Al semanario nacional Proceso:
Al periódico nacional El Financiero:
Al periódico nacional La Jornada:
Al periódico local de S.C.L.C., Chiapas, Tiempo:
A la prensa nacional e internacional: 20 de febrero de 1995.
Señores: Van comunicados. Como se ven las cosas de negras, es ya casi la víspera. Asombra el cinismo con que se niega lo que es evidente: la decisión de una solución militar. ¿Nosotros? Bien, ya casi arañando el cielo. Primera vez que algo cae hacia arriba, me caí.
Vale. Salud y una navaja bien afilada para rasgar tanta tiniebla.
Desde las montañas del sureste mexicano.
Subcomandante insurgente Marcos.
México, febrero de 1995.
P.D. que narra el día 15 de febrero de 1995, sexto día del repliegue (les recomendamos leer antes de cada comida, es un excelente dietético).
«La madrugada del día 15 nos íbamos a beber los orines. Y digo ‘nos íbamos’ porque no lo hicimos, todos empezamos a vomitar al primer trago. Previamente se había dado una discusión. Aunque todos estábamos de acuerdo en que cada quien se bebiera sus propios orines, Camilo decía que había que esperar a que pasara la noche para que los orines se enfriaran en la cantimplora, y los tomáramos imaginando que eran refresco.
En defensa de su posición, Camilo argumentaba que él había escuchado en la radio que la imaginación lo puede todo. Yo me opuse aduciendo que el tiempo sólo iba a producir que el olor aumentara, además de que advertí que la radio no había brillado últimamente por su objetividad. Mi otro yo alegó que el tiempo de reposo podría ayudar a que se sedimentara el amoníaco en el fondo. »Será la adrenalina», dije yo, extrañado de que el escepticismo fuera mío y no de mi otro yo. Finalmente decidimos dar un traguito, todos al mismo tiempo, para ver qué pasaba. No sé quién inició el «concierto», pero casi inmediatamente todos vomitamos lo que habíamos ingerido y también lo que no. Quedamos más deshidratados y tirados en el suelo. Como bolos, apestando a orines. Creo que nuestra imagen era poco marcial. A las horas, antes de salir el sol, una repentina lluvia nos empapó y alivió la sed y el ánimo. Con las primeras luces del sexto día seguimos caminando. Al atardecer nos llegamos hasta las afueras de un pueblito. Camilo se acercó a pedir algo de comer.
Regresó con un poco de puerco frito, frío y duro. Lo avanzamos ahí mismo sin prudencia alguna. A los pocos minutos empezaron los retortijones. La diarrea fue memorable. Quedamos tirados al pie de una lomita boscosa. Una patrulla de federales pasó como a 500 metros. No nos encontraron porque Dios es grande. El olor a mierda y a orines se percibía a kilómetros de distancia…».
P.D. que reitera su rebeldía.-Pueden traer más. Hacer en todos los pueblos como hicieron en Guadalupe Tepeyac, donde, por cada habitante niño o adulto, metieron 10 soldados, por cada caballo un tanque de guerra, por cada gallina un vehículo blindado. En total, 5 mil soldados que patrullan un pueblo desierto y «protegen» a un montón de perros escuálidos y animales sin dueño. Hagan así en todos los ejidos, en todos los parajes, en todas las rancherías. Llenen de soldados todo el estado de Chiapas…
A pesar de todo y de todos, las montañas del sureste mexicano seguirá siendo territorio rebelde en contra del mal gobierno. Este seguirá siendo territorio zapatista.
Lo será siempre…
P.D. que aclara y ratifica. No fue el EZLN el que rompió el diálogo y reinició la guerra. Fue el gobierno.
No fue el EZLN el que fingió voluntad política mientras preparaba el golpe militar y traicionero. Fue el gobierno.
No fue el EZLN el que inventó una conjura para obtener razones que justifiquen lo irracional. Fue el gobierno.
No fue el EZLN el que detuvo y torturó civiles. Fue el gobierno.
No fue el EZLN el que asesinó. Fue el gobierno.
