Lunes 19 de Febrero, 2001
Guiomar Rovira 19 de febrero de 2001
Oventic. De entre la bruma y la oscuridad aparecen dos figuras menudas, una cerca de la otra, que avanzan y saludan con un gesto de la mano. Caminan sigilosas, como si sus pies no tocaran la tierra. Son las comandantas Susana y Yolanda, que en breve estarán en la marcha zapatista por los derechos y cultura indígena. Son dos mujeres tzotziles que visten sus ropas tradicionales, Yolanda, que debe de ser de Chamula, y Susana, con huipil de grecas rojas y rosadas, de algún lugar cercano a San Andrés. Apenas asoman unos ojos brillantes y muy abiertos detrás del pasamontañas cuando nos sentamos a conversar.
-Tras las elecciones pasadas, el PRI fue derrotado. ¿Ustedes sienten que cambiaron las cosas con Fox?
S- Nosotras vemos que Fox nada más hace promesas, nada más dice su palabra bonita pero no lo cumple. Dice que va a quitar todos los ejércitos de los lugares más importantes pero no lo cumple. La verdad, Fox no confiamos.
Y- Hasta que no cumpla las 3 condiciones, los zapatistas no nos vamos a dialogar, no vamos a poder poner a dialogar hasta que cumpla los Acuerdos de San Andrés, saque los ejércitos de las 3 posiciones que faltan y liberen a los presos zapatistas, que todavía no están.
-Hablando de los acuerdos de San Andrés sobre derechos y cultura indígena, ustedes van a ir al Congreso de la Unión a defender la propuesta de ley de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa). ¿Cómo mujeres creen que esa ley las tome en cuenta?
Y.- Sí, porque así lo dice la ley (lee de su cuaderno caligrafiado) «los pueblos indígenas podrán elegir a sus autoridades y ejercer sus formas de gobierno interno con autonomía, o sea de acuerdo a sus costumbres y cultura, pero siempre cuidando la participación de las mujeres en términos de igualdad con el hombre». Eso significa que en la Constitución estará la participación de la mujer indígena.
-Una de las críticas a los derechos y cultura indígena es que no todas las costumbres respetan a las mujeres. ¿Qué opinan de eso?
Y- La ley Cocopa dice muy clarito que se deberá respetar a «la dignidad e integridad de las mujeres en la solución de cualquier problema.» Es verdad que hay costumbres que no son tan buenas, por ejemplo la borrachera, esa no es buena cultura, ni la de casar a la fuerza… Lo que hacemos nosotras es luchar para cambiar tantito para que se mejore. Pero nuestra cultura de la forma de trabajar, de hacer las artesanías y muchas más cosas, tenemos una cultura que no se puede perder.
S.- Nuestra lengua es lo más importante, porque nuestra lengua es muy bonita, nuestros trajes regionales, porque ahora hay mucha gente que está quitando ya su traje, que dicen que no lo quieren poner, que ya tienen vergüenza de usarlo.
Y- También hay personas que ya tienen vergüenza de hablar en nuestra propia lengua. Eso yo creo que no está bien, porque nosotros somos indígenas y no vamos a tener vergüenza de ser lo que somos, porque todo lo que tenemos es nuestra cultura y es real.
– ¿Con la autonomía y los acuerdos de San Andrés, lo que quieren es como indígenas ser un país a parte de México?
S.- No, lo que queremos es que se nos reconozca como mexicanas, como indígenas que somos pero también como mexicanos pues aquí nacimos, aquí vivimos.
Y.- Nosotros no queremos que seamos un país a parte, queremos que nos incluimos pues en la ley mexicana.
-¿Han ido ya alguna vez a la Ciudad de México?
Y.y S- ¡Es la primera vez!
Yolanda y Susana se ríen detrás del pasamontañas, los ojos chispean y se enchinan. No pueden disimular cierta excitación.
S- Sí estamos contentas, pues ya sabemos que va a haber mucha gente, estoy entusiasmada. Tenemos que dejar nuestra gente para salir, para viajar… Ya muchas mujeres zapatistas han participado, como en la consulta (por los derechos y cultura indígena el 21 de marzo de 1999, cuando 2.500 mujeres bases de apoyo salieron a todo el país), las que regresaron nos contaron como lo vieron, que la gente está contenta, están recibiéndonos. Entonces a nosotras sí nos da mucho gusto que la gente nos reciba, que nos quieran pues, entonces esperamos que pase lo mismo en este viaje que viene.
