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audio proporcionado por la Revista Rebeldía
¿QUÉ TAN GRANDE ES EL MUNDO?
“¿Qué tan grande?”.
Ella me quedó viendo y casi con ternura me respondió “Muy grande”.
Yo insistí: “Sí, pero ¿qué tanto?”.
Ella lo pensó un momento y dijo “Mucho más grande que Chiapas”.
En eso nos avisaron que debíamos irnos ya. De regreso, ya en el cuartel, después de acomodar al Pingüino, la Erika llegó hasta donde yo estaba, cargando un globo terráqueo, de ésos que usan en las escuelas primarias. Lo puso en el suelo y me dijo “Mirá Sup, aquí en este pedacito está Chiapas y tooooooodo esto es el mundo”, y al decirlo casi acarició con sus morenas manos en globo.
“Mmh”, dije encendiendo la pipa para darme tiempo.
La Erika insistió “¿Ya lo miraste que es muy grande?”.
“Sí, pero no solitos lo vamos a cambiar, sino que vamos a cambiarlo con muchos compañeros y compañeras de todas partes”. En eso la llamaron a la guardia. Ella, demostrando que ya había aprendido, antes de irse me lanzó: “¿Y qué tantos compañeros y compañeras?”.
¿QUÉ TAN GRANDE ES EL MUNDO?
En el Valle de Tehuacan, en la Sierra Negra, en la Sierra Norte, en la zona conurbada de Puebla, desde los rincones más olvidados de la otra Puebla se aventuran respuestas:
En Altepexi, responde una mujer joven: Más de 12 horas diarias de trabajo en la maquiladora, trabajar los días de descanso, nada de prestaciones, ni seguro, ni aguinaldo ni reparto de utilidades, el autoritarismo y mal trato del gerente o el jefe de línea, ser castigada sin goce de sueldo cuando me enfermo, ver mi nombre en una lista negra para que no me den trabajo en ninguna maquiladora, si hacemos un movimiento el patrón cierra y se va para otro lado, el transporte es malo y llego ya muy tarde a la casa donde vivo y ver la cuenta de la luz, el agua, el predial, hacer la cuenta y ver que no alcanza, darse cuenta de que no hay agua ni para tomar, que el drenaje no sirve y en la calle apesta. Y al otro día mal dormida y mal comida, de vuelta a la chamba. El mundo es tan grande como la rabia que siento contra todo esto.
Una joven indígena mixteca: Mi papá se fue hace más de 12 años a Estados Unidos, mi mamá trabaja cosiendo balones, le pagan 10 pesos por cada balón, y si no queda bien uno, le cobran 40 pesos. No pagan luego, sino hasta que vuelve a regresar al pueblo el que contrata. Mi hermano está empacando para irse también. Las mujeres estamos solas en esto de sacar adelante la familia, la tierra, el trabajo. Así que nos toca también a nosotras sacar adelante la lucha. El mundo es tan grande como el coraje que me hace sentir esta injusticia, tan grande que me hace hervir la sangre.
En San Miguel Tzinacapan.- Una pareja de edad se mira entre sí y responde casi al unísono: El mundo es del tamaño de nuestro empeño en cambiarlo.
Un campesino indígena de la Sierra Negra, veterano de todos los desalojos, menos del de la historia: Pues ha de ser muy grande, por eso necesitamos hacer crecer nuestra organización.
En Ixtepec, sierra norte.- El mundo es del tamaño de la sinvergüenza de los malos gobiernos y de Antorcha Campesina que puros prejuicios le hacen al campesino y todavía la envenenan a la tierra.
En Huitziltepec.- Desde una escuelita autónoma, una televisión rebelde transmite una verdad: el mundo es tan grande que cabe la historia de la comunidad y de su afán y lucha por permanecer asomándose al universo con dignidad. Una señora, artesana indígena, de la misma rodada que la finada Comandanta Ramona, agrega en voz en off: “El mundo es tan grande como la injusticia que sentimos porque nos pagan una miseria por lo que hacemos y las cosas que necesitamos pues nomás las vemos pasar de largo, porque nomás no alcanza”.
En la vecindad de la Granja.- “No ha de ser muy grande, porque parece que los niños pobres no cabemos, nomás nos regañan, persiguen y golpean, y eso que sólo estamos viendo cómo sacar el varo para la papa”.
En Coronango.- Por grande que el mundo sea, se está muriendo por la contaminación neoliberal de la tierra, el agua, el aire. Se está rompiendo, porque así decían nuestros abuelos, que cuando se rompe la comunidad, se rompe el mundo.
En San Matías Cocoyotla.- Es tan grande como la falta de madre del gobierno, que sólo está destruyendo lo que hacemos como trabajadores. Ora nos tenemos que organizar para defendernos del gobierno, y se supone que está para servirnos. Ya ven cómo no tiene madre.
En Puebla, pero en la otra Puebla.- El mundo no es tan grande porque a los ricos no les basta lo que ya tienen y ahora quieren quitarnos lo poco que tenemos los pobres.
Otra vez, otra Puebla, una mujer joven.- Es muy grande, así que no podemos cambiarlo unos poquitos, tenemos que unirnos todos para poder, porque si no, pues no se puede, se cansa una.
Una joven artista.- Es grande pero está podrido, a nosotros nos extorsionan por ser jóvenes. En este mundo ser joven es un delito.
Un colono.- Por grande que sea, como que les queda chico a los ricos, porque están invadiendo tierras comunales, ejidales, colonias populares. Como que ya no caben sus centros comerciales y sus lujos y se meten en nuestros terrenos. Yo creo que como que los que no caben somos nosotros, los de abajo.
Un obrero.- El mundo es tan grande como el cinismo de los líderes charros. Y todavía dicen que están para defendernos a los trabajadores. Y allá arriba se junta la mierda: o sea el patrón, la autoridad y el charro, por muy nuevo que se diga. Deberían hacer uno de esos proyectos de relleno sanitario, o sea un basurero para meterlos a todos juntos. O no, mejor no, porque seguro contaminan todo. Y luego si los metemos a la cárcel, los criminales se van a amotinar porque ni ellos van a querer vivir junto a esos cabrones.
…
Ya es madrugada en esta otra Puebla que no ha dejado de asombrarnos a cada paso que damos en sus suelos. Apenas hemos terminado de comer y estoy pensando qué voy a decir en esta ocasión. De pronto, por debajo de la puerta se asoma una maletita, que casi inmediatamente se atora en la rendija. Apenas como un murmullo, se alcanzan a oír los resuellos de alguien que empuja desde el otro lado. Por fin pasa la maletita y, detrás de ella, tropezándose, aparece algo que se parece extraordinariamente a un escarabajo. Si no fuera porque sé que estoy en Puebla, así sea la Otra Puebla, y no en las montañas del sureste mexicano, casi podría jurar que se trata de Durito. Como apartando un mal pensamiento, regreso al cuaderno donde ya está escrita la pregunta que encabeza este examen sorpresa. Sigo tratando de escribir, pero no se me ocurre nada que valga la pena. En eso estoy, o sea que haciéndome tarugo, cuando siento que tengo algo sobre el hombro, estoy a punto de hacer un ademán para quitármelo cuando escucho:
– ¿Tienes tabaco? –
“Esa vocecita, esa vocecita”, pienso.
– ¿Cuál vocecita? Se ve que tienes envidia de mi voz varonil y seductora-, protesta Durito.
Ya no me cupo duda, así que, con más resignación que entusiasmo, dije:
– ¡Durito…!
