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Palabra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional

Dic022000

A Vicente Fox: es mi deber informarle que a partir de hoy ha heredado una guerra en el sureste mexicano

Ejército Zapatista de Liberación Nacional
México

2 de diciembre de 2000.

Señor Vicente Fox.
Los Pinos, México, D.F.
Señor Fox:

Hace seis años le escribimos una carta a Ernesto Zedillo Ponce de León, su antecesor. Ahora que usted es el nuevo titular del Ejecutivo federal es mi deber informarle que a partir de hoy ha heredado una guerra en el sureste mexicano; la que el 1o. de enero de 1994 el Ejército Zapatista de Liberación Nacional le declaró al gobierno federal en demanda de democracia, libertad y justicia para todos los mexicanos.

Desde el inicio de nuestro alzamiento enfrentamos a los federales conforme al honor militar y a las leyes de la guerra. Desde entonces, el Ejército nos ha atacado sin ningún honor militar y violando los tratados internacionales. Más de 70 mil federales (incluyendo a unos 20 mil de las llamadas «tropas especiales de contrainsurgencia») han cercado y perseguido a los zapatistas por 2 mil 525 días (contando el día de hoy). Durante 2 mil de esos días lo han hecho violando la Ley para el Diálogo, la Negociación y la Paz Digna en Chiapas, expedida por el Congreso de la Unión el 10 de marzo de 1995.

Durante estos casi siete años de guerra los zapatistas hemos resistido y nos hemos enfrentado a dos Ejecutivos federales (autodenominados «presidentes»), dos secretarios de la Defensa Nacional, seis secretarios de Gobernación, cinco comisionados de «paz», cinco «gobernadores» de Chiapas y una multitud de funcionarios medios. Todos ellos ya se fueron. Algunos están siendo investigados por sus ligas con el crimen organizado, otros están en el exilio o van en camino, unos más están desempleados.

Durante estos casi siete años los zapatistas hemos insistido, una y otra vez, en la vía del diálogo. Lo hemos hecho porque tenemos un compromiso con la sociedad civil, que nos exigió callar las armas e intentar un arreglo pacífico.

Ahora que usted asume la titularidad del Poder Ejecutivo federal, debe saber que, además de heredar la guerra del sureste mexicano, hereda la posibilidad de escoger cómo habrá de enfrentarla.

Durante su campaña y desde el 2 de julio, usted, señor Fox, ha dicho una y otra vez que va a elegir el diálogo para enfrentar nuestras demandas. Igual dijo Zedillo durante los meses que antecedieron a su toma de posesión, y, sin embargo, dos meses después de ella ordenó una gran ofensiva militar en contra nuestra.

Comprenderá usted que la desconfianza en todo lo que es gobierno, independientemente de a qué partido político pertenezca, ha marcado ya indeleblemente nuestro pensamiento y andar.

Si a nuestra comprensible desconfianza frente a la palabra del poder le agregamos el cúmulo de contradicciones y frivolidades que usted y quienes lo acompañan han derrochado sin miramiento alguno, pues es también mi deber señalarle que con los zapatistas (y creo que no sólo con los zapatistas) usted parte de cero en lo que se refiere a credibilidad y confianza.

No podemos confiar en quien ha exhibido superficialidad e ignorancia al señalar que las demandas indígenas se resuelven con «vocho, tele y changarro».

No podemos darle crédito a quien pretende «olvidar» (eso es «amnistiar») los cientos de crímenes cometidos por los paramilitares y sus patrones otorgándoles impunidad.

No nos inspira confianza quien, con la cortedad de miras de la lógica gerencial, tiene como plan de gobierno el convertir a los indígenas en mini-micro-empresarios o en empleados del empresario de este sexenio. A fin de cuentas, este plan no es más que el intento de continuar con el etnocidio que, bajo diferentes modalidades, lleva adelante el neoliberalismo en México.

Por eso es bueno que usted sepa que nada de esto prosperará en tierras zapatistas. Su programa de «desaparezca un indígena y cree un empresario» no será permitido en nuestros suelos. Aquí, y bajo muchos otros cielos mexicanos, el ser indígena no tiene qué ver sólo con la sangre y el origen, sino también con la visión de la vida, la muerte, la cultura, la tierra, la historia, el mañana.

Han fracasado los que han intentado aniquilarnos con armas. Fracasarán los que intenten eliminarnos convirtiéndonos en «empresarios».

Note que le he señalado que, con los zapatistas, usted parte de cero en credibilidad y confianza. Esto significa que no tiene que remontar, todavía, nada negativo (porque es justo señalar que usted no nos ha atacado). Puede usted, entonces, darle la razón a quienes apuestan a que su gobierno repetirá la pesadilla del PRI para todos los mexicanos, especialmente para los zapatistas. O puede usted, partiendo de ese cero, empezar a construir con hechos lo que todo gobierno necesita en su labor: la credibilidad y la confianza. La desmilitarización que continuamente ha usted anunciado (aunque variando entre «retiro total», «reposicionamiento» o «reacomodo» que no son lo mismo, cosa que usted, sus soldados y nosotros sabemos) es un inicio, no suficiente, pero sí necesario.

No sólo en Chiapas, pero sobre todo en Chiapas, usted puede darle la razón a quienes desean su fracaso o a quienes le conceden el beneficio de la duda o, de plano, depositan en usted eso que llaman «esperanza».

