Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
México.
1o. de marzo de 1998.
A: La Comisión de Concordia y Pacificación.
H. Congreso de la Unión. México.
De: El Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del EZLN.
Montañas del Sureste. México.
Señora y señores legisladores:
Nos dirigimos a ustedes para comunicarles nuestra palabra sobre la postura intransigente de la Secretaría de Gobernación, hecha pública este día 1o. de marzo de 1998 en voz del señor Francisco Labastida Ochoa, y para responder a la carta que ustedes nos enviaron hace unos días.
PRIMERO. Los argumentos del gobierno carecen de fundamento y legitimidad (por eso el señor Labastida se negó a responder a cualquier pregunta). Ellos lo saben y por eso tratan de intimidar a los zapatistas y de engañar a la opinión pública. Al contrario de lo que dijo el señor Labastida, el gobierno NUNCA ha buscado la solución política y pacífica del problema. Siempre ha recurrido al engaño y la traición para evitarse un compromiso serio con la vía del diálogo. A pesar de sus conferencias de prensa, informes oficiales y comparecencias en foros internacionales, esto es conocido en México y en el mundo.
Lo que calla el gobierno del señor Zedillo es que la negociación está estancada porque el gobierno no cumple lo que firmó y que la situación de crisis actual en Chiapas se debe a que se busca la guerra de exterminio y no la solución pacífica.
SEGUNDO. Dejando de lado las mentiras y amenazas -ni engañan a la opinión pública las primeras, ni nos atemorizan las segundas-, el anuncio de la reciclada estrategia de la Secretaría de Gobernación para enfrentar la crisis chiapaneca se resume en dos puntos:
a). Llegar hasta las últimas consecuencias en el incumplimiento de los Acuerdos de San Andrés.
b).- Llevar adelante acciones unilaterales como preludio al ataque en contra de las comunidades indígenas y los miembros del EZLN.
Al decidirse a presentar ante el H. Congreso de la Unión su iniciativa de ley indígena -elaborada junto con la Cocopa-, el ejecutivo federal incumple los Acuerdos de San Andrés en dos sentidos: uno porque los Acuerdos señalan que deben ser presentados a las instancias de debate nacional de manera conjunta: y el otro porque la iniciativa del Ejecutivo desconoce los documentos firmados por sus representantes en San Andrés, se basa en la concepción que sobre el problema indígena tiene el ejecutivo federal, y no en el proyecto de nueva relación entre los pueblos indios y la Nación mexicana tal y como fue acordada en la mesa del diálogo.
Estos acuerdos recibieron el apoyo de la sociedad civil nacional e internacional, de las cámaras de diputados y senadores, de la Comisión Nacional de Intermediación, y de la Cocopa. Con su «nueva» estrategia, la Secretaría de Gobernación se burla de todos.
TERCERO. El objetivo del diálogo y la negociación es solucionar un conflicto entre las partes. Para esto se dialoga y negocia llegando a acuerdos y cumpliéndolos. El cumplimiento de acuerdos por ambas partes es lo que permite que exista CONFIANZA Y CREDIBILIDAD.
La acción unilateral de presentar un proyecto de ley indígena -cuya aprobación ya fue pactada con los legisladores afines al señor Zedillo-, sin el consenso de la contraparte -el EZLN y los pueblos indios-, no significa que se destrabe el proceso de diálogo. Por el contrario, si sigue adelante lo colapsaría definitivamente. Con esta acción se destruyen la confianza y la credibilidad: no se puede dialogar y negociar para llegar a acuerdos si no hay confianza en que las partes los van a cumplir.
¿Para qué se dialogó durante meses si el gobierno iba a terminar por presentar su propia propuesta y no la acordada? ¿Por qué, después de dos años de firmados, el gobierno desconoce los acuerdos y presenta una visión unilateral de la cuestión indígena?
Porque el gobierno nunca ha pensado en cumplir los acuerdos ni en comprometerse en la vía del diálogo y la negociación. Si ahora decide hacer público su desconocimiento de los acuerdos y, pasando por encima de ellos, convertir en ley su definición frente a los reclamos indígenas, es porque quisiera que la opinión pública se muestre ya favorable a una acción represiva. Se equivoca.
La «nueva» estrategia de simulación (simular que se resuelve el problema SIN EL EZLN NI LOS PUEBLOS INDIOS, simular que se inyectan recursos económicos para mejorar las condiciones de vida de los indígenas, simular que se cumplen los requisitos legales para la acción de exterminio, y simular que la rebeldía se debe sólo a las ambiciones personales de un pequeño grupo y no a un reclamo histórico) no conseguirá el aval popular para el golpe policiaco-militar. Ni tampoco solucionará el conflicto. Sólo conseguirá alargarlo y hacerlo más agudo, es decir, más cruento.
La irresponsabilidad con la que la pareja Zedillo-Labastida conducen el país no es nueva. Son muchas las muestras que el gobierno ha dado de que aspira a resolver militarmente el alzamiento zapatista. Lo novedoso es el descaro con el que se pretende involucrar a la comisión legislativa de la que ustedes forman ahora parte.