– ¡Ningún “Durito”! Yo soy el más grande desfacedor de entuertos, el socorro del desvalido, el consuelo del desamparado, la esperanza del débil, el sueño inalcanzable de las féminas, el póster favorito de los niños, la inconfesable envidia de los varones, el…
– ¡Párale, párale! Pareces candidato en campaña electoral.- le digo a Durito, tratando de interrumpirlo. Inútilmente, según se ve, porque él sigue:
– … el más gallardo de la raza que ha abrazado la andante caballería: Don Durito de La Lacandona S.A. de C.V. de R.L. Y permisado por las Juntas de Buen Gobierno -.
Al decir esto, Durito muestra, sobre su caparazón, una calcomanía en la que se lee: “Permisado por la Junta de Buen Gobierno. Municipio Autónomo Rebelde Zapatista “Charlie Parker”.
– ¿“Charlie Parker”? No sabía que teníamos un MAREZ con ese nombre, cuando menos no cuando salí -, digo desconcertado.
– Claro, como que lo fundé apenas antes de salir de allá y venir en tu auxilio – dice Durito.
– Qué raro, yo pedí que me mandaran tabaco, no un escarabajo -, respondo- protesto.
– No soy un escarabajo, soy un caballero andante que he venido a sacarte del apuro en que te has metido -.
– ¿Yo? ¿Apuro? –
– Sí, no le hagas al “héroe precioso” de Mario Marin frente a las grabaciones que dan cuenta de su verdadera calidad moral. ¿Estás o no en un apuro?
– Bueno, apuro, lo que se dice apuro, pues… sí, estoy en un apuro -.
– ¿Lo ves? ¿Acaso no deseabas que yo, el más mejor de los caballeros andantes, viniera a socorrerte? –
Lo pienso apenas un instante y respondo:
– Bueno, pues la verdad es que no -.
– Vamos, no escondas el mucho gusto, la gran alegría y el desbordado entusiasmo que hay en tu corazón al verme de nuevo -.
– Prefiero esconderlo -, digo resignado.
– Bueno, bueno, basta de fiestas y fuegos pirotécnicos de bienvenida. ¿Cuál es el malandrín al que debo derrotar con el brazo que tengo abajo y a la izquierda? ¿Dónde están los tales por cuales de Kamel Nacif, Surcar Kuri, y demás gente de tan baja calaña? –
– Ningún malandrín ni nada qué ver con la ralea de sinvergüenzas. Hay que responder una pregunta -.
– Venga de ahí -, apura Durito.
– ¿Qué tan grande es el mundo? – le digo.
– Bueno, la respuesta tiene la versión corta y la versión larga. ¿Cuál quieres? -.
Yo miró el reloj. Son las 3 am y a mí se me caen los párpados y la gorra sobre los ojos, así que digo sin titubear:
– La versión corta -.
– ¡Cómo que la versión corta! ¡Acaso he venido siguiendo tus huellas por 8 estados de la República Mexicana para exponer la versión corta! Naranjas podridas, ni mais palomas, nel pastel, niguas, nones, negativo, rechazado, no -.
– Bueno -, digo resignado, -entonces la versión larga -.
– ¡Eso es, mi narigón trashumante! Apunta ahí… –
Tomo el lapicero y el cuaderno. Durito dicta:
Si lo miras desde arriba, el mundo es pequeño y de color verde dólar. Cabe perfectamente en el índice de precios y cotizaciones de una Bolsa de Valores, en la tasa de ganancia de una trasnacional, en la encuesta electoral de un país que ha sufrido el secuestro de su dignidad, en la calculadora cosmopolita que suma capitales y resta vidas, montes, ríos, mares, manantiales, historias, civilizaciones enteras, en el pequeñísimo cerebro de George W. Bush, en el corto alcance de miras de capitalismo salvaje mal vestido con el ropaje neoliberal. Mirado desde arriba, el mundo es muy pequeño porque prescinde de las personas y, en su lugar, hay un número de una cuenta bancaria, sin más movimiento que el de los ingresos.
Pero si lo miras desde abajo, el mundo se ensancha tanto que no basta una mirada para envolverlo, sino que son necesarias muchas miradas para completarlo. Mirado desde abajo, el mundo abunda en mundos, casi todos pintados con el dolor del despojo, la miseria, la desesperanza, la muerte. El mundo abajo se crece hacia los lados, sobre todo hacia el lado izquierdo, y tiene muchos colores, casi tantos como personas e historias. Y se crece hacia atrás, hacia la historia que lo hizo mundo abajo; y crece hacia sí con las luchas que lo iluminan aunque la luz de arriba se apague, y suena aunque el silencio de arriba lo aplaste; y crece hacia delante adivinando en cada corazón que lo anda el mañana que parirán los que abajo son los que son. Mirado desde abajo, el mundo es tan grande que caben muchos mundos y aún así sobra espacio para, por ejemplo, una cárcel.
O sea que, resumiendo, visto desde arriba, el mundo se encoge y no cabe en él más que la sinrazón. Y, visto desde abajo, el mundo es tan espacioso que hay lugar para la alegría, la música, el canto, el baile, el trabajo digno, la justicia, la opinión y el pensar de todos, no importa que tan diferentes sean si abajo son lo que son.
Apenas alcancé a apuntar. Releo la respuesta de Durito y le pregunto:
– ¿Y cuál es la versión corta? -.
– La versión corta es la siguiente: El mundo es tan grande como el corazón que primero lo duele y luego lo lucha, junto con todos los de abajo y a la izquierda -.
Se va Durito. Yo sigo escribiendo mientras en el cielo la luna se desgasta con la lúbrica caricia de la noche…
…
Yo quisiera aventurar una respuesta. Imaginar que a ella, con las manos, le suelto el pelo y el deseo, que le cuelgo un suspiro al oído, y, mientras mis labios suben y bajan por sus colinas, entender que el mundo es tan grande como la sed que tengo de su vientre.
O , poniéndome más decente, intentar decir que el mundo es tan grande como el desvarío de hacerlo “otro”, como el oído que se necesita para abarcar todas las voces de abajo, como este otro afán colectivo de ir a contra corriente uniendo rebeldías abajo, donde allá arriba separan soledades.
El mundo es tan grande como la espinada planta de la indignación que levantamos, sabiendo que de ella nacerá la flor del mañana. Y en ese mañana, la Universidad Iberoamericana será una universidad pública, gratuita y laica y en sus pasillos y salones habrá obreros, campesinos, indígenas, y los otros que hoy están fuera.
Es todo. Sus respuestas deben presentarlas el 30 de febrero y por triplicado: una para su conciencia, otra para la otra campaña, y otra, con el encabezado que diga claramente: WARNING, para los que allá arriba piensan, ingenuos, que son eternos.
Desde la Otra Puebla.
ARMEE ZAPATISTE DE LIBERATION NATIONALE
Mexique
Le 17 février 2006
LE MONDE EST GRAND COMMENT?
Après une journée de réunions préparatoires pour l’Autre Campagne (c’était septembre, c’était le matin, et la pluie d’un lointain nuage), nous nous dirigions vers la cabane où se trouvaient nos affaires quand on croisa quelqu’un qui, de but en blanc, me lâcha: «Dites Sup, et qu’est ce qu’ils pensent faire les zapatistes?». Sans même m’arrêter je lui répondis «Changer le monde». On arrivait à la cabane et on commençait à préparer les affaires pour partir, l’insurgée Erika attendit que je sois seul, elle s’approcha et me dit «Dis Sup, mais le monde est très grand», comme s’il s’agissait que je me rende compte de l’ampleur de ce que j’avais dis et qu’en réalité je ne savais pas ce que j’avais dis quand j’ai dis ce que j’ai dis. Selon la coutume de répondre à une question par une autre question, je lui dis:
» Grand comment?»
