Sacamch’en de los Pobres, 15 de febrero de 1996.
Desde lejos han llegado voces de hermanos que se suman a la nuestra, voces que hacen más grande nuestro ¡Ya basta! Con preocupación hacemos del conocimiento de los medios de comunicación aquí presentes las denuncias que hemos recibido durante el día.
Usar y tirar, parece ser la divisa de los funcionarios impuestos en la dirección de la empresa Petróleos Mexicanos. En los últimos días hemos sabido de la lucha que los campesinos y pescadores tabasqueños han llevado por recibir la indemnización que les corresponde por los daños sufridos por la fuerte contaminación que dejó campos cultivados convertidos en pantanos. También hoy llegó hasta nuestros oídos la queja de los ex trabajadores petroleros agrupados en el Movimiento por la Dignificación Petrolera de Coatzacoalcos, en Veracruz. Por años estos trabajadores dieron vida a la empresa, misma que ahora se niega a cumplir pagos que les corresponden como ex trabajadores, tal como la devolución del seguro de vida. No son artículos desechables la tierra, el agua, los hombres y mujeres que sirvieron a Petróleos Mexicanos y no debe desentenderse de las responsabilidades adquiridas después de haberse beneficiado de ellos.
A diario son de nuestro conocimiento hechos que confirman que la Ley de Concordia y Pacificación no es acatada por las fuerzas armadas. Miembros del Campamento Civil por la Paz de la comunidad de San José en el municipio de Ocosingo denuncian, por nuestro medio, la fuerte presencia militar dentro de las comunidades de la zona. Golpes, amagos, robos, intimidaciones, allanamientos, detenciones arbitrarias, amenazas de muerte, interrogatorios ilegales, son algunos de los hechos que han llegado hasta nosotros. Ahora nos hacen saber que, en abierta violación de la Ley de Concordia y Pacificación, una columna de no menos de doscientos soldados, armados y con mucha carga, entraron en la comunidad el pasado 10 de febrero a las 3:30 de la tarde. A su paso sacaron fotos e insultaron a los miembros de la comunidad.
El desorden agrario en Chiapas continúa siendo fuente de conflictos. Hoy nos vemos en la necesidad de hacer eco de dos denuncias de desalojos que corresponden a la injusta distribución del tesoro más preciado de nuestros hermanos campesinos: la tierra. La difícil situación de los cafeticultores de Ocosingo ha provocado, en los últimos meses, una larga serie de detenciones y encarcelamientos. El pasado 6 de febrero los compañeros de la organización campesina Pancho Villa fueron víctimas de un violento desalojo y los nuevos centros de población Moisés, Gandhi, Israel, Galilea, Patria Nueva y Nuevo Jerusalem han sentido la constante intimidación del ejército mexicano, de las policías judiciales y de seguridad pública, de las guardias blancas que sirven a los rancheros. Los campesinos de estos centros de población han declarado que los desalojos ponen en peligro incluso su vida y piden el apoyo solidario.
Como caras de una misma moneda, la represión militar y el endurecimiento de la política agraria están presentes en la zona de Palenque. La Coordinadora de Organizaciones Sociales Indígenas Xi’Nich denuncia el desalojo del poblado General Emiliano Zapata, así como la creación de retenes y bases militares y la militarización de pistas aéreas que antes funcionaban como comerciales. Lo que concluyen los indígenas organizados en Xi’Nich es que éstos son indicios de que el Estado sigue apostando a una salida militar al conflicto.
Muchos conocemos lo que pasa cuando un presidente municipal gobierna gracias a la imposición del mal gobierno y pretende mandar a una población casi totalmente indígena, sin siquiera conocer su lengua. Hoy los habitantes de Simojovel denuncian el papel que ha jugado el señor Ausencio David Morales. Con el pretexto de que existen asaltantes en las carreteras, este presidente municipal se ha convertido en el jefe de una banda de pandilleros, ha promovido desalojos de diversas familias en la comunidad de Lázaro Cárdenas y ha ordenado la persecución y muerte del párroco Joel Padrón González.
La situación que manifiestan las denuncias que hoy hacemos no es suficiente para apagar las voces que los sin rostro de siempre hacen surgir en todo el país. «Al igual que ustedes estamos convencidos de que no es con asistencialismo y paternalismo como se construye una sociedad justa y digna para todos. Y al decir todos incluimos a las mal llamadas `minorías’ o `grupos vulnerables’ como son las personas de la tercera edad, indígenas campesinos, personas con discapacidad, entre otros.» Así se expresa la Asociación de Deportes sobre Sillas de Ruedas de la Universidad Nacional Autónoma de México. A partir de hoy se inicia un largo recorrido por el Sureste mexicano en silla de ruedas con el objeto de plantear alternativas que generen condiciones reales para el desarrollo.
CCRI-CG del EZLN
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