Comunicado del Comité Clandestino Revolucionario Indígena
Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional
México, junio de 1995.
Al pueblo de México
A los pueblos y gobiernos del mundo
A la prensa nacional e internacional
Hermanos:
Hace un año, en el mes de junio de 1994, respondimos «no» a las propuestas del gobierno para la firma de una paz fingida. Hace un año el supremo gobierno, después de responder a nuestras demandas de democracia, libertad y justicia para todos los mexicanos, con un montón de papeles, con el ofrecimiento de limosnas «generosas» y con la soberbia que llevó al país a su peor crisis en la historia, recibió de la voz digna de los zapatistas el «no» que indicaba que no estábamos dispuestos a cambiar nuestra dignidad por dinero y promesas.
Hace un año el Ejército Zapatista de Liberación Nacional tomó la iniciativa de dirigirse a la nación mexicana demandando un diálogo nacional con todas las personas, grupos y organizaciones que encontraban causa común en la lucha por la democracia, la libertad y la justicia.
Conociendo que una gran fuerza social se había manifestado en el inicio del año 94, primero para detener la guerra y después para propiciar el diálogo, el EZLN reconocía poder y voz a esa fuerza social, civil y pacífica, y la llamaba a dialogar para buscar y levantar una bandera, la bandera nacional, y para luchar juntos por el tránsito a la democracia en México. Este llamado lo hicimos en nuestra Segunda declaración de la Selva Lacandona y nombramos a este primer encuentro de diálogo nacional como: «Convención Nacional Democrática».
Dos meses después, los anhelos de amplios sectores del país por lograr el tránsito pacífico a la democracia llevaron al nacimiento, el 8 de agosto de 1994 y en territorio rebelde contra el mal gobierno, de la Convención Nacional Democrática.
En la convención confluyeron distintos esfuerzos organizativos, grupos ciudadanos, intelectuales y artistas honestos, organizaciones políticas de centro y de izquierda, y un gran número de ciudadanos sin partido. Reconocidos frente a un enemigo común, el sistema de partido de Estado, y en el llamado de los hombres y mujeres sin rostro del EZLN, coincidimos en la demanda de democracia, libertad y justicia para todos los mexicanos. Coincidimos pero no nos unimos. La falta de un programa y un plan de acción comunes provocaron que el horizonte electoral se convirtiera en una barrera para el desarrollo de la Convención Nacional Democrática.
El diálogo entre fuerzas diferentes fue y ha sido difícil. No han sido pocos los obstáculos y estancamientos. Pero la bandera fundamental de la Convención Nacional Democrática siguió, y sigue, vigente: la lucha, civil y pacífica, en contra del sistema de partido de Estado.
Pasado el fraude electoral del 21 de agosto y la ceremonia de continuidad del neoliberalismo en nuestro país, el 1 de diciembre de 1994, siguieron el reventar de la crisis económica, la guerra traicionera enmascarada en la legalidad, la obcecada resistencia gubernamental a una apertura democrática y a una reforma profunda del Estado, la venta vergonzosa de la soberanía nacional y los golpes represivos a los movimientos populares.
En la ciudad y el campo mexicanos, las demandas populares encontraron la misma respuesta: mentiras, cárcel, muerte.
Contra lo que esperaba y deseaba el mal gobierno, el marasmo poselectoral fue superado y, a cada nuevo golpe, las fuerzas democráticas respondieron con rapidez, creatividad y decisión.
Nuevas formas de organización han surgido desde entonces: frentes de masas, coordinadoras, asociaciones civiles, comités ciudadanos, alianzas organizativas.
Sin embargo, las distintas iniciativas se limitan y se desgastan en el horizonte que las produce. Para cada golpe surge una respuesta organizada. pero para cada respuesta organizada el sistema prepara otro golpe.
Hace falta, pensamos, una iniciativa de carácter nacional que una y cohesione todas las formas organizativas hasta ahora dispersas. Hace falta, señalamos en nuestra Tercera declaración de la Selva Lacandona, un Movimiento para la Liberación Nacional que junte todas las fuerzas, a todos los ciudadanos y organizaciones que luchan contra el sistema de partido de Estado. Un movimiento que encuentre el punto en el que todas las fuerzas democráticas coincidan. Un movimiento que enarbole un programa de lucha común. Un movimiento que proponga un plan de acción nacional de lucha por la democracia, la libertad y la justicia para todos los mexicanos, y por la defensa de la soberanía nacional.
La discusión sobre las características de este gran movimiento nacional opositor pospuso su concretización. La Convención Nacional Democrática, llamada a encabezar este frente amplio de oposición, se dio en discutir si debía tratarse de un frente de clase o de un frente amplio. Como si uno y otro fueran excluyentes, como si la formación de un amplio movimiento pluriclasista impidiera la generación de un frente de clase, la Convención Nacional Democrática evitó tomar una decisión al respecto.
Los golpes represivos y económicos de febrero, marzo y abril, el amplio descontento popular, la falta de alternativas de organización y el despertar de los obreros de la República hicieron ver que había sido un error posponer el llamado que, días después, esperaba el pueblo de México.
Sin embargo, nuevos actores y nuevas formas organizativas empiezan a señalar de nuevo la urgencia y necesidad de una iniciativa del tipo del Movimiento para la Liberación Nacional.
Hoy, nosotros pensamos que sigue siendo necesaria la formación de un amplio frente de oposición a la política gubernamental.
Hoy nos encontramos en el preludio de un nuevo intento de diálogo con el supremo gobierno. Hoy reiteramos nuestras demandas de democracia, libertad y justicia para todos los mexicanos.