Elle me regarda et presque avec tendresse me répondit «Très grand»
J’insistai: «Oui, mais comment?»
Elle réfléchit un instant et dit «Beaucoup plus grand que Chiapas».
Sur ces entre faits on nous avisa que nous devions partir. De retour, une fois dans nos quartiers, après avoir installé Pingüino, Erika arriva près de moi en portant un globe terrestre, de ceux qu’on utilise dans les écoles primaires. Elle le posa sur le sol et me dit: «Regarde Sup, ici ce petit coin c’est le Chiapas et touuuuut ça c’est le monde», et en le disant elle effleurait le globe de ces mains brunes.
«Mmh», dis-je en allumant ma pipe pour gagner du temps.
Erika insista «Tu as vu comme c’est grand?»
«Oui, mais on ne va pas le changer tout seuls, on va le changer avec beaucoup d’autres compañeros et compañeras d’autres endroits». Sur ce on l’appela pour son tour de garde. Montrant qu’elle avait appris, avant de partir elle me lança: «Et combien de compañeros et compañeras?».
LE MONDE EST GRAND COMMENT?
Dans la vallée de Tehuacan, dans la Sierra Negra, dans la Sierra Norte, dans l’agglomération de Puebla, depuis les recoins les plus oubliés de l’autre Puebla des réponses se révèlent :
A Altepexi, une jeune femme répond: plus de 12 heures de travail à l’usine par jour, travailler les jours fériés, aucune prestation, pas d’assurance, ni prime ni intéressement , l’autoritarisme et les harcèlements du patron ou du chef de ligne, être punie sans indemnités quand je tombe malade, voir mon nom sur une liste noire pour ne pas obtenir de poste dans aucune autre usine, si on se met en grève le patron ferme et va ailleurs, les moyens de transport sont mauvais et j’arrive très tard à la maison et pour voir les factures d’électricité, d’eau, les impôts, faire les comptes et voir qu’on n’y arrive pas, se rendre compte qu’il n’y a même pas d’eau pour boire, que les égouts ne fonctionnent pas et que la rue empeste. Et le lendemain, ni reposée ni rassasiée, de retour au boulot. Le monde est aussi grand que ma rage contre tout ça.
Une jeune indigène mixteca: mon papa est parti il y a plus de 12 ans aux Etats Unis, ma maman travaille dans une fabrique de ballons, ils la paient 10 pesos par ballon, et s’il y en a un qui n’est pas bien fait, ils lui prennent 40 pesos. Ils ne paient pas tout de suite, seulement quand le patron revient au village. Mon frère fait ses bagages pour s’en aller aussi là-bas. Les femmes nous restons seules pour nous charger de la famille, de la terre, du travail. Donc c’est à nous aussi de prendre en charge la lutte. Le monde est aussi grand que la colère que je sens devant cette injustice, tellement fort que ça me fait bouillir de rage.
A San Miguel Tzinacapan. Un couple âgé se regarde et répond à l’unisson: le monde est de la taille de notre engagement pour le changer.
Un paysan indigène de la Sierre Negra, vétéran de toutes les expulsions, sauf celle de l’histoire: il doit être très grand, c’est pour ça qu’il faut faire grandir notre organisation.
A Ixtepec, Sierre Norte. Le monde est de la taille du sans-gêne des mauvais gouvernements et de Antorcha Campesina qui non contents de nuire aux paysans lui empoisonnent la terre.
A Huitziltepec. Depuis une petite école autonome, une télévision rebelle retransmet une vérité: le monde est si grand qu’il contient l’histoire de la communauté et son ardeur et sa lutte pour continuer à se montrer à l’univers avec dignité. Une femme, artisane indigène, de la même graine que la défunte Commandante Ramona, ajoute en voix off: » Le monde est grand comme l’injustice que nous sentons quand on nous paie une misère pour ce que nous faisons et quand les choses dont on a besoin nous passent sous le nez, parce qu’on ne peut pas joindre les deux bouts».
Dans le quartier de la Granja. «On dirait qu’il n’est pas très grand parce qu’il semble que les enfants pauvres n’y avons pas notre place, on fait que nous gronder, ils nous persécutent et nous battent, et tout ça parce qu’on essaie juste de trouver de quoi manger.
A Coronango. Aussi grand que soit le monde, il se meurt à cause de la pollution néolibérale de la terre, de l’eau, de l’air. Il se brise, car ainsi parlaient nos ancêtres, quand la communauté le brise, le monde se brise.
A San Matías Cocoyotla. Il est aussi grand que ce gouvernement est sans gêne, qui détruit ce que les travailleurs font. Maintenant nous devons nous organiser pour nous défendre contre le gouvernement, et dire qu’il est là pour nous aider. Vous voyez comme il est immonde.
A Puebla, mais l’autre Puebla. Le monde n’est pas si grand que ça puisque les riches n’en n’ont pas encore assez et qu’ils veulent nous enlever le peu que nous avons nous les pauvres.
Encore à Puebla, une jeune femme. Il est très grand, tellement qu’on ne peut le changer juste entre nous, il faut s’unir pour pouvoir le faire, parce que sinon et bien on ne peut pas, on s’épuise.
Une jeune artiste. Il est grand mais il est pourrit, nous, parce qu’on est jeune on nous extorque. Dans ce monde être jeune est un délit.
Un habitant du quartier. Pour aussi grand qu’il soit il est encore trop petit pour les riches, parce qu’ils envahissent les terres communales, ejidales, les quartiers populaires. Ils n’ont plus assez de place pour leurs centres commerciaux et tout ce luxe et ils envahissent nos terres. Moi je crois que ceux qui n’ont plus de place ce sont nous, ceux d’en bas.
Un ouvrier. Le monde est aussi grand que le cynisme des liders charro. Et avec ça ils disent défendre les travailleurs. Et là bas en haut toute la merde: le patron, l’autorité et le charro, bien qu’il se dise nouveau. Ils devraient faire un projet d’assainissement, autrement dit une décharge pour les mettre là tous ensemble. Encore que non, vaut mieux pas, ils pourraient tout polluer. Et si on les met tous en prison, les criminels vont se mutiner parce que même eux ne vont pas vouloir vivre avec ses enfoirés.
…
C’est le matin à Puebla, l’autre Puebla qui n’a cessé de nous étonner à chacun de nos pas sur ces terres. Nous avons à peine fini de manger et je n’ai pas cessé de penser à ce que je vais dire cette fois. Quand tout à coup, sous la porte, apparaît une petite valise qui se coince dans les interstices. On distingue à peine un murmure, comme quelqu’un qui avec peine pousse de l’autre côté. La petite valise arrive à passer et, derrière elle, trébuchant, quelque chose qui bizarrement ressemble à un scarabée. Si je ne savais pas que je me trouve à Puebla, c’est à dire l’Autre Puebla, et non pas dans les montagnes du sud est mexicain, je pourrais presque parier qu’il s’agit de Durito. Comme laissant de côté une mauvaise pensée, je reprends le cahier où est écrite la question de cet examen imprévu. J’essaie de continuer à écrire, mais rien qui vaille la peine ne me vient à l’esprit. J’en suis là, c’est à dire à tourner en rond, quand je sens quelque chose sur mon épaule. Je suis sur le point de l’ôter d’un geste de la main quand j’entends:
Tu as du tabac?
«Cette voix, cette voix…»
Quelle voix? On voit que tu envies ma voix masculine et séductrice, proteste Durito.
Plus de doute, ainsi donc, plus résigné qu’enthousiasmé, je dis:
Durito…!
