Subdelegado Zero, Tonalá, Chiapas, 9 de enero de 2006. (el discurso grabado está incompleto, falta el inicio)
Se habló —yo tengo aquí los apuntes de la reunión pasada que tuvimos que interrumpir— se habló entonces del problema de Chiapas. Y aquí quiero referirme a lo que dijo un señor del Partido de Acción Nacional: que estaba preocupado porque siempre se ha enseñado que el camino civilizado, pacífico y legal de las elecciones es el que hay que promover y la Otra Campaña está proponiendo otra cosa, que está preocupado por lo que vaya a pasar.
Pues bueno, compañeros y compañeras, nosotros les decimos que ese camino “civilizado”, “decente” y “pacífico” es el que ha llenado de crimen este país. A los grandes políticos los puedes encontrar ya en la nota roja: diputados, senadores, presidentes, gobernadores, secretarios de Estado. ¿O no es criminal que la señora Marta Sahagún de Fox, esposa del señor Fox que dice que es presidente de la República, se ostente, o sea se maneje como si tuviera un cargo público, si nadie la eligió? Y ella es precisamente del Partido de Acción Nacional. ¿Cómo le va a enseñar alguien del PAN a sus hijos que lucha por la democracia si tienen en el poder, decidiendo de manera conjunta los destinos de un país, a alguien a quien nadie eligió para ese trabajo?
El señor éste habló aquí y lo escuchamos. Cuando una mujer como Ramona, indígena, que se llama Esther, fue al Congreso de la Unión a decir nuestras demandas en 2001, todos los miembros del PAN se salieron porque no toleran ver a una indígena, como no sea de su sirviente. Se salieron del Congreso de la Unión y no estuvieron para escucharla. ¿Ese es el país o la manera “civilizada” que le quieren heredar a sus hijos, donde el color de cada quien sea un motivo de desprecio o el modo de hablar? Imagínense ustedes que los desprecian a todos los de la costa por su modo de que hablan y que eso les impida que alguien los escuche, o que alguien los vea, o que los tome en cuenta.
Porque ese grupo que está ahí arriba, el de los políticos, se está poniendo aparte, como en un mundo aparte, una élite, y no siente hacia ustedes, hacia nosotros y hacia mucha gente que no está aquí todavía, pero que va a estar, no siente más que un profundo desprecio. No somos dignos ni de que nos tomen en cuenta, ni siquiera para decir que somos malos. Nada, no existimos para ellos.
Ese mundo “civilizado” que nos están ofreciendo los que dicen pues de la democracia y los partidos políticos, en realidad, es el peor mundo posible, lleno de criminales. Y la democracia que nos ofrecen es que elijamos quién nos va a matar, quién nos va a meter a la cárcel, quién nos va a robar, quién se va a burlar de nosotros. ¿Esa es la democracia por la que estaban peleando?, ¿o esa es la democracia por la que vamos a pelear nosotros? ¿La libertad de elegir a mi verdugo? Nosotros decimos no. Que se vayan todos los verdugos, que se acabe la política como un ejercicio de poder de lucro, de ganar dinero y de estar oprimiendo a los demás, y se convierta en otra política.
Nosotros decimos que sí hay que hacer política y hay organizaciones políticas que lo están haciendo y hay organizaciones sociales que lo están haciendo, pero están sueltas, dispersas. Y entonces, el lugar que estamos construyendo —el auditorio como este o cine no sé qué sea— donde nos vamos a encontrar se llama la Otra Campaña. Todos los que hablaron y, sobre todo, todos los que no hablaron, que son compañeros o que van a serlo, van a tener la garantía de que vamos a venir a hablar con ustedes, no en un auditorio sino en su centro de trabajo, en su casa. Yo vi, o veo pues, muchas compañeras, señoras pues, que no tomaron la palabra. Vamos a hablar con ustedes y a ver cuáles son los problemas, ese problema del agua, los compañeros campesinos, la tierra. El problema de la tierra no es sólo que ya no hay tierra para repartir, es que los que ya tienen tierra se las están quitando, porque eso es lo que hace el Procede. Si Salinas de Gortari dijo que ahora la tierra se podía vender, Zedillo dio para adelante y Fox, que es del PAN, dicho sea de paso, ha seguido en ese proceso de privatización. Ya no hay tierra para repartir y la tierra que ya está repartida nos la van a quitar. ¿Qué vamos a hacer? Vean, ¿a ver quién logra pasar la frontera y quién sobrevive y acaba trabajando?