Y.- Eso es lo que sentimos valioso, es la primera vez que vamos a ir a conocer ciudades grandes y lugares de nuestro país como es nuestra capital. Nosotras como campesinas todo este tiempo hemos desconocido como es una ciudad y cómo participan y qué piensan las ciudadanas. De lo que tenemos un poquito más de conocimiento es del campesinado. Pero la ciudad, todavía vamos a conocer qué pensamiento tienen, eso es lo que nos interesa, no es igual que mandar un carta, vamos a ir personalmente, a platicar, aunque tenemos muchas dificultades de las palabras que no entendemos, pero vamos a hacer lo poco que podamos.
-¿Por qué la delegación sólo cuenta con 4 mujeres de 24 comandantes?
-Ese es el avance que tenemos. Claro que somos mayoría de mujeres en los pueblos, nosotras vamos en nombre de todas. En verdad, ese es el avance que tenemos como mujeres zapatistas, todavía nos falta…
-¿Creen que cuando regresen aquí después de la marcha ya habrá solución para Chiapas?
S- Siempre con calma. Una cosa para que se resuelva tiene que ver con un poco de paciencia… Pero de todas maneras tenemos que estar esperanzadas de que va a haber solución…
VETERANAS EN LA ORGANIZACIÓN DE MUJERES INDIGENAS
Susana tiene harta experiencia en la lucha, es una veterana. Años antes del levantamiento armado de 1994, cuando apenas nadie sabía del EZLN, Susana anduvo con Ramona recorriendo comunidades y llevando por primera vez «la palabra de la organización» a las mujeres tzotziles. Fue muy difícil, dice, «porque muchas mujeres están conformes con su vida pues ya estuvimos muchos años sin organizarnos, la única preocupación que tenemos es el sostenimiento del hogar.»
Yolanda por su parte cuenta que despertó al zapatismo «por mi historia personal» y añade que «ya la encontramos en el camino a la organización (el EZLN)…»
Y.-Desde que estaba yo chiquita viví la vida dura en mi comunidad y en mi familia, estuve sufriendo mucho, no teníamos ni maíz ni qué comer. Pero yo no me había dado cuenta de esa situación, hasta yo misma creí que así era porque los ancianos cuentan una historia de que el sufrimiento es porque Dios quiere así, que nos conformemos. Cuando yo estaba un poco más grande encontré la palabra de la organización. Entonces me di cuenta de que tampoco sirve conformarse, morir así en la pobreza. Y ahí es donde me animo también a integrarme a la lucha, me puse a platicar con los pueblos y a animar a las otras mujeres, hasta que tuvimos un conocimiento más amplio de que las mujeres tenemos el doble sufrimiento, nos hizo despertar bastante.
-¿Qué tan difícil ha sido para ustedes como comandantas, es decir, como mujeres que trabajan con las bases, con las comunidades, y cuya labor principal es organizar a otras mujeres?
Y.- Sí fue muy difícil, sobre todo al principio, porque en los pueblos hay muchas mujeres que no llegan a entender y están conformes, y también hemos topado con el dominio de sus esposos que no las dejan que participen. Ahorita ya está habiendo cambios, pero antes sí se nos hizo muy difícil que las mujeres entiendan, que tenga ese valor de hablar, participar, conocer de la situación en que vive.
S.- Yo, como soy analfabeta y no sé ni escribir, pues es más difícil hacer el esfuerzo por platicar. Pero ahí vamos… yo no digo que sea mucho… Como mujeres sufrimos la represión en la familia y otra más grande que no tenemos ningún derecho para reclamar todo lo que sufrimos, todo lo que sentimos. Todavía falta mucho trabajo, yo no puedo decir que ya está y todo bien, falta que más compañeras participen.
-¿Y los propios compañeros hombres dentro del EZLN?