Comment «Durito»! Si je suis le plus grand redresseur de torts, le secours des déshérités, le réconfort de l’abandonné, l’espérance du faible, le rêve inaccessible des femmes, le poster favori des enfants, l’inavouable jalousie des hommes, le…
– Arrête, arrête! On dirait un candidat à la campagne électorale. Je dis à Durito en essayant de l’interrompre. Inutilement on dirait, puisqu’il poursuit:
… le plus vaillant de l’espèce qui a embrassé la chevalerie errante: Don Durito de La Lacandona S.A. de C.V. de R.L. Et autorisé par Assemblées de Bon Gouvernement.
Sur ces dires, Durito montre, sur sa carapace, une décalcomanie sur laquelle on peut lire: «Autorisé par l’Assemblé de Bon Gouvernement, Municipe Autonome Rebelle «Charlie Parker».
«Charlie Parker»? Je ne savais pas que nous avions un Municipe Autonome de ce nom, du moins pas quand je suis parti. – dis-je déconcerté.
Bien sûr, je l’ai crée tout juste avant de partir pour venir à ton secours – dit Durito.
Bizarre, j’ai demandé qu’on m’envoie du tabac, pas un scarabée – je réponds je proteste.
Je ne suis pas un scarabée, je suis un chevalier errant qui est venu te sortir du mauvais pas dans lequel tu t’es mis.
Moi? Dans l’embarras?
Oui, ne fais pas ton «héros précieux» genre Mario Marin face aux enregistrements qui rendent compte de sa véritable valeur morale. Tu es ou non dans l’embarras?
Bon, embarras, ce qu’on pourrait dire de l’embarras, euh… oui, je suis dans l’embarras.
Tu vois? Tu vas me dire que tu ne souhaitais pas que moi, le meilleur de tous les chevaliers errants, je vienne à ton secours?
Je pense à peine un instant et je réponds:
Bien, à vrai dire, non.
Allons, ne cache pas ta joie, la grande allégresse et l’enthousiasme débordant que ton cœur ressent au seul fait de me revoir.
Je préfère le cacher, dis-je résigné.
– Bon, bon, assez de fêtes et jeux pyrotechniques de bienvenue. Qui est le brigand que je dois vaincre avec le bras que j’ai en bas et à gauche? Où sont les Kamel Nacif, Surcar Kuri et autres personnes si peu recommandables?
– Ce n’est pas un brigand et ça n’a rien à voir avec cette bande de vauriens. Il faut répondre à une question.
– Vas-y, dit Durito
– Le monde est grand comment? Lui dis-je
Bon, pour la réponse il y a une version courte et une version longe. Tu veux laquelle?
Je regarde la montre. Il est 3 heures du matin, j’ai les paupières qui tombent et la casquette sur les yeux, donc je lui répond sans hésiter:
La version courte.
Comment la version courte! Tu penses peut-être que j’ai suivi tes traces dans 8 Etats de la République Mexicaine pour exposer la version courte! Des nèfles, pas question, que dalle, que nenni, négatif, refusé, non.
Bon, dis-je résigné, alors la version longue.
Voilà, mon grand nez nomade! Ecris maintenant…
Je prends le crayon et le cahier. Durito dicte:
Si tu le vois d’en haut, le monde est petit et de couleur vert dollar. Il entre parfaitement dans l’indice des prix et cotisations de la Bourse, dans le pourcentage de marge d’une multinationale, dans le sondage électoral d’un pays qui a souffert la séquestration de sa dignité, dans la calculatrice cosmopolite qui additionne les capitaux et soustrait les vies, les collines, les rivières, les mers, les sources, les histoires, les civilisations entières, dans le tout petit petit cerveau de George W. Bush, dans l’esprit bouché du capitalisme sauvage mal habillé dans son costume néolibéral. Vu d’en haut, le monde est très petit car il ne tient pas compte des personnes et, qu’à leur place, il y a un numéro de compte en banque, sans autre mouvement que celui des encaissements.
Mais si tu le vois d’en bas, le monde a une telle ampleur qu’un seul regard ne suffit pas pour l’envelopper, mais qu’il faut beaucoup de regards pour le compléter. Vu d’en bas, le monde regorge de mondes, presque tous peints de la couleur de l’exploitation, de la misère, du désespoir, de la mort. Le monde en bas s’agrandit sur les côtés, surtout vers le côté gauche, et il est fait de plein de couleurs, presque autant qu’il y a de personnes et d’histoires. Et il grandit en arrière, vers l’histoire qui l’a fait monde d’en bas; et il grandit sur lui-même avec les luttes qui l’éclairent bien que la lumière d’en haut s’éteigne, et il rêve même si le silence d’en haut l’écrase, et il grandit en avant devinant dans chaque cœur qui le porte l’aube que feront naître ceux qui en bas sont ceux qu’ils sont. Vu d’en bas, le monde est si grand qu’il contient beaucoup de mondes et malgré ça il reste encore de la place pour, par exemple, une prison.
C’est à dire pour résumer, vu d’en haut le monde rapetisse et il n’y a de la place que pour l’injustice. Et, vu d’en bas, le monde est tellement spacieux qu’il y a de la place pour la joie, la musique, le chant, les danses, le travail dans la dignité, la justice, l’opinion et la façon de penser de tout le monde, peu importe leurs différences si en bas ils sont ce qu’ils sont.
C’est à peine si j’ai eu le temps de noter. Je relis la réponse de Durito et je lui demande:
Et quelle est la version courte?
La version courte est la suivante: le monde est aussi grand que le cœur qui d’abord souffre et ensuite lutte, ensemble avec tous ceux d’en bas et à gauche.
Durito s’en va. Je continue à écrire pendant que dans le ciel la lune se consume avec la lubrique caresse de la nuit.
…
J’aimerais oser une réponse. Imaginer que, avec mes mains, je libère ses cheveux et son désir, que j’accroche un soupir à son oreille, et, alors que mes lèvres parcourent ses collines, comprendre que le monde est aussi grand que la soif que j’ai de son ventre.
Ou pour être plus décent, essayer de dire que le monde est aussi grand que la folie de le faire «autre», comme l’écoute qui est nécessaire pour embrasser toutes les voix d’en bas, comme cet autre souhait collectif d’aller à contre courant en réunissant les révoltes en bas, quand en haut il séparent les solitudes.
Le monde est aussi grand que l’épineuse plante de l’indignation que nous avons soulevée; en sachant que d’elle naîtra la fleur du lendemain. Et ce matin là, l’Université Iberoaméricaine sera une université publique, gratuite et laïque et dans ses salles et ses couloirs il y aura des ouvriers, des paysans, des indigènes, et les autres, ceux qui aujourd’hui sont dehors.
C’est tout. Vous devez présenter vos réponses le 30 février en 3 exemplaires: un pour votre conscience, un autre pour l’autre campagne, et un autre, avec écrit clairement sur l’entête: WARNING, pour ceux qui en haut pensent, ingénus, qu’ils sont éternels.
Depuis l’Autre Puebla
SupMarcos
Sixième Commission de l’EZLN
Mexique, février 2006
(traduit par Susana)
Originally published in Spanish by the Sixth Committee of the EZLN
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Translated by irlandesa
Zapatista Army of National Liberation
Mexico
February 17, 2006
After a day of preparation meetings for the Other Campaign (it was September, it was dawn, there was rain from a far-off cloud), we were heading towards the hut where our things were when we ran into a citizen who all of a sudden came out with: «Listen, Sup, what are the zapatistas proposing?» Without even stopping, I answered: «Changing the world.» We reached the hut and began getting things ready in order to leave. Insurgenta Erika waited until I was alone. She approached me and said «Listen, Sup, the world is very big,» as if she were trying to make me realize what nonsense I was proposing and that I didn’t, in reality, know what I was saying when I’d said what I’d said. Following the custom of responding to a question with another question, I came out with:
«How big?»
