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Palabra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional

Mar302006

reuniones en Colima, 29 de marzo

Palabras en la reunión de La Yerbabuena

En la ciudad de Colima

Fotos de la Yerbabuena

Fotos del mitin en Colima

Palabras del Subcomandante Insurgente Marcos en la Yerbabuena, Colima
29 de marzo de 2006

Buenas tardes compañeros, compañeras, gracias por habernos recibido. Queremos decirles algunas cosas, primero presentar a los compañeros y compañeras que vienen en la Caravana, son de diversas organizaciones y tienen diferentes trabajos, unos se encargan de tomar apunte de sus palabras de ustedes y mandarlos a otros compañeros, de tomar video, fotos, son los que se llaman pues de los medios alternativos o medios libres. Y otros compañeros vienen de otras partes de la República mexicana y de otras organizaciones: políticas, sociales, indígenas, no gubernamentales y culturales. Esto es porque en la Otra Campaña pues no estamos nada más los del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, sino que hay muchas organizaciones que tenemos un objetivo común.

Y esto viene a cuento por lo que escuchamos ahorita en sus palabras. Hace tiempo, un filósofo de la historia decía que la burguesía, o sea los capitalistas, habían acomodado toda la historia de la humanidad para demostrar que ellos eran el punto más alto de la historia de la humanidad, que todo lo que había pasado era para llegar a donde están ellos. Y decía que para hacer esto, los historiadores usaban el método de la tijera y el engrudo: cortaban los pedazos de historia y los iban pegando para que todo pareciera que era una hilera, una escalera que llegaba a la parte más alta que es el capitalismo. Y este método de la tijera y el engrudo es el que usan allá arriba los poderosos para todo lo que está pasando allá abajo. Aquí cuando estamos escuchando lo de la Yerbabuena nosotros recordamos lo que presentaban los noticieros de la televisión cuando hacía erupción el volcán: editaban la parte de la Yerbabuena. Y era una comunidad que, por temor a lo que pudiera pasar, se había ya desplazado y sólo quedaban unas cuantas familias que no entendían el peligro que estaban corriendo. En ese sentido, se presentaba la historia como que el gobierno estaba haciendo el favor de concientizar a la gente de que corría peligro y se fuera, y cortaban la parte del hotel por supuesto, cortaban la parte de todo el trabajo de privatización que están haciendo sobre las tierras y se concentraba esto en un problema de que la naturaleza era la que estaba desalojando a los campesinos.

Este recortar y pegar para acomodar las cosas es el que estamos contemplando una y otra vez a lo largo de toda la Otra Campaña, nunca hablaron los medios de comunicación, y yo creo que los que están presentes tampoco lo van a hacer, del hotel, del dinero que está detrás de ellos y, sobre todo no van a hablar de la resistencia de la comunidad aquí de la Yerbabuena y de la gente pues que la apoya, para no perder sus tierras porque sobre todo significa cedérselas al extranjero. Pero además es el lugar donde crecieron, nacieron y donde nosotros estamos de acuerdo que tienen que seguir. Yo traigo la propuesta pues de la dirección del EZLN, del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia general del EZLN, para ofrecerles el envío de maíz a los compañeros y compañeras de aquí de la Yerbabuena para mantenerlos en su resistencia, para apoyarlos en su resistencia, así como nosotros hemos recibido apoyo. No es mucho pero es maíz bueno, no es transgénico y para nosotros es un símbolo que una un extremo del país con el otro extremo, en este caso con ustedes.

