A la prensa nacional e internacional.
23 de diciembre de 1995.
Señores:
Va un par de comunicados. Sé bien que habéis tenido mucho trabajo persiguiendo ex presidentes y anexos. Era de esperar. Lo único que sorprende es la desmemoria de los entusiastas del primer mundo, la modernidad y otras mentiras. Por otra parte, es paradójico que aquel que nos acusó de usar máscaras se haya convertido en la máscara más vendida en las calles mexicanas.
Me cuentan que ya hay piñatas, ¿podrían mandar alguna para las posposadas? (resulta que con eso de los tanques, los aviones y el tiempo indígena, las posadas van a ser por ahí de febrero).
Vale. Salud, y que en enero no pongan al pueblo de piñata.
Desde las montañas del Sureste mexicano.
Subcomandante insurgentes Marcos.
México, diciembre de 1995.
PD: Que habla del amor, el desamor y otras necedades.
Viene la Toñita a presumirme su nueva tacita de té. Sin anestesia, me suelta que…
El amor es como una tacita de té que cada día se nos cae al suelo y se quiebra en pedazos, de madrugada se juntan los pedazos y, con un poco de humedad y tibieza, se pegan y hay tacita de nuevo. El que está enamorado se pasa la vida temiendo la llegada del día terrible en que la tacita estará tan rota que ya no será posible unirla.
Se va como vino, reiterando su negativa a un beso que, ahora más que antes, «mucho pica».
El amor no es más que una complicada balanza dice Durito. De un lado se ponen las cosas buenas y del otro las cosas malas. El amor será tan largo como el tiempo en que la balanza buena supere en peso a la balanza mala. El que ama se pasa la vida acumulando pesos y cuidados en la balanza buena. Tanta es su atención en ese peso que se olvida de la balanza mala. Nunca entenderá cómo un pesor, que apenas sería una pluma de suspiro, volvió la balanza a favor del desamor en forma contundente, definitiva, irremediable…
Yo me quedé pensando y fumando. La luna era uña nacarada, una vela hinchada de luz en el barco de la noche. Asomó un filo desnudo por la cima de la montaña y después se lanzó con tal fuerza que su paso maltrató no pocas estrellas.
Vale de nuevo. Feliz año, ojalá que ahora sí sea nuevo.
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