28 de agosto de 1995
A los hombres y mujeres en solidaridad con Chiapas, México, reunidos en Brescia, Italia:
A los pueblos del mundo:
Hermanos:
A nombre de todos los hombres, mujeres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional los saludo y les expreso nuestro deseo de que los resultados de este encuentro sean buenos.
Sabemos ya que tenemos hermanos y hermanas en otros países y continentes.
Nos hermana un orden mundial que destruye naciones y culturas. El gran criminal internacional, el dinero, hoy tiene un nombre que refleja la incapacidad del poder para crear cosas nuevas. Una nueva guerra mundial se sufre hoy. Es una guerra en contra de todos los pueblos, del ser humano, de la cultura, de la historia. Es una guerra encabezada por un puñado de centros financieros sin patria y sin vergüenza, una guerra internacional: el dinero versus la humanidad. «Neoliberalismo» llaman ahora a esta internacional del terror. El nuevo orden económico internacional ha provocado ya más muerte y destrucción que las grandes guerras mundiales. Más pobres y más muertos nos hicimos hermanos.
Nos hermana la insatisfacción, la rebeldía, las ganas de hacer algo, la inconformidad. La historia que escribe el Poder nos enseñó que habíamos perdido, que el cinismo y la ganancia eran virtudes, que la honestidad y el sacrificio eran estúpidos, que el individualismo era el nuevo dios, que la esperanza era devaluada moneda, sin cotización en los mercados internacionales, sin poder de compra, sin esperanza. No aprendimos la lección. Fuimos malos alumnos. No creímos lo que el Poder enseñaba. Nos fuimos de pinta cuando en clase enseñaban conformismo e idiotez. Reprobamos en modernidad. Condiscípulos en rebelión, nos encontramos y nos descubrimos hermanos.
Nos hermana la imaginación, la creación, el mañana. En el pasado no sólo vimos derrota, también encontramos deseo de justicia y sueños de ser mejores. Dejamos el escepticismo colgado del perchero del gran capital y descubrimos que podíamos creer, que valía la pena creer, que debíamos creer… en nosotros mismos.
Aprendimos que las soledades que se suman pueden ser no una gran soledad, sino un colectivo que se encuentra y hermana por encima de nacionalidades, de idiomas, de culturas, de razas, de sexos.
Nosotros, los zapatistas, seguimos en las montañas del Sureste mexicano, seguimos cercados, seguimos perseguidos, seguimos con la muerte pendiente de cada movimiento, de cada respiro, de cada paso. El gobierno sigue en su palacio, sigue cercando, sigue persiguiendo, sigue ofreciendo la muerte y la miseria, sigue mintiendo.
Más de un millón de mexicanos se han manifestado en un ejercicio democrático sin precedentes en México de acuerdo con nuestras principales demandas. Muchos hermanos en el extranjero lo han ratificado. El gobierno sigue sordo. Decenas de miles de hombres y mujeres se movilizaron para apoyar la CONSULTA NACIONAL POR LA PAZ Y LA DEMOCRACIA. El gobierno sigue ciego. El hambre y las enfermedades ahogan a comunidades enteras. El ejército federal aumenta sus acciones militares y los preparativos para el asesinato. Los partidos políticos se niegan a reconocerle ciudadanía a los indígenas. Los medios de comunicación se hacen cómplices de la mentira y del silencio. La desesperación y el rencor se convierten en patrimonio nacional. Somos ignorados, menospreciados, olvidados.
Como es evidente, el triunfo está más cerca que nunca. Nos estamos preparando ya para formar los Grupos Solidarios con la lucha de sus respectivos países de ustedes. Tengan la seguridad de que los apoyaremos hasta el final (que no es necesariamente el triunfo) y que no los abandonaremos. Ustedes no deben desanimarse por las dificultades y deben resistir. Deben seguir adelante y saber que, en las montañas del Sureste mexicano, hay un corazón colectivo que está con ustedes y que los apoya. No se sientan solos o aislados. Nosotros seguimos pendientes de ustedes y no los olvidamos.
Vale. Salud y no olvidéis que las flores, como las esperanzas, se cultivan.
Desde las montañas del Sureste mexicano
Subcomandante Insurgente Marcos
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