Esta edición de tijera y engrudo que construye el México de arriba incluye a Colima exactamente como lo describieron: todo está en paz, Colima sólo aparece en las noticias cuando al gobernador se le cae el avión y todo mundo sospecha que es por narcotraficante pero nadie dice nada, o cuando hace erupción el volcán. De ahí en fuera, toda la parte que nos narraron sobre maltrato y violencia a adolescentes, a niños, a mujeres, todo lo que nos estuvieron describiendo está recortado y sólo aparecen estas partes del México de arriba. Y a lo largo de todo lo que hemos recorrido en todos los estados aparece esta edición y eso es lo que se está presentando como el México de arriba y es el que se vende no sólo al extranjero, sino que nos venden a nosotros mismos, al resto del país. Y entonces, lo que está haciendo la Otra Campaña es ir al bote de la basura en que han convertido el México para abajo, para ir rescatando esas historias, incluso ir a las cenizas si es que quemaron esos recuerdos o esas historias de rebeldía y volverlas a armar, precisamente con quienes son los protagonistas. Por eso es importante, muy importante, la palabra de ustedes, más que la que yo traiga o más que la que traigan los compañeros y compañeras que vienen de otra parte. No hay que escatimar ninguna explicación y ninguna palabra. Tal vez a la hora de la comida o antes de que llegáramos nosotros, estos compañeros de medios alternativos se acerquen a ustedes a hacerles entrevistas: cuenten todo.

Nosotros necesitamos volver a hacer la otra historia, volver a armar todos esos pedazos y demostrar que no es cierto que no hubo resistencia en ninguna parte del país, que no es cierto que no hay rebeldía, que no es cierto que allá arriba son para siempre y que son eternos. Esta es la parte más importante de la Otra Campaña en esta primera etapa. Porque luego sigue, y eso es lo que estamos tratando de hacer, de que el país, el país de abajo, el México de abajo, conozca esa otra historia y reconozca cada quien en su lugar que no está solo. Y la Yerbabuena, los compañeros y compañeras de la Yerbabuena van a descubrir no sólo que en Colima hay más que piensan como ellos y que resisten como ellos, sino en occidente, en el centro del país y en todo el sureste, y en el sur, que ahora vamos para allá y luego en el norte. Y entonces se va a crear esto que nosotros decimos que es como una red, primero de conocimiento —este quién eres tú, esto soy yo— que significa reconocer la historia y también la lucha que lleva cada quién.

Y entonces sí, es como, como se sigue, hacer un acuerdo para que todas esas resistencias se levanten. Esto es importante, porque lo que estamos proponiendo nosotros en la Otra Campaña es pasar de la defensiva a la ofensiva: vamos por ellos. Eso es lo que estamos diciendo nosotros pues a los de allá arriba. Cuando nos presentamos en un acto público y decimos bueno nosotros no venimos a prometerles nada, es cierto: a los de abajo no venimos a prometerles nada, a los de arriba venimos a prometerles que los vamos a destruir. En cada lugar donde vamos ese es el mensaje que se trata, pero no se trata de la voluntad de una organización o de un grupo de individuos sino en el trabajo que se está construyendo a partir de esas experiencias.

Es importante que los compañeros y compañeras de la Yerbabuena, como el compa de Comala, como los compas pues que han pasado, detallen sus experiencias de resistencia porque esto es lección para mucha gente que pregunta ¿qué hago?, tengo este problema ¿qué hago? Y aquí tomo el problema pues de los compañeros a los que les hicieron la trampa para quitarles las tierras ejidales. Lo hemos encontrado en todas partes, se trata de apropiarse de la tierra apropiándose, aprovechándose perdón, de la ignorancia de la gente y entrando a través del gobierno que se supone que está para servir al pueblo y ahora entendemos que se trata de un gobierno que es parte de esta guerra de conquista que se está desatando allá arriba.

En el caso aquí de la Yerbabuena y de Comala la apuesta de los poderosos es usar el volcán (o algún fenómeno natural) para hacerles el trabajo sucio de eliminar a la gente y apoderarse de la tierra. Ahora pues, gracias al compañero y a la historia pues que ustedes contaron. No importa tanto clavarse en el propietario del hotel y que perdamos de vista la gente digna y rebelde que aquí se mantuvo desafiando al volcán ese, y al otro volcán que desde el centro de la República y desde el poder económico hizo todo lo posible por sacarlos, por desaparecerlos. Y hay otra historia que siempre nos pasa desapercibida también, o que nos provoca recelo en muchos casos, que es de la gente que los apoyó. Porque no resistieron solos, hubo gente de Colima, de Manzanillo, pues, de todo el estado que se acercó a ellos —o que se acerca todavía pues— por diversas causas, y les echa el hombro o la mano respetando la autonomía y las decisiones propias de la comunidad.

