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Palabra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional

Ene091996

Clausura del Foro Nacional Indígena

Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

México.

Palabras para el acto de clausura del Foro Nacional Indígena.

San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.

9 de enero de 1996.

Por mi voz habla la voz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Hermanos:

Queremos decir unas palabras a los que están presentes en este Foro Nacional Indígena.

I Asesores

Existe, en muchas de nuestras comunidades indígenas en México, la costumbre de leer en los primeros días de enero cómo serán los meses del año. Este conocimiento sirve para saber cuándo hay que preparar la tierra, cuándo hay que sembrar y cuándo hay que cosechar. Entre los mayas más anteriores este conocimiento se llamaba el Xoc-kin o «cuenta de los días».

Y había, como ahora entre nosotros, hombres y mujeres que eran los más sabedores. Los h-men, «los que saben». Estos h-men tenían muchos saberes que se habían aprendido en los sueños. Soñando los dioses enseñaban a los h-men los saberes del mundo. Así podían encontrar cosas que se perdían, podían curar las enfermedades con sus hierbas y sus oraciones y leer el futuro mirando sus piedras sagradas o contando granos de maíz; pero su principal responsabilidad y preocupación era ayudar con sus orientaciones a asegurar una buena cosecha.Hoy tenemos aquí a nuestros h-men, a los hombres y mujeres sabedores que forman parte del cuerpo de asesores del EZLN en la búsqueda de una paz digna. Ellos y ellas fueron los que organizaron este foro que nos permitió encontrarnos y tender el puente del séptimo arcoiris. Ellos y ellas se soñaron con los dioses más grandes, los que nacieron el mundo, los más primeros, y de ellos aprendieron sus grandes palabras y sus mejores pensamientos. Ellos y ellas han podido encontrar cosas perdidas, por ejemplo la palabra, por ejemplo la razón, por ejemplo el desinterés, por ejemplo la dignidad. Ellos y ellas han podido curar la enfermedad más mortal que existe y que se llama olvido. Ellos y ellas pueden leer el futuro leyendo lo que dicen sus corazones y contando los granos de maíz que en el mundo de hoy se llaman corazones. Pero, como la de nuestros antiguos h-men, su principal responsabilidad y preocupación debe ser ayudar con sus orientaciones a asegurar una buena cosecha. Entonces nosotros queremos pedirles a ustedes, a los asistentes a este Foro Nacional Indígena, que nos acompañen en este saludo que les damos a los asesores y que, juntos, les pidamos que con sus saberes ayuden a que haya buena cosecha en la siembra de palabra y saber de dignidad que hoy terminamos. Les pedimos que saquen bien el Xoc-kin, que saquen bien la cuenta de los días, para que nuestra cosecha salga buena y no falte nunca la esperanza en los pechos morenos de los hombres y mujeres que primero vivieron estas tierras.

Algunos de nuestros asesores no están hoy, no han podido acompañarnos, por diferentes razones, en este puente de hoy se empieza. Pero hay un grupo de estos h-men que no están porque están presos.

Están acusados del delito de pertenecer a una organización con la que el gobierno dialoga amparado en una ley. Teniéndolos presos el gobierno viola la ley que lo obliga a hablar y a no pelear. Por eso no están con nosotros estos hombres y mujeres que son nuestros asesores, nuestros aconsejadores en el buen camino. Nosotros, los zapatistas, queremos pedirles a todos ustedes que mandemos, juntos, un saludo a estos nuestros asesores presos. Y les pedimos que les demos un saludo como saludan nuestras comunidades indígenas, con un aplauso.

II Participantes

A los asistentes a este Foro Nacional Indígena nos toca la siembra de la palabra que hemos juntado en estos días. Aquí, en el Valle de Jovel, donde hoy reina la intolerancia, el racismo y la estupidez que excluye, nos hemos reunido para hablarnos y conocernos. Hemos juntado ya la semilla. Debemos preparar la siembra, el mañana. Hoy nos toca vivir en un país que no es como el que vivieron nuestros más anteriores. Hoy vivimos en un país que tiene un gobierno que nos quiere llevar al extranjero vendidos como animales, como cosas. Los indígenas somos mala mercancía, dicen. El gran poder del dinero no quiere comprar una mercancía que no produce buenas ganancias. Y los indígenas no producimos buenas ganancias. Somos una mala inversión. Por eso el tendero que está en los gobiernos nos regala olvido y represión, porque no puede sacar buen precio si nos vende. Ahora el tendero dijo que va a modernizar su tienda y tiene que eliminar toda la mercancía que no sea atractiva y nosotros, con nuestra piel morena y estas ganas de estarnos pegados a la tierra que nos hace chaparritos, no somos atractivos. Nos quieren olvidar. Pero no sólo los indígenas estamos amenazados por esta desmemoria, también hay muchos otros mexicanos y mexicanas que no son atractivos porque no se cotizan en dólares. Ellos, que no son indígenas, y nosotros, que sí somos indígenas, estamos condenados al olvido. Nuestra casa toda la venden y venden, junto a ella, nuestra historia. Si queremos salvarnos del olvido nos tenemos que salvar juntos, unidos. Hoy la esperanza de esta Patria que nos duele tiene corazón indígena, corresponde a su piel morena empezar a salvarla del olvido. Ya no basta con no morirnos, lo hemos aprendido por cinco siglos, ahora es necesario vivirnos y vivirnos juntos a los otros que también son nosotros.El pasado es la clave del futuro. En nuestro pasado tenemos pensamientos que nos pueden servir para construir un futuro donde todos quepan sin apretarse tanto como hoy nos aprietan los que arriba viven. El futuro de la Patria lo vamos a encontrar mirando al pasado, a quienes primero nos habitaron, a quienes primero nos pensaron, a quienes primero nos hicieron.