No fue el EZLN el que bombardeó y ametralló poblaciones. Fue el gobierno.
No fue el EZLN el que violó mujeres indígenas. Fue el gobierno.
No fue el EZLN el que robó y despojó a los campesinos. Fue el gobierno.
No fue el EZLN el que traicionó la voluntad, de toda una nación, de lograr una salida política al conflicto. Fue el gobierno.
P.D. que señala incongruencias en las investigaciones de la PGR.-Si el «Sup» hubiera recibido adiestramiento político y militar con los sandinistas, ya hubiera organizado una «piñata» con las fincas recuperadas y ya hubiera expulsado de la organización a los que se muestran críticos. Si el «Sup» hubiera recibido entrenamiento con los salvadoreños, ya le hubiera regalado su arma a Cristiani. Si el «Sup» hubiera recibido asesoría de los rusos, ya hubiera bombardeado Chechenia, perdón, Guadalupe Tepeyac.
Además, ¿qué otra guerrilla «milenarista», «fundamentalista» y dirigida por «universitarios blancos» ha realizado las acciones militares que llevó acabo el EZLN en enero de 1994 y en la ruptura del cerco de diciembre de 1994? ¿Qué otra guerrilla ha aceptado sentarse a dialogar a los 50 días de haberse alzado en armas? ¿Qué otra guerrilla ha apelado, no al proletariado como vanguardia histórica, sino a la sociedad civil que lucha por la democracia? ¿Qué otra guerrilla se ha hecho a un lado para no interferir en un proceso electoral? ¿Qué otra guerrilla ha convocado a un movimiento nacional democrático, civil y pacífico, para que haga inútil el recurso de la vía armada? ¿Qué otra guerrilla pregunta a sus bases de apoyo lo que debe hacer antes de hacerlo? ¿Qué otra guerrilla ha luchado por lograr un espacio democrático y no por el poder? ¿Qué otra guerrilla ha recurrido más a las palabras que a las balas? Nota. Por favor, las respuestas envíenlas al, supuestamente desaparecido, CISEN para ayudarle a pensar en forma «moderna». Sí, al CISEN. La PGR sólo está de alcahuete para pagar las gubernaturas.
P.D. que se autodenomina «fiscal especial sobre el caso del Sup» y que invita a la sociedad civil nacional e internacional a que se constituya en jurado y dicte la sentencia.
«Siendo las tantas y tantas horas del día tal, del mes cuál, del año en curso, comparece ante esta P.D. un varón de edad indefinida, entre los 5 y los 65 años, cubierto el rostro con una de esas prendas de vestir que semejan un calcetín con agujeros (y que los gringos llaman «skymask» y los latinoamericanos nombran «pasamontañas»). Entre las señas particulares del rostro, sobresalen dos enormes protuberancias, una de las cuales, según se dedujo después de varios estornudos, es la nariz. La otra, a juzgar por las emanaciones de humo y el olor a tabaco, puede ser una pipa como ésas que usan marineros, intelectuales, piratas y prófugos de la justicia. Exhortado a decir sólo la verdad y nada más que la verdad, el individuo en cuestión dijo llamarse Marcos Montes de la Selva, hijo del viejo Antonio y la doña Juanita, hermano de Antonio hijo, Ramona y Susana, tío de la Toñita, el Beto, la Eva y el Heriberto. El de la voz se declaró en pleno uso de sus facultades físicas y mentales, y, sin presión alguna (además de la de los 60,000 federales que lo buscan vivo o muerto), declaró y confesó lo siguiente: Primero. Que nació en el campamento guerrillero llamado «Agua Fría», Selva Lacandona, Chiapas, una madrugada del mes de agosto de 1984. Dice el de la voz que volvió a nacer el 1o. de enero de 1994, y que renació, sucesivamente, el 10 junio de 1994, el 8 de agosto de 1994, el 19 de diciembre de 1994, el 10 de febrero de 1995 y cada día y cada hora y cada minuto 18 aquí lo pego
Viene de la 17 y cada segundo desde ese día hasta el momento en que declara lo presente.