Se hablaba del problema de Chiapas, ésa es una frase de Vicente Fox: “yo resolveré el problema de Chiapas en 15 minutos”. Lo dijo antes de ganar las elecciones. El problema de Chiapas, compañeros y compañeras, es el mismo de Yucatán, de Quintana Roo, de Baja California, de Sonora, de todas partes de este México: es el sistema capitalista. Y esa es la reflexión que nosotros estamos invitando a hacer. Porque ustedes que son trabajadores están todo el día dale y dale, trabajando y trabajando, y todo sigue igual o peor. Y ven que un rico tiene muchas cosas y ven que gasta mucho, hace grandes fiestas, tiene grandes carros, grandes casas, se viste bien. Y cada vez tiene más. ¿Y por qué el trabajador del campo y de la ciudad, el campesino, el pescador, el maestro, el estudiante, trabaja más y cada vez tiene menos y cada vez es peor? Y hay quien viene y da la respuesta, dice: “no, pues, es que si así te tocó, ni modo”; porque “así fue el destino” o porque “así dijo dios”, o porque “sós un güevón y no trabajas”, aunque uno sepa que está todo el día dándole.
No, compañeros. Lo que nosotros pensamos, todos los que estamos en la Sexta y en la Otra Campaña, junto con el EZLN, también estamos pensando así, es que eso es así porque hay un sistema que hace eso. Hay un sistema que se construye sobre la explotación, sobre la miseria y sobre el desprecio. Entonces no se va a resolver el problema del agua, ni la falta de trabajo, ni los problemas con la tierra, ni el problema de los jóvenes estudiantes, ni el problema de las mujeres, ni el problema de nadie en Tonalá, ni siquiera en Chiapas, lo tenemos que hacer en todo México y además apoyándonos también con las luchas de otros países.
Nosotros vamos a estar con ustedes —eso es lo que venía a decirles. Si ustedes me dicen “aquí vamos a liberar Tonalá”, yo les voy a decir “mira, no vamos a poder solos”. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional, con toda la fuerza que ustedes han dicho hasta ahora y reconocido, no puede solo, por eso hizo la Sexta Declaración y por eso hace la Otra Campaña. No podemos mejorar como merecemos, como indígenas que somos, y no podemos conquistar los derechos que como indígenas tenemos, si no nos unimos a los trabajadores de otras partes. Cualquiera que les venga a vender aquí que Tonalá se va a salvar solo les está mintiendo. Tonalá se tiene que salvar junto con Chiapas y junto con todo el país. Y no se va a salvar porque venga Marcos, ni porque venga el PAN, el PRI o el PRD. Se va a salvar porque los tonaltecos, humildes y sencillos, se van a unir con los del norte de Chiapas, con los de la Costa, la Sierra, con los del Centro, con los de Los Altos, y con los obreros y campesinos, maestros, estudiantes, mujeres, jóvenes, de todo el país, porque en el momento en que ustedes le entraron aquí, entraron con todos estos compañeros. A lo mejor en este auditorio sólo ven gente de aquí cerca, a lo mejor se conocen de antes, pero ustedes tienen compañeros y compañeras en otras partes de la república que nunca los han visto y a lo mejor nunca los van a ver y ellos se van a enterar de su palabra de ustedes y allí su palabra se va a hacer grande. Y vamos a hacer acuerdos, desde Tonalá o desde Huixtla o desde Tapachula hasta Tijuana, pero abajo, y a toda la gente le vamos a decir la verdad. No venimos a ofrecer dinero, no venimos a ofrecer puestos ni cargos, no venimos a buscar que nos elijan. Venimos a dar trabajo y a contar la historia de lucha de todos. Todas las cosas que cada uno tiene de los que están aquí, que son honestos, las tiene porque trabajó por ellas, nadie se las dio, o porque luchó por ellas.
