«Nos jugamos todo en la marcha».
Ricardo Rocha entrevista a Marcos.
Domingo 25 de Febrero, 2001
El «subcomandante Marcos» afirma: «En esta marcha no sólo estamos arriesgando mucho, sino que estamos arriesgando todo».
Es de madrugada en San Cristóbal de las Casas y antes de iniciar la llamada «Marcha de la Paz» a la ciudad de México, el «subcomandante Marcos» asegura que esta movilización es la señal de los zapatistas para reanudar el diálogo con un gobierno que hasta ahora no ha hecho su parte. Hay un juego de «vencidas», al que le está apostando el presidente Vicente Fox, dice. Y acusa a éste de «mediático» y de haber lastimado, con esta conducta, a mucha gente y al propio Ejército mexicano y a sus altos mandos, pues en lugar de haber actuado con discreción, manejó publicitariamente los retiros de tropas en Chiapas.
Falta algunas horas para que la caravana parta, y el jefe militar no duda en aseverar que si esta marcha tiene éxito, la victoria será una derrota para el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) «como opción armada».
-No entendí.
-Si nosotros conseguimos que una movilización pacífica tenga éxito, eso va a ser un cuestionamiento muy fuerte a nuestro ser. Nosotros decimos: es que nosotros sólo podemos ganar si perdemos como opción -ya-; entonces, la gente va a decir: Ya vez, no son necesarias las armas, porque ya conseguimos todos esto. Nosotros creemos que fueron necesarias las armas, en ese momento. Sí creemos, sinceramente, que este país no hubiera volteado a ver a los indígenas si no hubiera pasado el 1 de enero del 94. Pero lo que estamos haciendo es que, bueno, vimos que el país cambió en estos siete años; cambió junto con nosotros; cambió todavía más avanzado que nosotros y nosotros estamos apostando en la única gente que nunca nos ha fallado. Nos ha fallado el gobierno, nos ha fallado la Cocopa, los legisladores el Comité Internacional de la Cruz Roja, cualquier cosa pero la gente no. Algo cambió y cambió, créeme, realmente para bien. La gente no es la misma que la de antes; no es el cinismo, el conformismo de hace años.
«Marcos» dice que en enero de 1994 adquirieron un vicio, el de confiar en la gente, y asegura que en esta campaña, en esta aventura no sólo no están arriesgando mucho, «estamos arriesgando todo», subraya.
-¿Está dispuesto el EZLN a que en este capítulo que se escriba no haya vencidos ni vencedores?
-Nosotros pensamos que va a haber vencidos. Nosotros pensamos que los vencidos van a ser los Loyola, los Onésimo Cepeda. El vencido no va a ser el gobierno de Fox… Todos esos van a perder, porque se opusieron, y lo hicieron público, a que esto se cumpliera. Esos van a ser los únicos perdedores y los grandes vencedores no van a ser ni Fox, ni el EZLN, ni «Marcos»; va a ser la gente común y corriente, que dijo: Yo me movilicé y lo conseguí; yo como indígena conseguí mi derecho, nadie llegó a regalármelo. Y yo, como mestizo, luché para que esto ya no se repitiera y porque reconozco, dentro de mí, la porción de sangre que me toca como indígena. Eso nadie se lo quita a la gente y la lección histórica que se autodá va a ser una cuestión autodidacta, va a ser muy importante para otros pendientes que tiene este país.
Reina en la madrugada de este domingo 25 de febrero el ánimo y la expectación por la caminata que los jefes rebeldes iniciarán apenas asomen las primeras luces matinales. La paciencia es ahora la única arma de «Marcos».
-¿Algún mensaje para la gente?
