[10 de marzo de 1996]
A América Latina, en el doloroso sur del continente americano.
Planeta Tierra (séptimo planeta del sistema solar si usted viene de afuera, o sea como si usted estuviera en esa estrella que está allá arriba [no, ésa no, la otra] y caminara hacia el sol de la misma forma en que uno camina hacia adentro, es decir, con miedo y esperanza):
Suponga usted que no es verdad eso de que no hay alternativa posible. Suponga usted que la impunidad y el agravio no son el único futuro. Suponga usted que es posible que no se adelgace cada vez más la raquítica frontera que separa a la guerra de la paz. Suponga usted que algunos locos y románticos piensan que es posible otro mundo y otra vida. Suponga usted lo peor, es decir, que estos locos piensan que hay otros locos que piensan como ellos. Suponga usted lo inadmisible, es decir, que estos y aquellos locos quieren encontrarse. Suponga usted que ellos suponen que de ese encuentro de locuras puede desprenderse algo de razón. ¿No le gustaría asistir usted a tan loco encuentro de supuestos? ¿Sí? ¿No? Si usted supone que responderá «no», entonces póngase serio, ahórrese los párrafos que siguen y anote a un lado de esta carta lo siguiente: «destinatario equivocado». No, no se moleste en devolverlo al remitente.
Si usted supone que responderá «sí» haga con esta carta algo de provecho: un fuego, por ejemplo; o un avioncito, o un muñequito. En fin, algo que siquiera le arranque una sonrisa. Si, además de suponer que sí le gustaría asistir a este encuentro, supone que tiene intenciones de hacerlo, entonces siga leyendo.
Si no se ha mareado con tanto «encuentro» como tiene esta carta, entonces tal vez le interese saber que el Encuentro Continental Americano por la Humanidad y contra el Neoliberalismo será en La Realidad. ¿No es encantador? Ya que estamos en supuestos, suposiciones y supositorios, tal vez usted suponga que asistirá. Entonces suponemos nosotros que querrá saber cuándo y cómo.
Así las cosas, quisiéramos que aceptara usted la invitación que le hacemos para que, en esos días en que abril levanta la historia y la sacude para que despierte y se eche a andar, nos acompañe en el Encuentro Continental Americano por la Humanidad y contra el Neoliberalismo. Estaremos, como es ley en estos tiempos, en La Realidad, uno de esos rincones del sureste chiapaneco donde el dolor se transforma en esperanza gracias a una complicada mezcla química de dignidad y rebeldía.
¿Los días? Suelen estar marcados en un calendario como 3, 4, 5, 6, 7 y 8 de abril. ¿Año? El que padecemos, 1996.
El «cómo» tiene algunos detalles que no ponemos aquí para no arruinarle a usted el almuerzo y no destruir el ambiente de encontrado encuentro que encontramos en esta invitación a un encuentro. Así que esos detalles se los hará llegar la Comisión Organizadora… si los encuentra.
Bueno, cuando menos debe suponer usted que si alguien espera encontrarlo, entonces puede usted esconderse… o encontrar al que lo quiere encontrar, porque en esto de los encuentros, créame usted, es mejor tomar la iniciativa. Así que empaque usted lo necesario, a saber: un lapicero (por si es posible escribir algo), papeles de diversos colores y tamaños (para que, si nadie le hace caso, cuando menos pueda usted hacer muñequitos), hilo suficiente (por si se pierde en el encuentro, entonces pueda usted regresar a… ¿dónde?) y paciencia a discreción.
Acá somos expertos en esperar, pero ¿llegará usted? Vale. Salud y, ya que estamos hablando de encuentros, ojalá que nosotros encontremos a la historia antes de que ella nos encuentre a nosotros.
Desde las montañas del Sureste mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos
P.D. ¿Notó usted el aire gélido y formal de la invitación? ¿No es admirable la seriedad con que este transgresor de la ley invita a un muuuuuy importante encuentro internacional? ¿No le parece que, al menos, merece que usted le responda con un «no», un «sí» o un «no sé» y mande la respuesta de la única forma en que es seguro de que llegue, es decir, en un avioncito de papel? No, no se preocupe, el viento sabrá ser el piloto y traer su respuesta hasta nosotros… si es que nos encuentra…
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