Segundo. Que, además de su nombre, tiene los siguientes alias: «Sub», «Subcomandante», «Sup», «Supco», «Marquitos», «Pinche Sup», «Sup hijo de su…», y otros que el pudor de esta P.D. FISCAL impide consignar.
Tercero. El de la voz confiesa que, desde que nació, ha conspirado contra las sombras que cubren el cielo de los mexicanos.
Cuarto. El de la voz confiesa que, antes de nacer, pudiendo poseerlo todo para nada tener, decidió no poseer nada para así tenerlo todo.
Quinto. El de la voz confiesa que, en compañía de otros mexicanos, indios mayas en su inmensa mayoría, decidieron hacer valer un papel que, dice el de la voz que le enseñaron en la escuela, señala los derechos de los ciudadanos mexicanos y que lleva por nombre «Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos». El de la voz señala que, en el artículo 39 de ese papel, se dice que el pueblo tiene derecho de cambiar el gobierno. Llegados a este punto, la P.D., celosa de su deber, mandó confiscar papel tan subversivo, ordenó quemarlo sin miramiento alguno y, hecho lo cual, prosiguió tomando la declaración del individuo de la obvia nariz y la contaminante pipa. El de la voz confesó que, no pudiendo ejercer ese derecho por vías pacíficas y legales, decidió, junto a sus cómplices (a los que el de la voz llama «hermanos»), alzarse en armas en contra del supremo gobierno y gritar «YA BASTA!» a la mentira que, dice el de la voz, rige nuestros destinos. La P.D. no pudo menos que mostrarse aterrorizada ante descomunal blasfemia y se estremeció por la sola idea de quedarse sin «hueso».
Sexto. El de la voz confesó que, puesto a escoger entre la comodidad y el deber, el de la voz siempre escogió el deber. Esta declaración mereció la desaprobación de los asistentes a esta declaración preparatoria y el instintivo reflejo de la P.D. de llevarse la mano a la cartera.
Séptimo. El de la voz confiesa que ha sido irreverente con todas las verdades que llaman supremas, excepto con aquellas que emanan del ser humano y que son, a decir del declarante, la dignidad, la democracia, la libertad y la justicia. Un murmullo de contrariedad recorrió la Santa Inquisición, perdón, la oficina de la fiscalía especial.
Octavo. El de la voz confiesa que lo han tratado de amenazar, de comprar, de corromper, de encarcelar y de asesinar, y que no lo han intimidado ni comprado ni encarcelado ni asesinado («Hasta ahora», acota, amenazante, la P.D. FISCAL).
Noveno. El de la voz confiesa que, desde que nació, decidió que prefiere morir antes de entregar su dignidad a quienes han hecho de la mentira y el crimen una religión moderna. Pensamiento tan poco práctico mereció la mirada cínica de la concurrencia.
Décimo. El de la voz confiesa que, desde entonces, ha decidido ser humilde con los humildes y soberbio con los poderosos. La P.D. agregó «desacato» a los cargos que se imputan al de la voz.
Undécimo. El de la voz confiesa que ha creído y cree en el ser humano, en su capacidad de búsqueda incansable por ser un poco mejor cada día. Confiesa que, de entre el género humano, tiene especial afecto por la raza mexicana, y que ha creído, cree y creerá que México es algo más que 6 letras y un producto malbaratado en el mercado internacional.
Duodécimo. El de la voz confiesa que cree, firmemente, que hay que tumbar al mal gobierno por todos los medios y en todas partes. Confiesa que cree que hay que construir una nueva relación política, económica y social entre todos los mexicanos y, ya de paso, entre todos los seres humanos. Es de señalar que estas intenciones promiscuas provocaron escalofríos en la P.D. FISCAL.
Decimotercero. El de la voz confiesa que dedicará hasta el penúltimo segundo de su vida, a luchar por lo que cree.
Decimocuarto. El de la voz confiesa que, en un acto pequeño y egoísta, dedicará el último segundo de su vida a morirse.
Decimoquinto. El de la voz confiesa que está bastante aburrido de este interrogatorio. Esto le valió severa reprimenda por parte de la P.D. FISCAL, quien le explicó al de la voz que el caso debería de continuar hasta que el supremo encontrara otro cuento para entretener al respetable.
