PALABRAS DEL COMANDANTE TACHO EN EL ZÓCALO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
11 de marzo de 2001.
Hermanos y hermanas. Al pueblo de México
Hermanos y hermanas indígenas habitantes de estas tierras y los que hoy nos acompañan de otros países del mundo.
El día de hoy hemos venido los descendientes originarios de estas tierras, los que le dieron nombre e historia.
Más de 500 años pasaron sin podernos encontrar para sabernos cómo nos defendíamos resistiendo a lo largo y ancho de nuestra historia.
Muy lejos nos fuimos para defendernos del gran opresor, para no ser exterminados injustamente. Nuestros primeros abuelos pensaron con su inteligencia y sabiduría, se refugiaron en las montañas más lejanas para enriquecer su resistencia, para sobrevivir con sus formas de gobernarse en lo político, en lo social, lo económico y lo cultural, así nunca pudieron acabar nuestras raíces, así como tampoco nuestra madre tierra nunca muere, ni nuestra madre luna, ni mucho menos nuestro padre sol.
Así mismo, nunca pudieron arrancar nuestras raíces y por lo tanto nunca morirán, esas raíces profundas que sostienen en lo más hondo del corazón de estas tierras que, como ella, tomamos el color que somos, el color de la tierra.
Hermanos y hermanas indígenas de México y el mundo, desde el principio que se poblaron estas tierras fuimos y somos la base fundamental en la vida de nuestro país México.
Nuestra existencia es imborrable, cómo es posible que la inútil soberbia de quienes el pueblo les ha encomendado hacer leyes que beneficien y reconozcan en la ley los derechos del pueblo, no lo ejerzan a cabalidad en cumplimiento de su deber.
Siguen demostrando que su encomiendo lo han convertido al servicio del interés del capital financiero y no a los intereses del pueblo de México.
Con estas actitudes hoy les decimos que es innegable nuestra existencia y por lo tanto, los descendientes y herederos que hoy estamos aquí presentes, somos merecedores del lugar digno que nos corresponde, por eso hermanos y hermanas indígenas mexicanos, el día de hoy venimos a exigir que la Constitución Mexicana nos reconozca con nuestras formas de vivir y que se nos respete.
Queremos decirles hoy a los que se dicen gobiernos que nos escuchen, que llegó a su fin el olvido racial y desprecio de los indios de México. No les permitiremos nunca jamás la burla y el desprecio que en cualquier rincón de la Patria Mexicana nos defenderemos, y no nos quedaremos callados nunca jamás.
No les permitiremos más la injusticia genocida con la muerte silenciosa que llevaron a cabo por más de quinientos años, la guerra de exterminio en contra de los pueblos indios, y de los más empobrecidos de este país.
Por eso el reconocimiento constitucional de los derechos y culturas indígenas es un derecho que no se nos puede negar. No se nos puede negar nuestra historia, tampoco se nos puede negar nuestra existencia a vivir una vida digna más justa y más humana.
Y como muestra de los que tenemos la razón de ser como lo que somos.
Aquí estamos los indígenas mexicanos protegidos bajo la Bandera Nacional que es amada y respetada.
Somos mexicanos, y por lo tanto la Patria también es nuestra.
¡Vivan todos los pueblos indígenas de todo México!
¡Viva el Pueblo de México!
Comité Clandestino Revolucionario Indígena.
Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
México, marzo del 2001.
Gracias
COMANDANTE TACHO
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