros dijimos: ¿por qué no nos unimos con toda esa gente? No para alzarnos en armas, y no para cubrirnos el rostro. Porque nosotros no venimos aquí a decirle a Mazatlán qué tiene que hacer. Ni venimos a darle órdenes a Sinaloa. Ni estamos pidiendo ningún cargo. Porque ahora que pasó el proceso electoral, por aquí pasaron todos los candidatos presidenciales y les ofrecieron todo. Y ustedes saben que no van a cumplir nada. Lo acaba de decir un compañero de las transas que tiene el presidente municipal, que es de Acción Nacional. Y si le cambian de nombre y ponen PRI, va a ser lo mismo. Y si ponen PRD, va a ser lo mismo.

Y ustedes ven en su mesa —no me crean a mí, porque ustedes no van a votar por mí, yo no vengo a pedirles el voto—, a lo mejor es mentira lo que estoy diciendo, de acuerdo, vean su mesa. Vean si no cada vez tienen que trabajar más y cada vez hay menos y más chafa lo que tienen en esa mesa. Si todo el día están arañando la tierra —si son campesinos—, taloneando la calle —si trabajan en las calles—, en los comercios, soportando las humillaciones de los patrones. Y ver que todo el día están trabajando y en la bolsa no crece nada el dinero. Y cada vez se pierde más en el mercado, en las tiendas. Y cada vez hay menos para los hijos.

Que lo digan los estudiantes, si no cada vez es más cara la universidad, que se supone que es pública y gratuita, y resulta que cobran por una cosa y por otra. Y volteen a ver arriba, y digan ustedes si ése, que está ahí de presidente municipal, o que está de gobernador no es más rico que cuando entró. Es un negocio. Es un negocio, antes, en Sinaloa, los ricos eran los empresarios y los narcotraficantes, ahora son los políticos. Que a lo mejor ahora son lo mismo en todas partes.
Y aparte nosotros les estamos pagando. Nosotros les estamos pagando a esa policía para que reprima a los jóvenes, para que desaloje a los comerciantes ambulantes ¿para qué? Para que pongan un centro comercial que los va a dejar sin trabajo. Y que ahorita les dice: vengan a comprar porque aquí es muy barato el tomate. Y van allá y al rato lo van a subir, porque no va a haber otra tienda. Cada quien está perdiendo algo. Y nosotros no venimos a decirle: aquí hay un nuevo redentor: Marcos, López Obrador, Felipe Calderón, Roberto Madrazo, cuánta madre que se les ocurra.

Nosotros sabemos, porque lo hicimos en nuestra tierra. Nosotros no necesitamos redentores, ni alguien que nos va a venir a decir qué hacer. Si nosotros lo hicimos, porque en nuestras tierras nosotros mandamos. Ponemos a los gobiernos autónomos, y tenemos hospitales, y tenemos escuelas donde antes no había nada. Y nuestros hijos que antes nomás crecían para morirse, ahora crecen aprendiendo. Y crecen con el orgullo de que son indígenas, no les da vergüenza su color, ni su cultura, ni su lengua,

Y cada quien tendría que tener ese orgullo. Porqué se va a arrepentir el homosexual, el gay, la lesbiana, el transexual, de ser lo que es, si lo es con dignidad. O el joven, o la mujer. No importa cuál sea su forma. O el trabajador, porque aquí lo que está pasando es que el que no trabaja tiene, y el que trabaja no tiene. ¿Dónde está lo que está lo cabal?

Si lo que nosotros queremos es que se cambien las cosas: que el que trabaja si tenga, y que cada quien se respete, según cada quien como es. Y podamos ser seres humanos. No que nos están vendiendo que tenemos que ser de otra forma. Que si somos prietitos, tenemos que pintarnos para parecer blancos. Y que si somos chaparros, hay que ponerse zapato alto para parecer altos. No podemos seguir viviendo así.

Porque lo que está pasando con este país que, nosotros que somos indígenas de Chiapas, llamamos Patria —no sé cómo le llaman ustedes—, y esa Patria es lo mismo que une Sinaloa con Chiapas y con el resto del país, y si no hacemos algo, aquí en ese asta bandera va a ondear la bandera de las barras y las turbias estrellas: la norteamericana. Y ni crean que siquiera vamos a ser los empleados o los mozos de esos norteamericanos. Ellos ya vienen con todo, con todo incluido, hasta sus mozos que los traen de otros lados.

