Comunicado del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General
del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
México, 5 de enero de 1998.
Al pueblo de México,
A los pueblos y gobiernos del mundo,
A la prensa nacional e internacional.
Hermanos:
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional dice su palabra:
Primero. Después de haber ordenado el asesinato masivo de 45 indígenas en la comunidad tzotzil de Acteal, el gobierno mexicano ha decidido romper el diálogo con el EZLN y, violando la Ley Federal para el Diálogo, la Conciliación y la Paz Digna en Chiapas (11 de marzo de 1995), desde el día primero de enero de 1998 inició la persecución de miembros y simpatizantes del EZLN.
Segundo. Cumpliendo órdenes de su jefe supremo (Ernesto Zedillo Ponce de León), el Ejército federal lleva a cabo una ofensiva en contra del EZLN con el fin de provocar choques armados.
Con el pretexto de «coadyuvar» a las labores de la PGR en la investigación del crimen de Acteal, y el de la aplicación de la Ley Federal de Armas y Explosivos, los militares del gobierno realizan incursiones a cientos de kilómetros de la escena del crimen, agrediendo a comunidades zapatistas. Los siguientes son algunos ejemplos de estas agresiones gubernamentales.
a) El día primero de enero de 1998 el Ejército gubernamental atacó la comunidad tzeltal de Yaltchilpic, en el municipio de Altamirano, donde destruyó y robó pertenencias de los indígenas del poblado, y «sembró» un supuesto arsenal. A decir de las autoridades, este «arsenal» pertenecía al EZLN. No es así.
b) El mismo día primero de enero de 1998, en la comunidad tzeltal de San Caralampio, en el municipio de Ocosingo, tropas federales detuvieron al responsable local del EZLN en ese ejido, señor Manuel Morales Cruz, acusado de tener una pistola.
c) Como fue comunicado oportunamente por el comandante David en nombre del CCRI-CG del EZLN, el día 3 de enero de 1998 un agrupamiento de tropas especiales del Ejército federal mantuvo sitiada la comunidad tojolabal de La Realidad (con una maniobra militar de las llamadas «de envolvimiento y cerco»), por espacio de 17 horas continuas. Durante el operativo el Ejército fustigó a indígenas del poblado, interrogándolos, con agresiones físicas y amenazas, sobre el paradero de la dirección zapatista, la ubicación de los campamentos insurgentes y supuestos escondites de armas. Aproximadamente a las 23 horas los militares se retiraron.
d) El mismo día 3 de enero de 1998, y mientras la Sedena negaba la ocupación de poblados, tropas federales tomaron por asalto la comunidad tzeltal de Morelia, catearon casas y amenazaron a los pobladores. A las 24 horas los federales se retiraron. Horas más tarde, cuatro pobladores del ejido Morelia fueron detenidos y torturados en el camino que va a la cabecera municipal de Altamirano. En el interrogatorio que sufrieron se les pedían datos sobre dirigentes zapatistas, sobre la ubicación de campamentos y escondites de armas. Este hecho también fue denunciado en el comunicado del comandante David y ha sido confirmado plenamente por los habitantes de Morelia.
e) El día 5 de enero de 1998, pero ahora en la comunidad tzeltal de 10 de Abril, también en el municipio de Altamirano, los militares repitieron la agresión que hicieran, días antes, contra Morelia y Yaltchilpic.
f) El día 5 de enero de 1998, mientras el gobierno mexicano negaba que hubiera una ofensiva en contra del EZLN, tropas de asalto del Ejército federal trataron de tomar el poblado tzotzil de Aldama, en el municipio de San Andrés Sacamchén de los Pobres. En horas de la mañana, desplegados en la formación que llaman «en V» (usada para hacer contacto con el adversario), y con el apoyo de ametralladoras ligeras y helicópteros artillados, los federales avanzaron hasta las inmediaciones del poblado, en donde fueron rechazados por los habitantes, indígenas civiles todos ellos. Los militares no se retiraron sino hasta horas de la noche de este día.
Tercero. Las anteriores acciones de las tropas federales tienen las siguientes características comunes:
a) Son contra poblados declarados zapatistas y contra posiciones donde se supone hay tropas insurgentes del EZLN. En Yaltchilpic, San Caralampio, 10 de Abril y Aldama viven bases de apoyo del EZLN. La militancia zapatista de comunidades como La Realidad y Morelia es conocida a nivel mundial, pues fueron dos de las cinco sedes del primer Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo.
b) Las unidades militares federales son conducidas al punto de ataque por militantes priístas, miembros de las distintas bandas paramilitares chiapanecas. La participación de civiles «guías» es una constante en estos operativos. Estos «guías» han sido plenamente reconocidos como militantes priístas y miembros de grupos paramilitares en los casos de Yaltchilpic, Morelia y Aldama. En los casos de La Realidad y 10 de Abril se detectó la presencia, en las filas federales, de civiles encapuchados que encabezaban las columnas de ataque.
c) Las unidades federales que avanzan buscando el choque son pequeñas (de 60 a 90 elementos), pero cuentan con apoyo aéreo y con grandes contingentes terrestres en las cercanías. En el caso de La Realidad, hasta mil soldados esperaban (mientras se realizaba el sitio de la comunidad el día 3 de enero), en la pista del antiguo Guadalupe Tepeyac, el transporte aéreo para apoyar en caso de que se produjera el choque buscado.