Esa es la propuesta nuestra en la Otra Campaña: que podamos establecer una relación de apoyo entre todos nosotros sin que eso implique tener injerencia, o sea, llegar a mandar a un lugar donde la misma gente está organizada. Por eso es importante que todo lo que se ha creado y construido en torno a la Yerbabuena se conozca en todo el país, como esta triple relación: la que los poderosos hacen para apoderarse de la tierra, la que la gente originaria levanta para resistirse y la gente que llega de otros lados a apoyar esa resistencia. En varios puntos del país hemos encontrado esto, son como focos de resistencia que no aparecen en la historia de arriba, que no aparecen en los medios de comunicación y que tiene que ser conocida en nuestro país porque nos está dando a todos, a todos, incluidos a nosotros los zapatistas, un rumbo, y un rumbo como nación.

Por supuesto que está todo este problema de, como indígenas que tenemos, como estudiantes, como maestros, pero si lo vamos siguiendo detalladamente vamos viendo ese método de editar, de tijera y engrudo y entonces lo que tenemos que hacer es empezar a escarbar abajo, digo esto porque la Otra Campaña no es del EZLN solamente, es también de ustedes, de eso se trata pues esta gira. Y habrá que seguir recorriendo en otras partes, ir recogiendo esas historias de resistencia como la que nos platicaron de la escuela de los nahuas que son de Guerrero que no les dan los derechos que deben tener y buscan la forma de mantener su identidad, y muchas historias que hay por ahí perdidas.

No se trata de oponer al Colima de arriba, el de los grandes centros hoteleros, el del volcán, el de la paz social y la bonanza económica, el Colima de la destrucción, del crimen, de la prostitución, de todo lo que nos estuvieron contando, no sólo, hay que levantar sobre todo la historia del Colima que se rebela, resiste y que tiene victorias y éxito. Porque para nosotros, que estamos allá, como zapatistas, el habernos enterado de que a pesar de las amenazas —todos los medios de comunicación, incluso con una guarnición del ejército federal dentro de la comunidad— haya un grupo de familias que digan: no me voy y no me voy aunque ese que está allá enfrente explote, mucho menos le voy a tener miedo al que está allá. Son esa muestras de valentía y dignidad que nosotros decimos ¡uta!, qué bueno que somos mexicanos pues y qué bueno que luchamos por ser mexicanos por gente como, como aquí como la de la Yerbabuena, y mi admiración también especial porque nosotros también hemos recibido mucha ayuda de gente que no es de nosotros pero se ha acercado con nosotros y nos ha respetado, a toda la gente que me imagino que será la mayoría de la que está aquí que ha apoyado a esta gente. Ese esfuerzo, esa dedicación y ese sacrificio me cae que no sé si salió en los periódicos pero en nuestro corazón nosotros lo tenemos.

Desde allá y a la distancia por mismos compañeros que hacen trabajo con ustedes que nos contaron esta historia. Ahora lo que se trata no es sólo que venga el maíz zapatista a apoyar esta comunidad, se trata de que las organizaciones políticas que están aquí conozcan esto, lo difundan, tienen publicaciones, tienen gente que se dedica pues a formar políticamente, a agitar, ya tienen otra bandera y otro argumento de que sí es posible enfrentarse al gobierno, no sólo el de la Yerbabuena, también el de los estudiantes, el de los maestros, el de la compañera feminista que ya me hizo reconsiderar lo de que apoyemos la lucha de las mujeres… no, es broma pues. Todas esas luchas pues que están sueltas, no sólo para que se conozcan, para que establezcan contactos con otros grupos que están surgiendo en otros lados, sino este espíritu de comunidad que sentimos aquí que pues nos sentimos como en casa, nomás me deben los tacos que dicen que ya comieron. Es algo que hay que, que hay que mantener compañeros y defender, no sólo en Colima pues hay que hacerlo pues por todo México.

