Centro de resistencia zapatista «La Realidad»
Municipio Rebelde de San Pedro de Michoacán Chiapas, México.
Por mi voz habla la voz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional
Hermanos:
El día de hoy, 29 de septiembre de 1995, culmina una gran movilización social que abarcó todo el territorio nacional y un buen número de naciones del mundo. El día de hoy finaliza la Consulta Nacional por la Paz y la Democracia y se inicia una nueva etapa en el diálogo nacional.
Queremos agradecer a los hombres y mujeres de la CND que formaron el Comité Directivo Promotor, a los hermanos de Alanza Cívica Nacional que formaron el Comité Directivo Organizador, a las Convenciones Estatales, a las Alianzas Cívicas estatales y a las decenas de miles de mexicanos y mexicanas que promovieron y organizaron esta Consulta, cuyo principal beneficiario fue el proceso de paz.
Queremos agradecer también a los hombres y mujeres de la CND que participaron en la Comisión de Enlace Internacional, a nuestros hermanos que en América del Norte, en Centro y Sudamérica, en Europa, Asia y Oceanía, organizaron la Consulta en sus respectivos países y que, desde naciones e historias iguales por distintas, ayudaron con su voz a hablar la palabra de una paz nueva y mejor para los mexicanos.
Los hermanos de Alianza Cívica han hecho un gran esfuerzo y han dado al país y, sobre todo al gobierno y a los partidos políticos, una hermosa lección de desinterés y organización. Con la organización de la Consulta Nacional, Alianza Cívica ha demostrado ser un canal confiable y honesto para que la ciudadanía mexicana dialogue consigo misma. Nadie, ni los más torpes miembros de la burocracia criminal que nos gobierna, se ha atrevido a cuestionar la credibilidad de la Consulta. Esto es posible por la trayectoria impecable de quienes participan en la Alianza Cívica.
Ejército civil
Salud, hermanos de Alianza Cívica. Reciban nuestra admiración y respeto. Su contribución a la causa de la paz con justicia y dignidad es algo que nadie podrá escatimarles nunca. Queremos dar las gracias a los hombres y mujeres que forman parte de la CND y a los que, sin pertenecer a la CND, participaron en la promoción de la Consulta. Ustedes representan la voluntad de la sociedad civil, la voluntad de una paz nueva, de una paz que no sea hipócrita, que no sea una guerra disfrazada. Decenas de miles de mexicanos se movilizaron sabiendo que la única ganancia sería la satisfacción del deber cumplido, que no sólo no mejoraría su situación económica con este trabajo que demandaba esfuerzo, tiempo y sacrificio, sino que además les exigiría gastos. Estas mismas personas son las que han detenido la guerra todas las veces en que el poderoso requiere nuestra sangre y exige nuestra muerte: la detuvieron en enero de 1994, la detuvieron en diciembre de 1994, en febrero de 1995 y, ahora, en septiembre de 1995, en el mes de la Patria. Este ejército civil nos ha convencido incontables veces, no con armas, no con mentiras, no con engaños, no con traiciones. Nos ha convencido al mostrarnos que la Patria, ese extraño sentimiento que se aloja en el pecho y que no alcanza a ser sepultado por el cinismo gubernamental y su vocación extranjera, tiene otros hombres y mujeres que la aman al igual que nosotros, que están dispuestos a todo por verla libre. Nos han convencido al hablarnos y al escucharnos, porque antes nadie nos hablaba, nadie nos escuchaba. Nos han convencido al obligarnos a dejar de decir «nosotros» y «ustedes». Nos han convencido al obligarnos a pensar en «nosotros» como algo que va más allá de armas y pasamontañas. Nos han convencido al mostrarnos que la Patria no es patrimonio de organizaciones o grupos de poder, que la Patria vive y es nuestra.
Mención especial merecen las personas del ambiente artístico nacional e internacional que, con desinterés y buena voluntad, colaboraron en el llamado a la paz que significó la Consulta. Lejanos en tiempo, en distancia y en cultura, ellos y ellas construyeron un puente de unidad con aquellos para quienes el olvido era condena perpetua, el silencio era ominoso futuro, y la muerte era cotidiana amiga. Ellos y ellas, trabajadores de la cultura y el arte, pusieron su trabajo al servicio de una causa justa: la paz y la democracia. Su rostro fue ahora un llamado no al olvido, no al engaño, no al sueño inútil, sino que fue una invitación a hacer algo porque la realidad, como ésta en la que nos encontramos, sea mejor.
Además, la comunidad artística nacional realizó actividades que lograron ganar una importante batalla en la Selva Lacandona, la batalla en contra de la leshmaniasis o «lepra de montaña» o «úlcera del chiclero». Hoy la piel morena de hombres, mujeres, niños y ancianos indígenas, comienza a sanar y hacerse nueva gracias a que otros hombres y mujeres, de otros colores pero igualmente humanos, los recordaron y ayudaron.
Son muchos los nombres que remiten a sus películas, a obras de teatro, a telenovelas, a revistas, a libros, a todo lo que es el quehacer cultural en México. A partir de hoy su nombre también tiene un lugar, no sólo en las marquesinas o en los cocteles culturales o en los créditos televisivos o fílmicos, también lo tiene en el corazón de los indígenas chiapanecos y su imagen es una huella en la piel morena que ahora sana y se limpia.
No podemos ofrecerles premios que se coticen en el mercado de la cultura, no tenemos nada que darles. Pero estamos seguros que podrán escribir con orgullo en el largo papel que da cuenta de su trayectoria artística, lo siguiente:»En las montañas del Sureste Mexicano hay un ser humano al que curé de sus heridas, al que le sané del olvido, al que le alivié la soledad».
Tal vez no consigan un mejor papel con esta nota, tal vez no aumenten sus ingresos o sus oportunidades en el medio artístico, tal vez no aumente el número de sus fans. Lo que sí es seguro es que, al menos para nosotros, su estatura de seres humanos creció. Son, para nosotros, gigantes, es decir, nuestros iguales.
Queremos agradecer especialmente a los grupos sociales que, al igual que los indígenas, han sufrido la marginación y la inequidad en el trato. Queremos agradecer a las mujeres, a los jóvenes, a los homosexuales y lesbianas, a los presos. De formas distintas, bajo disfraces diferentes, estos seres humanos sufren la intolerancia, la persecución, el maltrato y el desprecio. La voz de los olvidados de siempre, de los eternos derrotados, de los indígenas mexicanos, encontró oído y espejo en ellos.