Tenemos que preparar la siembra. Tenemos que hacernos lluvia, tenemos que hacer como cuando los chaacob o dioses de la lluvia salían de los cenotes y se reunían en los cielos para desde allí ir a caballo, cada cual con su sagrada calabaza llena de agua, lloviendo la tierra de un lado a otro para que todos la tuvieran a la lluvia dadora de vida.

Si la lluvia no se presenta, entonces tendremos que ponernos, como nuestros anteriores, en cuclillas y cantar como hacen las ranas antes de la lluvia, y agitar las ramas como si las azotara el viento de la tempestad y un alguien representará a Kunu-chaac, el principal dios de la lluvia, con su vara rayo y su sagrada calabaza. Tenemos que sembrar y sembrarnos. Ya no son los tiempos en que las piedras eran blandas y podían moverse silbando, y en que no era necesario trabajar para roturar la milpa y un solo grano de maíz alcanzaba para alimentar a toda una familia. Desde que fue derrotado el jefe por un extranjero en Chichen Itzá acabaron los buenos tiempos y empezaron los malos. El antiguo jefe se metió entonces en un túnel que desde Tulum se dirigía hacia oriente y se hundía por debajo del mar, y entonces el extranjero, el Dzul, tomó el poder. Ahora tenemos que volver para que la razón vuelva a mandar en nuestros suelos. Sembrando la palabra lo haremos. Nuestra tierra somos nosotros. Nosotros entendemos bien cómo nosotros y la tierra somos nosotros. En los tiempos de antes el campo de la siembra, la milpa que le decimos, estaba protegido por cuatro espíritus, y también había otros cuatro que cuidaban el poblado, había uno por cada una de las cruces plantadas en las esquinas del pueblo. Los macehuales, nuestros más anteriores, tenían siete direcciones; las primeras cuatro eran las esquinas de la milpa o del poblado, la quinta era el centro y en cada comunidad se acostumbraba marcarse con una cruz y, por lo general, con una ceiba. La sexta y la séptima eran el arriba y el abajo. Además de los cuatro guardianes de su campo y los cuatro de su pueblo, cada hombre tenía su guardián individual. Para representar los cinco puntos, las cuatro esquinas más el centro, nuestros anteriores usaban una cruz. Pasado el tiempo el quinto punto se levantó y las cuatro esquinas se volvieron cinco y entonces fue la estrella de cinco puntas la que representaba al guardián de los hombres y las siembras.

Guardián y corazón del pueblo, el Votán-Zapata es también guardián y corazón de la palabra. El, el hombre, la estrella de cinco puntas que representan al ser humano, él. Ahora que hemos hablado y escuchado, está alegre el alegre corazón de Votán-Zapata, el guardián y corazón del pueblo.

Hermanos:

Cada quien tiene su milpa, su sembradero, pero todos tenemos el mismo pueblo, aunque a veces nos hablemos otras lenguas y nos vistamos otras ropas. Nosotros los invitamos a sembrar cada quien en su lado y en su modo. Los invitamos a que hagamos de este Foro un buen sembradero y que veamos que a todos llegue la semilla y que se prepare bien la tierra toda.

Hemos escuchado aquí a buenos sabedores y sembradores como son los hermanos mixes, cuya posición sobre la autonomía ha significado un puente entre hermanos y pensamientos. Con verdad grande han hablado también los hermanos totonacos y los huicholes. De los estados de Guerrero, Veracruz y Oaxaca han llegado las voces morenas y dignas que hablan de la palabra perseguida por el Poder y sin embargo palabra sabia. Los hermanos chinantecos hablan en la sabiduría de la mujer que los representa. Mazatecos, mixtecos y zapotecos nos han abierto ojos y oídos que el corazón tiene y a veces olvida. Los chatinos, los chochos, los chontales, los cuicatecos, los mayas, los náhuatls, los *nán*hu, los otomís, los popoluca, los puréhpechas, los chocholtecos, los tarahumaras y los tepehuas son también luz y color con su palabra. Nuestros hermanos zapotecos en Estados Unidos nos dieron su buen pensamiento. Los todos que son siete, ustedes, nosotros, los hermanos que somos.

