Comunicado del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. México.
22 de diciembre de 1995.
Al pueblo de México:
A los pueblos y gobiernos del mundo:
A la prensa nacional e internacional:
Hermanos:
El Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del EZLN, a nombre de los niños, ancianos, mujeres y hombres que lo forman, saluda a todos los mexicanos y a todos los luchadores del mundo, y dice su palabra:
El próximo día 1o. de enero de 1996 se cumplen dos años del levantamiento zapatista, dos años del ¡»ya basta!» que sacudió a México y lo despertó del engaño que el salinismo le había vendido, dos años de la reafirmación de la dignidad humana, dos años del recordatorio histórico a una nación obligada por el poderoso a olvidarse de sí misma y de sus raíces.
La guerra iniciada el 1o. de enero de 1994 fue y es una guerra para hacernos escuchar, una guerra por la palabra, una guerra en contra del olvido, una guerra por la memoria. No animó nuestro paso armado el ansia de poder o de riquezas, la muerte indígena como único futuro fue lo que nos obligó a caminar con violencia.
Caminando nuestra guerra encontramos oídos prestos a escuchar y, en lugar de pelear, nos vimos hablando y escuchando. Desde entonces hay una continua fiesta en nuestros suelos, la fiesta de la palabra, por ella fue detenida la muerte y la destrucción, por ella tiene ahora una oportunidad la vida, por ella la paz es ya pensable y posible.
No vino de nuestra voluntad esta fiesta de palabra, tampoco vino de la soberbia en el poder. Vino de los hermanos, de los hombres y mujeres que, sin rostro ni nombre, tenían el mismo anhelo y un mejor camino para andar: el camino de la paz con justicia y dignidad. Estos hermanos tiene pieles diferentes, distintas culturas, son de varias partes de la sociedad mexicana e internacional, son nuestros iguales pero sin armas y sin ocultarse. Son nuestros mejores, nuestros superiores.
Por no saber nombrarlos,»sociedad civil» los llamamos, sociedad que no quiere poder, que no quiere ni hacer la política vieja, sociedad que quiere democracia, libertad y justicia, sociedad que lucha para que todos tengan todo.
Enero es la fiesta de nuestros hermanos y de nosotros. Es la fiesta de los zapatistas. Es la fiesta del encuentro de los zapatistas con la sociedad civil. Destruido un barco en el que nos encontramos, no nos dimos al lamento, el desánimo o la maledicencia. A construir otro barco nos dedicamos a construir otro más a construir muchos barcos.
No son para navegar la guerra estos barcos. Para la paz son. Pero no para la paz que es sinónimo de derrota y rendición. Sí para la paz que es nueva, la que es democrática, justa y libre. La paz que merecemos.
En el mes de enero de 1996 iniciarán su viaje nuevas embarcaciones en distintas partes de la nación mexicana. Nuestros hermanos tzotziles de los Altos de Chiapas ofrecen una embarcación en el municipio de «San Andrés Sacamch’en de los Pobres», es un puerto llamado Oventic, los tzeltales tienen otras naves en Morelia, municipio «17 de noviembre», y en La Garrucha, municipio «Francisco Gómez». A pocas millas del lugar donde se hundió el «Aguascalientes», los indígenas tojolabales terminan ya de rehacer La Realidad en el municipio de «San Pedro de Michoacán». En otros municipios del norte, centro y costa de Chiapas se empiezan a levantar los mástiles. En el norte de México, en Tijuana, navega ya otra nave de esta desconcertante flota. En el Distrito Federal se prepara también el primer barco de la esperanza.
Una fiesta por una paz nueva es lo que queremos y preparamos. A una fiesta por la paz justa y digna invitamos a todos los hombres, mujeres, niños y ancianos honestos y verdaderos. A una fiesta por la democracia, la libertad y la justicia. A una fiesta por la paz y no por la guerra.
Es su fiesta hermanos. Es nuestra fiesta compañeros.
La fiesta de la palabra, del diálogo, de la razón.
Desde el 28 de diciembre de 1995 y hasta el 1o. de enero de 1996 la cultura indígena zapatista se encontrará con la cultura de México y del mundo. Será la fiesta de la imagen y la palabra. Después hablaremos con nuestros hermanos indígenas de otras partes de México y el mundo en el Foro Nacional indígena. Después iremos a hablar con el supremo gobierno para encontrar la paz justa y digna que ambos necesitamos y ellos no entienden ni asumen todavía.
Esta es la verdad hermanos, no queremos la guerra mañana. La paz queremos siempre, la fiesta de la palabra.
¡Democracia!
¡Libertad!
¡Justicia!
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General
del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
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