Gracias a las mujeres mexicanas, las siempre obligadas a la sumisión, al silencio y al conformismo, las que rompieron la doble prisión que las encerraba y salieron a las calles, a los campos, a todas las actividades de la vida social y dijeron: «Aquí estamos. Venimos a traer la voz de otros que, como nosotras, se niegan a la muerte inútil, estéril, silenciosa». Las mujeres mexicanas, las solteras, las casadas, las viudas, las divorciadas, las siempre nombradas en función del hombre: las solteras por poseer, las casadas poseídas, las viudas y las divorciadas que perdieron su poseedor. Las mujeres mexicanas, las ya no más solteras, casadas, viudas o divorciadas, la ya no más poseídas o por poseer. Las mujeres mexicanas ahora hablando, haciéndose escuchar. Las mujeres mexicanas, tan incómodas, tan molestas, tan no mujeres, las mujeres mexicanas. Los otros incómodos, los otros molestos, los indígenas mexicanos les dan las gracias.
Gracias a los jóvenes mexicanos, los siempre postergados, los inmaduros para exigir, los maduros para ser explotados. Los jóvenes mexicanos, a los que se niega todo raciocinio, a los que se acusa de no tener ideas propias, a los que se les escatiman anhelos auténticos, a los que se supone siempre manipulados, siempre engañados, siempre confundidos. Los jóvenes mexicanos, los siempre tratados como enfermedad molesta pero pasajera, el pecado actual y el arrepentimiento por venir. Los condenados a avergonzarse en la sumisión de mañana de su orgullosa rebeldía de hoy. La carne de presidio, de droga, prostitución, muerte, desencanto. Los jóvenes mexicanos llenando todo lo que dejó vacío el cinismo del Poder, es decir todo, todo. Los jóvenes mexicanos llevando voz e imagen de los otros rebeldes, de los otros eternos subciudadanos, de los otros subseres humanos, de los otros «inmaduros-manipulados-confundidos-engañados», de los otros que hoy les dan las gracias: los indígenas mexicanos.
Gracias a los homosexuales y lesbianas mexicanos, los siempre perseguidos, los siempre obligados a la vergüenza y al escondrijo, los siempre enfermos, los indeseables, el blanco en la mira del fusil de la intolerancia y la hipocresía, la identidad como sinónimo de insulto y descalificación, el «eres puto» como juicio, sentencia y condena. Los homosexuales mexicanos, los «putos» que son menos «putos» de los valientes que pueblan la mentira nacional, la digna lucha por la igualdad en la diferencia. Los homosexuales mexicanos respondiendo a la voz de los otros perseguidos, de los otros ocultados por la vergüenza, de los otros sinónimos de insulto, el «eres un indio» como descalificación histórica e incapacidad cultural, de los otros más indios, es decir más inteligentes que los sabios que pueblan la mentira nacional, de los otros de la digna lucha por la igualdad en la diferencia, de los otros que agradecen la escucha, la voz y el oído, de los otros: los indígenas mexicanos.
Gracias a los presos mexicanos, a los encerrados por el crimen histórico de ser pobres, los apartados de la estúpida normalidad todavía más enferma que quien es decretado anormal, los presos por pensar como piensan o simplemente por pensar en un país donde la inteligencia es un delito, los prisioneros por pensar que la palabra se sigue al pensamiento y que el hacer planta el pensamiento, como se planta una semilla, los presos por creer, por luchar, por tratar de ser mejores junto a otros y no solos, los presos por negarse a ser criminales, es decir, a ser cómplices del crimen de no hacer nada.
Los presos mexicanos rompiendo con letras las paredes de los centros penitenciarios, burlando vigilancias y estúpidos códigos penales. Los presos mexicanos respondiendo, hablando, diciendo «aquí estamos, te escuchamos» a los otros criminales por ser pobres, a los otros transgresores de la ley del olvido y la indiferencia, a los otros anormales que combaten contra la normalidad del racismo y la mentira, a los otros ilegales por pensar, por hablar y por actuar, a los otros criminales de hoy y héroes de mañana, a los otros que se niegan a ser cómplices del crimen de traición a la Patria que cometen los que hoy son gobierno, a los otros presos de la historia: los indígenas mexicanos.
Primero debemos decir que ahora que tenemos los resultados totales, ahora que la Consulta ha terminado, declaramos disueltos el Comité Directivo Promotor, el Comité Organizador de la Consulta Juvenil y la Comisión de Enlace Internacional. Los hombres y mujeres que participaron en ellos son hombres y mujeres cabales que cumplieron con el compromiso al que los invitamos. Su labor ha terminado. Gracias.
La Consulta terminó
Para nosotros no hubo tres consultas, para nosotros hubo una gran Consulta con tres partes. Por eso, hoy que recibimos los resultados de la Consulta Juvenil y la Consulta Internacional y junto a los de la Consulta Nacional, decimos que la Consulta terminó y estamos diciendo nuestra palabra para darles las gracias a todos ustedes. Para nosotros no hay Consulta de primera clase, de segunda o de tercera. Para nosotros vale la palabra del joven de 12 años y del anciano de 86, vale la palabra de los griegos, de los españoles, de los franceses, de los italianos, de los ingleses, de los norteamericanos, de los sudamericanos, de los asiáticos y de los oceánicos.
Todos ustedes lograron vencer muchas dificultades para llegar a este día y dar buenas cuentas a quienes les pedimos su ayuda y su participación en este intento de paz. Al desprecio inicial del gobierno se siguió después el hostigamiento y el sabotaje. Su esfuerzo y el carácter mismo de la Consulta Nacional logró abrir en parte el difícil terreno de los medios de comunicación electrónica.
La Consulta recibió de los medios electrónicos dos tratamientos fundamentales: el ignorarla por un lado y por el otro desvirtuarla (como el caso de TV Azteca). Debemos reconocer que, sin embargo, hubo otros medios electrónicos que informaron con objetividad el carácter de este esfuerzo ciudadano ejemplar y que algunos espacios se abrieron en el principal monopolio televisivo. La reacción del Poder con los medios de comunicación, especialmente los electrónicos, se exhibió nuevamente con relación a la Consulta Nacional. Algunos se dan cuenta de que son arrastrados por el sistema en su caída de falta de credibilidad y carencia de legitimidad y tratan de tomar distancia, otros (como TV Azteca) apuestan a que se recupera todo y ellos suplen a los fariseos de ayer.