Y nuestra historia, y la tierra que pelearon nuestros abuelos, y la ciudad que se levantó con el esfuerzo de los mazatlecos ¿dónde va a quedar? Va a quedar en el olvido, y en nosotros va a quedar la vergüenza de no haber hecho nada. Nosotros no venimos a decirles que voten por ningún partido político, ni que levanten una bandera. Ni les vamos a repartir gorras, ni tortas, ni refrescos, ni modo.
Lo que nosotros les estamos diciendo: vean si no es cierto lo que estamos diciendo. Vean en su casa, en su trabajo, en su escuela, en donde se divierten, donde es cada quien, y digan si es justo lo que está pasando. Y si que responden que no, nosotros lo que decimos: organícense. Organícense y unámonos todas las fuerzas que hay en Mazatlán, en Sinaloa, en todo el noroeste del país, no sólo con los zapatistas de Chiapas, sino con todas las organizaciones que en todo el país se están organizando. Y también los que están en el otro lado del Río Bravo, al norte del Río Bravo. Porque los hermanos y hermanas que están teniendo que ir a emigrar, también se están organizando de aquel lado. Porque les da coraje que hayan tenido que dejar su patria, que es México, porque los empobrecieron y no les dejaron otra salida más que ir a buscar trabajo allá para tener qué comer.
Nosotros los venimos a invitar a eso. Piense cada quien, no vamos a dar orden ni vamos a engañar a nadie. Nosotros los respetamos y sabemos que tienen un pensamiento y una razón. No venimos a manipularlos. Vean su casa, vean su mesa, vean su trabajo, vean su escuela, y si es cierto lo que estamos diciendo aquí, organícense, porque eso no puede seguir así. Organícense y no peleemos solos. No pelee cada quien por su parte, sino que unamos juntos, para pelear por nuestra patria que es México. Eso es lo que queremos aquí en la Otra Campaña.

Gracias compañeros, gracias compañeras.

Mazatlán, Sinaloa
Reunión con adherentes

9 de octubre del 2006

Bueno, compañeros, compañeras, buenas tardes. Quería avisarles primero que vienen con nosotros, en la karavana, dos compañeros del Congreso Nacional Indígena, porque vamos a visitar varias comunidades indígenas en el Noroeste. Y también para reafirmar la presencia del movimiento indígena en nuestro movimiento de la Otra Campaña. Y viene también un compañero del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, de Atenco, para el que pido un espacio en el mitin de más al rato. Porque el acuerdo que hicimos es que íbamos a seguir impulsando, en nuestra gira por el norte, la lucha por la libertad y la justicia para los presos de Atenco. Entonces, qué mejor que alguien mismo de ellos y de ellas diga la palabra sobre este problema, y cómo nos vamos a solidarizar.

Ahora, voy a hacer algunas referencias muy generales, a ver si alcanzo a contestar algunas de las preguntas. El movimiento de la Otra Campaña es muy irregular. El documento que presenta el Comité Promotor de la Otra Campaña Mazatl, aquí de Mazatlán, tiene fecha de diciembre del 2005, ya hace diez meses. Quiere decir que después de la asamblea plenaria, se pusieron a discutir y a trabajar, y ahora sí que a hacer lo que habíamos acordado. Pero esto no es común en el resto de la Otra Campaña. Son pocos los colectivos o los lugares donde realmente se acometió la discusión sobre los seis puntos. Unos por la lógica interna, otros porque no quedaba claro. Y otros porque decían que en la Sexta Declaración están las definiciones básicas.

El problema que nosotros vemos es que la Otra Campaña tiene tres niveles —decimos nosotros, no digo que así sea para todos—. Uno es el que cada organización tiene, grupo o colectivo. Esos grupos, colectivos y organizaciones tienen sus formas de toma de decisiones, sus formas de trabajo, sus formas de discusión, su concepción del mundo: de cómo es y cómo debe de ser. Como lo explicamos nosotros en la Sexta Declaración, a la hora que alguien dice: “esto soy y aquí estoy”, también agrega: “así veo el mundo y así veo a mi país”, y “esto es lo que quiero hacer”. México es muy grande, y no me estoy refiriendo a la situación geográfica, me refiero a la riqueza de luchas, de organizaciones, de grupos, que están resistiendo el avance del capitalismo —en este caso en la etapa neoliberal—.

Entonces, nosotros decíamos: si pudiéramos unir todas esas resistencias, todas esas voluntades, no sólo podríamos detener el avance depredador del capitalismo en México, sino tendríamos la fuerza suficiente, para destruirlo, decimos nosotros. De tal forma está avanzando la destrucción en nuestro país, que para poder detener esa destrucción se necesita un esfuerzo tan grande, que sobra. No sólo para detenerlo. Nosotros decimos: si nos organizamos para detener esto, vamos a ver que tenemos la fuerza suficiente para acabar de una vez con eso. Y empezar a plantearnos la posibilidad de otra forma de organizarnos.

Entonces, está eso: cada quien cómo se organiza y cómo lucha. En todas esas diferencias —decimos nosotros— hay puntos en común. Uno, es el anticapitalismo, porque habrá otras organizaciones que resisten y luchan o que quieren avanzar algo, pero no se plantean el enfrentamiento al sistema. Por eso nosotros decimos: la Otra Campaña es de izquierda y es anticapitalista. No estamos diciendo que tenemos el monopolio del pensamiento de la izquierda. Podríamos reconocer que es también un pensamiento de izquierda los que piensan que se puede matizar, o atenuar, o ablandar la crueldad del capitalismo. Nosotros pensamos que no. Que sólo podemos hacerlo destruyéndolo completamente. Destruyendo sus bases.

