Comunicado del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-
Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
México.
Febrero del 2000.
Al pueblo de México:
A los pueblos y gobiernos del mundo:
Hermanos y hermanas:
El día 9 de febrero del presente año, multitud de mexicanos y mexicanas unirán sus voces y sus pasos para protestar por la ocupación paramilitar de la Universidad Nacional Autónoma de México, para demandar la liberación de todos los estudiantes presos, y para exigir la reanudación del diálogo.
A esta movilización los zapatistas nos unimos y decimos nuestra palabra:
Primero. Nuevamente el gobierno de Ernesto Zedillo ha respondido con el uso de la fuerza a las demandas legítimas de un grupo de mexicanos y mexicanas. Hoy las cárceles se llenan de luchadores sociales. Cientos de jóvenes estudiantes universitarios han sido tomados prisioneros en clara violación a la ley, al sentido común y a la razón. La Universidad Nacional Autónoma de México está convertida en un cuartel de paramilitares.
Segundo. El mes de febrero es ya el símbolo de un gobierno: en febrero de 1995 traicionó, como hoy en la UNAM, la voluntad de diálogo. En febrero de 1996 fingió su acuerdo para el fin de la guerra en el sureste mexicano. En febrero de 1997 desconoció su propia firma y se negó a cumplir con lo pactado en la mesa de San Andrés con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. En febrero del 2000 se refugia en el único argumento de los golpes y la cárcel. Los febreros zedillistas son los de la simulación, la traición, el golpe represivo, la cárcel como política de Estado.
Tercero. Las protestas no se han hecho esperar. Nadie puede hablar de democracia, de libertad o de justicia en este país mientras los estudiantes llenan las cárceles y no las aulas, mientras los paramilitares ocupan escuelas, mientras el diálogo se convierte en un sarcasmo y no hay más verdad que la violencia.
Cuarto. En las reacciones populares son de destacar, además de la serena valentía de los estudiantes hoy presos, el combativo apoyo de los padres de familia que no sólo no han abandonado a sus hijos, sino que se han mostrado dignos y firmes, y la pronta reacción de las organizaciones políticas y sociales de izquierda e intelectuales progresistas que, dejando de lado sus diferencias, se unen para exigir que se repare la injusticia.
Quinto. Frente a la justa indignación popular, el gobierno responde con la pretensión de desarticular las movilizaciones, liberando a algunos estudiantes y dejando prisioneros a los que considera «menos populares».
Sexto. Los zapatistas hacemos nuestro y nos unimos al llamado de las fuerzas progresistas del país para, a partir de hoy, levantar una continua campaña de movilizaciones pacíficas en todo el país, exigiendo la libertad de todos los estudiantes presos, la salida de la policía federal de las escuelas, el retorno al diálogo, el alto a la política fascista y el repudio a la derecha nacional. Contra la agresión a la universidad nacional, levantemos una movilización nacional.
Séptimo. No es el momento del silencio. No es el momento de la inmovilidad. No es el momento del cinismo. No es el momento del desánimo. No es el momento de la desesperación o la derrota.
Es la hora de la palabra que se moviliza. Es la hora de la unidad. Es la hora de la esperanza y de la lucha por…
¡Democracia!
¡Libertad!
¡Justicia!
Desde las montañas del sureste mexicano.
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General
del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Subcomandante Insurgente Marcos
México, febrero del 2000.
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