Mención especial merecen esos todavía pocos medios impresos y algunos radiofónicos que no dudaron en apoyar un esfuerzo de paz en medio de la guerra ya no tan sorda que se da al interior del grupo gobernante.
Independientemente de este vacío incompleto en los grandes medios de comunicación, los promotores de la Consulta desarrollaron iniciativas de ingenio y creatividad que merecen ser recuperadas para la historia, con minúsculas, de este país, para la historia que cuenta, la que transforma y enriquece. Jóvenes y mujeres principalmente lograron romper el cerco que sobre la sociedad ha tenido el gobierno e iniciaron un diálogo cuyo impacto real se verá en los próximos tiempos.
Ustedes, contra todo, contra todos, levantaron una causa, la causa de la paz y la democracia. Ustedes, con todo que perder y sin nada que ganar, nos levantaron otra vez, no sacaron del olvido de nuevo, nos llevaron hasta ustedes, nos sentaron junto a ustedes y los suyos, nos escucharon, nos hablaron. Ustedes han ganado todo lo más grande que tenemos nosotros. Ustedes se han ganado ya y para siempre que nosotros los llamemos «hermanos».
Y esto es lo más importante que queremos decirles hoy, que queremos demostrarles, que queremos que escuchen a los otros iguales a ustedes que no están aquí pero que están no estando, que queremos que lleven a todos los rincones del país y del mundo. Sólo un par de palabras pequeñas como nosotros, olvidadas como nosotros, despreciadas como nosotros, motivo de burla como nosotros.
¡Gracias, hermanos!
Sin embargo, para nosotros es claro que no han venido de tan lejos sólo para escuchar que les damos las gracias, que este gigantesco y heroico esfuerzo que significó la consulta se puede terminar con el «gracias» que nuestra palabra y nuestro corazón les brindan.
La búsqueda del ser humano
La Consulta Nacional ha hablado, ella ha respondido y, de acuerdo a lo que es un diálogo, toca a nosotros hablar. Quisiéramos, entonces, hablar un poco de los resultados de la Consulta, tanto en la Nacional, como en la Juvenil y la Internacional.
Más de un millón 300 mil seres humanos, en México y el mundo, se tomaron la molestia de responder las preguntas que un grupo armado, clandestino, sin rostro y arrinconado en las montañas del Sureste Mexicano hizo. Un millón 300 mil hombres y mujeres que respondieron no a las preguntas del EZLN sino al esfuerzo de las docenas de miles de organizadores y promotores que los invitaron a dialogar y los convencieron. La cantidad es un triunfo, sorprendió a todos, a nosotros los primeros. El triunfo, el más de un millón 300 mil diálogos es un triunfo, el triunfo de ustedes.
La gran lección, la más importante enseñanza de esta Consulta es que sí podemos organizarnos para hablar y para escuchar, que sin la tutela o el permiso de nadie podemos construir los mecanismos para dialogar. Los resultados de la Consulta responden que sí podemos, que hay decenas de miles de seres humanos dispuestos a trabajar y buscar el camino de un mundo mejor, a un mundo que nadie nos prometa o nos regale, a un mundo que podamos construir nosotros como lo queremos y no como el Poder quiere que sea.
Hemos puesto a temblar al Poder del Dinero. Se ha dado cuenta de que hay algo que no puede comprar ni vender, que la dignidad empieza a organizar su encuentro. Teme el Poder del Dinero porque ese encuentro de dignidades significa su final, su rápido paso a ser parte de una pesadilla por concluir, el término de una etapa histórica regida por la soberbia y la estupidez.
La Consulta fue un ejercicio de soberanía del ser humano sobre sí mismo. La Consulta fue un acto de afirmación frente al gran Poder. La Consulta fue una advertencia al poderoso:
¡No te necesitamos!
La Consulta fue una parte de esa búsqueda inacabable: la búsqueda del ser humano.
Las seis preguntas
También de las respuestas a las 6 preguntas de la Consulta podemos sacar algunos resultados:
Las preguntas 1, 2, 3 y 6 fueron mayoritariamente respondidas con una afirmación. Esto significa que:
a) La base de un programa de lucha está en los 16 puntos. Que estas demandas son las más importantes y que no basta con enunciarlas sino que hay que ir más allá, avanzar no sólo en un plan de lucha que las enarbole, también en un programa alternativo para solucionarlas.
b) La necesidad de un frente amplio en torno a este programa. El sentir mayoritario de esta parte de la sociedad civil que se manifestó en la Consulta está porque las voluntades que buscan algo nuevo y mejor se unan y caminen juntos pero respetando sus diferencias.
c) Las condiciones mínimas necesarias que hagan inútil la lucha armada y permitan la participación civilizada y pacífica de la ciudadanía en la política.
d) El reconocimiento de un hecho: la creciente y destacada participación de mujeres en la lucha por la solución de los grandes problemas nacionales. Nada que se les otorgue o regale a las mujeres, todo lo que se han ganado o se ganan por derecho propio.
Debemos reflexionar sobre los resultados de las preguntas 4 y 5 y responder nosotros. Esto requiere un esfuerzo de diálogo interno y respuesta pública. Así lo haremos.
Además de estas primeras reflexiones sobre los resultados de la Consulta, hay hechos que se desprenden inmediatamente:
Una primera respuesta a la voluntad de paz y democracia, expresada en la Consulta Nacional, ha sido dada ya por el EZLN a través de su delegación al diálogo de San Andrés Sacamch’en de los Pobres. A una nueva iniciativa gubernamental cuyo objetivo era romper definitivamente el diálogo, la delegación del EZLN respondió con una propuesta que destrabó el tema de negociación de las reglas de procedimiento y encarriló el proceso de paz en un nuevo rumbo. A esto ayudaron la labor de la CONAI y la sensibilidad de los legisladores de la Cocopa, que supieron leer en la Consulta lo que la estúpida ceguera del Poder le impedía ver al gobierno: el apoyo nacional a las demandas del EZLN y a su voluntad de una paz nueva, justa y digna.