-Sí, mira. Estamos dispuestos a todo… Estamos dispuestos a que nos den un tiro, cualquier loco o gente, pues del gobierno, todo eso… Pues tampoco vamos a estar dispuestos a una campaña que pretenda desviar el objetivo de la marcha hacia otro… Lo que sí les aseguro es que no vamos a ser irresponsables… No vamos a simular algo que no queremos… Ni tampoco nos vamos a prestar para otra cosa… No estamos apostando a que en el trayecto de la marcha digamos: ah, pues, podemos tumbar a Fox, no… Lo que nosotros queremos, los derechos y cultura indígenas, aquí están, ya acabamos, ya…
Se acabó… No nos vamos a meter en otros problemas… A lo mejor la campaña publicitaria debió de haber sido otra, pues si… Pero te digo, ya nos han abierto tantas, que ya no nos preocupan… Antes, bien, la novedad que nosotros descubrimos el primero de enero del 94, no en todos, pero sí en muchos medios de información, es la apertura… Ahora se pueden decir muchas cosas que antes no se podían… A lo mejor si la situación de los medios, como están ahora, hubiera estado antes del 94, a lo mejor no hay alzamiento… Uno no sabe, se hubiera ahorrado la muerte de mucha gente querida para mí…
La entrevista con «Marcos» inicia con una evocación, con la de aquel primero de enero, cuando empezó todo, cuando uno de los sueños, de entonces, era marchar a la ciudad de México.
De alguna u otra forma, reflexiona «Marcos», se está cumpliendo con ese sueño, de poder conseguir los derechos y cultura indígena, pero -hace énfasis- sin tener que sumar una cuota de muerte, de destrucción de terror, que finalmente sí es una guerra.
«El hecho de que salgamos de San Cristóbal es esa gran diferencia. Para nosotros, la iniciativa que estamos haciendo ahora es tan grande como la del primero de enero del 94, con dos ventajas fundamentales: una, no hay muertes ni destrucciones, y dos, no estamos solos, porque en enero del 94 sí estábamos solos», dice.
-¿Cuál es el verdadero sentido de la marcha, cuando sobre ella se han dicho tantas cosas?
-Lo tratamos de explicar hoy en el discurso. No puede ser que este país siga llamándose nación excluyendo a quienes lo hicieron. Y esto no se puede resolver con declaraciones o con buenas voluntades. Se necesita que la nación salde esa deuda pendiente. Y queremos que la salde, de tal forma, que este país reconozca que está formado por diferentes… No puede apostar el futuro un país, si elimina a una parte de ella…
El ring mediático
Para «Marcos», el gobierno de Vicente Fox ha «aparentado» más su voluntad de diálogo, en lugar de dar muestras precisas de querer iniciarlo.
Menciona, por ejemplo, que hay partes de las tres señales que no se han cumplido, que sólo requieren del concurso del Ejecutivo federal.
Y es en esta parte cuando dice que Fox está haciendo «una especie de vencidas», y cuando acusa a éste de ser un «mediático».
-¿Es la guerra mediática entre ustedes, ciertamente?
-Mira, nosotros no podemos ponernos en ese nivel, por dos cosas fundamentales: no tenemos los recursos para hacerlo y no tenemos ninguna ganancia neta, o sea, el índice de popularidad de los zapatistas no resuelve las demandas indígenas ni las demandas de los pueblos ni la de todos los pueblos indígenas. Nosotros preferiríamos que se saliera más de ese marco, de ese ring mediático y se fuera más al terreno de los hechos políticos. Nosotros necesitamos resolver ese problema. Nuestra voluntad de diálogo está dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias, como decíamos aquella vez, hasta desaparecer pasamontañas y armas y todo eso.
Necesitamos asegurarnos que del otro lado la hay también, porque no podemos enfrascarnos en una aventura, como fue la aventura del diálogo con el señor Zedillo. El costo de destrucción, el costo de desgaste para las comunidades indígenas y, sobre todo, el desgaste de la expectativa de diálogo en las comunidades, fue muy grande. Si esto se vuelve a repetir, la puerta del diálogo, para las comunidades, puede cerrarse definitivamente, porque si ya probamos con unas y con otras, por qué vamos a seguir haciendo. Y esto nos podría llevar otra vez a un callejón sin salida, como lo fue en 1992, 1993, momento en que las comunidades deciden irse a la guerra, porque no hay otra opción.