Entonces, puede ser que un colectivo se organice para discutir y tomar una decisión. Y su forma de enfrentar al capitalismo es la autogestión. Dicen: nosotros no vamos a consumir nada, ni nos vamos a meter en el mercado de trabajo. Y es su forma de resistir y de enfrentarse al sistema capitalista. Otros dicen: no, lo que nosotros tenemos que hacer es organizar a los obreros para que luchen por sus derechos y para que logren arrancarle al capitalista, mejores condiciones laborales. Pero su movimiento es anticapitalista igual que el otro, pero están siguiendo caminos distintos, o formas de distintas de enfrentarse.

Y otros dicen: el capitalismo está generando una cultura depredadora del pensamiento, de la individualidad, de la libertad, de la identidad de cada quien, entonces, mi forma de enfrentarme al capitalismo es articular otra cultura —a veces se dice contracultura, a veces cultura alternativa—. Entonces, se trata de construir algo que recupere la identidad, el respeto a sí mismo, la dignidad de las personas, en contraposición con los medios masivos de comunicación del capitalismo, de la cultura. La concepción de qué es la mujer, de qué es el niño, de qué debe ser el anciano. Y ahí desarrollan un trabajo muy importante.

Y así podrían poner muchos ejemplos. El problema es que no nos conocemos compañeros. O sea, la voz de Sinaloa, y la voz de Mazatlán apenas se va a empezar a escuchar en Quintana Roo. Aunque Mazatlán, por según veo, sí haya escuchado a Quintana Roo. Entonces, nosotros decimos: en la primera parte tenemos que hacer el pase de lista, tenemos que decir quiénes somos. Y que cada quien se levante y cuente su historia y su concepción.

Así como el comité Mazatl, o el colectivo pues, dice: yo así veo la Otra Campaña. Y como lo ven los pescadores de Quintana Roo es diferente. Y como lo ven los pescadores que estuvimos hace rato, también es diferente. Entonces, se trata de encontrar los puntos en común. Y entonces ver cuáles de esos puntos en común son definitorios. Eso es lo que nosotros estamos proponiendo que discutamos ahorita. Porque nunca hubo un acuerdo para defender Atenco, pero todos entendimos que había que defender Atenco. Nadie votó. Votemos si vamos a apoyar a Atenco, no, fue una reacción inmediata, de indignación, de compañerismo. A alguien lo están golpeando, violando —en este caso como mujeres—, entonces, la reacción natural es esa. Como que eso se da por sentado.
Pero, por ejemplo, la liga con el movimiento, primero, para ganar la elección de López Obrador, y luego, en contra del fraude, ahí sí ya no había consenso. Hubo quien le entró y quien no le entró. Pero no había una definición de la Otra Campaña. Nosotros no podemos decir: los que le entraron, quedan fuera. Porque no hubo una definición. Entonces, nosotros decimos: hay definiciones básicas, y hay definiciones que corresponden a los grupos y colectivos. O hay definiciones que se van a ir resolviendo con el tiempo.

Nosotros decimos: en la actual coyuntura política —como dicen—, en los diferentes caminos que se presentan, la Otra Campaña tiene que definir su perfil. Tiene que ser, como decía el compa que pasó hace rato, dice: yo digo y explico la Otra Campaña, pero no sé si está diciendo lo mismo el indígena maya en Yucatán. Y debieran decir lo mismo, aunque de forma diferente. Debiera decir lo mismo el comité aquí de la Otra Campaña, pero dando ejemplos de Mazatlán, los que nos presentaron ahorita de aquí de la universidad. Imagínate la sorpresa de que la referencia de la Universidad Autónoma de Sinaloa son “Los Enfermos”. Y resulta que no, que hay otras cosas. Y que está esta escuela, y que está lo que hace, y está la Casa del Estudiante a donde vamos a ir al rato.

Todas esas historias no se conocen. Ustedes las conocen y las viven y dicen: bueno, es que así es. Y no, en otras partes no las conocen. Como no conocen la parte de los pescadores que vimos hace rato. En el momento en que estos compañeros que están aquí, que vienen con la karavana, que están sacando la grabación, y el audio, y el video y haciendo los textos, y se está mandando para otras partes. Y otros compañeros de la Otra, así comité como ustedes lo están bajando y lo están llevando para allá, los compas de la costa de Chiapas, de Tonalá, van a decir: este problema ya lo tenemos nosotros.