El EZLN ya dio una primera respuesta al más de un millón de hombres y mujeres de México y del mundo que participaron en cualquiera de las tres etapas de la Consulta por la Paz y la Democracia: la Consulta Nacional, la Consulta Juvenil y la Consulta Internacional. Fue la posición del EZLN la que logró sacar al diálogo de San Andrés de la agonía en la que lo tenía la delegación gubernamental.
Con esta primera respuesta a la sociedad civil nacional e internacional, el EZLN logró superar la necedad de los grises y mediocres hombrecitos del gobierno, de esos burócratas de la muerte negociada, de esos renegados de la dignidad, de esos asalariados de la traición, hechos a imagen y semejanza de su patrón, y cuya única diversión era humillar indígenas burlándose de su forma de hablar, de su vestir, de su lucha, de su ser indios. Empeñados ellos en hacer fracasar el proceso de paz y preocupados sólo por mantener sus sueldos y comisiones, fueron superados por la gran movilización nacional e internacional que significó la Consulta, que los sacudió y que los hizo aceptar lo que decían que no aceptarían nunca: un diálogo con bases de respeto y seriedad.
Agotado el diálogo de San Andrés, encontró nueva vida no en la voluntad del gobierno sino en la voz de centenares de miles de hombres y mujeres que le exigieron al poderoso y a sus burócratas serviles que cambiaran su actitud en la mesa.
El amanecer de San Andrés Sacamch’en de Los Pobres fue posible por la Consulta.
Sin embargo, esta primera respuesta no basta. Sigue pendiente la pregunta que el más de un millón 300 mil seres humanos prendieron en una esquina de su boleta de opinión. Sigue pendiente la respuesta a la séptima pregunta:
Y después de la Consulta, qué
Para empezar a responderla debemos tener en cuenta:
Un balance rápido sobre lo que ha sido este año de 1995 en lo referente al zapatismo, a la situación nacional y a la situación internacional.
En lo que se refiere al zapatismo, podemos decir lo siguiente:
Etapa 1. Caracterizada por la transición y la ofensiva militar del gobierno. Haciendo a un lado el hecho de que se encontraba ya dialogando con el EZLN, el supremo gobierno concretó su traición el día 9 de febrero de 1995 con los torpes argumentos de supuestos preparativos guerreros del EZLN, el supuesto desenmascaramiento de los supuestos jefes zapatistas, y la supuesta aplicación de una supuesta legalidad de un supuesto gobierno. Tratando de cubrir la falta de legitimidad de su acción con un tenue baño de legalidad, el mal gobierno puso al país entero al borde de la guerra civil. Al contrario de lo que suponía y esperaba, el gobierno tuvo que enfrentar una inmediata y masiva movilización social de repudio. Durante los primeros días de la ofensiva pudo llevar adelante su estrategia de destrucción y persecución de civiles acusados de zapatistas. Para esto contó con el apoyo de los medios electrónicos de comunicación y con sus asalariados en la prensa escrita. La llamada «doctrina Iruegas», la estrategia de suplir legitimidad con legalidad, fracasó. Una acción ilegítima no puede ganar consenso en una legalidad impuesta. Las protestas populares, en México y en el mundo, que superaron con mucho a las de enero de 1994, lograron detener la maquinaria de muerte que se había echado a andar. Una comisión de legisladores, la llamada Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), pudo darse cuenta de que esa acción torpe llevaba a la nación a una caída sin fin y presentó la ley del 6 de marzo de 1995 que permitía una salida legal a la estupidez legal que había atropellado a la legitimidad.
Etapa 2. Con la base de la Ley del 6 de marzo de 1995, el gobierno reintentó tomar el rumbo del diálogo y la negociación. El Poder Legislativo, la Ley del 6 de marzo y la Cocopa, abrieron la esperanza de que las cosas volverían a su cauce. Pero la «doctrina Iruegas» seguía asesorando al Ejecutivo y la indefinición en la política gubernamental respecto a Chiapas terminó por desplazar a EMB. Un destacado personaje de la política, opositor al régimen y comprometido en la lucha pacífica por la democracia interpuso sus buenos oficios y logró el llamado «Encuentro de San Miguel» el día 9 de abril de 1995. Sin la intervención de esta persona, el inicio del diálogo y la negociación hubiera sido imposible. Mientras tanto, la sociedad civil pasó a tomar nuevas iniciativas que amarraran la frágil paz que la nueva ley permitía. Se instalaron los primeros Campamentos de Paz y fue posible la realización del encuentro en el ejido de San Miguel, municipio de Francisco Gómez, Chiapas.
Etapa 3. Los acuerdos tomados en San Miguel fueron rápidamente traicionados por el gobierno apenas diez días después de haber sido pactados. La vocación racista del Ejecutivo federal pudo manifestarse con claridad en el llamado «San Andrés I». La movilización indígena que buscaba proteger a los suyos de una nueva traición, fue despreciada por la delegación gubernamental que se negó a dialogar rodeada de indios. Un personaje representativo de la estupidez gubernamental distribuyó un video plagado de mentiras y arrastró a los medios de comunicación en la mentira. Poco duró el engaño, pero la torpeza del Ejecutivo tendría después muchas oportunidades de manifestarse en la gris delegación que envió al diálogo de San Andrés. Compuesta por renegados e hipócritas, la delegación gubernamental no hizo sino tratar de humillar a los delegados zapatistas. Las distintas concepciones sobres distensión sólo ocultaban una diferencia fundamental sobre lo que debería ser el diálogo: una humillación, como la pretendía imponer la delegación gubernamental, o una negociación seria como pretendía el EZLN. Hechas a un lado las medidas de distensión, la discusión de las Reglas de Procedimiento fue la nueva oportunidad del gobierno para hacer fracasar el diálogo.
Etapa 4. La Consulta por la Paz y la Democracia encontró nuevamente en la Cocopa oídos receptivos y su iniciativa, junto a la madura sensatez de la delegación zapatista, llevaron a buen término el encuentro de San Andrés VI y se pudo entrar ya a la etapa en la que nos encontramos.
