EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.
MÉXICO.
Marzo de 1997.
(Cuando el siglo XX se apresta a dormir en el lugar que la historia, es decir, nosotros, le asignemos).
A: Los Comités de Solidaridad con la lucha zapatista en todo el mundo.
Planeta Tierra.
Hermanos y hermanas:
Salud y saludos. Acá estamos, acá seguimos. La noche de arriba es apenas un reflejo gris de la noche de abajo. Por alguna razón, acá la noche de abajo siempre es más noche que la noche de arriba. Ignoro si en otras partes ocurra lo mismo o viceversa. En fin, madrugada. Tal vez por la oscura noche o por el «viceversa» de la reflexión, pero me vino al recuerdo la poesía que Do-re-mi (¿o era Mi-re-do?) le recitó a Alicia en «Al otro lado del espejo». La poesía se llama «La Morsa y el Carpintero» y comienza de esta manera:
«Brilla el sol sobre el mar
con toda su fuerza
para que suaves y brillantes,
las olas parecieran.
Cosa rara era ésta,
pues noche cerrada era.»
Y, puesto que el mar con su fuerza y la mar con su insistencia, me vino esta especie de urgente gana de escribiros para platicar, para saludar o, simplemente, para tener un pretexto e intentar un puente múltiple, un pulpo caminero que se llegue lo mismo al Continente Europeo que al Asiático, que pudiera poner un pie en Oceanía y otro en el África, que descansara uno de sus muchos soportes en cualquiera de los rincones americanos donde la rebeldía es bandera. Acá, en este pedacito del fragmentado espejo mundial de la rebeldía, la Liebre de Marzo se despereza entre lluvias y soles que se turnan el desconcierto de climas y de horas…
Y hablando de horas ya va siendo la de sentarnos, de nuevo juntos, los tan iguales en la diferencia que somos los todos ustedes… Pero, bueno, no es éste (todavía) el objeto de esta carta. ¿Cuál es entonces? Bueno, rigurosamente hablando, el objeto de esta carta es el papel, la tinta y el corazón que se viste de la una y se cubre con el otro para tratar un largo puente que libre idiomas, colores, culturas, fronteras, ejércitos, policías, y una cantidad nada despreciable de kilómetros por aire-mar-tierra, y se llegue hasta ese otro corazón que vosotros (y nosotros) lleváis del lado izquierdo.
Así que, suponiendo que el puente se ha tendido y los corazones se han encontrado, va de acá para allá el saludo, para ustedes, de los hombres, mujeres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
I.
Del lado de acá del puente y del saludo, en el Poder nacional que padecemos los mexicanos, la hora se convierte en el «time show», el tiempo del espectáculo. Como en un complicado circo de varias pistas, el Poder en México se retrata en tragicomedias, corruptelas disfrazadas y descubiertas, demagogias revestidas de modernidad, estridente y publicitado supermercado de propuestas políticas electorales. Mucho tiempo para el espectáculo, poco para la democracia, menos para la justicia y nada para la libertad. Los grandes y los medianos se atropellan para caminar al ritmo que el Poder marca. En medio de la prisa por llegar, la pregunta de «¿A dónde?» pospone indefinidamente su solución.
Fuera de este tiempo de espectáculos lamentables, el tiempo de los pequeños reflexiona y se mira dentro para encontrarse con los otros pequeños de México y el mundo. Grandes en la multiplicación de esperanzas que nos ofrece el andar vuestro, encontramos dentro nuestro, es decir, dentro de ustedes, el aliento que la dignidad exige como alimento, la esperanza como rumbo, la paciente y tierna furia del que sabe que la fuerza la tiene en la razón que lo mueve.
El incumplimiento gubernamental de los acuerdos de San Andrés han servido para algo positivo. Ahora es claro que las demandas indígenas del EZLN no son sólo de Chiapas. Responden a las aspiraciones de todos los pueblos indios de estas tierras y reflejan, con sus particularidades específicas, los anhelos de los indígenas de todo el continente americano.
Un vocero del Poder en México ha dicho recientemente que el gobierno no necesita Internet para demostrar su disposición al diálogo con los indígenas zapatistas. Es obvio que, para el monólogo que pretende, no necesita nada… si acaso un espejo. Pero más de uno advirtió en el tono del poderoso funcionario una sensación de frustración y rencor por el alboroto que circula en el cyberespacio. Cartas y manifiestos, dirigidos al que se supone es el presidente de México, molestan al gobierno porque unas y otros exigen lo mismo: que el gobierno de México cumpla su palabra empeñada en los diálogos de San Andrés. Algunas de esas cartas llegan a la prensa mexicana, otras (la mayoría) no. Con una aparente indiferencia nacional se trata de tapar la inquietud internacional frente a un gobierno que es incapaz de solucionar políticamente una situación que provocó con el argumento militar. Demandas de cumplimiento de los acuerdos recibe el gobierno, de todas partes del mundo llegan. El gobierno no escucha, o finge que no escucha. Y, si vierais, acá el supremo sólo tiene oídos para las alabanzas y agradecimientos… y, claro, para las órdenes del Poder financiero.
Está molesto el gobierno mexicano. No sólo por esas protestas y reclamos en el Internet, también por las movilizaciones frente a sus embajadas y consulados en todo el mundo.
II.
Y ya que estamos platicando, dejadme relataros algo que, bien entendido, es sólo un tímido homenaje al esfuerzo de todos vosotros por ayudarnos a no ser olvidados de nuevo.
