Ejército Zapatista de Liberación Nacional
«Canek lo pensó pero no lo dijo. Los indios que estaban cerca de él lo adivinaron. En el momento del ataque, los indios delanteros tenían que esperar que el enemigo hiciera fuego. Entonces los indios de atrás avanzaban caminando sobre sus muertos».
«Canek, Historia y leyenda de un héroe maya».
Ermilo Abreu Gómez.
Compañeros y compañeras:
Queremos darles a todos las gracias por estos días que han estado con nosotros. Al verlos, al saberlos cerca, se ha crecido nuestro corazón y somos ya mejores y más fuertes. Los vemos y vemos gente, hombres y mujeres, que está comprometida con una lucha, con una causa, que es la nuestra y que es también suya. Al venir, ustedes nos han dado una fuerza muy grande que nos ayudará a resistir más y mejor. Por eso queremos darles las gracias. Yo sé que tal vez no me entiendan, pero su estar aquí es muy pero muy hermoso.
En todos nuestros pueblos, nuestros compañeros y compañeras tojolabales, tzotziles, tzeltales, choles, mames, zoques, mestizos, su caminar hasta nosotros es recibido con esperanza y esperan no sólo que todo haya salido bien, como de por sí salió, sino también están esperando que nosotros les informemos lo que aquí se habló, se discutió y se acordó.
Este día, en todos nuestros pueblos, en nuestras montañas, los muertos caminan de regreso hasta nosotros y nos vuelven a hablar y a escuchar. En todas las champas, en todos los campamentos, en un pequeño lugar una ofrenda saluda a nuestros muertos y los invita a comer, a reír, a fumar, a tomar café, a bailar. Sí, a bailar, porque muy bailadores son nuestros muertos. Muy bailadores y también muy platicadores son nuestros muertos. Ellos nos cuentan historias. Porque era contando historias como nuestros más primeros enseñaban y aprendían a caminar. De ahí que nuestros muertos tienen el mismo modo y el mismo tenemos también los muertos que somos.
Días de flores son los días de muertos en nuestras montañas. Y si ayer la historia que les conté era de luz, estrella y madrugada, la de hoy es de luz, flor y madrugada.
Cuentan los más viejos de los viejos de nuestras comunidades, que nuestros más primeros ya vivían en rebelde lucha, porque ya mucho tiempo tiene que el poderoso sojuzga y mata. El poderoso lo es porque se bebe la sangre del débil. Así, el débil se hace más débil y más poderoso el poderoso. Pero hay débiles que dicen ¡ya basta! y se rebelan contra el poderoso y dedican su sangre no a engordar al grande, sino en alimentar al pequeño. Esto pasa así desde hace mucho tiempo.
Y si desde entonces hay rebeldía, desde entonces hay también castigo con el que el poderoso castiga al rebelde. Hoy hay cárceles y tumbas para castigar al rebelde, antes había casas de castigo.
Y 7 eran las casas de castigo que antes había para castigar al rebelde y hoy son también 7 pero otro nombre llevan.
Las 7 de nuestros primeros eran:
La Casa Oscura en su interior no tenía nada de luz. Pura oscuridad y vacío había en la Casa Oscura. El que ahí llegaba perdía el rumbo y se extraviaba y ya nunca volvía ni se iba, perdido se moría.
La Casa Fría en su interior tenía un viento muy helado y fuerte que congelaba todo lo que ahí se entraba, frío hacia el corazón y fríos los sentimientos. Lo humano de los humanos, pues, mataba,
La Casa de los Tigres tenía puros tigres que dentro estaban encerrados, hambrientos y feroces. Esto tigres se metían dentro del alma del que dentro habitara la casa y le llenaban el alma de odio a todo y a todos. Con odio y en odio, pues, mataba.
La Casa de los Murciélagos sólo poseía murciélagos que chillaban y gritaban y mordían, y mordiendo chupaban la fe del que se entrara y en nada creía ya, e incrédulo moría.
La Casa de las Navajas en su dentro tenía muchas navajas cortantes y afiladas y el que ahí se entraba quedaba cortado de su cabeza o sea de su pensamiento y así moría sin pensar ya, muerto del entendimiento.
La Casa Dolorosa puro dolor habitaba y tanto era el que tenía que de puro dolor enloquecía a quien la habitara y doliendo lo hacía olvidar que hay otro y diferente, olvidando y olvidado moría el muerto sin memoria.
La Casa Sin Gana tenía dentro un vacío que se comía todas las ganas de vivir, de luchar, de amar, de sentir, de caminar que tuviera el que la entraba y entonces vacío lo dejaba, muerto aunque vivo, porque vivo sin gana es vivo muerto.
Y éstas eran las 7 casas de castigo para el rebelde, para el que no aceptaba, inmóvil, que su sangre engordara al poderoso y su muerte diera vida al mundo de la muerte.