Análisis de la situación nacional e internacional
Pero la ineptitud gubernamental no sólo se manifiesta en el diálogo de San Andrés. La situación nacional refleja una crisis aguda en todos los aspectos de la vida de la Nación. La crisis económica puede resumirse en la ecuación de que, hoy, los ricos son menos pero más ricos, y los pobres son más y más pobres. Este es el grito final de la continuación de una política económica cuyo único objetivo es rendir tributo al capital financiero internacional. La crisis social se manifiesta en el aumento de la delincuencia en la misma proporción que aumenta la corrupción en los cuerpos de seguridad pública, el tejido social se rompe por el impacto de la crisis económica y por falta de salidas políticas. La crisis política (moral y ética) arrastra a los partidos y cunde la desconfianza y el escepticismo. La crisis cultural (los medios de comunicación).
En el grupo en el Poder se rompen todas las reglas. Hay un proceso de reacomodo que busca inútilmente la sobrevivencia.
Los crímenes por venir serán su desenlace. Cualquiera que sea el resultado no nos incluye, como no sea como víctima. Ninguna de las facciones en pugna piensan en la Nación, buscan su bienestar y su supervivencia. El ciudadano común y corriente no existe en el mejor de los casos y en el peor es eliminable. Para el Poder y sus luchas internas todos somos prescindibles, no importa que seamos ciudadanos comunes, cardenales, candidatos a la presidencia de la República, secretarios de partidos políticos o magistrados. Sigue imponiéndose la política del abandono de toda voluntad soberana, la entrega de la Nación a los mercados financieros internacionales. Petróleo y soberanía, antes sinónimos en la historia de este país, hoy, en la política gubernamental, son excluyentes.
En las luchas populares se forman los núcleos de resistencia aislados y en búsqueda de un enlace. Chiapas, Guerrero, Tabasco, Ruta-100, los excluídos de la UNAM, el Barzón, son sólo ejemplos de un amplio movimiento de resistencia popular que permanece aún disperso pero dispuesto a coordinarse sin lograrlo todavía.
El desconcierto, la desconfianza y el rencor en las mayorías, en eso que se llama pueblo mexicano, son las constantes. La esperanza es aún pequeña, pero permanece.
Frente al caos hecho gobierno surgen «alternativas» de poder: la dirigencia del PAN, a cuyos apologistas hay que recordarles las declaraciones de su presidente en el sentido de que está a favor de una «fuerza militar multinacional» que intervenga en México; el imposible «centro» político que busca la dirigencia del PRD, declarando sin ambages la suplantación de «lucha legal» por «lucha pactada», que no es sino una elegante forma de decir «tranzada»; el PRI reformado que ofrecen los políticos de ayer como opción a la ineptitud de los tecnócratas; los ensayos de autogobierno o de nuevas formas de lo que se llama «gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo», es decir, democracia: 1985, 1988, Alianza Cívica, el auge de las ONG, el EZLN, Tepoztlán, El Barzón, el sindicato de Ruta 100, la resistencia civil en Tabasco, el movimiento de excluidos de la UNAM.
En el panorama internacional, el caos es ya la forma que distingue al nuevo orden mundial.
La cuarta guerra mundial se libra ya por los mercados financieros: la Unidad Europea, Japón, América del Norte, tres grandes potencias beligerantes que no son nacionales sino que representan sólo capitales financieros. Los modernos ejércitos están formados por especialistas en informática y en economía, los nuevos campos de batalla están en las bolsas de valores.
El proceso de globalización y su antítesis real, la pulverización de los estados nacionales, es el futuro que se ofrece al mundo entero.
La guerra sigue su viaje lógica de recurso de reparto y posesión, la división entre países es ahora suplantada por la división entre partes de un país. El Estado nacional enfrentado a sí mismo. El nuevo enemigo de esta nueva guerra somos nosotros mismos.
El neoliberalismo, como teoría del caos moderno, de la destrucción de la humanidad, es el heredero ideológico del nazismo y el fundamento teórico de las guerras por la «pureza étnica» y la intolerancia. El neoliberalismo es la teoría de la guerra moderna. Su objetivo es, como en toda guerra, la destrucción de su enemigo: la humanidad física y moral.
Sin embargo, en medio de todo esto, se aprecia el reencuentro de la izquierda mundial con su bandera original: el ser humano. Apenas cintilando levemente, pero ya con brillo propio, los que se creían derrotados encuentran que su labor no ha finalizado, que falta por hacer, que la historia no ha terminado…
¿Qué sigue?
Es sencillo responder a esta pregunta. En lo nacional, lo que sigue es reconstruir la patria que hoy se derrumba. En los internacionales, reconstruir al ser humano que hoy es destruido sistemáticamente. En suma, lo que sigue es luchar y vencer.
Esta es nuestra respuesta a la pregunta «¿Y después de la consulta qué?» Los invitamos a responder juntos. Ya no más el pedirles trabajo y el aquí esperamos. Ahora, hacer realidad el «nosotros» que les ofrecemos.
A nivel Nacional…
El siguiente paso es organizar una gran mesa de diálogo nacional en donde están las principales fuerzas políticas y sociales de oposición que no sean los partidos políticos. Ellos, los grandes señores de la política, la élite que decide o cree decidir los destinos de la nación, piensan que el resto de los mexicanos no merecen un lugar junto a ellos.
Pero el tránsito a la democracia no saldrá de esa inexistente mesa de diálogo, saldrá de donde tiene que salir, de la voluntad de los mexicanos de abajo, del pueblo.
Es decir, vamos a dejar que el gobierno y los partidos políticos hagan su diálogo y su acuerdo político para la reforma electoral y esas cosas, pero nosotros vamos a seguir insistiendo en el diálogo con la gente, con el pueblo, en la búsqueda de formas nuevas de organización que no sean como las organizaciones políticas de viejo tipo.
Esto pensamos nosotros: una mesa nacional de diálogo entre todos los que no tienen voz, una gran mesa de diálogo nacional que busque llegar a una unidad de los que luchan en verdad por la liberación nacional.
Lo que nosotros queremos es que nos escuche el pueblo de México y no el gobierno. A quien nosotros queremos escuchar es al pueblo de México y no al gobierno. Del pueblo de México esperamos ponernos de acuerdo para cambiar juntos en el tránsito a la democracia. Del gobierno sólo podemos esperar la mentira, la traición y el engaño. La libertad, la democracia y la justicia sólo la podemos construir nosotros, nadie nos la va a regalar.
Esta es nuestra respuesta a la pregunta de «¿Y después de la consulta qué?