Cuarto. Con todo lo anterior queda claro que la campaña de «desarme indiscriminado» llevada a cabo por el Ejército federal es sólo una maniobra de su jefe supremo, Ernesto Zedillo Ponce de León, para distraer a la opinión pública de la masacre de Acteal, provocar al EZLN y reiniciar los enfrentamientos armados.
Quinto. Si se hace caso a los informes de la séptima Región Militar del Ejército federal, las tropas gubernamentales sólo se han dedicado, por un lado, a cortarle el pelo y darles pláticas de educación sexual a las bandas paramilitares, además de arreglar electrodomésticos (que abundan en las comunidades indígenas), mientras que por el otro se empeñan en atacar a los zapatistas.
Sexto. En el caso de la masacre de Acteal, el Ejército federal no ha hecho sino coadyuvar con el encubrimiento de los responsables directos de la matanza, quienes se pasean impunemente por el municipio de Chenalhó, sabiendo que sus «maestros» (los federales) los protegen.
Séptimo. Para tratar de contrarrestar la extraordinaria y profesional labor de los medios de información (que, en su gran mayoría, han informado con veracidad y oportunidad de lo que ocurre en Chiapas), el gobierno federal está recurriendo a dosificar sus golpes en tiempo y espacio. Distribuye en el terreno sus ataques y escoge objetivos distantes de los centros de información, y sus incursiones son de poco tiempo (de modo que, cuando lleguen los medios informativos, «todo esté en calma»), refiriéndose a las informaciones y denuncias en contra de sus acciones ilegales como «rumores irresponsables». El gobierno trata de minar la credibilidad de organizaciones defensoras de los derechos humanos, de la Conai, de la diócesis de San Cristóbal, del EZLN y de los trabajadores de los medios de comunicación. El caso del sitio del 3 de enero en contra de la comunidad de La Realidad es un ejemplo ilustrativo.
Octavo. En medio de esta ofensiva, el señor Ernesto Zedillo Ponce de León decide sacrificar a Emilio Chuayffet y lo remueve de su puesto de secretario de Gobernación para acallar las protestas nacionales e internacionales por la matanza de Acteal. Con evidente destinatario internacional, Zedillo cambia de nombre pero no de estrategia en el caso de Chiapas.
Noveno. El nuevo secretario de Gobernación confirmó, desde su toma de posesión, la ruptura del diálogo y la decisión gubernamental de pasar por encima de la ley al declarar su intención de desarmar al EZLN.
Décimo. La estrategia gubernamental para evitar su responsabilidad en la matanza de Acteal sigue siendo la misma. Para el actual secretario de Gobernación, la peor masacre de los últimos 30 años del México moderno es sólo «el decimoquinto hecho violento en Chenalhó»; fue provocado «por conflictos que existen en la zona» y es parte de «una guerra entre pobres».
Undécimo. La decisión del gobierno de no cumplir los acuerdos firmados por sus representantes en la mesa de San Andrés fue ratificada por el secretario de Gobernación, que ahora habla de «propósitos» y no de acuerdos, que el cumplimiento de San Andrés puede llevar a la balcanización del país y que el problema de su cumplimiento es sólo de redacción jurídica.
Tres declaraciones contradictorias que se resumen en una: Zedillo no cumplirá lo que firmó.
Duodécimo. En todas sus intervenciones públicas el secretario de Gobernación justifica la violación de la ley para el diálogo que perpetran las fuerzas federales, diciendo que son «fundamentales» para encontrar a los responsables de la masacre de Chenalhó. Sin embargo, no explica por qué los principales operativos del Ejército son contra el EZLN y con apoyo de los paramilitares que se dice perseguir. Además, el señor secretario de Gobernación se hace eco de las intenciones del señor Zedillo de desarmar a «todos los grupos, sin importar su signo», incluyendo al EZLN.
Décimo tercero. El EZLN no se desarmará.
Décimo cuarto. Hasta ahora, el EZLN ha maniobrado para evitar chocar con las tropas federales, pero la persecución en contra nuestra persiste, por lo que de un momento a otro pueden darse enfrentamientos armados entre nuestras fuerzas y las del gobierno.
Décimo quinto. Llamamos a todas las organizaciones políticas y sociales independientes y a los ciudadanos y ciudadanas en México y en todo el mundo para que se movilicen conjuntamente y detengan la guerra que el gobierno mexicano hace contra los indígenas. El próximo 12 de enero habrá una movilización mundial para exigirle al gobierno de Zedillo el cese de la guerra y el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés.
Asimismo, llamamos a los trabajadores de los medios de comunicación a que sigan adelante con su labor profesional, informando con veracidad y oportunidad a la opinión pública nacional e internacional.
¡Democracia! ¡Libertad! ¡Justicia!
Desde las montañas del sureste mexicano.
Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
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