Y hace mucho tiempo vivieron dos rebeldes Hunahpú e Ixbalanqué se llamaban, también llamados los cazadores de la madrugada. El mal vivía en un profundo agujero, nombrado Xibalbá, del cual había que subir mucho para llegar a la tierra buena.
Eran el Hunahpú y el Ixbalanqué rebeldes en contra de los malos señores que habitaban la gran casa del mal. Y entonces los malos señores mandaron traer con engaños a Hunahpú e Ixbalanqué para que bajaran hasta su mala morada.
Engañados llegaron, pues, los cazadores de la madrugada y los malos señores los encerraron en la Casa Oscura y les dieron un ocote y dos cigarros. Les dijeron que debían pasar la noche dentro de la Casa Oscura y al día siguiente tenían que entregar el ocote completo y los dos cigarros enteros. Y un guardián habría de vigilar que toda la noche se viera la luz del ocote y de los cigarros encendidos. Si al otro día no estaban ocote y cigarros enteros, entonces morirían Hunahpú e Ixbalanqué.
Los dos cazadores de la madrugada no tuvieron miedo, no. Contentos dijeron que está bueno así como dicen los malos señores y se metieron a la Casa Oscura. Y entonces usaron su pensamiento y llamaron a la guacamaya, que era el ave que guardaba todos los colores, y le pidieron prestado el rojo y con él pintaron la punta del ocote y de lejos se veía como si estuviera encendido. Y el Hunahpú y el Ixbalanqué llamaron a las luciérnagas y le pidieron a dos su compañía y con ellas adornaron las puntas de los dos cigarros y de lejos bien que se veía como si los dos cigarros encendidos estuvieran. Y amaneció y el guardián informó a los malos señores que toda la noche había estado encendido el ocote y que mucho fumaron su cigarro los dos cazadores de la madrugada. Y contentos se pusieron los malos señores porque así tendrían buen pretexto para matar a Hunahpú e Ixbalanqué porque no cumplirían lo de entregar el ocote y los cigarros enteros. Y entonces salieron de la Casa Oscura los dos cazadores de la madrugada y entregaron enteros el ocote y los dos cigarros. Y mucho se enojaron los malos señores porque no tenían buen pretexto para matar a Hunahpú e Ixbalanqué y se dijeron entre ellos: «Muy y mucho inteligentes son estos rebeldes, busquemos pues una forma de matarlos con un buen pretexto». «Sí», se dijeron, «que duerman ahora en la Casa de las Navajas, ahí morirán sin remedio, cortado su entendimiento». «No basta», dijo otro señor del mal, «porque mucho entendimiento tienen estos rebeldes, entonces hay que ponerles un trabajo más pesado para que así no cumplan y, si no los matan las navajas, entonces nosotros tengamos buen pretexto para acabarlos». «Está bueno», se dijeron los malos señores, y fueron a donde estaban Hunahpú e Ixbalanqué y les dijeron:
«Ahora van a descansar y ya hablamos mañana, pero claro les decimos que mañana al amanecer queremos que nos regalen flores». Y los malos señores se reían un poco porque ya habían avisado a los guardianes de las flores que no dejaran que nadie se acercara de noche a cortar flores, y que si alguien se acercaba, lo atacaran hasta matarlo.
«Está bueno», dijeron los cazadores de la madrugada, «¿y de qué color quieren que sean las flores que habremos de regalarles?».
«De colorado, blanco y amarillo», respondieron los malos señores, y agregaron «y claro les decimos que si mañana no nos regalan estas flores coloradas, blancas y amarillas, entonces será una gran ofensa para nosotros y los mataremos».
«No tengan pena», dijeron Hunahpú e Ixbalanqué, «mañana tendrán sus flores coloradas, blancas y amarillas».
Y se metieron los dos cazadores de la madrugada a la Casa de las Navajas. Y ya las navajas los iban a cortar en muchos pedazos cuando el Hunahpú y el Ixbalanqué las pararon y les dijeron «hablemos». Se detuvieron las navajas y escucharon. Y así hablaron los dos cazadores de la madrugada: «Si nos cortan a nosotros poco tendrán. En cambio, si nada nos hacen entonces les daremos las carnes de todos los animales». Y los cuchillos se estuvieron de acuerdo y nada les hicieron a Hunahpú e Ixbalanqué. Y por eso desde entonces los cuchillos son para cortar la carne de los animales, y si algún cuchillo corta carne de humano, entonces los cazadores de la madrugada los persiguen hasta hacerlos pagar su delito.