Hay un nuevo paso que tenemos que dar juntos: construir la gran mesa de diálogo nacional nosotros, sin el gobierno. Nuestra idea de diálogo nacional no es la de sentarnos con los grandes señorones de la política nacional, sino sentarnos con la sociedad civil. Esto es lo que queremos decirle a la Cocopa para que este sea el «formato» de participación del EZLN en el diálogo nacional. Lo que nosotros queremos es un «foro especial» con nuestros invitados y nuestro temario. Esta gran mesa de diálogo nacional entre el EZLN y la sociedad civil es la que pediremos que la Cocopa apoye, como su aportación al proceso de paz.
Si la Cocopa le ofrece al EZLN que participe en el diálogo nacional «para la reforma del Estado», y está buscando la forma, pues entonces nosotros vamos a decirle que la forma que queremos es ésta del diálogo con la sociedad civil, una mesa donde estén el EZLN y otras fuerzas independientes como ONG, Ruta 100, Barzón, ciudadanos individuales, organizaciones sociales, organizaciones políticas sin registro, etcétera.
Queremos proponerle a la Cocopa que ellos sean el enlace de este gran Diálogo Nacional con la mesa para la reforma del Estado. Queremos que sean ellos los que se sienten con los partidos políticos y el gobierno y les presenten los resultados de este Diálogo Nacional. Queremos pedirles también que se comprometan a presentar en el Congreso de la Unión las propuestas que resulten de este Diálogo Nacional. Queremos proponerles que participen más activamente en el proceso de paz con democracia no sólo en Chiapas, sino en todo México. Si los ciudadanos tienen un lugar donde pueden expresarse y ser escuchados no tendrán por qué recurrir al argumento de las armas para hacerse oír. La Cocopa tiene la oportunidad histórica de convertirse en un actor importante en la transición a la democracia. Toca a ellos responder y reafirmar la independencia del Poder Legislativo respecto del Ejecutivo.
Si la Cocopa acepta pues bien, y si no pues ni modo, como quiera veremos la forma de hacerlo, de llevar la voz de la sociedad civil a los altos foros de la política nacional.
Pero no es todo, los invitamos a empezar a trabajar ya en esta nueva etapa del Diálogo Nacional. Los invitamos a trabajar ya en una nueva relación entre el EZLN y la Sociedad Civil. Los invitamos a:
1. Formar Comités Civiles de Diálogo locales, municipales, regionales, estatales.
2. El objetivo es desembocar en la Mesa Civil del Diálogo Nacional.
3. Los temas serían:
a). El proyecto de Nación con base en un programa de lucha y al reconocimiento de la participación equitativa de la mujer: los 16 puntos.
b). El proyecto del Frente Nacional Opositor.
c). Nuevas relaciones políticas entre organizaciones, gobierno y ciudadanos y una nueva relación de la Nación con los indígenas.
d). La creación de una nueva fuerza política independiente con base en el EZLN.
4. Características: no partidarios, no condicionados, no comprometidos orgánicamente pero sí con una causa: la reconstrucción del país. Abiertos, civiles, no clandestinos, no ilegales, amparados en la Constitución.
5. Oficinas de Registro: Central en el EZLN y con filiales acreditadas en todo el país.
6. Nuevos Aguascalientes. Queremos invitar a la sociedad civil a que empecemos a trabajar juntos los civiles indígenas zapatistas y los civiles de las ciudades (ONG, etcétera). Las bases de apoyo zapatistas han creado los «centros de resistencia zapatista», es decir, poblados o comunidades que siguen con la resistencia, sin aceptar nada del gobierno. Estas poblaciones son nuestras banderas, son nuestros símbolos de resistencia zapatista.
Los invitamos a hacer muchos Aguascalientes como respuesta a la destrucción del Aguascalientes de Guadalupe Tepeyac, y que esos Aguascalientes estén en los centros de resistencia. Queremos decirle a la sociedad civil: «vamos a hacer muchos Aguascalientes y necesitamos que tú nos ayudes. Vamos a tener centros de resistencia y ahí queremos que tú (sociedad civil) y yo (EZLN) hagamos algo juntos por el bienestar de los indígenas: que pongamos un buen hospital que no sea del gobierno, con medicinas, doctores, equipos, etcétera, con escuelas y talleres de capacitación, con juegos infantiles y talleres y escuelas para mujeres, con su cine y su teatro, sus juegos deportivos y todo. Pero sin nada del gobierno. Así haremos juntos un lugar donde el pueblo mande, donde se vea que no necesitamos al gobierno, donde se vea que el pueblo mexicano puede dialogar y hacer acuerdos. Donde podamos construir la paz con justicia y dignidad entre nosotros, sin el gobierno y sus ejércitos y policías.
Queremos demostrar que el pueblo puede valerse por sí mismo sin ayuda del gobierno y queremos que nos ayuden a tener plantada la bandera del zapatismo, la bandera de la dignidad zapatista en muchas partes. Si el gobierno quiere atacarnos tendrán que destruir no un Aguascalientes sino muchos, tendrán que destruir escuelas, bibliotecas, hospitales, juegos infantiles, teatros, cines, salones de baile, y tendrán que mostrar al mundo su verdadera cara: la de asesinos de todo lo que signifique humanidad.
Estas son nuestras 6 propuestas de trabajo a sus 6 respuestas a las 6 preguntas que les hicimos…
A nivel internacional…
Realizar una reunión intercontinental de todas las fuerzas que luchan por la humanidad, es decir, contra el neoliberalismo.
Hermanos:
Desde el 1o. de enero de 1994 hemos hablado y hemos escuchado. Participamos desde entonces en un diálogo para el que no estábamos preparados y que no habíamos soñado siquiera: el diálogo con hombres y mujeres que, sin armas y con rostro, luchan por la misma bandera que nos cobija: la bandera del águila devorando una serpiente, la bandera del blanco al que flanquean el verde y el rojo, la bandera que en su centro declara sin rubor nuestras raíces indígenas, la bandera que debe ser continuamente rescatada del secuestro al que la someten el grupo de criminales que habitan el Palacio Nacional, la bandera que nos hace hermanos, la bandera mexicana.
No olvidaremos lo que nos hizo nacer, lo que nos ha puesto en donde estamos.