Hoy ofrecemos, como hace 18 meses, nuestra sangre, nuestra voz para que hablen todos, nuestro grito para que griten todos, nuestras demandas para que demanden todos.
¡Hoy exigimos, pero para todos!
Hoy exigimos un diálogo nacional entre quienes se oponen al cambio democrático y quienes luchan por hacerlo realidad. Entre el gobierno, en un lado, y todas las fuerzas democratizadoras, en el otro.
Esto vemos los zapatistas como necesario. No queremos tomar decisiones sin antes escuchar a quienes tanto nos han ayudado en la búsqueda de una paz con justicia y dignidad. No podemos nosotros hacer igual que el mal gobierno, que toma decisiones sin preguntar a quienes, se supone, lo sostienen.
Hermanos:
Ya antes, cada vez que la guerra se cernía sobre nuestros suelos, demostramos que sabemos escuchar. Hoy queremos demostrarlo de nuevo y orientar así nuestro camino.
Por eso nos estamos dirigiendo al pueblo de México, a la Convención Nacional Democrática, a las distintas organizaciones sociales independientes, a los partidos políticos de oposición, a las organizaciones ciudadanas, a las organizaciones no gubernamentales, a los sindicatos, a los estudiantes, a los colonos, a los trabajadores del campo y de la ciudad, a los indígenas mexicanos, a las amas de casa, a los intelectuales y artistas, a los religiosos, a los ancianos, a las mujeres, a los hombres y a los niños. Y también nos estamos dirigiendo a los Comités Internacionales de Solidaridad con la lucha del pueblo mexicano, a nuestros hermanos y hermanas de Norteamérica, de Europa, de Asia, de América del Sur.
Llamamos a todos, a legales y clandestinos, armados y pacíficos, civiles y militares, a todos los que luchan, en todas las formas, en todos los niveles y en todas partes por la democracia, la libertad y la justicia en el mundo.
Para nosotros, para los zapatistas, la voz de la sociedad civil es importante. La voz de ustedes tiene valor y fuerza para los zapatistas. Queremos escuchar su palabra y conocer su pensamiento para seguir adelante.
Nos estamos dirigiendo a todos nuestros hermanos para proponerles una consulta nacional e internacional que nos oriente a todos sobre los pasos que debemos dar y el rumbo que debemos seguir en este momento histórico.
Les proponemos la organización de una gran consulta nacional con las siguientes preguntas:
1. ¿Estás de acuerdo en que las principales demandas del pueblo mexicano son: tierra, vivienda, trabajo, alimentación, salud, educación, cultura, información, independencia, democracia, libertad, justicia y paz?
2. ¿Deben las distintas fuerzas democratizadoras unirse en un amplio frente de oposición y luchar por las 13 demandas principales?
3. ¿Debe hacerse una reforma política profunda en términos que garanticen: equidad, participación ciudadana, incluidas la no partidaria y la no gubernamental, respeto al voto, padrón confiable y reconocimiento de todas las fuerzas políticas nacionales, regionales o locales?
4. ¿Debe el EZLN convertirse en una fuerza política independiente y nueva?
5. ¿Debe el EZLN unirse a otras fuerzas y organizaciones y formar una nueva organización politica?
Son cinco preguntas para responder «sí», «no» o «no sé». Son cinco preguntas que todos necesitamos responder para seguir adelante.
Hermanos:
Hacemos una solicitud respetuosa a los hermanos de Alianza Cívica Nacional para que contribuyan a este esfuerzo, civil y pacífico, en la lucha por la democracia, aportando su experiencia en la organización de consultas ciudadanas.
Hacemos un urgente llamado a los distintos grupos que forman la Convención Nacional Democrática para que suspendan sus pugnas internas y tomen en sus manos la organización y realización de esta gran consulta nacional.
Llamamos a la Convención Nacional de Trabajadores para que organice la consulta en sindicatos, centros laborales y organizaciones obreras.
Llamamos a la Convención Nacional Indígena para que organice la consulta en las comunidades indígenas y campesinas del país, y en las organizaciones sociales independientes de indígenas y campesinos.
Llamamos a la Convención Nacional Estudiantil para que organice la consulta en los centros de educación media y superior del país.
Llamamos a la Convención Nacional de Mujeres para que organice la consulta en las organizaciones independientes de mujeres, en los barrios y con las amas de casa.
Llamamos a la Convención Nacional de Artistas para que organicen la consulta entre los trabajadores de la cultura y colaboren, con su trabajo y con su producción, a la realización de esta consulta en todo el país.
Llamamos a las organizaciones de solidaridad que simpatizan con la justa causa del EZLN en Estados Unidos, España, Italia, Francia, Alemania, Grecia, Japón, Chile, Holanda, Suecia, Noruega, Inglaterra, Argentina, Venezuela, Suiza, Bélgica, Austria y Rusia, y en todo el mundo, para que organicen la consulta en sus respectivos países.
Hermanos:
Esta es nuestra palabra. Les pedimos que nos organicemos para preguntar, que nos organicemos para responder, que nos organicemos para actuar. Proponemos que la consulta pueda dar a conocer sus resultados a más tardar el día 8 de agosto de 1995, primer aniversario del inicio del diálogo nacional por la transición a la democracia.
El EZLN ratifica, con esta propuesta de una gran consulta ciudadana, su compromiso de «mandar obedeciendo»; da una muestra de su seriedad y de su compromiso verdadero en la búsqueda de una solución política a la guerra, y llama a un nuevo diálogo nacional entre las fuerzas democráticas del país.
¡Democracia!
¡Libertad!
¡Justicia!
Desde las montañas del sureste mexicano.
Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General
del Ejército Zapatista de Liberación Nacional
México, junio de 1995.
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