Entonces yo les pido pues ora sí que como camaradas a los compañeros de medios que vienen en la caravana que pongan atención ahorita en la comida y eso para sacar lo más que sea posible de la historia de la Yerbabuena y de la gente que se ha acercado desde que surgió el movimiento. El desafío que hicieron fue impresionante. O sea, en la televisión pues se les cayó el teatro. Pero ahora nosotros ya podemos decir en cualquier momento cuando salgan las noticias de que: “miren el volcán y miren los soldados, pero miren quién queda”. Y entonces ya vamos a desconfiar de todo; de todos los que dicen: “es gente ignorante, que no entiende el peligro que corre”. Y no, lo que estamos viendo es que quieren la tierra estos grandes capitalistas. Y que pongamos atención, este es el mensaje pues para los compañeros que son maestros, profesores, estudiantes, de que aquí en Colima está esa parte que fue editada, cortada y fue arrojada a la basura. Hay que buscarla, levantarla y darla a conocer, es parte pues de lo que nos toca, como decía otra vez la compañera pues de las mujeres.

Compañeros y compañeras, a grandes rasgos pues les digo cómo va la Otra Campaña, cómo hemos visto nosotros. Ahorita ya acabamos Jalisco, Nayarit, mañana acabamos pues Colima, seguimos ya por la costa sur: Michoacán, Guerrero, perdón Morelos, Guerrero, luego el DF, el Estado de México y de ahí ya nos vamos para el norte. Prácticamente, ya acabaríamos con la mitad del país y se supone que nos acercamos a la zona donde teóricamente habría más escepticismo para cualquier movilización política, por supuesto para la Otra Campaña. Lo que hemos visto nosotros es que hay mucha gente, mucha gente como nosotros, miles, cientos de miles, que no es que estén pensando que los partidos políticos no sirven y pues ni modo, a ver quién queda, o no es que los partidos políticos no sirven y pues a ver yo me rasco con mis uñas. Hay muchas historias como ésta de la Yerbabuena en todo el país que se están dando a conocer y a la hora de darse a conocer están buscando la organización.

El eje central de la Otra Campaña es ofrecerle a cada organización un lugar de respeto, no se trata de que desaparezca, por poner el ejemplo de la organización que tiene la comunidad de la Yerbabuena y se pase a otra cosa, se subsuma o se meta a otra organización sino que mantenga su autonomía e independencia y que ya no esté sola. Entonces vamos encontrando todo esto: individuos, familias, grupos, organizaciones sociales, que antes no se conocían pero que ahí estaban, pero nadie sabía de ellas. Y lo que estamos haciendo es como dándole una pasada a la tierra y estamos descubriendo todo lo que estaba abajo, y estaba abajo porque lo habían cortado y editado y lo habían dejado caer y el paso del tiempo lo había ido ocultando, pero esa gente, esa gente que hemos ido encontrando en todo el país es bien chingona compañeros y compañeras, bien decidida, con gran experiencia de lucha, no es armada, tienen gran experiencia en movilizaciones, en trabajos, en la lucha de sobrevivencia y está ansiosa de lo mismo que nosotros: de cobrar allá arriba el precio de nuestra existencia. Porque nosotros entendemos que sólo vamos a sobrevivir si ellos de allá arriba desaparecen, y que la existencia de allá arriba, de ellos que están allá arriba, significa nuestra desaparición. Eso es lo que está claro para nosotros.