-Ahora, hay una percepción, «subcomandante», de que el gobierno de Fox ya ha hecho lo suficiente, ha retirado cuatro de las siete posiciones que exigió el EZLN, ha liberado presos zapatistas, acusados de su militancia zapatistas, y ha enviado al Congreso la iniciativa de ley de la Cocopa. Y el gobierno afirma que está esperando señales más claras de ustedes.
-Sí, y las estamos dando con esta marcha. El gobierno federal no ha liberado un solo preso zapatista, todos han sido liberados por el gobierno del estado de Chiapas. Los presos zapatistas del fuero federal siguen presos… En cuanto a las posiciones militares, hay un punto que es muy sensible, que es el de Guadalupe Tepeyac…
Ninguna comunidad indígena zapatista va a aceptar convivir en su territorio con los soldados… Y por el lado de la iniciativa de derechos y cultura indígenas, en efecto, Fox cumple una promesa de campaña cuando manda la iniciativa de la Cocopa, pero la manda y ahí se queda, y nosotros, ahora, tenemos la preocupación de que la iniciativa corra dos riesgos: uno, que sea desechada o, peor todavía, que sea congelada. Nosotros, por eso, decimos, pues, vamos a meterle nosotros. Si él la deja a la deriva, nosotros no podemos soltarla. No es la iniciativa de Fox, es una iniciativa de la Cocopa, de acuerdo con lo que estuvo hablando con nosotros, y la tenemos que defender nosotros. De una u otra forma, nosotros estamos ayudando a que el proceso de diálogo se abra, ayudando en la parte en la que podemos incidir… Le dimos señales (a Fox) que eran perfectamente atendibles en su momento, que se han ido complicando, porque Fox ha cometido el error de llevarlo al problema mediático y eso ha lastimado a mucha gente, ha lastimado al Ejército federal, a los altos mandos, por la forma en que se manejaron publicitariamente los retiros, diciendo que se está retirando el Ejército de una posición, pudo haberlo hecho discretamente. La forma en que le da la salida a los presos, no él, eso le toca al gobierno del estado, y a los suyos, se hace pato. Y la forma como suelta la iniciativa de la Cocopa, a su suerte.
Después de esta exposición, «Marcos» deja en claro que el propósito de la marcha no es ni desestabilizar ni tumbar al gobierno de Vicente Fox. El único objetivo es lograr el reconocimiento de los derechos y cultura indígenas, mediante una «salida digna» y no con «negociaciones en lo oscurito».
Este reconocimiento implica, dice, una «jugada de tres bandas»: salda una cuestión histórica elemental, reconoce los derechos y cultura indígenas y abre la puerta para la paz en Chiapas.
-Pero el gobierno ya la bautizó, a secas, como la marcha de la paz; la rebautizó.
-Le cambió el nombre y dice que es la Marcha de la Paz y todos estamos de acuerdo, pero no es eso. Y la tercera banda, que cubre esta marcha, es que da una señal definitiva de que es posible conseguir cambios si recurrir a la lucha armada.
Entonces, con esas tres valoraciones, que es lo que nosotros le queremos dar a la marcha, pueden ganarnos en los medios, tienen los recursos y sí pueden convencer a mucha gente, pero al final no se va a resolver, al final a esa gente se va a llamara a engaño, como se llamó a engaño con Salinas de Gortari; le van a decir, pues nos bombardearon con noticias y con programas y con conciertos y con velitas y con votaciones en bolsas para la basura, y finalmente no hubo paz ni se reconocieron los derechos y cultura indígenas. Sigue siendo una vergüenza ser indígena en México y le creímos a ese, pero ya pasó lo que pasó.