Y ya estaban Hunahpú e Ixbalanqué quietos en la Casa de las Navajas, completos y vivo su pensamiento. Y se dijeron: «¿Cómo haremos ahora para conseguir las flores que quieren los malos señores, si ya sabemos que han alertado a sus guardianes y éstos nos matarán si nos acercamos a cortar flores de sus jardines». Y pensando quedaron los dos cazadores de la madrugada y entonces llegó en su entendimiento que necesitaban el apoyo de otros pequeños y llamaron a las hormigas cortadoras y les hablaron así: «hermanitas hormigas cortadoras, necesitamos que nos ayuden en nuestra rebeldía porque los malos señores quieren matar nuestra lucha». «Sí pues», les dijeron las hormigas cortadoras, y preguntaron «¿Qué hemos de hacer para apoyar su lucha contra los malos señores?».
«Por favor les pedimos que vayan a los jardines y corten las flores coloradas, blancas y amarillas y acá las traigan, porque nosotros no podemos ir porque los guardianes tienen órdenes de atacarnos, pero a ustedes, como son pequeñas, ni las van a mirar y no se van a dar cuenta». «Sí pues», dijeron las hormigas, «estamos muy dispuestas porque de por sí lo pequeño tiene su modo para combatir a los malos señores, aunque muy grandes y poderosos sean».
Y se fueron las hormigas cortadoras y eran muchas pero pequeñas y entraron en los jardines y los guardianes no las vieron porque eran muy pequeñas las hormigas. Y ya empezaron su cortadera y cargadera las hormigas y unas cortaban y otras cargaban, y unas cortaban y cargaban flores coloradas, y otras cortaban y cargaban flores blancas, y otras cortaban y cargaban flores amarillas. Y rápido terminaron y rápido llevaron las flores a donde estaban los dos cazadores de la madrugada. Al ver las flores muy contentos se pusieron el Hunahpú y el Ixbalanqué y así hablaron a las hormigas cortadoras: «muchas gracias hermanitas, mucho es su poder aunque pequeño, y como les agradecemos bastante, entonces siempre van a ser muchas y nada grande podrá acabarlas». Y por eso dicen que las hormigas siempre resisten, y aunque muy grandes sean quienes las atacan, no pueden derrotarlas.
Al otro día llegaron los malos señores y los dos cazadores de la madrugada les entregaron las flores que querían. Y los señores malos ya estaban sorprendidos de ver que no los habían cortado las navajas, pero más se sorprendieron cuando vieron las flores coloradas, blancas y amarillas que Hunahpú e Ixbalanqué les entregaron y entonces mucho se enojaron los malos señores y se dieron a buscar más pretextos para acabar con los rebeldes cazadores de la madrugada.
Hermanos y hermanas:
Esta es la historia que nos traen nuestros muertos y así nos platican. Ellos nos traen su palabra para que nosotros la caminemos. Porque de por sí nosotros caminamos sobre nuestros muertos, sólo así avanzamos.
Y creo que esta historia que nos contaron a nosotros nuestros más primeros, y que yo les cuento a ustedes ahora en estos días de muertos, se puede caminar de muchas formas. Y todos los que somos pequeños nos encontramos en esta historia. Y en veces somos los cazadores de la madrugada ingeniando formas para resistir las mentiras de los poderosos y para eso traemos las luces de otros pequeños. Y en veces somos guacamaya que prestamos nuestros colores para pintar la resistencia. Y en veces somos luciérnagas que adornamos con luz la soledad de hermanos pequeños. Y en veces somos buenos entendedores para hablar y enderezar a quienes nos toman por rivales siendo otros sus enemigos. Y en veces somos hormigas que saben hacer, de sus ser pequeñas, fuerte lucha y apoyo para el que espera la muerte.
Y creo que eso somos todos, ustedes y nosotros, color, luz, buena palabra que convence y endereza, fuerza pequeña que sumando se hace grande.
En estas reuniones hemos descubierto que podemos dar y recibir apoyo y ayuda, que el contacto no es sólo entre el EZLN y la sociedad civil, es también entre el EZLN y ustedes como Coordinadoras compañeras, y es también entre ustedes como Coordinadoras hermanas. Y en esta relación que estamos aprendiendo a hacer, en veces daremos color, en veces luz, en veces palabra que enderece, y en veces ser fuerza multiplicada, pequeña rebeldía que se une y se convierte en grande desafío para quien oprime y engaña.
Y ahora quiero pedirles que seamos fuerza multiplicada y luz compañera para dos bondades que resisten y resistiendo ofenden al poderoso.
La una la hacen los estudiantes de la UNAM que sostienen una huelga demandando educación pública gratuita para todos nosotros. Acosados por los malos señores, estos jóvenes universitarios sabrán como quiera encontrar el entendimiento que los haga fuertes y poderosos. Nosotros habremos de ir a nuestros suelos a juntarles saludos y apoyos que como flores, habremos de mandarles para hacerles saber que los pequeños nos ayudamos y apoyamos.