Entonces, ¿por qué el que trabaja más no vive bien?, ¿y por qué el que no trabaja o trabaja menos vive mejor cada vez? Y no es sólo eso. Como dijeron otros compañeros que pasaron, a la hora que están en este afán de ganar más y más —porque no tienen llenadero, compañeros— si tienen un carro quieren dos, si dos, tres; si tienen una casa quieren otra casa y otra; y si viajan a un lado quieren viajar más y más; y si tienen cien trabajadores quieren explotar a mil, y así. No se detienen. Y en ese afán de ganancia empiezan a destruir la naturaleza, como lo dijeron aquí, y a privatizar todo. La gente que tiene más edad se acuerda cuando uno puede llegar a un lado y decir: “¿me regala un vaso de agua?”. Ahora hay que decir: “¿me vendes una botella de agua?”. Hace 20 años, ¿quién iba a pensar que el agua se iba a vender? A lo mejor ahorita pensamos “nunca se va a vender el aire”. Y que tal que va a llegar el día en que sí, que también te lo van a vender en tu botellita y alguien se va a enriquecer con eso. Y así se están yendo los bosques, los minerales, el agua, todo lo que es fuente de vida en este planeta, y en concreto en este país, que es con lo que trabajamos la gente de abajo, humilde y sencilla, se está destruyendo porque el afán de ganancia y riqueza de esta gente no tiene límites.
Tenemos que escoger, compañeros. Desde el que es joven estudiante hasta el que ya tiene edad tiene que escoger si deja que esto pase, y siga pasando y se acabe de destruir todo, o hace algo. Ahí es donde aparecen los partidos políticos. Esos que quieren cargos electorales dicen: “sí, cómo no, hay que hacer algo; vota por mí y yo te voy a resolver todo”. Y ese es el otro problema de la Otra Campaña.
Compañeros y compañeras, uno se da cuenta que esta mal, solo, primero. Ve que trabaja todo el día y sigue igual. Las compañeras que trabajan en las casas están todo el día rompiéndose el lomo, para que haya algo en la mesa a la hora de comer o haya medicina para el que está enfermo. Y nada. Todo sigue igual o cada vez hay menos ahí. Cada vez hay que meterle más remiendos a la ropa. Los hombres y las mujeres que dicen “chin, pues es que yo estoy así porque no estudié”. Entonces trabajan el doble para que sus hijos vayan a la escuela. El hijo, la hija, va a la escuela primaria, secundaria, preparatoria, universidad, se gradúa y no tiene trabajo. Igual que el que no estudió. Todo esto se va viendo, cada quien en su lugar de trabajo y en su casa. Ahí es donde se está viendo que el sistema es injusto, porque no es justo que las cosas sean así. Si uno no piensa que “es cuestión del destino” o que “es castigo de dios”, tiene que preguntarse por qué están las cosas así.
Y entonces, compañeros y compañeras, ahí uno va pasando. Primero, espera a que alguien lo solucione, dice: “bueno, yo estoy muy mal, alguien se va a dar cuenta y va a hacer algo”. Nadie hace nada, me refiero a los que debían hacer algo. Luego, dice: “No. Me voy a organizar para pedir esto que necesito”. Se organiza y pide mejor tarifa de luz, reconocimiento de un pedazo de tierra, créditos, fertilizantes —lo que se organice cada quien— mejores escuelas, mejor capacitación para los maestros. Y no, tampoco. Luego, esa petición se convierte en una exigencia. Pues se empiezan a organizar para exigir ya más firmemente que se cumplan esas demandas. Tampoco. Y llega un momento, compañeros y compañeras, que las cosas ya no se espera a que se las den, ni se piden, ni se exigen, sino que se toman. Eso fue lo que hicimos nosotros.