Todos ellos, ustedes, han tenido que pasar grandes sufrimientos para llegarse hasta acá, para hablarse y hablarnos, para escucharse y escucharnos. Nosotros lo sabemos, pero muchos no lo saben. Ustedes vinieron sin que les ayudáramos en nada material; sus comunidades los apoyaron para que vinieran hasta acá. Y siempre supieron que no venían a recibir tierras, dinero o promesas. Siempre supieron que nada material se llevarían de aquí para ustedes o para sus pueblos. Siempre supieron que venían a dar su palabra y su ejemplo. Y siempre sabiendo todo, hasta acá se llegaron. Y mis compañeros jefes, los comandantes del CCRI-CG del EZLN, me han ordenado que en su nombre y el mío les demos las gracias por todo lo que se sabe y por todo lo que no se sabe. Queremos darles las gracias por haber venido hasta acá, por haber hablado y por haber escuchado, por llegar al buen acuerdo que nos encamine el paso.

No tenemos nada material que darles, sólo tenemos nuestro saludo, que pedimos que acepten como se deben aceptar los saludos, es decir, como un regalo.

III Invitados y observadores, CICR, Cruz Roja Mexicana y cinturones de paz

Como observador en este Foro Nacional Indígena ha estado presente un personaje que, tímido como es, en este momento se escabulle de la sala. Me refiero al muy grande y muy querido Don Durito de la Lacandona, caballero andante y noble hidalgo que cabalga las montañas del Sureste Mexicano. El más alto y digno representante de la altísima y suprema profesión de la andante caballería, el siempre vivo Don Durito de la Lacandona me ha pedido que, siendo como soy su escudero y compañía, les diga en su nombre algunas palabras. Debido a una de esas promesas que hacen y deben cumplir los caballeros andantes, Durito ha debido guardar silencio durante algún tiempo, esperando los resultados de la consulta intergaláctica a la que convocó. Debo decir, aprovechando que ya ha salido y que no me escucha, que su silencio fue bastante estridente y nunca me regaló una madrugada de reposo que, creo yo, se merecen todos los valientes escuderos.

El caso es que hoy en la madrugada estaba yo fumando y tratando de pensar cómo decirles a ustedes que les dábamos las gracias por haber venido, cuando de pronto veo que por debajo de la puerta entra algo que se parecía extraordinariamente a un escarabajo, tardé un poco pero reconocí a… ¡DURITO! Vestido con un abrigo viejo y roto, calado hasta los ojos un sombrero que a mi gusto le quedaba grande y con un bastón en la mano, Durito me comunicó rápidamente que andaba de clandestino para evitar a sus múltiples admiradoras y me aclaró que no era un bastón lo que llevaba, sino que era EXCALIBUR, su justiciera espada, que estaba camuflageada de bastón.

­ A los que deberías evitar es a los agentes de seguridad nacional, PGR, inteligencia militar, CIA, FBI, y los etcéteras que suelen acudir a eventos de este tipo ­le dije mientras veía alarmado que Durito saqueaba una bolsa de tabaco.

­¡Rápido! ­me dice­. Escribe lo que te voy a dictar porque me tengo que ir.

Y sin darme tiempo de preguntar el porqué de su prisa, Durito me dictó el cuento que se llama…

La historia del caballo bayo

«Había una vez un caballo bayo que era bayo como el frijol bayo y el caballo bayo vivía en casa de un campesino que era muy pobre y el campesino pobre tenía una mujer muy pobre y tenían una gallina muy flaca y un puerquito renco. Y entonces, un día dijo la mujer muy pobre del campesino muy pobre: ‘Ya no tenemos qué comer porque somos muy pobres, entonces es bueno que nos comamos la gallina flaca’. Y entonces mataron a la gallina flaca y se hicieron un caldo flaco de gallina flaca y lo comieron. Y entonces un rato se estuvieron pero vino el hambre otra vez y el campesino muy pobre le dijo a su muy pobre mujer: ‘Ya no tenemos qué comer porque somos muy pobres, entonces es bueno que nos comamos el puerquito renco’. Y entonces le llegó el turno al puerquito renco y lo mataron y se hicieron un caldo renco de cuchito renco y lo comieron.

Y le llegó el turno al caballo bayo pero el caballo bayo ya no se esperó a que se terminará el cuento este y se huyó y se fue para otro cuento».