Por eso les pido a todos que, en sus respectivos estados, regiones y municipios, expliquen la lucha de los estudiantes de la UNAM y le manden a esos hombres y mujeres, estudiantes en huelga, todos los saludos que juntemos. Cada quien conoce su suelo y su cielo y sabe cuánto y qué puede mandar y cuándo. Yo les pido que nos acompañen a nosotros, los zapatistas, en este saludo colectivo que levantaremos para esos estudiantes y «estudiantas» que por nosotros luchan por una educación gratuita.
Por eso pregunto si están de acuerdo, compañeros y compañeras de las Coordinadoras de Provincia.
La otra bondad que es perseguida y acosada es la que se llama Centro de Derechos Humanos «Miguel Agustín Pro Juárez» (PRODH). Las personas que ahí trabajan han sido perseguidas, amenazadas y asaltadas por el gobierno. Una de ellas, la licenciada Digna Ochoa y Plácido, ha sido secuestrada, perseguida y amenazada. El día 28 de octubre de 1999, en horas de la noche, estuvo a punto de ser asesinada por sujetos que le preguntaban por rebeldes de México. El lugar donde trabaja el «Agustín Pro» fue asaltado al día siguiente y dentro del local les dejaron amenazas de muerte.
Las personas que trabajan en el centro «Agustín Pro» defienden los derechos humanos de todos y todas los perseguidos, asesinados, encarcelados y desaparecidos por el gobierno. Además de defender a los pequeños, los hermanos y hermanas del «Agustín Pro» denuncian al mal gobierno en su política de violación de los derechos humanos. Por eso los quieren callar con amenazas, con asaltos y contra la muerte.
Así pasa en México. Quienes asesinan y roban son gobierno, están libres e impunes. Quienes defienden la vida y los derechos son perseguidos y asesinados.
No podemos quedarnos callados frente a esta agresión. No sólo porque están agrediendo a personas que nunca se han quedado ni se quedarán calladas si cualquiera de los mexicanos y mexicanas es atacada en sus derechos humanos. También porque nunca debemos quedarnos callados ante cualquier agresión a los pequeños que somos todos.
Por eso les pido que juntos, ustedes y nosotros, demandemos:
1.- Cese inmediato a las acciones de agresión física y psicológica contra los integrantes del Centro de Derechos Humanos «Agustín Pro».
2.- Que el Estado mexicano cumpla su obligación de respetar, proteger y defender el trabajo profesional de los abogados, abogadas y defensores de derechos humanos.
3.- Que las autoridades correspondientes tomen las medidas suficientes y eficaces para garantizar la seguridad personal y el trabajo de los integrantes del Centro de Derechos Humanos «Agustín Pro».
4.- Que se garantice la seguridad de las instalaciones, infraestructura y documentos del Centro de Derechos Humanos «Agustín Pro».
5.- Que la investigación iniciada por estas agresiones presente resultados convincentes a la mayor brevedad.
Estas cinco demandas están siendo levantadas en todo el país por organizaciones no gubernamentales, sociales, políticas honestas, y por individuos. Por eso yo les pido que nos sumemos a estas demandas y que se agreguen los nombres de cada una de las Coordinadoras presentes en este encuentro, del EZLN y de las Coordinadoras que no están presentes pero estén de acuerdo, a quienes las levantan frente a los gobiernos.
Por eso pregunto si están de acuerdo, compañeras y compañeros de las Coordinadoras de Provincia asistentes a este encuentro.
Bueno compañeros y compañeras. Pues ya terminamos esta reunión de trabajo. Pensamos que salió un poco bien y que debemos repetirlas. Y entonces les decimos que los estaremos invitando para que vengan a platicar con nosotros, en veces varias coordinadoras, en veces sólo una. Y también les decimos que sería bueno que, cuando es posible por tiempo y distancia, también se reúnan entre ustedes y platiquen sus avances, sus problemas y sus dudas.
Si alguna vez se les olvida cuál es el trabajo o para dónde hay que caminar o qué hay que hacer, basta que esperen una madrugada y atiendan la llegada del «Icoquih», o vean un color, o una luz pequeña, o una buena palabra, o una hormiga. En cada una de esas cosas y en todas ellas, habrá respuestas, razones, rumbos y metas, que eso es lo único que necesitan los puentes para tenderse.
Compañeras y compañeros:
Falta mucho, pero ya es menos. De todas formas ya recordamos, con la compañía de los muertos nuestros, que no estamos solos. Ni ustedes, ni nosotros, ni ningún pequeño estará ya solo. Con todos, y desde La Realidad mexicana y desde todos los rincones del país, sigue alta la bandera de, para todos y todas.
¡Democracia!
¡Libertad!
¡Justicia!
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General
del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Subcomandante Insurgente Marcos.
La Realidad de los Pequeños, México, 1o. de noviembre de 1999.
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