Y no hay otra forma en que esa información y esa identificación brinque de la costa del Pacífico norte a la costa del Pacífico del sureste, más que la Otra Campaña. Nadie más se lo ofrece. Ni el PRD, ni el PRI, ni el PAN, ni los periódicos más progresistas que quieran. Ni el internet, ni nada. Es la gente que está en la Otra Campaña, los colectivos, los que están haciendo ese puente.
Por eso, nosotros dijimos desde el arranque: los medios alternativos de comunicación, medios libres, como se quieran llamar, van a ser la columna vertebral, porque es la que nos va a permitir que nos conozcamos. No podemos estar al pendiente de que a lo mejor nos encontramos un reportero buena onda, y a lo mejor es un director buena onda. Y alo mejor le conviene y va a publicar una nota. Y va a salir que en Mazatlán pasa esto. No, mejor nuestros mismos compañeros nos dicen: órale, yo levanto esta información y la aviento.

Y saco este ejemplo porque en Quintana Roo, un pescador nos dijo lo mismo que nos dijeron los pescadores hace rato. Y nos dijo: lo que nosotros queremos es que nuestra palabra se haga grande y llegue lejos. Y la Otra Campaña es lo que podía hacer. Y es lo que puede hacer todavía. El problema que tiene el norte de la República, es que tiene que hacer las dos cosas al mismo tiempo. Tiene que decir: “aquí estoy, esto soy”, para que lo conozca el resto de la República y el resto de la Otra Campaña, y al mismo tiempo tiene que decir: “esto quiero que sea la Otra Campaña”.

Entonces, no basta que había que hacerlo ya, que este documento, esa propuesta, circule en toda la Otra Campaña. Lo ponemos en la página o lo mandamos a los correos —como ustedes vean— y que se empiece a conocer cuál es su posición. No basta con eso. Se necesita que ustedes decidan cuál de estas definiciones son fundamentales; cuáles están dispuestas a dejar para después. Porque en esto que estamos diciendo de que cada grupo, colectivo, organización tiene su propia lógica, está lo del aspecto legal que decía el compañero.

Dice: hay abogados que son de la Otra Campaña. Son los que están defendiendo a los presos y presas de Atenco y lo están haciendo porque es su trabajo, así como el trabajo de estos compañeros es sacar el audio y subirlo a internet para que lo agarren en otro lado. Dice: mi trabajo es defender a la gente. Y en ese margen de legalidad, ahí me muevo, porque lo que nosotros queremos es que esos compañeros sean libres, puedan estar sentados aquí, o en donde esté cada quien, pues. Y ahorita no pueden estar porque están presos.

Y están presos no porque son campesinos, y no porque defienden la tierra. Están presos porque son de la Otra Campaña. Por eso los metieron presos. Y a las que violaron, las violaron por eso. Y a los que golpearon, fue por eso. Porque estaban haciendo lo que no está haciendo ninguna organización nacional ahorita que es: solidarizarse con el compañero sin importar su tamaño, sin importar si va a haber capital político.

Y eso es lo que hace, lo que nos está haciendo diferentes. Nosotros decimos entonces: ¿qué es lo básico de la Otra Campaña? Otra forma de hacer política. No basta con que digamos somos de izquierda y anticapitalista. Porque a la hora que le digamos a la gente: éntrate con nosotros o reconoce que nosotros te vamos a apoyar, si vamos a hacer lo mismo que hacen otros. Si vamos a decidir que un líder, que un caudillo, o que un grupo de dirección decida por todos.
Nosotros tenemos que darle el ejemplo a la gente, de decirle: éntrate aquí porque aquí sí vas a ser tomado en cuenta. No importa quién eres, no importa si no hablas español, no importa si estás en la sierra, o si estás en una lancha de pescadores. Porque si te estás enfrentando en tu modo, tienes parte con nosotros. Entonces, nosotros decimos: lo que necesitamos ahorita es preguntarle a todos los compañeros, a todas las compañeras, qué Otra Campaña quieren. Pidiéndoles: ¿qué es lo básico? Lo que tú dices si no tiene esto, me voy. Y qué es esto que dice: bueno esto lo puedo discutir, y esto lo puedo entender.

Porque si no, entonces, nos vamos a convertir en un tribunal y vamos a hacer que pase cada uno de los adherentes, organizaciones o grupos y les vamos a poner la palomita o el tache. Pero no vamos a reconocer lo que reconoce se supone la Otra Campaña que es: que ahí hay una historia de lucha, que no nacieron con la Otra Campaña, ni nacieron con el EZLN. Que llevan años, décadas, tiene muertos, presos, desaparecidos en la lucha. Y están enfrentando al capitalismo para derrotarlo, no para ganar un puesto. Porque si no estarían en el otro lado.

