25 de Marzo del 2001.
A la Sociedad Civil Nacional e Internacional:
Señora:
Reciba usted las caravanas de rigor. Le escribo para informarle que, junto con usted, estamos tomando todo con mucha ecuanimidad y hemos soltado algunos discretos «¡Yepa, Yepa, Yepa, Arriba, Arriba, Arriba, Ándale, Ándale, Ándale!» ante la estupefacción de los micrófonos y satélites con los que el supremo nos vigila tratando de descubrir, inútilmente, cuál es nuestra estrategia secreta y cuáles son nuestras oscuras intenciones. Si supieran que basta con que lean las entrevistas que hemos dado en la prensa y los discursos públicos de nuestros delegados, para conocer nuestras perversas intenciones, se ahorrarían un buen tanto del presupuesto del CISEN.
Otro modo de averiguarlo sería que la entrevistaran a usted, señora. Y ni siquiera tienen que hacer cita en la ENAH, porque usted anda por todos lados. Así que, si le preguntaran, sabrían qué es lo que está ocurriendo en verdad y conocerían la decisión de usted de, junto con nosotros y con todos los pueblos indios de México y de miles de personas buenas en todo el mundo, no permitir que vuelva a amanecer en estos cielos sin que la bandera nacional tenga un lugar digno para quienes son el color que somos de la tierra.
Pero dejemos al supremo con sus incógnitas y vayamos a nuestras certezas, a saber: que ya no estamos solos (ni usted ni nosotros) porque, como quien dice, ya nos encontramos, o sea que ya hay remitente y destinatario y vos sos destinatario y remitente y nosotros somos remitente y destinatario, y las cartas que nos mandamos mutuamente los dos no siempre son cartas (ya ve usted que la carta del supremo tardó 36 horas en recorrer 10 kilómetros), también son miradas y palabras y sentimientos y convencimientos; y otra cosa de la que estamos ciertos ambos dos es que la esperanza es otro de los rostros que tiene la dignidad, y ya entrados en materia le decimos que para nosotros usted tiene ese rostro, el de la esperanza y la dignidad, y que nosotros quisiéramos tener su rostro de usted y que la admiramos y que la queremos y ¡Yepa, Yepa, Yepa, Ándale, Ándale, Ándale, Arriba, Arriba, Arriba! Y ¡chin!, se me salió y estamos en la onda de ser muuuuy moderados y ecuánimes y no crea usted, señora, que es porque el miércoles vamos a hablar en el Congreso, es porque nosotros ya sabemos algo que usted no sabe pero ya va a saber en cuanto lea lo siguiente, a saber: que el miércoles 28 de marzo del 2001 nos vamos a encontrar usted y nosotros afuerita del Palacio Legislativo de San Lázaro y habrá fiesta y palabra y música mientras los delegados hablan en la tribuna y ya luego que acaben de hablar pues vamos a reunirnos con usted y le vamos a informar de todo lo que pasó ahí adentro, porque de por sí es nuestro modo eso de informar cómo va todo y, por ejemplo, ahorita le informamos oficialmente que estamos muy contentos porque nos vamos a encontrar nuevamente de nuevo y ahí sí al diablo con la ecuanimidad y la moderación y hay que darle vuelo a la hilacha, que para eso es la hilacha y el vuelo y la esperanza y la dignidad que usted, señora, nos enseña.
Y nosotros sabemos que hay más de uno que trae el hígado atravesado porque vamos a hablar en la tribuna y porque nos vamos a encontrar de nuevo con usted, pero nosotros no somos rencorosos y ya le mandamos una botella de antiácido al coordinador de la fracción parlamentaria del PAN en el Senado de la República y vea usted y aprecie con qué elegancia estamos evitando nombrar al neo-comendador Don Diego Fernández de Cevallos.
Y le avisamos a usted que hemos decidido aumentar el número de las condiciones para el reinicio del diálogo con el supremo.
Así que es oficial: el EZLN pone como cuarta condición que el supremo le mande un dotación razonable de antiácidos y calmantes a los que, como Don Diego, han hecho todo lo posible por reventar el diálogo y por volver a usar a los soldados para perseguir, encarcelar y asesinar indígenas.
Porque va a haber diálogo, y va a haber acuerdos y se van a cumplir, y va a haber paz y no va a haber perdedores ni en los zapatistas ni en el gobierno ni mucho menos en usted señora, y los únicos que van a perder son Don Diego y sus patrones (de Don Diego) pero no porque los hayamos derrotado nosotros, sino porque de por sí hicieron todo para perder y es una lástima porque todo estaba para que todos ganaran y nadie perdiera, pero qué le vamos a hacer, ni modo de obligarlos ¿verdad?
Y ya termino. No se olvide usted: el MIÉRCOLES 28 DE MARZO DEL 2001, EN EL PALACIO LEGISLATIVO DE SAN LÁZARO, desde la 11 de la mañana y hasta que salgan los delegados zapatistas del Congreso Nacional Indígena (por ahí de las 3 de la tarde) y ahí no termina sino comienza todo, porque así es de por sí, que las cosas empiezan cuando parecen que acaban.
Vale. Salud y que triunfe al fin la palabra que es el puente en el que usted y nosotros somos.
Desde la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Marzo del 2001.
P.D. PARA DON DIEGO Y EL DELFÍN FELIPE.- No sean ustedes rencorosos.
No fuimos nosotros, me cai´. Fue Fuenteovejuna. Ni modos.
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