Y.- Les está costando para poder llegar a entender completamente lo que pedimos como mujeres. Nosotras pedimos que tengamos un derecho y que los hombres nos den libertad y que lo entiendan que tenemos que luchar por lo mismo junto con ellos. Y esa es lo que estamos luchando, pues todavía hay hombres que no dan libertad a sus esposas y a sus hijas. Nosotras estamos tratando de estar más comunicadas con ellos, juntos pues, tanto hombres como mujeres, y así nos lleguemos a entender. Que aprendan a que no les caiga mal que nosotras estemos ahí participando, porque antes nunca íbamos a las reuniones y a los encuentros. Ahorita somos pocas las que llegamos, pero de todas maneras se está abriendo camino, pues hay más libertad, los hombres ya nos toman en cuenta nuestras palabras y entienden que nosotras como mujeres tenemos un lugar donde poder plantear todo lo que sentimos y todo lo que sufrimos. Y así es nada más.
S- Ahí nos vamos entendiendo mutuamente con los hombres.
-¿Cómo cambió su vida a partir de que se convierten en comandantas zapatistas?
Y.- Cambió un poco, aunque no total. Antes nuestra preocupación es diferente, nomás estábamos en el trabajo de la casa y no tenemos ninguna preocupación de cómo pensar, ni de cómo llegar a entender como está la lucha, en qué forma puedes organizar a las mujeres, no estamos pensando nada de eso. Pero en cambio cuando ya estamos en la organización, siempre abandonamos un poco nuestros trabajos de lo que es la casa, nuestra familia, nosotras tenemos que dar nuestro tiempo, pues, para ir a participar, a escuchar lo que se trata en cada reunión…
S.- Sí, como ya dijo ella, cuando yo no sabía nada de la organización sólo trabajaba en la casa, cuidaba los animales, cuidaba a mis hermanitos… Luego ya empezamos a participamos un poquito, asistimos a las asambleas, buscamos a otras compañeras para animarlas a participar…
-¿Cómo han sido para las mujeres indígenas todos estos años de resistencia, desde el levantamiento armado hasta hoy?
S.- Hemos sufrido la presencia de los ejércitos todos estos años. Y las que más sufrimos somos las mujeres porque no podemos caminar, no podemos salir solas porque le tenemos miedo a los soldados, no podemos ir a traer nuestra leña, nuestra agua, porque siempre están en los caminos, además a veces abusan de las mujeres. Si pasamos en la carretera con nuestras cositas siempre nos paran y nos revisan, nos quitan tiempo, nos amenazan, sí nos hacen la vida difícil a las mujeres. No nos gusta que estén, no los necesitamos, porque nos sabemos cuidar solas.
Y.- Desde la declaración de guerra, hemos estado resistiendo más de 7 años. Eso ha sido bastante difícil para nosotras como mujeres, porque algunas se dejan engañar por los ejércitos y luego se ponen más agresivos y piensan que todas somos así. Pero nosotras como zapatistas estamos en contra de eso. Nosotras estamos acostumbradas a andar en las tardes o en las noches por cualquier necesidad. Pero cuando hay esas posiciones militares si nos da mucho miedo. Además de que ellos han provocado que aparezcan paramilitares que se esconden en el camino, nos asustan, ya no podemos andar en los caminos chiquitos, se encuentran ahí encapuchados, escondidos, no son zapatistas, sólo usan nuestra imagen. Nosotros como zapatistas tenemos el respeto y la disciplina que tenemos que cumplir, no lo podemos hacer eso, pero sí hay gentes que se dejan engañar con los ejércitos y ese es el problema más grave en nuestras comunidades.
-¿Nunca perdieron la esperanza?
S- Sí tenemos la esperanza de que va a haber solución, de que no va a quedar así todo el tiempo , que sí tienen que salir los ejércitos, regresar a sus cuarteles.
-Ya para acabar, ¿qué mensaje quisieran hacerle llegar a la sociedad mexicana antes de salir para la marcha?
S.- Estamos luchando todos juntos, todo México, no solamente aquí en Chiapas, no solamente en esta comunidad. Queremos que nos apoye la sociedad civil nacional e internacional en la salida de los delegados, hacemos un llamado a todos, porque eso es lo más importante de nuestro viaje.
-¿Y a las mujeres? Y.- Lo importante es encontrarnos las mujeres de otros lados, y nosotras aprendemos algo de ustedes y ustedes de nosotras. Y así nos podemos ayudar para luchar juntas.
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