Si Fox quiere asumir esa responsabilidad, está bien, está en su derecho de hacer el ridículo; nosotros no, nosotros no le vamos a entrar a eso, aunque nos atiborren con toda la propaganda.
En el análisis de «Marcos», la participación de la gente y de los indígenas a lo largo de la marcha puede arrojar una gran lección: que no se necesita tumbar al gobierno, sino cambiar la relación entre gobernantes y gobernados, para poder ir saldando los pendientes, como la cuestión indígena y muchos otros.
-¿Está dispuesto el EZLN a intercambiar puntos de vista con el presidente Vicente Fox?
-Ahí necesitamos nosotros que nos respondan esta pregunta: ¿Está dispuesto a dialogar o no?… Ya no queremos palabras, queremos hechos, ahora como dice (Santiago) Creel, ¿no?
Cuando Marcos habla de la movilización a la ciudad de México, la imagina grande, «tan grande», dice, que el Congreso de la Unión sí, y va a tener que trabajar a «marchas forzadas» -piensa él- para sacar adelante la iniciativa de reformas en materia indígena.
-¿Y ustedes se quedan en el Distrito Federal, hasta que se apruebe?
-Pues sí… Ahí vamos a intercambiar con el Congreso…
-Y luego, ya una vez que se apruebe, ustedes -estoy soñando, yo también soy soñador- y se liberen a los presos zapatistas y se aprueba la iniciativa de la Cocopa y el retiro… entonces, se sientan a dialogar con el presidente Fox, para firmar la paz… Entonces, ¿sigue así?
-Nos sentamos con don Luis H. Álvarez. Le decimos: vamos a hacer el diálogo… Entonces ahí sí, ¿no?… Dialoguemos y resolvamos… Nosotros ya acabamos como guerrilleros, vamos a hacer vida política… entonces tenemos que saber cómo le vamos a hacer… entonces no puedes decir, pues ya, me quito el pasamontaña, dejo el arma y ya, aquí estoy: Soy Pánfilo Pérez, voy a trabajar en «Detrás de la Noticia» (risas), detrás de la cámara… Me van a correr, mejor me voy a buscar chamba en otro lado (risas). Este, no… es una organización que dice yo voy a hacer política también… Ya no la quiero hacer como la hago, porque ya conseguí lo que quería…
Entonces, tenemos que ver en qué condiciones voy a salir, es lo que nosotros decimos, y que finalmente es el objetivo de la Ley para el Diálogo, la Reconciliación y la Paz Digna en Chiapas…
-Paz digna…
-La paz digna… es la reinserción del EZLN en la vida política… Eso se debe pactar, porque no es un grupo que pida su registro… Es un grupo que estuvo alzado en armas, rebelde y todo lo que hicimos, y que va a ser un tránsito… Eso se tiene que pactar, se tiene que negociar, en qué condiciones y todo eso… Y, eventualmente, el desarme…
-¿Se ven como diputados, como senadores, secretarios de Estado?
-¡No, no! Hay niveles, pues… nuestro y IQ es un poco más para arriba que el del gabinete, pues… Si estuviéramos más deficientes, sí le entrábamos…
-¿»Tacho» o «Marcos» pa’ Presidente?
-No, tampoco… Nosotros pensamos que nuestro trabajo es organizar a la gente, para que voltee la relación, como nosotros decimos, el mandar obedeciendo…
-¿Un partido o una asociación política?
-Una organización política que no sería partido en la medida en que no se va a plantear la toma del poder, o sea, nosotros no vamos a decir queremos tumbar a un gobierno por vía electoral y ponernos nosotros, no.
Llega la entrevista casi a su final, y a pregunta del periodista, «Marcos» explica por qué se decidió nombrar a Fernando Yánez, conocido como el «comandante Germán», como el intermediario del EZLN. Se necesitaba, dice, enviar a la clase política, al gobierno y al Congreso de la Unión la señal de que los zapatistas sí quieren negociar, y se optó por una «gente suelta», una persona que ha sido perseguida «por culpa nuestra.”
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