Entonces, nosotros decimos: bueno, si esta definición básica se toma, pero ya por todos. Lo que hay que difundir, lo que hay que propagandizar, ya no va a ser la Sexta Declaración, va a ser la Declaración de la Otra Campaña. Y ahí va a estar la parte de Mazatlán que no está en la Sexta Declaración. En la Sexta Declaración está lo de las comunidades indígenas zapatistas. Pero en la nueva declaración que salga de esta definición que estamos proponiendo, estará la voz de Mazatlán, la voz de Sinaloa, la voz del noroeste. Pero se necesita ver cuáles son las básicas. Porque aquí hay muchas cosas que, a lo mejor, ustedes dicen: bueno, es que esto sí.

Y nosotros estamos preguntando esto: ¿se puede estar en los dos lados compañeros? Porque vimos mucha gente que estuvo en los dos lados: que estaba en la pista electoral y que estaba en la Otra Campaña. Y que aún así, faltaba una definición. Esto que nosotros planteábamos de la política de alianzas. Que decíamos de ejemplo: la Promotora, el Diálogo Nacional y el Frentote. Ahora es la CND de López Obrador. Y entonces, ¿qué posición vamos a tomar? Porque unos dicen: tenemos que entrarle. Nosotros como zapatistas decimos que no, pero es nuestra decisión, pero como Otra Campaña no está definido.

Tendría que definir la Otra Campaña qué respecto a otros esfuerzos. Porque gente, compañeros, hay en todos lados. Nosotros poníamos el ejemplo, que nos decían: “tienen que sumarse al plantón de López Obrador porque hay mucha gente”. Bueno, también cuando está el desfile de Disney también hay mucha gente, porqué no vamos ahí. O cuando llega el Papa, hay mucha gente, porqué vamos ahí. A nosotros no nos está guiando la multitud. Lo que nos está guiando es a dónde va esa gente. Si esa gente va para otro lado, nosotros los zapatistas pensamos: pues que te vaya bien.

Porque todos hablan de la gente que fue defraudada. Y de la gente que no votó ¿quién habla? Que son la mayoría. ¿Y por qué no nos preocupamos por ésos? Nos estamos preocupando por los que se están lamentando que les hicieron un fraude electoral, y no nos preocupamos por los más de 30 millones de mexicanos que no creen en la política de arriba. No creen. No es cierto que no votaron porque no sabían, si por todos lados se veía que iba a haber elección. No votaron porque dijeron: todos son iguales, que es lo mismo que pensamos nosotros.

Porque la Otra Campaña tiene que tomar la decisión de a dónde va su fuerza. Es una decisión porque dices: no puedo cubrir todos los frentes. ¿Dónde va a ir mi esfuerzo principal? Nosotros decimos que tiene que ir a la gente que no está organizada, que es la gente de mero abajo. Como los pescadores que vimos en la mañana. Con ésos tenemos que ir. Porque a ésos, los partidos políticos sólo se les acercan cuando hay elección, y no los escuchan. Y la Otra Campaña los tiene que escuchar.

Entonces, lo que nosotros decimos: órale, está esta propuesta de Mazatl, están otras propuestas que vayan a salir. Vamos a preguntarles a todos qué piensan. Vamos a preguntarles a todos si están de acuerdo que sea de izquierda y anticapitalista. Cómo se va a tomar en cuenta el lugar de las mujeres, de los pueblos indios, de los homosexuales, lesbianas, transgéneros, bisexuales, de los niños, de los ancianos. En qué lugar va a estar dentro de nuestro pensamiento. Y entonces, sin dejar de perder la identidad como EZLN, como organización política, como grupo político, como grupo cultural, o como colectivo de discusión, sin perder esa identidad ¿qué es lo que nos va a ser iguales? Eso es lo que debe ser la definición fundamental de la Otra Campaña.

Y de tal forma que no tengamos, que no vayamos a hacer algo que vaya a influir y que vayamos a obligar a los colectivos, a las organizaciones y a los grupos a que cambien su historia, o a que renieguen de ella. Porque si nosotros ponemos, por ejemplo, una estructura vertical, entonces vamos a hacer que todos esos colectivos y grupos que toman las decisiones horizontalmente, y que se organizan horizontalmente, renuncien a su historia o se salgan de la Otra Campaña.
Y el problema no es ese. Nosotros pensamos que el problema es ¿dónde se está mirando? Como esos grupos que mencionaron aquí, o partidos políticos que están viendo hacia arriba. Que están viendo a ver si obtienen un cargo con López Obrador o con el que vaya a quedar. No es lo mismo. Y tampoco podemos decir: todo va a ser horizontal y la organización que no sea horizontal va para afuera. Porque organizaciones, empezando por el EZLN que es vertical, se va a salir. Porque dicen: nosotros somos verticales, vaya más vertical que un ejército no hay.