Pero, al mismo tiempo que hicimos eso, nos dimos cuenta que no se soluciona el problema. Porque es algo más grande y más complejo: es el sistema. El sistema es el que permite la corrupción de esos gobernantes; es el que permite que esos grandes y ricos, los poderosos, cada vez sean más poderosos y más ricos; y es el que está sumiendo en la miseria a la mayor parte de la gente y es el que está destruyendo la naturaleza.
Si no hacemos nada, vamos a tener un país —como dijo un compañero joven— que exporte pobres. Y los exporte hasta donde dejen exportarlos porque en el momento en que cierren la frontera no va a haber para dónde mandarlos. Porque ni modo que empiecen a migrar a Guatemala o a Centroamérica. Entonces, ¿qué va a pasar aquí? Va a pasar lo que teme el señor del PAN, va a haber un estallido social, exactamente, pero si es disperso, si no hay organización, va a llevar mal camino. Cada quien va a ver por lo suyo y se va a destruir más de lo que ya está este país.
Entonces de lo que se trata es organizar para buscar juntos una salida. Apenas estamos empezando. Orita lo que estamos haciendo es buscando nada más, en cada lado, a hombres y mujeres que estén dispuestos a entrarle, sin nada a cambio. En concreto, lo que les vengo a decir es que la Otra Campaña en esta primera etapa no es para todos. Ustedes tendrán que ver. “No. Pues, yo sí le entro, yo sí estoy dispuesto a dedicar tiempo y trabajo no para que otro decida por mí en unas elecciones —como diputado, como senador, como presidente municipal o como presidente de la república— sino para que más gente se organice con nosotros”. Ese compañero y esa compañera que tome esa decisión sepa que vamos a estar junto con él haciendo ese trabajo en Tonalá, en Arriaga, en Pijijiapan, en todas partes donde nos estemos organizando.
Eso es de lo que se trata la Otra Campaña. Esta primera parte, que nosotros venimos, por eso no hablamos más que hasta el final. Porque queremos escuchar a todos y queremos que la palabra de todos se escuche, no sólo en este auditorio sino en el corazón de todos los que vienen de otras partes de México y de otras partes del mundo y lo que está saliendo a través de los medios alternativos de comunicación, y en algunos casos, muy pocos, en los medios masivos de comunicación de los otros. Por eso es importante la palabra. Yo entiendo que a veces da pena o miedo pasar al frente, tomar el micrófono y empezar a decir algo. Pero no se preocupen, la Otra Campaña tiene que ir ahí a donde están ustedes y ahí donde no les dé pena: en su casa, en su centro de trabajo, los va a escuchar.
Y todas esas ideas, luchas, sentimientos de indignación, de rebeldía, los vamos a dar a conocer entre todos y los vamos a organizar sin que nadie deje de ser lo que es. No se trata de que desaparezca el Frente Cívico Tonalteco, ni tampoco se trata de que alguien deje de ser lo que es, hombre, mujer, joven, estudiante, maestro. Va a seguir siendo lo que es, pero va a tener la oportunidad de participar en un movimiento que sea de él, no de Marcos o no de los compañeros de las organizaciones políticas, sino de él como tonalteco, o como de Arriaga o como de Pijijiapan o como de donde sea cada quien. Y va a aprender a reconocer a un compañero en alguien que está en Tijuana o que está en Jalisco o en Michoacán; que tal vez es indígena o tal vez no es indígena, tal vez ni siquiera habla español, tal vez no sepamos nunca cómo se llama. Pero vamos a saber que, a la hora de luchar, va a estar con nosotros.