Señor Fox: A diferencia de su antecesor Zedillo (quien llegó al poder por la vía del magnicidio y con el apoyo de ese monstruo corrupto que es el sistema de partido de Estado), usted llega al Ejecutivo federal gracias al repudio que el PRI cultivó con esmero entre la población. Usted lo sabe bien, señor Fox: usted ganó la elección, pero no derrotó al PRI. Fueron los ciudadanos. Y no sólo los que votaron en contra del partido de Estado, también los de generaciones anteriores y actuales que, en una u otra forma, resistieron y combatieron la cultura de autoritarismo, impunidad y crimen que construyeron los gobiernos priístas a lo largo de 71 años.

Aunque hay una diferencia radical en la forma en que llega usted al poder, su proyecto político, social y económico es el mismo que hemos padecido en los últimos sexenios. Un proyecto de país que significa la destrucción de México como nación y su transformación en una tienda de departamentos, algo así como un mega «changarro» que vende seres humanos y recursos naturales a los precios que dicta el mercado mundial. Los velados proyectos de privatización de la industria eléctrica, del petróleo y la educación, y el IVA que pretende imponer a medicinas y alimentos, son apenas una pequeña parte del gran plan de «restructuración» que los neoliberales tienen para los mexicanos.

No sólo eso. Con usted contemplamos el regreso de posiciones moralinas cuyo sello son la intolerancia y el autoritarismo. No por nada con los resultados del 2 de julio la derecha confesional desató una ofensiva de persecución y destrucción. Esto lo han padecido mujeres (violadas o no), jóvenes, artistas plásticos y dramaturgos, homosexuales y lesbianas. Junto a los pensionados y jubilados, junto a los discapacitados, junto a los indígenas y junto a unos 70 millones de mexicanos pobres, estos grupos son llamados «las minorías». En «su» México, señor Fox, estas «minorías» no tienen cabida.

Nosotros nos oponemos a este México y lo haremos de una forma radical.

A usted puede o no preocuparle el que un grupo de mexicanos, mayoritariamente indígenas, además, no esté de acuerdo con los planes mercantiles y con la beligerancia de la derecha. Pero no debe usted olvidar que si el PRI perdió el poder es porque la mayoría de los mexicanos se rebelaron y lograron sacarlo.

Esa rebelión no ha terminado.

Usted y su equipo, desde el 2 de julio a la fecha, no han hecho sino insistir en que los ciudadanos deben volver al conformismo y la inmovilidad. Pero no será así, su proyecto neoliberal enfrentará la resistencia de millones.

Dicen algunos miembros de su gabinete y allegados que el EZLN debe entender que el país cambió, que no tienen más remedio (los zapatistas) que aceptarlo, rendirse, quitarse el pasamontañas y hacer su solicitud de crédito para poner una tiendita, comprarse una tele y pagar en abonos un automóvil compacto.

Se equivocan. Nosotros de por sí luchamos por el cambio, pero para nosotros «cambio» significa «democracia, libertad y justicia». La derrota del PRI era condición necesaria para que el país cambiara, pero no suficiente. Faltan muchas cosas, usted y los pocos políticos que hay en su gabinete lo saben. Faltan muchas cosas y, es lo más importante, lo saben ya millones de mexicanos y mexicanas.

Faltan, por ejemplo, los indígenas. Falta reconocer constitucionalmente sus derechos y su cultura que, créame, nada tienen qué ver con las ofertas de promoción empresarial. Falta desmilitarizar y desparamilitarizar las comunidades indígenas. Falta liberar presos de conciencia. Falta presentar a los desaparecidos políticos. Falta reconstruir y defender la soberanía nacional. Falta un programa económico que satisfaga las necesidades de los más pobres. Falta que los ciudadanos lo sean de tiempo completo. Falta que los gobernantes rindan cuentas. Pero también falta la paz.

Señor Fox: durante más de seis años su antecesor, Zedillo, fingió voluntad de diálogo y nos hizo la guerra. Escogió el enfrentamiento y perdió. Ahora usted tiene la oportunidad de elegir.

Si elige la vía del diálogo sincero, serio y respetuoso, simplemente demuestre con hechos su disposición. Tenga la seguridad de que tendrá una respuesta positiva de los zapatistas. Así podrá reiniciarse el diálogo y, pronto, empezará a construirse la paz verdadera.

En el comunicado público que le anexamos, el EZLN da a conocer la demanda de una serie de señales mínimas por parte del Ejecutivo federal. Si éstas se dieran, todo estaría listo para volver al diálogo.

Lo que estará en juego no es si nosotros nos oponemos a lo que usted representa y lo que usted significa para nuestro país. En esto no debe haber duda: nosotros somos sus contrarios. Lo que estará en juego es si esta oposición se da por canales civiles y pacíficos, o si debemos continuar alzados en armas y con el rostro cubierto hasta conseguir lo que buscamos, que no es otra cosa, señor Fox, que democracia, libertad y justicia para todos los mexicanos.

Vale. Salud y ojalá sea cierto eso de que en México y en Chiapas habrá un nuevo amanecer.

Desde las montañas del sureste mexicano.

Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General
del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Subcomandante Insurgente Marcos

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