Entonces, nosotros decimos: si conseguimos que la definición de la Otra respete la forma y toma de decisiones y de trabajo de cada grupo, de cada organización, pero las logra conjuntar en un objetivo común, la fuerza va a ser tan formidable que entonces sí van a temblar. Porque ustedes vieron que en las noticias que se juntaron 2 millones de López Obrador, y vean qué pasó con la Bolsa de Valores: no pasó nada. ¿Hubo fuga de capitales? Tampoco. Cuando se empiecen a organizar los de abajo, y entonces, los pescadores que vimos en la mañana, en su lugar, se unan a una lucha con los pescadores de la costa de Chiapas, con los de Quintana Roo, con los de Yucatán, con los de Veracruz, y levanten un movimiento juntos, entonces sí, ahí si van a temblar las armadoras, porque no se está bloqueando una calle, se le está picando —iba a decir una grosería, iba a decir el culo pues, pero— la cola al capitalismo. Y pues ahí va a brincar, porque ahí es donde le estás tocando.
Y supongamos que podemos unir la lucha de los pescadores. Y si unimos la lucha de los estudiantes en contra de la privatización, porque lo que nos contaron de la UAS, del proceso de privatización disfrazada, eso que meten cuota y ahora cobran esto y lo otro. Eso en todas las universidades, supuestamente públicas del país. Y dicen: las universidades públicas del país, son las universidades privadas más baratas que hay, porque como quiera hay que pagar.

Y lo que explican de destrucción del medio ambiente, es la misma historia de Quintana Roo que escuchamos. Nada más que falta escuchar la de Sinaloa, y de Mazatlán en este caso. Y si los unimos también con los trabajadores, porque el problema no es Vega Galina, que nosotros tengamos que ver si nos aliamos con Vega Galina, porque ya hay un grupo de trabajadores del IMSS que son adherentes y tienen su propia organización. Si la Otra pudiera organizarse en varios lados y ser ese puente, podíamos levantar un movimiento que sí tiene las posibilidades de transformar este país radicalmente.

Entonces, nosotros decimos: la Otra no es para cualquiera, compañeros. La Otra necesita lo que ustedes señalaron: honestidad, congruencia, consecuencia. O sea, el referente de la gente de afuera tiene que decir: no es que ésos son de la Otra Campaña. ¿Qué quiere decir eso? No se venden, no se corrompen, no están buscando el lucro personal. A diferencia de los otros partidos políticos, porque ves a un líder y dices al rato ya lo ves de diputado, de senador. El de la Otra Campaña no pueden ver eso.

Entonces, está el nivel de los grupos y colectivos, está el nivel de la Otra Campaña, y está el nivel del pueblo que queremos organizar, respetándolo, porque no lo vamos a organizar para dirigirlo. Lo vamos a organizar para unirlo. Pero ¿qué se va a hacer en cada lugar? Debe ser una decisión de la gente de ese lugar. Nosotros no podemos llegar y decirle a los pescadores: tienen que hacer así y así —que es lo que hacen los partidos políticos—. Nosotros debemos decir: ¿ustedes cómo ven? “Aquí queremos hacer esto”. Órale, nosotros apoyamos.

Y en este nivel de honestidad, y en este nivel de solidaridad, éstos son nuestros principios básicos. Esto es lo que nos hace igual al anarquista, al libertario, al comunista, al socialista, al zapatista, al joven, al punk, al anciano, al indígena huichol, al indígena kora. Lo que los hace igual, sin que pierdan su diferencia, es que se están planteando otra forma de hacer política, y que están eligiendo a un enemigo, el más poderoso que ha enfrentado la humanidad en su historia: el capitalismo.
Si nosotros logramos conseguir esto, el problema no va a ser si cabemos aquí compañeros, o si hay mucha gente en el mitin de al rato —que va a haber poca—. El problema va a ser: es que va a ser tanta la riqueza, que si con la riqueza que se vio en la plenaria del 16 de septiembre y tardó 3 meses en verse —según nos cuentan— imagínense la riqueza que hay en el país. Y el reto teórico, analítico, y para las ciencias sociales que va a representar dar cuenta de ese movimiento.

Nosotros decimos: órale, que lo cuenten otros, que lo expliquen otros, a nosotros nos toca hacerlo.
Entonces, lo que nosotros les proponemos es: hay que difundir esto. Estuve revisando la página, no hay una página de referencia en internet de la Otra en Mazatlán, ni la Otra en Sinaloa. Y debiera haber algo, porque los que están en otros lados del estado le pican al mapa, para ver qué información hay de Mazatlán o qué información hay de Sinaloa. Y aquí está, ustedes ya lo hicieron. Y desde el 30 de diciembre del 2005. O sea que con trabajo y fueron a la cena de año nuevo, porque todavía estaban redactando esto pues. Y lo hicieron a tiempo, pero se necesita esa referencia, para que otros digan: ¡ah! pues mira esta parte yo no la ví, o qué quiere decir esto. Y que empiece el debate.