She kept looking at me, and she answered almost tenderly: «Very big.»
I insisted: «Yes, but how big?»
She thought about it for a minute and said: «Much bigger than Chiapas.»
Then they told us we had to go. When we had gotten back, in the barracks now and after making Penguin comfortable, Erika came over to me, carrying a globe, the kind they use in elementary schools. She put it on the ground and told me: «Look, Sup, here, in this little piece, there’s Chiapas, and all this is the world,» almost caressing the globe with her dark hands as she said it.
«Hmm,» I said, lighting my pipe in order to gain some time.
Erika insisted: «Now you’ve seen that it’s very big?»
«Yes, but we’re not going to change it all by ourselves, we’re going to change it with many compañeros and compañeras from everywhere.» At that point they called the guard. Showing that I’d learned, she shot back at me before she left: «How many compañeros and compañeras?»
How big is the world?
In the Tehuacán valley, in the Sierra Negra, in the Sierra Norte, in the suburban areas of Puebla. From the most forgotten corners of the other Puebla, answers are ventured:
In Altepexi, a young woman replied: More than 12 hours a day of work in the maquiladora, working on days off, no benefits, or insurance, or Christmas bonus, or profit sharing. Authoritarianism and bad treatment by the manager or line supervisor, being punished by not being paid when I get sick, seeing my name on a black list so they won’t give me work in any maquiladora. If we mobilize, the owner closes down and goes someplace else. Transportation is very bad, and I get back to the house where I live really late. I look at the light bill, the water bill, taxes, I do the sums and see there’s not enough. Realizing that there’s not even any water to drink, that the plumbing doesn’t work and that the street stinks. And the next day, after sleeping badly and being poorly fed, back to work. The world is as big as the rage I feel against all this.
A young Mixtec indigenous: My papa went to the United States more than 12 years ago. My mama works sewing balls. They pay her 10 pesos for each ball, and if one of them isn’t good, they charge 40 pesos. They don’t pay then, not until the contractor comes back to the village. My brother is also packing to leave. We women are alone in this, in carrying on with the family, the land, the work. And so it’s up to us to also carry on with the struggle. The world is as big as the courage this injustice makes me feel, so big it makes my blood boil.
In San Miguel Tzinacapan an elderly couple look at each other and answer almost in unison: the world is the size of our effort to change it.
An indigenous campesino from the Sierra Negra, a veteran of all the dislocations, except the dislocation of history: It has to be very big, that’s why we need to make our organization grow.
In Ixtepec, Sierra Norte: The world is the size of the swinishness of the bad governments and of the Antorcha Campesina, which is just prejudiced against the campesino and is still poisoning the earth.
In Huitziltepec, from a small autonomous school, a rebel television station is broadcasting a truth: the world is so large that it has room for the history of the community and of its desire and struggle to continue looking out at the universe with dignity. A lady, an indigenous artisan, from the same round as the departed Comandanta Ramona, adds off-mike: «The world is as big as the injustice we feel, because they pay us a pittance for what we do, and we watch the things we need just pass us by, because there’s not enough.»
In the neighborhood of Granja: It can’t be very big, because it seems as if there’s no room for poor children, they just scold us, persecute and beat us, and we’re just trying to make enough to eat.
In Coronango: As big as the world is, it’s dying from the neoliberal pollution of the land, water, air. It’s breaking down, because that’s what our grandparents said, that when the community breaks down, the world breaks down.
In San Matías Cocoyotla: It’s as big as the government’s lack of shame, which is simply destroying what we do as workers. Now we have to organize in order to defend ourselves from the government which is supposed to serve us. Now they see that they are without shame.
In Puebla, but in the other Puebla: The world isn’t so big because what the rich already have isn’t enough for them, and now they want to take away from us poor people what little we have.
Again, another Puebla, a young woman: It’s very big, so just a few of us can’t change it. We all have to join together in order to do it, because if not, we can’t, you get tired.
A young artist: It’s big, but it’s rotten. They extort money from us for being young people. In this world it’s a crime to be young.
A neighbor: However big it may be, it’s small for the rich, because they are invading communal lands, ejidos, popular neighborhoods. As if there’s no longer room for their shopping centers and their luxuries, and they’re putting them on our lands. The same way, I believe, that there’s no room for us, those of below.
A worker: The world is as big as the cynicism of the corrupt leaders. And they still say they’re for the defense of the workers. And up above they’ve got their shit together: whether it’s the owner, the official or the pro-management union leader, no matter what new things they say. They should make one of those landfills, a garbage dump, and put all of them in it together. Or not, better not, because they’d certainly pollute everything. And then if we were to put them in jail, the criminals would riot because even they don’t want to live next to those bastards.
Now it’s dawn in this other Puebla which hasn’t ceased to amaze us with every step we take on its lands. We’ve just finished eating, and I’m thinking about what I’m going to say on this occasion. Suddenly a little suitcase is sticking out from under the door, and it almost immediately gets stuck in the crack. A murmur of heavy breathing can barely be heard, of someone pushing from the other side. The little suitcase finally makes it through and, behind it, stumbling, something appears which looks remarkably like a beetle. If it weren’t for the fact that I was in Puebla, albeit the other Puebla, and not in the mountains of the Mexican southeast, I would almost swear that it was Durito. As if putting aside a bad thought, I return to the notebook where the question which headed this surprise exam is already written down. I continue trying to write, but nothing worthwhile occurs to me. That is what I was doing, making a fool of myself, when I felt as if something were on my shoulder. I was just about to shrug in order to get rid of it, when I heard:
«Do you have tobacco?»
«That little voice, that little voice,» I thought.
«What little voice? I see you’re jealous of my masculine and seductive voice,» Durito protested.
There was no longer any room for doubt, and so, with more resignation than enthusiasm, I said:
«Durito…!»
«Not ‘Durito’! I am the greatest righter of wrongs, the savior of the helpless, the comforter of the defenseless, the hope of the weak, the unattainable dream of women, the favorite poster of children, the object of men’s unspeakable jealousy, the…»
«Stop it, stop it! You sound like a candidate in an election campaign,» I told Durito, trying to interrupt him. Uselessly, as can be seen, because he continued:
«…the most gallant of that race which has embraced knight errantry: Don Durito of the Lacandona SA of CV of RL. And authorized by the good government juntas.»
As he said this, Durito showed me a decal on his shell which read: «Authorized by the Charlie Parker Rebel Zapatista Autonomous Municipality (MAREZ).»
«Charlie Parker? I didn’t know we had a MAREZ with that name, at least we didn’t when I left,» I said disconcertedly.
«Of course, I established it just before I left there and came to your aid,» Durito said.
«How odd, I asked them to send me tobacco, not a beetle,» I responded-protested.
«I am not a beetle, I am a knight errant who has come to get you out of the predicament you have found yourself in.»
«Me? Predicament?»
«Yes, do not act like Mario Marín’s «precious hero» in the face of those recordings which revealed his true moral caliber. Are you in a predicament or not?»
«Well, predicament, what’s called a predicament, then…yes, I’m in a predicament.»
«You see? Perhaps you were not longing for me, the very best of the knights errant, to come to your aid?»
I thought for barely an instant and responded:
«Well, the truth is, no.»
«Come, do not conceal that great pleasure, the huge joy and the unbridled enthusiasm which exists in your heart upon seeing me once again.»
«I prefer to conceal it,» I said resignedly.