No vamos a decir cómo pavimentar las calles o cómo resolver el problema del drenaje o cómo resolver el problema del alto costo de la energía eléctrica. Lo que sí vamos a hacer es a unir todas las voces que están en contra de los problemas del agua, de los problemas del drenaje, de los problemas de las altas tarifas, de los problemas —compañeros y compañeras— de la explotación. Porque eso se llama explotación: que alguien viva a la costa del otro.
Y este país actualmente está así. La riqueza que tienen unos es porque la obtuvieron de explotar a otros. Y con eso tiene que ver el robo, el despojo de la tierra de ejidatarios, de comuneros, y el despojo y el robo que hacen a todas las familias cuando las obligan a que los jóvenes tengan que irse a otro país a ver si logran sobrevivir y luego a trabajar para poder mandarle dinero a su familia. Fíjense la injusticia de este país: ¿cómo es posible que todavía nos digan que “a ver por quién vamos a votar”?, si para que una familia pueda sobrevivir se tiene que separar, como explicó la compañera que está de migrante en el otro lado. Si quería que su familia sobreviviera, tuvo que separarse de ella y cada tanto se tiene que separar. Y todavía le dicen que esos que provocaron este sistema que hay…
…“el drenaje, yo se los arreglo, pero voten por mí. El problema de las tarifas eléctricas, yo se los arreglo, pero voten por mí”. Y van a votar por ellos, van a salir y no van a hacer nada. Y cada tanto se van a ir enterando en las noticias, si es que se enteran, que salió más rico que antes y no hay drenaje, sigue el alto costo de la energía eléctrica, no hay solución al problema de la tierra, no hay buenas escuelas, no hay buenos maestros, y la gente se tiene que ir a trabajar a otro país; eso o hacerse delincuente.
Si las cosas siguen así —este país, así como están orita con esta bola de políticos ladrones y corruptos, y criminales, porque eso son— entonces sí va a ser peor que una guerra. Lo que están haciendo es peor que una guerra. Cuando hay una guerra mucha gente se tiene que ir para otro lado a trabajar, ya lo están haciendo así. No hay estado de la república donde no haya gente que se tenga que ir. Jóvenes, adultos, hombres, mujeres, hasta niños se tienen que ir porque no encuentran para vivir.
Entonces lo que nosotros estamos invitándolos, compañeros y compañeras, es que no se queden en Tonalá, ni en Arriaga, ni en Pijijiapan, ni siquiera sólo en Chiapas, sino que le entremos a un movimiento nacional: éste que es de la Otra Campaña. De izquierda: porque no nada más queremos quejarnos o decir que está mal. Somos de izquierda porque lo que queremos es hacer otra cosa, transformar el país radicalmente; volverlo a hacer, sin ricos y por lo tanto, sin pobres.
Lo que estamos pidiendo es eso, que se organicen para hacer esto. Y los compañeros y compañeras que vienen “a ver qué”, “a ver de qué se trata”, pues yo les pido que vean en su corazón esto que les dije y también, sobre todo, lo que escucharon de su misma gente de aquí. Y vean si queda así nada más y a ver qué va a pasar. Yo les digo qué va a pasar: va a ser peor cada vez. Y si siente que tiene que hacer algo, pero no quiere que los vuelva a burlar, que se vuelva a burlar o que los líderes se vuelvan a corromper como le ha pasado en otras veces, entre aquí. Pelee por su lugar y haga escuchar su palabra. Y va a ver que va a haber mucha gente en todo México, no nada más los zapatistas, que lo van a escuchar.
Eso es lo que queríamos decirles, compañeros y compañeras, de veras, además de que les agradezco que nos hayan recibido por segunda vuelta y hayan regresado para escucharnos y para hablar, después de lo que pasó. Desde un principio lo que queríamos decirles es: nosotros, en lo que toca a nosotros como zapatistas, es un honor tener compañeros y compañeras tonaltecos, y de Arriaga y de Pijijiapan. Y sepan que estamos con ustedes, así como ustedes siempre han estado con nosotros.
Gracias compañeras y compañeros.
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