Y a lo mejor se puede hacer esta propuesta y hacer una mesa redonda con Mochis, con Culiacán, con la Paz, con Tijuana, como se proponía hace rato de las co-regiones. Y a lo mejor encuentran muchos puntos en común, pero les insisto: la pregunta fundamental debe de ser —pensamos nosotros— es ¿cuáles de éstas son irrenunciables? Si aquí decimos tal cosa, yo me voy. Esa es la pregunta que debe ser. ¿Y éstas? pues a lo mejor no. Y a lo mejor ahí aprendemos otras cosas. Por ejemplo, el PPS que se menciona es el PPSM, es una escisión que ya no hemos sabido de esos compañeros es el Partido Popular Socialista de México, que se escindieron del Partido Popular Socialista. Nada más que como a todos se les olvida la M piensan que es el mismo pues. Que además el otro ya no existe pues, pero bueno. Así queda.

Pero en este de la coyuntura, que nosotros les decimos: hay que ver cómo está el país, qué pasó, cómo está abajo. Porque no se trata de que todo el pueblo entre a la Otra Campaña. No va a entrar. Lo que queremos es encontrar a los mejores hombres y mujeres, honestos, desinteresados. La vieja cultura de la izquierda, que los militantes eran los que más se jodían, y que no tenían nada. Y que con ésos vamos al pueblo. Si no les ofrecemos otra forma de hacer política, va a decir: bueno, y ¿tú qué eres diferente? siquiera el PRI da gorras ¿tú que das? ¿condones? Y a lo mejor ni eso.
Nosotros les debemos decir: no, lo que nosotros te damos a tí es que tu voz va a ser tomada en cuenta, y el Programa Nacional de Lucha no va a ser producto de una reunión en la Universidad Autónoma de Sinaloa, va a ser producto de lo que tú digas. Y lo que necesitan los pescadores, lo van a decir los pescadores. Y lo que necesiten los estudiantes lo van a decir los estudiantes, no otros. Porque todos los proyectos políticos que se jugaron ahora en las elecciones, era lo que decían ellos y a ver quién le entraba —si es que le entendías y si no, no—. Pero en qué momento los candidatos dijeron: “vamos a preguntarle a la gente qué es lo que quiere, y entonces eso vamos a hacer”. Nunca. Y eso es lo que debe hacer la Otra Campaña.

Entonces, nosotros les proponemos eso. Les proponemos: hay que difundir esto. A lo mejor les estoy dando más chamba, pero creo que es necesario que, como colectivo, discutan: bueno, de todo esto que ya decidimos ¿qué es lo que nos va a hacer —sin perder identidad—nos va a hacer de la Otra Campaña? Y qué de estas cosas yo le puedo decir a otro: tú no eres de la Otra Campaña, porque eso que estás haciendo está violando este fundamento. Y a lo mejor no tiene que ver con cómo toma su decisión, a lo mejor no tiene que ver con cómo trabaja. A lo mejor tiene que ver porque no se está planteando la solidaridad con el compañero. Dice: porque tenemos un compañero que golpearon y tú no estás haciendo nada, esa es una falta a lo que es la Otra Campaña. Y es tu deber elemental, básico, apoyar a un compañero. Porque ahora somos compañeros. O luchar por un puesto de elección popular con un partido político, porque se supone que no, que vamos contra todo eso.

Entonces, esas definiciones básicas hacerlas. Plantear el otro paquete como de discusión, porque hay cosas que tienen que seguirse discutiendo. Y plantear otras cosas que dice: no pues es que esto le corresponde a cada organización decidir. Si no, lo que va a pasar es que nos vamos a ir reduciendo y reduciendo, y reduciendo, y reduciendo, y la Otra no va a crecer. El problema no es el número, no va a crecer en el pensamiento, porque ahorita la riqueza es ésta.

A lo mejor tiene que ver mucho la diferencia que hay entre concepciones políticas que no se conocen. A lo mejor los comunistas están aprendiendo a entender a los anarquistas y a los libertarios, y al revés. A lo mejor los machos como nosotros —estamos en Sinaloa oiga— vamos a aprender a entender el movimiento lésbico, gay, bisexual, transexual —a veces se me van pues los nombres, pero esas diferencias—, a lo mejor los mestizos van a aprender a entender a los pueblos indios, y los pueblos indios van a aprender a entender los mestizos. Porque hasta ahora, estamos separados, cualquier otra cosa es mentira. Coincidimos en eso de que si vamos a votar o no vamos a votar, pero cada quien tiene su propia historia. Y se supone que esto lo que nos estamos planteando, es una unidad, otro país.

Y ¿va a ser posible otro país, si hay una fuerza política nacional que plantea otra forma de hacer política, si no no. Nosotros decimos: preguntémosle a todos, a todos. No importa dónde estén, y no importa si habla bien oratoria, no importa si sabe hablar bien el español. Y cada quien con su modo que nos diga: no pues yo estoy de acuerdo que sí, pinches hombres hay que castrarlos a todos, el antipatriarcal, o lo que sea que ponga ahí. Y otro que diga: no, es que son las viejas las que… lo que sea cada quien pues. Y que saquemos un consenso y que ya digamos: entonces sí, el compañero que le pegue a una mujer, está violando el fundamento de la Otra Campaña, tiene que ser expulsado, sale ya, ni siquiera tienen que decir. Y la mujer que le pegue a un hombre ¿a verdad? también. No, no sé, depende dónde le pegue.