Nosotros los insurgentes tenemos una herencia histórica que nos dieron los transgresores de la ley de ayer, los delincuentes del pasado, los perseguidos de antes, los Hidalgo, los Morelos, los Allende, los Pípila, las Ortiz de Domínguez, los Narciso Mendoza, los Guerrero, los Mina, los Galeana, los Guadalupe, los Francisco Villa, los Emiliano Zapata. Nosotros los insurgentes, los herederos de Madera, de Arturo Gámiz y de la generación de la dignidad de los movimientos políticos-militares de los 70 y 80, tenemos el derecho a un futuro sin escondrijo y vergüenzas.
Nosotros los insurgentes tenemos en el cumplimiento del deber el único pago.
Nosotros los insurgentes somos también ustedes. Ustedes y nosotros, los insurgentes de hoy, debemos reconocer el gran río subterráneo que nos comunicó y enlazó en todo este tiempo: la Patria.
Nosotros y ustedes, los insurgentes, tenemos una causa, nuestro movimiento es un movimiento que es legítimo porque legítima es la causa que en nuestras manos se hace bandera: la causa de la democracia, la libertad y la justicia.
La causa de los insurgentes, la causa del «para todos todo, nada para nosotros».
Nosotros y ustedes, los insurgentes, somos perseguidos como delincuentes por una legalidad falsa e hipócrita, la legalidad que imponen, con la fuerza de la estupidez, aquellos que con sangre y lodo manchan la dignidad nacional: los del mal gobierno.
El futuro que ellos nos ofrecen es el del apátrida, del renegado, del eunuco, de la repetición estéril, de la sin razón. Ofrecen la democracia del olvido, la libertad para el dinero y el crimen, la justicia como impunidad, como posesión exclusiva del poder.
El gobierno miente tanto que por instantes parece comportarse de acuerdo a la mentira que difunde. Pero a veces el gobierno debe recordar que la Nación no está formada sólo por la serpiente del poder, sino por algunos más. Y resulta que esos algunos más, nosotros, hemos debido aprender a gobernarnos a nosotros mismos.
Como hace 185 años en Dolores, como hace 85 años en el centro del país como hace 30 años en Madera, como hace 27 años en el movimiento estudiantil, como hace 10 años en el terremoto que sacudió la ciudad de México, septiembre es el tiempo de que hable la Patria, la nuestra. En Tepoztlán, en Tabasco, en Ruta 100, en Chiapas, en la Ciudad Universitaria, en el movimiento de El Barzón contra la usura, en el despertar indígena nacional, en todos los rincones del país, la Patria vive.
Hoy, como entonces, el Poder no escucha. Hoy el Poder no dialoga, monologa. El Poder no negocia, transa. El Poder no cumple compromisos, engaña. El Poder no tiene palabra, traiciona. El Poder no vive, mata.
Ellos no son ya gobierno. Podrán seguir pensando que lo son, y que se recuperan de la crisis política y que todo vuelve a ser como antes. Pero ya han sido derrocados, el vacío de poder debe ser llenado con una nueva alternativa de su ejercicio.
El país ha sido destruido, debemos reconstruirlo. Nosotros. Construyamos, nosotros, la paz que se niega a construir el poderoso.
Debemos prescindir del gobierno, construir nosotros lo que nos fue robado primero, destruido después, y cuyos escombros hoy están en venta. Reconstruir la Patria.
En el momento en que el gobierno interfiera, debe ser enfrentado, pero con una nueva propuesta.
El diálogo debe ser entre nosotros, de este enfrentarnos con nosotros mismos puede salir una nueva propuesta de Nación. Un proyecto histórico para el país, el rescate y la reconstrucción de la Patria. Ya no más la que ellos quieran ofrecernos, o imponernos, ahora la que queremos, la que necesitamos, la única posible, la única digna, la Patria donde democracia, libertad y justicia sean comunes y equitativas.
Esto es lo que sigue: el Diálogo Nacional entre todas las fuerzas patrióticas para discutir y llevar adelante un nuevo proyecto histórico de Nación, el diálogo para encontrar, juntos, el camino a la democracia, la libertad y la justicia, el camino a la Patria, el camino a México.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General
del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Septiembre de 1995.
P.D. Que da lecciones de táctica y estrategia.
Una madrugada septembrina de lodo y lluvia nos sorprendió aquel año en que el otro terremoto derrumbaba la apatía y el encerrarse en sí mismo de un país entonces llamado México. El Viejo Antonio avivó el fuego de la champita en la que nos refugiamos. Intentar secarnos era inútil, el Viejo Antonio lo sabía. Al secarse, el lodo se volvía tierra rasposa que hería la piel y los recuerdos. El Viejo Antonio pensaba, como yo, no en el lodo que se emplastaba hasta en el cabello, sino en ahuyentar a los chaquistes y zancudos que festinaban nuestra húmeda llegada. A la ceremonia del fuego siguió la del tabaco y, entre el humo de uno y de otro iniciamos una plática sobre la guerra de independencia. El Viejo Antonio escuchaba y asentía con la mirada cuando mis palabras traían a Hidalgo, a Morelos, a Guerrero, a Mina, al Pipila, a los Galeana. Yo no repetía una historia aprendida ni recitaba una lección, trataba de reconstruir la soledad de esos hombres y mujeres y su empeño en seguir adelante no obstante la persecución y la calumnia que sufrían. No terminó, cuando platicaba la larga resistencia de la guerrilla de Vicente Guerrero en las montañas mexicanas el Viejo Antonio me interrumpió con un carraspeo de ésos con los que él anunciaba que una nueva maravilla se llegaba a sus labios, como se llegaba el calorcillo de la pipa humeante.
Eso me recuerda algo dijo el Viejo Antonio mientras soplaba para avivar el fuego y los recuerdos. Así, entre insurgentes pasados y presentes, entre el encuentro de humo y fuego, el Viejo Antonio descargó, como quien se libra de un pesado pero valioso bulto, palabras que contaban…
La historia de la espada, el árbol, la piedra y el agua
Mordisquea la pipa el Viejo Antonio. Mordisquea las palabras y les da forma y sentido. Habla el Viejo Antonio, la lluvia se detiene a escuchar y el agua y la oscuridad dan un reposo.
