7 de agosto de 1995
A los hombres y mujeres en solidaridad con Chiapas, México, reunidos en Brescia, Italia:
A los pueblos del mundo:
Hermanos:
Os escribe Don Durito de La Lacandona, caballero andante, desfacedor de entuertos, inquieto sueño de las féminas, aspiración de los varones, último y más grande ejemplar de esa raza que engrandeció a la humanidad con tan colosales y desinteresadas hazañas, escarabajo y guerrero de la luna.
He ordenado a mi leal escudero, a ése a quien vosotros llamáis «SupMarcos», que os mande un saludo por escrito con todos los requisitos que exige la diplomacia de hoy día, excluyendo las fuerzas de intervención rápida, los programas económicos y la fuga de capitales.
Sin embargo, yo he querido escribiros algunas líneas con el único fin de contribuir a engrandecer vuestro espíritu y abundar en vuestras mentes los buenos y nobles pensamientos. Por eso os mando el siguiente relato que, es seguro, está pleno de ricas y variadas enseñanzas. El cuento forma parte de la colección «Cuentos para una noche de asfixia» (de improbable publicación próxima) y se llama:
La historia del ratoncito y el gatito
Había una vez un ratoncito que tenía mucha hambre y quería comer un quesito que estaba en la cocinita de la casita. Y entonces el ratoncito se fue muy decidido a la cocinita para agarrar el quesito, pero resulta que se le atravesó un gatito y el ratoncito se espantó mucho y se corrió y ya no pudo ir por el quesito a la cocinita. Entonces estaba el ratoncito pensando en cómo hacer para ir por el quesito a la cocinita y pensó y dijo:
– Ya sé, voy a poner un platito con lechita y entonces el gatito se va a poner a tomar la lechita porque a los gatitos les gusta mucho la lechita. Y entonces, cuando el gatito esté tomando su lechita y no se dé cuenta, yo voy a ir a la cocinita para agarrar el quesito y me lo voy a comer. Muuuy buena idea -dijo el mismo ratoncito.
Y entonces se fue para buscar la lechita pero resulta que la lechita estaba en la cocinita y, cuando el ratoncito quiso ir a la cocinita, se le atravesó el gatito y el ratoncito se espantó mucho y se corrió y ya no pudo ir por la lechita. Entonces estaba el ratoncito pensando en cómo hacer para ir por la lechita a la cocinita y pensó y dijo:
– Ya sé, voy a aventar un pescadito muy lejos y entonces el gatito se va a correr para ir a comer el pescadito, porque a los gatitos les gusta mucho el pescadito. Y entonces, cuando el gatito esté comiendo su pescadito y no se dé cuenta, yo voy a ir a la cocinita para agarrar la lechita para poner en un platito y entonces, cuando el gatito esté tornando su lechita y no se dé cuenta, yo voy a ir a la cocinita para agarrar el quesito y me lo voy a comer. Muuuy buena idea -dijo el mismo ratoncito.
Y entonces se fue a buscar el pescadito pero resulta que el pescadito estaba en la cocinita y, cuando el ratoncito quiso ir a la cocinita, se le atravesó el gatito y el ratoncito se espantó mucho y se corrió y ya no pudo ir por el pescadito.
Y entonces el ratoncito vio que el quesito que quería, la lechita y el pescadito, todo estaba en la cocinita y no podía llegar porque el gatito se lo impedía. Y entonces el ratoncito dijo «¡Ya basta!» y agarró una ametralladora y acribilló al gatito y fue a la cocinita y vio que el pescadito, la lechita y el quesito ya se habían echado a perder y ya no se podían comer y entonces regresó a donde estaba el gatito y lo destazó y luego hizo un gran asado y luego invitó a todos sus amiguitos y amiguitas y entonces hicieron una fiesta y se comieron al gatito asado y cantaron y bailaron y vivieron muy felices. Y la historia comenzó…
Éste es el final del relato y el término de esta misiva. Os recuerdo que las divisiones entre países sólo sirven para tipificar el delito de «contrabando» y para darle sentido a las guerras. [:s claro que existen, al menos, dos cosas que están por encima de las fronteras: la una es el crimen que, disfrazado de modernidad, distribuye la miseria a escala mundial; la otra es la esperanza de que la vergüenza sólo exista cuando uno se equivoca de paso en el baile y no cada vez que nos vemos en un espejo. Para acabar con el primero y para hacer florecer la segunda, sólo hace falta luchar y ser mejores. Lo demás se sigue solo y es lo que suele llenar bibliotecas y museos.
No es necesario conquistar el mundo, basta con hacerlo de nuevo… Vale. Salud y sabed que, para el amor, tina cama es sólo un pretexto; para el baile, una tonada es sólo un adorno; y para luchar, la nacionalidad es sólo un accidente meramente circunstancial.
Desde las montañas del Sureste mexicano
Don Durito de La Lacandona
P.D. Perdonad que no abunde en estas letras. Resulta que debo aprontar una expedición para invadir Europa en este invierno. ¿Qué tal les viene un desembarco para el próximo 1° de enero?
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me encanta, hoy lo leí y se transformo en mi cuento favorito hasta ahora, ademas leí otros cuentos zapatistas, muchas gracias.
Comentario de Clodet — noviembre 30, 2016 @ 9:16 pm