­¿Ya se acabó el cuento? ­le pregunto a Durito sin poder ocultar mi desconcierto.

­ Por supuesto que no. ¿No escuchaste que el caballo bayo se fue para otro cuento? ­dice Durito mientras se prepara para salir.

­¿Y entonces? ­pregunto exasperado.

­ Y entonces nada, que hay que ir a buscar al caballo bayo en otro cuento ­dice ajustándose el sombrero.

­¡Pero Durito! ­digo yo intentando una protesta que sé inútil.

­¡;Ni una palabra más! Tú cuenta el cuento como te lo conté. Yo no puedo porque tengo que ir a una misión secreta.

­¿Secreta? ¿Y de qué se trata? ­le pregunto bajando la voz.

­¡Bellaco insolente! No entiendes que si te digo de qué se trata entonces deja de ser secreta…, alcanza a decir Durito mientras se escabulle debajo de la puerta.

Durito sabe ya el resultado de la consulta intergaláctica que terminó con el año de 1995. Sabe ya que su triunfo fue rotundo e indiscutible y que he sido condenado a narrar sus grandes hazañas y portentos. Por eso Don Durito de la Lacandona ha partido ya a desfacer entuertos y a asombrar al mundo entero con sus logros. El más grande robador de femeninos suspiros, la aspiración de los varones, el admirado por los niños, el grande Don Durito de la Lacandona vuelve ya con nosotros. Sé bien que muchos de vosotros os alegráis de su regreso, pero lo que es a mí, no me hace ninguna gracia al tener que ser el escribidor de tan absurdos y maravillosos cuentos como estos… cuentos para una noche de asfixia.

IV Prensa

Queremos por último agradecer a la prensa que también ha tenido sacrificios para cubrir este Foro. Y queremos dejar claro que nos estamos refiriendo a la prensa de verdad y no a la policía que se esconde detrás de un gafete de acreditación periodística. Sabemos que hemos tenido algunas desatenciones y descortesías, incluso alguno de ustedes ha dicho que es ya la política de medios del EZLN. Pero hoy les repetimos lo que les dijimos hace casi dos años aquí en San Cristóbal en los diálogos de Catedral: la prensa ha tenido un importante papel para detener la guerra y abrir el camino del diálogo y la paz.

Como un gran espejo, la prensa sirvió para que este país que todavía se llama México viera su verdadera imagen reflejada en una guerra contra la desmemoria. Sabemos que están haciendo su trabajo y que lo hacen con interés, profesionalismo y orgullo. Sabemos también que, muchas veces, lo que se hace público no es lo que ustedes trabajaron sino lo que conviene al Poder y al dinero.

Algunos de ustedes se quejaron ayer de que no hubiera declaraciones políticas que fueran noticia. Se quejaron de que el Sup viniera a hacer literatura con las historias del Viejo Antonio. Así que ahora vamos a hacer una declaración política muy clara, como son todas las declaraciones políticas del EZLN. Y, en atención a los medios de comunicación audiovisuales que están presentes, la declaración irá como borrador de guión de video en la siguiente…

PD que se disfraza de video-clip

Primero una imagen distorsionada y un pitido largo y molesto en el audio. Después se aclara la imagen y en el adio se escucha esa canción que se llama «Cartas marcadas». Las imágenes se amontonan: El Poder riendo con beneplácito, festinando su triunfo histórico y definitivo en los últimos minutos de 1993. Un ejército de sombras se insinúa entre el frío y la humedad. El Poder se mira al espejo y se encuentra eterno y omnipotente. Los grandes sabios le predican grandes triunfos, loas y robustas estatuas en toda la tierra. Un aguafiestas le ha prometido: «Reinarás hasta que la selva camine rumbo a tu palacio». Un puñado de sombras se multiplica en la montaña. El Poder sabe que es imposible que la selva camine y se confirman su confianza y euforia. Los grandes sabios lo acompañan y recogen las migajas del festín. Con armas de madera camina la sombra colectiva en la madrugada del inicio. En el amanecer de 1994 bajan los indígenas de las montañas. Van al palacio del Poder a reclamar la muerte y el olvido. En sus fusiles hechos de madera caminan los árboles de la selva. El Poder tiembla y empieza morir. Un fusil de palo lo ha herido de muerte. Fin y principio.

Y si este video-clip se parece demasiado al Macbeth de William Shakespeare no es culpa mía. Si acaso de los más grandes dioses que no se están quietos en Chiapas ni en estos tiempos, y que les da por pasearse en otros mundos y en otros años. Porque así son de jugadores y traviesos estos dioses, los más grandes, los que nacieron el mundo, los primeros.

Muchas gracias.

Desde las montañas del Sureste Mexicano.

Subcomandante Insurgente Marcos.

México, enero de 1996.

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