«Fine, fine, enough of the welcoming fiestas and fireworks. Who is the scoundrel I should defeat with the arm I have below and to the left? Where are the Kamel Nacif, Succar Kuri so-and-sos and others of such low ilk?»
«No scoundrels and nothing to do with that ilk of swine. I have to answer a question.»
«Come on,» Durito pressed.
«How big is the world?» I asked.
«Well, there is a short version and a long version of the answer. Which do you want?»
I looked at my watch. It was 3 AM, and my eyelids and cap were falling into my eyes, and so I said without hesitation:
«The short version.»
«What do you mean, the short version! Do you think I have been following your tracks through eight states of the Mexican Republic in order to present the short version?
Naranjas podridas, ni mais palomas, not hardly, absolutely not, no way, negative, rejected, no.»
«Fine,» I said, resigned. «The long version then.»
«That’s it, my big-nosed nomad! Take this down.»
I picked up my pen and notebook. Durito dictated:
«If you look at it from above, the world is small and the color green of the dollar. It fits perfectly in the price indexes and the valuations of a stock market, in the profits of a transnational, in the election polls of a country which has suffered the hijacking of its dignity, in the cosmopolitan calculator which adds capital and subtracts lives, mountains, rivers, seas, springs, histories, entire civilizations, in the miniscule brain of George W. Bush, in the shortsightedness of savage capitalism badly dressed up in neoliberal attire. Seen from above, the world is very small because it disregards persons and, in their place, there is a bank account number, with no movement other than that of deposits.
But if you look at it from below, the world stretches so far that one look is not enough to encompass it, instead many looks are necessary in order to complete it. Seen from below, the world abounds in worlds, almost all of them painted with the color of dislocation, poverty, despair, death. The world below grows sideways, especially to the left side, and it has many colors, almost as many as persons and histories. And it grows backwards, to the history which the world below made. And it grows towards itself with the struggles that illuminate it, even though the light from above goes out. And it sounds, even though the silence of above crushes it. And it grows forward, divining in every heart the morrow that will be given birth by those who below are who they are. Seen from below, the world is so big that many worlds fit, and, even so, there is space left over, for example, for a jail.
Or, in summary, seen from above, the world shrinks, and nothing fits in it other than injustice. And, seen from below, the world is so spacious that there is room for joy, music, song, dance, dignified work, justice, everyone’s opinions and thoughts, no matter how different they are if below they are what they are.»
I had barely been able to write it down. I re-read Durito’s response, and I asked him:
«And what is the short version?»
«The short version is the following: the world is as big as the heart which first hurts and then struggles, along with everyone from below and to the left.»
Durito left. I continued writing while the moon waned in the heavens with the night’s damp caress…
I would like to venture a response. Imagining that I, with my hands, undo her hair and her desire, that I envelope her ear with a sigh, and, while my lips move up and down her hills, understanding that the world is as large as is my thirst for her belly.
Or, more decorously, trying to say that the world is as large as the delirium to make it «otherly,» as the ear that is needed to embrace all the voices of below, as this other collective desire to go against the tide, uniting rebellions of below, while above they separate solitudes.
The world is as big as the prickly plant of indignation which we raise, knowing the flower of tomorrow will be born from it. And, in that tomorrow, the Iberoamerican University will be a public, free and secular university, and in its corridors and rooms will be the workers, campesinos, indigenous and others who today are outside.
That is all. Your responses should be presented on February 30 in triplicate: one for your conscience, another for the Other Campaign and another with a heading that clearly states: Warning, for those of above who believe, naively, that they are eternal.
>From the other Puebla.
Sup Marcos
Sixth Committee of the EZLN
Mexico, February of 2006
QUANTO E’ GRANDE IL MONDO?
Esercito Zapatista di Liberazione Nazionale
Messico
17 febbraio 2006
Dopo una giornata trascorsa nelle riunioni
preparatorie dell’altra campagna (era settembre, era
l’alba, era la pioggia di una nuvola lontana), ci
dirigevamo verso la capanna dove stavano le nostre
cose quando c’imbattiamo in un cittadino, alle buone,
che mi dice: «Senta Sup, che cosa si propongono gli
zapatisti?». Senza neanche fermarmi gli ho risposto:
«Di cambiare il mondo». Arriviamo alla capanna ed
incominciamo a preparare le cose per andarcene e
l’insurgente Erika ha atteso che rimanessimo soli, si
è avvicinata e mi ha detto: «Senti Sup, ma il mondo è
molto grande», come se cercasse di far in mdo che mi
rendessi conto dello sproposito che stavo proponendo e
che, in realtà, non sapevo quello che stavo dicendo
quando avevo detto quello che avevo detto.
Seguendo l’abitudine di rispondere ad una domanda con
un’altra domanda, le risposi:
«Quanto grande?».
Lei si è fermata a guardarmi e quasi con tenerezza mi
ha risposto: «Molto grande».
Io ho insistito: «Sì, ma quanto?».
Lei ci ha pensato un momento ed ha detto: «Molto più
grande del Chiapas».
In quel momento ci avvisano che dobbiamo andarcene.
All’arrivo all’accampamento, dopo aver messo a posto
il Pinguino, l’Erika è arrivata da me, con un
mappamondo a globo, di quelli che usano nella scuola
elementare. L’ha messo per terra e mi ha detto:
«Guarda Sup, qui in questo pezzetto c’è il Chiapas e
tuuuuuuuutto questo è il mondo», e dicendolo ha quasi
accarezzato con le sue brune mani il globo.
«Mmh», ho mormorato accendendo la pipa per prender
tempo.
L’Erika ha insistito: «Hai visto che è molto grande?».
«Sì, però non lo cambieremo da soli, lo cambieremo con
molti compagni e compagne di tutte parti».
In quel momento la chiamano per il suo turno di
guardia. E lei, dimostrando di aver già imparato,
prima di andarsene via mi lancia: «E ci sono così
tanti compagni e compagne?».
Quanto è grande il mondo?
Nella valle di Tehuacán, nel Sierra Nera, nel Sierra
Nord, nella zona periferica di Puebla, dagli angoli
più dimenticati dell’altra Puebla cominciano ad
arrivare delle risposte:
In Altepexi risponde una giovane donna: più di 12 ore
giornaliere di lavoro nella maquiladora, a lavorare i
giorni di riposo, nessuna facilitazione, né mutua, né
tredicesima a Natale, né premi di produzione;
l’autoritarismo ed i maltrattamenti del gerente o del
caposquadra, venir punita senza stipendio quando mi
ammalo, vedere il mio nome in una lista nera affinché
non mi dìano lavoro in nessun’altra maquiladora; se
cerchiamo di protestare il padrone chiude e se ne va
da un’altra parte, il trasporto è pessimo ed arrivo
molto tardi a casa e vedere le bollette della luce,
dell’acqua, il catasto, fare i conti e vedere che non
ci arrivo; darsi conto che non c’è neanche acqua da
bere, che il bagno non scarica e la strada appesta. Ed
il giorno seguente dopo aver dormito male e mangiato
poco, di nuovo a lavorare. Il mondo è così grande come
la rabbia che sento per tutto questo.
Una giovane indigena mixteca: mio papà se n’è andato
più di 12 anni fa negli Stati Uniti, mia mamma lavora
cucendo palloni, le pagano 10 pesos per ogni pallone e
se non le viene bene uno, le fanno pagare 40 pesos di
multa. Non pagano subito, ma la volta seguente che
ritorna il contrattista. Mio fratello sta preparandosi
per partire. Noi donne siamo sole in tutto questo, a
tirare avanti con la famiglia, la terra, il lavoro.