Esas cosas que nosotros no vimos, no vimos a la hora que hicimos la Sexta Declaración y las vimos a la hora que empezamos a encontrarnos con ustedes. Porque era el mínimo en honestidad. Nosotros no podemos decir: los estudiantes deben ser esto. ¿Por qué no le preguntamos a los estudiantes? Y a lo mejor es diferente lo que plantea el estudiante de la autónoma de Sinaloa, al de la autónoma de Yucatán. Es lo más seguro, pero hay puntos en común. Y eso es lo que tenemos que encontrar.

Entonces, eso es lo que les proponemos, compañeros y compañeras. Gracias que nos recibieron. No sé si contesté, pero que entre las lógicas de esos grupos y colectivos, está la lucha de gestoría que le dicen. Son organizaciones, por ejemplo, campesinas que están demandando reconocimiento de tierra o de créditos. Y así es como forman a sus compañeros y compañeras. O sea, no les dicen que así se va a resolver el problema, es una forma inmediata. Nosotros decimos: nosotros respetamos eso. Lo que no respetamos es que se manipule a la gente o que se use como trampolín político, o que el líder se venda pues, como ya sabemos.

Pero, por ejemplo, la lucha legal por los presos, contra la represión. El marco legal que es el que nos permite reunirnos, porque odio decirles, pero si no fuera por el marco legal, todos ustedes son acusados de delincuencia organizada. Porque se están reuniendo con un transgresor de la ley. Pero como el marco legal da que una iniciativa pacífica, civil y todo eso, entonces, es posible, porque no estamos planteando la lucha armada. Entonces, si a alguien lo detienen afuera, él tiene que decir: “no yo estoy en pleno uso de mis derechos constitucionales de asociación, porque no hay gente armada”. La Constitución prohibe que una asamblea se reúna con gente armada y tome decisiones. Y yo no tengo más que el arma que dios me dio y eso puffff. Bueno.

Entonces, eso lo tenemos que aprovechar. Por ejemplo, hay una cosa inmediata que es —nosotros decimos que es de la Otra Campaña, que ustedes lo mencionaron también— que es defendernos de la represión. Pero antes cada quien se rascaba con sus uñas compañeros. Si hubiera pasado lo de Atenco antes de la Otra Campaña, ahí hubiera quedado: en el estado de México. Y la Otra Campaña hizo que se hiciera nacional e internacional. Entonces, ahora podemos decir: si a los compañeros pescadores y compañeras mujeres de la mañana, les hacen algo, ya tenemos la garantía de que en el otro extremo del país, alguien va a protestar por ellos. Y en otra parte del mundo alguien va a protestar por ellos.

Entonces, eso es así como lógico. Pero hay que ponerlo y hay que definirlo. Porque nosotros podemos decirle a alguien: ¿tú qué hiciste? “No pues es que yo estaba en el plantón de López Obrador”. Y ¿por qué no fuiste al plantón de los de Atenco? o ¿por qué no hiciste algo por lo de Atenco? Pero tenemos que hacer esas definiciones. Pues es todo compañeros.

 
 

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3 Comentarios »

  1. desde mi nines he vivido y e visto la lucha que mis padres a venido haciendo por tener un pueblo en el cual tengamos un lugar donde poder vivir como personas y no como animales ,le agrdesco al sub-comandante por aber hecho realidad un ideal mas de mi padre aunque se que para mi padre no era impomsible un poco dificil pero dicen que las cosas buenas toman tiempo y sse que la lucha de mi padre esta empezando a dar fruto como dice Juventino Ramos,y se que que con su venida a teacapan se a reforzado mas la lucha por seguir adelante y seguir mejorando el entorno de mi pueblo.

    Comentario de ALICIA RAMOS — octubre 11, 2006 @ 10:26 am

  2. Vamos a nuestro paso compañeras y compañeros dignos, lo que nosotros buscamos está en el horizonte, dejemos a los políticos y demas sirvientes del sistema con sus broncas coyunturales. Lo nuestro está mas allá, sigamos organizándonos y juntémonos cada vez.

    Comentario de Jose Valtierra Arango — octubre 13, 2006 @ 12:19 pm

  3. vamos conpañeros y conpañeras lu chemos por vivir dignos luchemos por lo nuestro en el cual tengamos unlugar donde vivir como jente no como aninales dejemos todo lo mdemas con sus problemas sigamos con lo de nosotros y juntemonos cada vez mas para lograr lo que tengamos en plan

    Comentario de irais cruz — octubre 24, 2006 @ 4:46 pm

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