«Nuestros más grandes abuelos tuvieron que enfrentar al extranjero que vino a conquistar estas tierras. Vino el extranjero a ponernos otro modo, otra palabra, otra creencia, otro dios y otra justicia. Era su justicia sólo para tener él y despojarnos a nosotros. Era su dios el oro. Era su creencia su superioridad. Era su palabra la mentira. Era su modo la crueldad. Los nuestros, los más grandes guerreros se enfrentaron a ellos, grandes peleas hubo entre los naturales de estas tierras para defender la tierra de la mano del extranjero. Pero grande era también la fuerza que traía la mano extraña. Grandes y buenos guerreros cayeron peleando y murieron. Las batallas seguían, pocos eran ya los guerreros y las mujeres y los niños tomaban las armas de los que caían.
Se reunieron entonces los más sabios de los abuelos y se contaron la historia de la espada, del árbol, de la piedra y el agua. Se contaron que en los tiempos más viejos y allá en las montañas se reunieron las cosas que los hombres tenían para trabajarse y defenderse. Andaban los dioses como era su modo de por sí, o sea que dormidos se estaban porque muy haraganes eran entonces los dioses que no eran los dioses más grandes, los que nacieron el mundo, los primeros. Estaban el hombre y la mujer gastándose en el cuerpo y creciendo en el corazón en un rincón de la madrugada. Silencio se estaba la noche. Callada se estaba porque ya sabía que muy poco le quedaba. Entonces habló la espada.
Una espada así se interrumpe el Viejo Antonio y empuña un gran machete de dos filos. La luz del fuego arranca algunos destellos, un instante apenas, a la sombra luego. Sigue el Viejo Antonio:
«Entonces habló la espada y dijo:
Yo soy la más fuerte y puedo destruirlos a todos. Mi filo corta y doy poder al que me toma y muerte al que me enfrenta
¡Mentira! dijo el árbol. Yo soy el más fuerte, he resistido el viento y la más feroz tormenta.
Se pelearon la espada y el árbol. Fuerte y duro se puso el árbol y enfrentó a la espada. La espada golpeó y golpeó hasta que fue cortando el tronco y derribó al árbol.
Yo soy la más fuerte volvió a decir la espada.
¡Mentira! dijo la piedra. Yo soy la más fuerte porque soy dura y antigua, soy pesada y llena.
Y se pelearon la espada y la piedra. Dura y firme se puso la piedra y enfrentó a la espada. La espada golpeó y golpeó y no pudo destruir a la piedra pero la partió en muchos pedazos. La espada quedó sin filo y la piedra muy pedaceada.
¡Es un empate! dijeron la espada y la piedra y se lloraron los dos de lo inútil de su pelea.
Mientras, estaba el agua del arroyo nomás mirando la pelea y nada decía. La miró la espada y dijo:
Tú eres la más débil de todos! Nada puedes hacer a nadie. Yo soy más fuerte que tú! y se lanzó la espada con grande fuerza contra el agua del arroyo. Un gran escándalo y un ruidero se hizo, se espantaron los peces y el agua no resistió el golpe de la espada.
Poco a poco, sin decir nada, el agua volvió a tomar su forma, a envolver la espada. y a seguir su camino al río que la llevaría al agua grande que hicieron los dioses para curarse la sed que les daba.
Pasó el tiempo y la espada en el agua se empezó a hacer vieja y oxidada, perdió el filo y los pescados se le acercaban sin miedo y se burlaban de ella. Con pena se retiró la espada del agua del arroyo. Sin filo ya y derrotada se quejó: Soy más fuerte que ella, pero no le puedo hacer daño y ella a mí, sin pelear, me ha vencido!
Se pasó la madrugada y vino el sol a levantar al hombre y a la mujer que se habían cansado juntos para hacerse nuevos. Encontraron el hombre y la mujer a la espada en un rincón oscuro, a la piedra echa pedacera, al árbol caído y al agua del arroyo cantando…»Acabaron los abuelos de contarse la historia de la espada, el árbol, la piedra y el agua y se dijeron:»Hay veces que debemos pelear como si fuéramos espada frente al animal, hay veces que tenemos que pelear como árbol frente a la tormenta, hay veces que tenemos que pelear como piedras frente al tiempo. Pero hay veces que tenemos que pelear como el agua frente a la espada, al árbol y la piedra. Esta es la hora de hacernos agua y seguir nuestro camino hasta el río que nos lleve al agua grande donde curan su sed los grandes dioses, los que nacieron el mundo, los primeros».
Así hicieron nuestros abuelos dice el viejo Antonio. Resistieron como el agua resiste los golpes más fieros. Llegó el extranjero con su fuerza, espantó a los débiles, creyó que ganó y al tiempo se fue haciendo viejo y oxidado. Terminó el extraño en un rincón lleno de pena y sin entender por qué, si ganó, estaba perdido.
El viejo Antonio vuelve a encender la pipa y la leña del fogón y agrega:
Así fue como nuestros más grandes y sabios abuelos ganaron la gran guerra al extranjero. El extraño se fue. Nosotros aquí estamos, como el agua del arroyo seguimos caminando al río que habrá de llevarnos al agua grande donde se curan la sed los más grandes dioses, los que nacieron el mundo, los primeros…
Se fue la madrugada y con ella el viejo Antonio. Yo seguí el camino del sol, a occidente, bordeando un arroyo que serpenteaba hasta el río. Frente al espejo, entre el sol del amanecer y el sol del atardecer está la tierna caricia del sol de medianoche. Un alivio que es herida. Un agua que es sed. Un encuentro que sigue siendo búsqueda…
Como la espada del cuento del viejo Antonio, la ofensiva gubernamental de febrero entró sin ninguna dificultad en tierras zapatistas. Poderosa, deslumbrante, con hermosa empuñadura la espada del Poder golpeó el territorio zapatista. Como la espada del cuento del viejo Antonio, hizo gran ruido y escándalo, como ella, espantó a algunos peces. Como en el cuento del viejo Antonio, su golpe fue grande, fuerte… e inútil. Como la espada del cuento del viejo Antonio, sigue en el agua, se oxida y envejece. ¿El agua? Sigue su camino, envuelve a la espada y, sin hacerle caso, se llega hasta el río que habrá de llevarla hasta el agua grande donde se curan la sed los más grandes dioses, los que nacieron el mundo, los primeros…
Vale de nuevo. Salud y que el agua alivie y sacie.
El Sup navegando arroyo abajo.
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