Cosicché ci tocca anche tirare avanti la lotta. Il
mondo è così grande come la rabbia che mi viene per
tutta questa ingiustizia, una rabbia così grande che
mi fa ribollire il sangue.
In San Miguel Tzinacapan una coppia matura si guarda e
risponde quasi all’unisono: il mondo è del volume del
nostro impegno a cambiarlo.
Un contadino indigeno del Sierra Nera, veterano di
tutti gli sgomberi di terre, meno di quello della
storia, risponde: perché deve essere molto grande, per
questo motivo dobbiamo fare crescere la nostra
organizzazione.
In Ixtepec, Sierra Nord: il mondo è del volume
dell’insolenza dei mal governi e di Antorcha Campesina
che imbevono il contadino di puri pregiudizi ed
avvelenano ancora la terra.
In Huitziltepec, da una scuoletta autonoma, una
televisione ribelle trasmette una verità: il mondo è
così tanto grande che ci sta la storia della comunità
e del suo affanno e della sua lotta per voler
continuare ad affacciarsi all’universo con dignità.
Una signora, artigiana indigena, della stessa altezza
della defunta comandante Ramona, aggiunge in un soffio
di voce: «Il mondo è così grande come l’ingiustizia
che sentiamo perché ci pagano una miseria per quello
che facciamo e le cose di cui abbiamo bisogno le
vediamo da lontano, perché non le avremo mai».
Vicino a la Granja: non deve essere molto grande,
perché sembra che noi bambini poveri non ci stiano,
solo ci rimproverano, perseguitano e picchiano e
questo mentre stiamo solo cercando di vedere come
portare dei soldi a papà.
In Coronango: il mondo per quanto sia grande, sta
morendo per l’inquinamento neoliberale della terra,
dell’acqua, dell’aria. Si sta rompendo, perché così
dicevano i nostri nonni: quando si rompe la comunità,
si rompe il mondo.
In San Matías Cocoyotla: è così grande come la
irresponsabilità del governo che solo sta distruggendo
quello che noi facciamo come lavoratori. Ora dobbiamo
organizzarci per difenderci dal governo e si suppone
che invece starebbe lì per servirci. Vedete anche voi
che è uno svergognato.
A Puebla, ma nell’altra Puebla: il mondo non è così
grande perché ai ricchi non basta quello che hanno ed
ora vogliono toglierci quel poco che abbiamo noi
poveri.
Un’altra volta, in un’altra Puebla, una donna giovane:
è molto grande, così grande che non possiamo in pochi,
dobbiamo unirci tutti per poterlo cambiare, perché
altrimenti non si può, uno si stanca.
Una giovane artista: è grande, ma è marcio e ci
distorcono perché siamo giovani. In questo mondo
essere giovani è un crimine.
Un cittadino: per quanto grande sia, sempre resta
piccolo per i ricchi, perché stanno invadendo terre
comunali, ejidali, quartieri popolari. Come se non
bastassero più a loro i centri commerciali ed i loro
lussi entrano nei nostri terreni. Io credo che quelli
che non ci stanno siamo noi, quelli in basso.
Un operaio: il mondo è così grande come il cinismo dei
leader dei sindacati gialli. E poi dicono che sono lì
per difendere noi lavoratori. È lassù in alto che si
unisce la merda: cioè il padrone, l’autorità ed il
sindacalista giallo… Dovrebbero fare uno di quei
progetti di pulizia sanitaria totale, cioè un
immondezzaio per metterli insieme tutti quanti. O no,
sarebbe meglio no, perché senz’altro inquinerebbero
tutto. E poi se li mettiamo in prigione, i criminali
si ammutinerebbero perché neanche loro vogliono vivere
vicino a quegli stronzi.
…
È già l’alba in quest’altra Puebla che non ha smesso
di stupirci ad ogni passo che facciamo sulle sue
terre. Abbiamo appena finito di mangiare e sto
pensando a che cosa dirò in quest’occasione.
All’improvviso, da sotto la porta, si affaccia una
piccola valigetta, che non riesce a passar bene dalla
fenditura. Si ascolta un lievissimo mormorio e si
capisce che è il respiro affannoso di qualcuno che
spinge dall’altro lato. Finalmente passa la valigetta
e, dietro di lei, inciampando, appare qualcosa che
somiglia straordinariamente ad uno scarabeo. Se non
fosse perché so che sto a Puebla, cioè nell’altra
Puebla, e non nelle montagne del sudest messicano,
potrei quasi giurare che si tratta di Durito. Per
togliermi il pensiero dalla testa, ritorno al quaderno
dove sta già scritta la domanda che intitola questo
esame a sorpresa. Continuo a tentare di scrivere, ma
non mi viene in mente niente che valga la pena. Ci sto
pensando, ma è sparita la vena, quando sento che ho
qualcosa sulla spalla, sto per fare un gesto per
togliermi il fastidio, quando sento:
– Hai tabacco?
«Quella vocina, quella vocina», penso.
– Quale vocina? Si vede che sei invidioso della mia
voce virile e seduttrice – protesta Durito.
Non mi è rimasto il minimo dubbio e così, con più
rassegnazione che entusiasmo, ho detto:
– Durito…!
– Nessun «Durito»! Io sono il più grande riparatore di
torti, il soccorso dell’indifeso, la consolazione
dell’abbandonato, la consolazione del debole, il sogno
irraggiungibile delle femmine, il poster favorito dei
bambini, l’inconfessabile invidia degli uomini, il…
– Ferma, fermati! Sembri candidato nella campagna
elettorale – dico a Durito, tentando di interromperlo.
Inutilmente, come si può vedere, perché prosegue:
– … il più gagliardo della razza che ha abbracciato
la cavalleria errante: Don Durito della Lacandona SA
di CV di RL e col permesso delle giunte di buon
governo.
Dicendo questo, Durito mostra, sul suo guscio, una
decalcomania su cui sta scritto:»Permesso della giunta
di buon governo. Municipio Autonomo Ribelle Zapatista
(Marez) Charlie Parker».
– «Charlie Parker»?. Non sapevo che avessimo un Marez
con quel nome, almeno non c’era ancora quando sono
partito – ho detto sconcertato.
– Chiaro! dato che l’ho fondato appena prima di
andarmene da là per venire in tuo aiuto – dice Durito.
– Che strano, io ho chiesto che mi mandassero tabacco,
non uno scarabeo – rispondo/protesto.
– Non sono uno scarabeo, sono un cavaliere errante che
è venuto a tirarti fuori dalle difficoltà in cui ti
sei messo.
– Io? in difficoltà?
– Sì, non fare «l’eroe prezioso» alla Mario Marín di
fronte alle registrazioni che danno l’idea delle sue
vere qualità morali. Sei o non sei in difficoltà?
– Buono, difficoltà, che significa difficoltà, però…
sì, sono in difficoltà.
– Lo vedi? Per caso non desideravi che io, il migliore
dei cavalieri erranti, venisse a soccorrerti?
Lo penso appena un istante e rispondo:
– Bene, a onor del vero no.
– Andiamo, non nascondere la tua felicità, la grande
allegria e quell’incredibile entusiasmo che c’è nel
tuo cuore al vedermi di nuovo.
– Preferisco nasconderlo – dico rassegnato.
– Bene, bene, basta con le feste ed i fuochi
artificiali di benvenuto. Qual è il malandrino che
devo sconfiggere col braccio che ho in basso ed a
sinistra? Dove sono i tal dei tali Kamel Nacif, Succar
Kuri, ed altra gente di così bassa levatura?
– Nessun malandrino né niente a che vedere con la
banda degli svergognati. È che bisogna rispondere ad
una domanda.