Después de estas confesiones, el de la voz fue exhortado a declararse espontáneamente inocente o culpable a la siguiente serie de acusaciones. A cada acusación, el de la voz respondió:
Los blancos lo acusan de ser negro. Culpable.
Los negros lo acusan de ser blanco. Culpable.
Los auténticos lo acusan de ser indígena. Culpable.
Los indígenas traidores lo acusan de ser mestizo. Culpable.
Los machistas lo acusan de ser feminista. Culpable.
Los feministas lo acusan de ser machista. Culpable.
Los comunistas lo acusan de ser anarquista. Culpable.
Los anarquistas lo acusan de ser ortodoxo. Culpable.
Los anglos lo acusan de ser chicano. Culpable.
Los antisemitas lo acusan de ser projudío. Culpable.
Los judíos lo acusan de ser proárabe. Culpable.
Los europeos lo acusan de ser asiático. Culpable.
Los gobiernistas lo acusan de ser oposicionista. Culpable.
Los reformistas lo acusan de ser ultra. Culpable.
Los ultras lo acusan de ser reformista. Culpable.
La «vanguardia histórica» lo acusa de apelar a la sociedad civil y no al proletariado. Culpable.
La sociedad civil lo acusa de perturbar su tranquilidad. Culpable.
La Bolsa de Valores lo acusa de arruinarle el almuerzo. Culpable.
El gobierno lo acusa de provocar el aumento en el consumo de antiácidos en las secretarías de Estado. Culpable.
Los serios lo acusan de ser bromista. Culpable.
Los bromistas lo acusan de ser serio. Culpable.
Los adultos lo acusan de ser niño. Culpable.
Los niños lo acusan de ser adulto. Culpable.
Los izquierdistas ortodoxos lo acusan de no condenar a los homosexuales y lesbianas. Culpable.
Los teóricos lo acusan de práctico. Culpable.
Los prácticos lo acusan de teórico. Culpable.
Todos lo acusan de todo lo malo que les pasa. Culpable.
No habiendo más que declarar en esta primera comparecencia preparatoria, la P.D. FISCAL da por terminada esta sesión y sonríe imaginando la felicitación y el cheque que recibirá de sus jefes…
P.D. que platica lo que escuchó el día 16 de febrero de 1995, por la tarde del séptimo día del repliegue.
¿Y por qué no atacamos en lugar de estarnos replegando?, me suelta Camilo a media loma, precisamente cuando estoy más concentrado en jalar aire y en no caerme al barranco que tenemos a un lado. No respondo de inmediato, le hago señas de que siga subiendo. Ya en lo alto de la loma nos sentamos los tres. La noche llega a la montaña antes que al cielo y, en la penumbra de esa indecisa hora en que la luz ya no lo es y las sombras titubean, se escucha algo muy a lo lejos…
Le digo a Camilo que escuche con atención.
¿Qué oyes?
Grillos, hojas, viento responde mi otro yo.
No insisto. Pon atención.
Ahora sí es Camilo quien responde:
Unas voces… muy lejos… un tam-tam-tam… como de tambor… que viene de allá… Camilo señala al oeste.
Eso mero le digo.
¿Y? interviene mi otro yo.
Es la sociedad civil. Gritan que no haya guerra, que haya diálogo, que hablen las palabras y no las armas… explico.
¿Y el tam-tam-tam?» insiste Camilo.
Son sus tambores. Llaman a la paz. Son muchos, miles, decenas de miles, centenares de miles. El gobierno no los escucha y los tiene enfrente. Nosotros, hasta acá, tenemos que escucharlos. Tenemos que responderles. No podemos hacernos los sordos como hace el gobierno. Tenemos que escucharlos, tenemos que evitar la guerra hasta que no haya más remedio…
¿Y entonces? musita mi otro yo.
Entonces pelearemos respondo a Camilo.
¿Cuándo? insiste.
Cuando ellos callen, cuando se cansen. Entonces será la hora negra en que tendremos que hablar…
Pelear dice mi otro yo.