CUARTO. En la exposición pública de la estrategia gubernamental, se les invita a ustedes a que se hagan cómplices del incumplimiento de los Acuerdos de San Andrés y del acorralamiento al EZLN como paso previo a la ofensiva policiaca-militar . Al proponer a la Cocopa que redacte junto con el ejecutivo federal una nueva propuesta de ley, el gobierno no sólo es burla del trabajo y seriedad con que los legisladores trabajaron durante todo este tiempo; no sólo busca un cómplice para ganar la legitimidad que le falta; también pone en el paredón a la comisión legislativa y se prepara para, si no consigue su adhesión, desactivarla, «reestructurarla», o desaparecerla.
Ustedes saben bien que las llamadas «cuatro observaciones» ni son cuatro ni son observaciones. Además de que reflejan la ignorancia histórica y jurídica de la Secretaría de Gobernación sobre las demandas de los pueblos indígenas y sobre la Constitución, son golpes definitivos a la mesa del diálogo para la paz.
Ustedes saben bien que la iniciativa que ustedes elaboraron no tiene ninguno de los defectos señalados en las «irrenunciables» observaciones del gobierno.
La iniciativa de Cocopa no vulnera la soberanía nacional, no promueve la fragmentación del país, no es antidemocrática, ni provoca enfrentamientos, ni genera el caos.
La falta de reconocimiento a los derechos indígenas es la que es antidemocrática porque niega a los habitantes originales de estas tierras derechos que les son históricos. Es el modelo económico, social y político impuesto por el gobierno de Zedillo el que atenta contra la soberanía nacional y fragmenta al país. Es el incumplimiento de los Acuerdos de San Andrés el que promueve el caos. Es el afán guerrerista del gobierno el que provoca enfrentamientos sangrientos.
Aceptar la perversa invitación del gobierno, significaría para la Cocopa aceptar y hacerse parte de una mentira.
Nosotros les repetimos: la renegociación de los Acuerdos de San Andrés (que es lo que realmente pretende el ejecutivo federal) sería un golpe mortal para la vía del diálogo y la negociación. Si cada acuerdo a que se llegue es susceptible de revisarse y renegociarse, entonces cada parte acordaría irresponsablemente cualquier cosa y esperaría el momento que le fuera más favorable para renegociarla.
En resumidas cuentas, la renegociación no es más que una manera simulada de referirse al incumplimiento. Y si los acuerdos no se cumplen, ¿qué podremos esperar los zapatistas cuando se llegue al acuerdo de nuestra incorporación a la vida civil? ¿Que ese acuerdo se renegociará mientras nos encarcelan, nos desaparecen y nos matan?
QUINTO. En su carta de fecha 23 de febrero de 1998 nos proponen un encuentro para una «reflexión» conjunta sobre la situación por la que atraviesa el diálogo.
Nosotros pensamos que, más que un encuentro del EZLN con la Cocopa, lo importante y urgente ahora es volver a hacer factible la vía del diálogo y la negociación, y para esto es fundamental que la Cocopa se mantenga firme en su iniciativa de ley y se cumplan así los Acuerdos de San Andrés. De esta forma se sentarían las bases no sólo de un encuentro de reflexión, sino también de todos los necesarios para llegar a la paz que es propósito común de ustedes, de los mediadores, de los mexicanos y mexicanas civiles honestos, y de nosotros: el logro de la paz con justicia y dignidad.
Nosotros esperamos lo mismo que millones en México y en el mundo: que ustedes hagan honor a su palabra y compromiso, que se nieguen a ser cómplices de la mentira y del crimen que se preparan, que no se rindan en su demanda de que se cumplan los Acuerdos de San Andrés -que la iniciativa que ustedes elaboraron recoge con claridad-, que demuestren que la independencia de poderes en México no es un chiste de mal gusto sino una digna realidad, y que no abandonen su trabajo de paz.
Por otra parte, en la misma carta afirman que si rechazamos el encuentro contribuiremos al debilitamiento de la coadyuvancia y la mediación. No, no somos nosotros los que hemos debilitado y atacado a la Cocopa y a la Conai. Todas las agresiones que han sufrido provienen del gobierno y no de los zapatistas.
Miembros de la Cocopa:
A nombre de todos los niños, ancianos, hombres y mujeres del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y haciéndonos eco del clamor de nuestros hermanos indígenas de todo México, les demandamos que no se sumen a la estrategia de exterminio, que se mantengan firmes en sostener su iniciativa de ley, y que no desfallezcan en la coadyuvancia para el logro de la paz.
Tienen ustedes un compromiso histórico que no pueden eludir, su palabra es la medida de su tamaño. No caigan en la trampa de quien los invita a patrocinar una guerra.
Cumplan, no a quienes les prometieron una actitud digna y consecuente, no a la memoria del senador Heberto Castillo, no a los cientos de miles de indígenas que respaldan su propuesta y la hacen suya, no a los millones de mexicanos que confiaron en su vocación y compromiso.
Cumplan con la única paz posible, la que en justicia y dignidad reconozca a los pueblos indios sus derechos. Cumplan con la historia.
No se hagan eco de la guerra, no se sumen a la intransigencia y la intolerancia.
Sostengan su propuesta, en ella no sólo están la justicia, la historia y la verdad, también está la esperanza de millones de indígenas que esperan un cambio real y no una nueva y escandalosa simulación.
Desde las Montañas del Sureste Mexicano.
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Subcomandante Insurgente Marcos
México, Marzo de 1998.
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