Cuentan acá que el agente local de ventas foráneas (verdadera ocupación del autodenominado «secretario de relaciones exteriores» mexicano) se preparó a conciencia, en vísperas de un viaje al extranjero, para explicar los problemas de corrupción, narcotráfico y elecciones en México, y para tranquilizar a los supuestos inversionistas con grandes planes de control político y militar, y, of course, con apetitosas mercancías. Pero no le fue de mucha utilidad porque, después de la «brillante» exposición del vendedor ambulante, el extranjero anfitrión lo abrumó de preguntas sobre la negociación con el EZLN y por qué el diálogo estaba suspendido. El funcionario mexicano sacó un mapa de México para demostrarle a su homólogo extranjero que el EZLN era sólo un pequeño problema en un pequeño rincón del pequeño sureste mexicano, y que estaba perfectamente sitiado y controlado por las poderosas fuerzas militares del gobierno federal. Como respuesta, el extranjero le mostró un altero de papeles con impresos de mensajes cyberespaciales y con recortes de periódicos que daban cuenta de movilizaciones frente a embajadas y consulados en varias partes del mundo. El mexicano (aspirante a obtener la ciudadanía del dinero) alegó que la subversión tiene muchas ramificaciones en el mundo, que los intentos de desestabilización fracasarían, que unos cuantos «HACKERS» (creo que así les llaman a los piratas del cyberespacio) no tenían por qué afectar el sólido intercambio comercial que el bonante Estado mexicano etcétera…
El extranjero lo interrumpió y le aclaró: «Estas movilizaciones no son para subvertir ni estos mensajes están promoviendo la desestabilización. Simplemente están pidiendo que el gobierno mexicano cumpla su palabra. Respecto a que son unos cuántos, bueno, pues a Internet acceden millones en todo el mundo, y las movilizaciones en Europa y los Estados Unidos incluyen a decenas de miles. Todos repiten lo mismo: cumplan su palabra».
Hubo un pequeño respiro y el extranjero agregó: «Dígame una cosa, aquí, en confianza, ¿por qué no cumplen lo que firmaron? Si el gobierno mexicano teme fragmentarse, debiera ver el ejemplo de otros países que reconocieron y legislaron sus autonomías y no se fragmentaron. Antes al contrario, los que no lo hicieron se han ido partiendo en muchas partes. Pero, si fuera el caso, ¿por qué firmaron algo que no estaban dispuestos a cumplir? ¿Debemos entonces pensar que tampoco cumplirán los acuerdos que firmen con nosotros? No, señor… ¿Gurría es su nombre? No, hay algo más. Vamos, dígame, ¿a qué le teme el gobierno mexicano?»
El comerciante disfrazado de funcionario mexicano se estremeció, al igual que su homólogo extranjero, cuando dijo: «Al mañana…»
III.
«- ¡Bah! Es inútil que hables de despertarlo – dijo Do-re-mi – siendo, como eres, una de las cosas de sus sueños. Sabes perfectamente que no eres real.
– ¡Soy real! – dijo Alicia, y empezó a llorar.» Lewis Carroll. «Al otro lado del espejo». |
Del lado de allá del puente y del saludo, las luchas medianas y pequeñas (las grandes luchas no tienen acá ni allá) les exigen a ustedes fuerzas y atenciones. El Poder ensaya actos mágicos y malabares, ruidos de toda especie y origen, para que ustedes no miren lejos. Ello no obstante, ustedes se han dado tiempo y maña para tendernos apoyo y simpatía que nos refresca. Mientras el Poder ha hecho todo lo posible por borrarnos del mapa de la historia actual, ustedes han tomado la palabra y las calles (las de asfalto y las de la informática) para recordarnos a nosotros, y de paso al mal gobierno mexicano, que no estamos solos.
Poco sabemos de sus luchas de ustedes. El puente que tendió su generosidad para escuchar la palabra de los indígenas zapatistas apenas inicia el vuelo de retorno. Con asombro y admiración empezamos apenas a conocer sus historias colectivas de rebeldía y resistencia, sus luchas contra el racismo, contra el patriarcado, contra la intolerancia religiosa, contra la xenofobia, contra la militarización, contra la destrucción ecológica, contra el fascismo, contra la segregación, contra la hipocresía moral, contra la exclusión, contra la guerra, contra el hambre, contra la falta de vivienda, contra el gran capital, contra el autoritarismo, contra la dictadura, contra las políticas de liberalización económica, contra la pobreza, contra el robo, contra la corrupción, contra la discriminación, contra la estupidez, contra la mentira, contra la ignorancia, contra la esclavitud, contra la injusticia, contra el olvido, contra el neoliberalismo, por la humanidad…
Y por la humanidad y contra el neoliberalismo es que se anuncia ese nuevo encuentro de rebeldías y resistencias que se realizará este año. Para entonces y ahí, nosotros habremos aprendido más de ustedes y de todos los fragmentos, todavía dispersos, del cristal que la dignidad guarda aún dentro de los mejores hombres y mujeres de la humanidad.
Así que, aprovechando el viaje, queremos darles las gracias por su volver a mirarnos y por la mano que nos tienden para no dejarnos caer de nuevo en el olvido. Hace tiempo les mandamos una flor. Ahora va esta nubecita de la lluvia de acá, para que vosotros reguéis la flor como es ley, es decir, bailando.
Vale. Salud y que la alegre rebeldía siga llenando las calles de todos los continentes.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos
México, Marzo de 1997.
No hay comentarios todavía.
RSS para comentarios de este artículo.