– Allora? – mi fa fretta Durito.
– Quanto è grande il mondo? – gli domando.
– Bene, la risposta ha una versione corta ed una
lunga. Quale preferisci?
Guardo l’orologio. Sono le 3 di notte ed mi si stanno
chiudendo le palpebre e mi sta scendendo il berretto
sugli occhi, cosicché dico senza dubbi:
– La versione corta.
– Come la versione breve! Sono forse venuto seguendo
le tue orme per otto stati della Repubblica Messicana
per esporre la versione corta! Arance marce, niente
mais per le colombe, nella torta niente, dispari,
negativo, scartato, no.
– Bene – dico rassegnato -, allora la versione lunga.
– Bravo, mio nasone transumante! Prendi appunti…
Prendo la penna ed il quaderno. Durito detta:
Se lo guardi dall’alto, il mondo è piccolo e di color
verde dollaro. Sta perfettamente nell’indice di prezzi
e nelle quotazioni della borsa valori, nel tasso dei
guadagni di una multinazionale, nell’inchiesta
elettorale di un paese che ha sofferto il sequestro
della sua dignità, nella calcolatrice cosmopolita che
somma capitali e sottrae vite, monti, fiumi, mari,
sorgenti, storie, civiltà intere, nel piccolissimo
cervello di George W. Bush, nella breve portata delle
mire del capitalismo selvaggio malvestito da
neoliberalista. Guardato dall’alto, il mondo è molto
piccolo perché prescinde dalle persone ed al loro
posto, c’è un numero di un conto bancario, senza altri
movimenti che quello delle entrate.
Ma se lo guardi dal basso, il mondo si amplia tanto
che non basta uno sguardo per avvolgerlo, ma sono
necessari molti sguardi per completarlo. Guardato dal
basso, il mondo abbonda di mondi, quasi tutti dipinti
col dolore della spoliazione, della miseria, della
disperazione, della morte. Il mondo in basso cresce
verso i lati, soprattutto verso il lato sinistro ed ha
molti colori, quasi quanti le persone e le storie. E
cresce pure all’indietro, verso la storia che lo ha
reso mondo in basso, e cresce verso se stesso con le
lotte che lo illuminano, anche se la luce dall’alto
viene spenta, e suona anche se il silenzio di sopra lo
schiaccia. E cresce anche in avanti indovinando in
ogni cuore il domani che partoriranno quelli che in
basso sono quelli che sono. Guardato dal basso, il
mondo è così grande che ci stanno molti mondi ed
ancora c’è così eccesso di spazio che ci può stare,
per esempio, una prigione.
Cioè, riassumendo, visto dall’alto, il mondo si
rimpicciolisce e non ci sta altro che l’ingiustizia.
E, visto dal basso, il mondo è così spazioso che c’è
posto per l’allegria, la musica, il canto, il ballo,
il lavoro degno, la giustizia, l’opinione ed il
pensare di tutti, non importa quanto diversi siano
quelli in basso che sono quello che sono.
Ho fatto appena a tempo a scrivere. Rileggo la
risposta di Durito e gli domando:
– E qual è la versione corta?
– La versione corta è la seguente: il mondo è tanto
grande come il cuore che prima gli fa male e dopo
lotta, insieme a tutti quelli in basso ed a sinistra.
Se ne va Durito. Io continuo a scrivere mentre nel
cielo la luna si esaurisce con la lubrica carezza
della notte…
…
Vorrei azzardare una risposta. Immaginare che a lei,
con le mani, sciolgo i capelli ed il desiderio, che le
appendo un sospiro alle orecchie e, mentre le mie
labbra salgono e scendono per le sue colline, capire
che il mondo è tanto grande come la sete che ho del
suo ventre.
O, per essere un po’ più decente, cercare di dire che
il mondo è tanto grande come il delirio di volerlo
«altro», come l’ascolto che è necessario per
abbracciare tutte le voci in basso, come questo altro
affanno collettivo di camminare controcorrente unendo
in basso ribellioni, mentre in alto separano
solitudini.
Il mondo è così grande come punta spinosa della pianta
dell’indignazione che innalziamo, sapendo che da lei
nascerà il fiore del domani. Ed in quel domani,
l’Università Ibero-americana sarà un’università
pubblica, gratuita e laica e nei suoi corridoi e nelle
sue aule ci saranno operai, contadini, indigeni e gli
altri che oggi ne stanno fuori.
È tutto. Le vostre risposte devono essere presentate
entro il 30 febbraio ed in triplice copia: una per la
vostra coscienza, un’altra per l’altra campagna ed
un’altra con l’intestazione che dica chiaramente:
Warning, per quelli che pensano in alto, ingenuamente,
di essere eterni.
Dall’altra Puebla
Sup Marcos
Commissione Sesta dell’EZLN
Messico, febbraio 2006
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[…] Si alguien quiere leer el discurso completo puede ir directamente al Enlace Zapatista. Si alguien quiere saber mis impresiones, puede leer este post. […]
Pingback de Trikinhuelas » Archivo del Blog » ¿Qué tan grande es el mundo? — febrero 18, 2006 @ 8:55 pm
[…] leer más: Qué tan grande es el mundo? , Sexta Declaración de la Selva […]
Pingback de El Subcomandante y el Rock - La Lechuza - Letra y Música — septiembre 4, 2008 @ 9:33 am
quisiera saber cuntos libros a publicado el sup y donde los puedo conseguir.
Comentario de marco romero — septiembre 14, 2008 @ 12:01 pm
No sé si llegará , el mensaje, pero el mundo es tan grande como la fortaleza que juntos creamos.
Un abrazo
Comentario de momo — octubre 29, 2008 @ 5:20 am
[…] [16] Subcomandante Marcos, 17 de febrero 2006, ¿Que tan grande es el mundo? http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2006/02/17/en-la-ibero-puebla-17-de-febrero/ […]
Pingback de DIALOGO Nº1 | GIAP — septiembre 4, 2013 @ 8:57 pm
Pues yo pienso que también tiene que ver con qué enfoque ves el mundo. Durito lo explica grande o chico, como un sentido de vivir, como la manera en que ves la vida.
Pero si lo enfocamos a la manera en que ves la lucha, esa de la que habló en un principio el sub, esa de cambiar el mundo.. entonces yo opino que es al revés de lo que decía Don Durito, opino que el mundo se hace tan grande como las diferencias y desunión entre los SERES VIVOS, pero se hace pequeño conforme los seres vivos se unen, conforme la sociedad lucha y vive en colectivo. (o sea que la lucha y el mundo se haría pequeñx para los de abajo.
Una unión de todos los de abajo de todo México, de todos los países, haría una lucha tan grande, que los de abajo veríamos un mundo pequeño en el sentido que no veríamos fronteras divisorias, que no veríamos lejana la idea de solidaridad, que ya veríamos más alcanzable el derrocamiento del sistema neoliberal y opresivo. La lucha a medida que fuera creciendo se haría al mismo tiempo más corta (menos difícil pues).
Entonces ese «cambiar el mundo» ya no parecería tan utópico para los de abajo.
Por que los de arriba ya ven chico el mundo, ya creen que pueden cambiarlo a modo de monedas. Pero ahora les daríamos la vuelta y vendría la conquista de los de abajo, el verdadero mejoramiento del mundo. 🙂
Saludos desde la sierra Norte de Puebla!!
Comentario de Vero M — diciembre 10, 2013 @ 12:21 pm
Por cierto, dónde hizo su grafiti el sub?? Por favor si alguien puede decirme!! 😀
Comentario de Vero — diciembre 10, 2013 @ 10:13 pm