Yo insisto: «Todo lo hacemos por ellos. Si peleamos, es por ellos. Si dejamos de pelear, es por ellos. Al final saldrán ganando ellos. Si nos aniquilan, ellos tendrán la satisfacción de haber hecho todo lo posible por evitarlo, por evitar la guerra. Por eso se levantaron, y ya no se detendrán. Además, tienen en sus manos una bandera que deben custodiar. Si vivimos, ellos tendrán la satisfacción de habernos salvado, de haber evitado la guerra y habernos demostrado que son mejores y pueden con la bandera. Muertos o vivos nosotros, ellos viven y saldrán más fuertes. Para ellos todo, nada para nosotros…».
Camilo dice que prefiere su versión: «Para ellos nada, todas para nosotros».
P.D. que reincide en su nocturno desvarío. El olvido, alondra tan lejana, es la causa de nuestro andar sin rostro. Para matar el olvido con un poco de memoria, de plomo cubrimos el pecho y la esperanza. Si, en algún improbable vuelo, en el viento coincide nuestra estancia, os quitaréis tanto trapo y máscara de dulce engaño, y con labios y piel haré la memoria mejor, la de mañana. Por eso, un mensaje va de la tierra hasta el concreto. Oíd bien!
As an unperfect actor on the stage,
Who with his fear is put besides his [part,
Or some fierce thing replete with too [much rage,
Whose strength’s abundance weaken [his own heart;
So I, for fear of trust, forget to say
The perfect ceremony of love’s rite,
And in my own love’s strength seem to [decay,
O’ercharg’d with burden of mine own [love’s might.
O, let my books be then the elocuence
And dumb presagers of my speaking [breast,
Who plead for love, and look for [recompense
More than that tongue that more hath [more express’d.
O, learn to read what silent love hath [writ;
To hear with eyes belonge to love’s [fine wit».
Sonetos. William Shakespeare. Soneto XXIII.
Vale, alondra de ámbar, no nos busques abajo de tu vuelo. Arriba sí, a donde nos elevó nuestro dolor, al sol, de donde llueve la esperanza…
P.D. que nada puede regalar en este cumpleaños. El Heriberto cumple años el día 5 de marzo. Dicen que cumple 4 años y entra en 5. Heriberto anda en las montañas, en su casa viven ahora soldados y un tanque de guerra hay en su patio. Los juguetes que una «Operación Juguetío» le hizo llegar por día de reyes deben estar ahora en manos de algún general o los analiza la PGR buscando algún secreto organizativo. Heriberto, que tanto se preparó para lo que ocurrió el día 10 de febrero (la invasión de los soldados federales), a la hora de la hora dejó abandonado su juguete mejor: un cochecito sobre el que, montado, el Heriberto jugaba a que era chofer sobre el patio de cemento donde se secaba el café. Me dicen que el Heriberto se consuela a sí mismo diciendo que de por sí en la montaña no iba a poder caminar su cochecito. El Heriberto le pregunta a su mamá si ya nunca volverá a tener su cochecito y si el Sup ya no le dará chocolates. El Heriberto le pregunta a su mamá por qué volvió la guerra del año pasado, por qué se quedó su cochecito.
¿Por qué? pregunta el Heriberto.
Su mamá no responde, sigue caminando con el niño y el dolor a cuestas…
P.D. que recuerda, y cita de memoria, versos de ¿Antonio Machado? que se refieren a cosas distintas, pero que vienen al caso.
I
En el corazón tenía la espina de una pasión logré arrancarla un día ya no siento el corazón.
Aguda espina dorada quién te volviera a sentir en el corazón clavada…
II
Anoche soñé que oía a Dios gritándome alerta! luego era Dios quien dormía y yo gritaba despierta!»
P.D. que se desangra irremediablemente. Una herida llevo en el pecho.
De trigo sangra y no hay pan para aliviarle el deseo…El Sup en lo alto de una loma, viendo cómo el sol se lleva, para occidente, un destello que se apaga…
No hay comentarios todavía.
RSS para comentarios de este artículo.