Lo que se está convirtiendo ahora en una lucha a la ofensiva nace como una lucha de sobrevivencia y es esto lo que están temiendo allá arriba y es esto porqué —para que entiendan— se está editando todo lo que es la Otra Campaña, toda esa parte se está cortando. Y el único lugar donde podemos recoger esto, que no se vaya a la basura es el trabajo que están haciendo estos compañeros, en sus páginas de internet, en sus publicaciones, todos ellos tienen publicaciones, casi siempre las reparten, pero de alguna forma que buscar contacto para que sigan mandando la información, porque ellos están escuchando en cada lugar así como aquí lo que está pasando, tienen su opinión y su propuesta, pero hasta donde yo he revisado, lo que he leído, respetan mucho la palabra que dice cada quien, incluso aunque sea desfavorable para ellos. Y ese conocimiento mutuo, eso es lo más valioso pues que estamos levantando, nadie lo va a hacer, nadie lo ha hecho, lo tiene que hacer la Otra Campaña.

Entonces lo que nosotros les decimos pues —no sé si es buena o mala noticia— pero no se acaba hoy la Otra Campaña. Ahora la tienen que agarrar y levantar en Colima, esa otra, otra Colima que ha estado abajo pues, olvidada; levantarla y enarbolarla delante de todos pero ahora con la bandera pues de la Otra Campaña. Cada quien con su organización, su grupo, pero ahora en la Otra Campaña, y decir que la lucha del Colima de abajo es ya una lucha nacional. Eso es lo que ofrece pues la Otra Campaña. Y a los otros, compañeros, a los que están allá arriba pues más bien hay que irles ya poniendo plazo para que se vayan, a los poderosos, eso es lo que estamos proponiendo nosotros.

Entonces, compañeros y compañeras, pues gracias. Qué bueno que la entrada a Colima sea aquí, en la Yerbabuena, es un símbolo para nosotros y un orgullo realmente estar con ustedes.

Gracias compañeros, gracias compañeras.

Palabras del Subcomandante Marcos en la ciudad de Colima, Colima
29 de marzo de 2006

Buenas noches Colima. Buenas noches compañeros y compañeras, y pueblo de Colima. Gracias por habernos recibido. Hemos llegado hasta acá para avisarles a ustedes y a todos los que nos están escuchando que vamos a derrocar al supremo gobierno, vamos a correr a los grandes industriales, a los banqueros, a los grandes terratenientes y a los grandes comerciantes. Vamos a levantar otro país y vamos a hacer una nueva Constitución donde se tome en cuenta a la gente humilde y sencilla, a la que trabaja.

Para hacer esto estamos recorriendo el país, para buscar hombres y mujeres, niños, jóvenes, adultos, ancianos, que quieran a esa bandera tanto como nosotros. Nosotros pensamos que si no lo hacemos, ni esa bandera, ni el suelo que pisamos, ni el cielo que tenemos arriba, ni los árboles, ni lo ríos, ni el mar y las lagunas, nada se va a mantener en pie. Todo va a ser conquistado en esta nueva guerra, que no es con bombas, sino que es con las leyes del gobierno y con el despojo que están haciendo los grandes empresarios.

No venimos a pedir el voto para nadie, ni nosotros como zapatistas ni ninguna de las organizaciones, grupos, colectivos, familias o individuos que están en la Otra Campaña; nosotros le llamamos así porque no estamos en campaña electoral. No venimos a contarlos a ustedes para ver qué sacamos, para usarlos, para que alguien se enriquezca, alguien llegue al poder con un gran discurso y luego se enriquezca y se vaya dejándonos en la miseria. No venimos a pedirles que confíen en nosotros, mucho menos en el hombre que oculta su rostro en una máscara. Venimos a invitarlos a que confíen en ustedes. Queremos su lucha, su decisión y su dignidad; ésa que están pisoteando los que están allá arriba con esta gigantesca campaña de simulación que se está renovando cada seis años o cada tres años, mientras el resto del tiempo vamos acumulando nuestros dolores, nuestras desilusiones, nuestras rabias y nuestra indignación.

Nosotros, los del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, somos indígenas chiapanecos. El último rincón de este país es donde estamos, no sólo geográficamente, sino también en condiciones de vida. Hace 12 años, el primero de enero del 94, nos levantamos en armas para desafiar al gobierno del hombre más poderoso de México en ese tiempo: Carlos Salinas de Gortari. Desde entonces, con nuestra sangre, con nuestra lucha, hicimos que este país y el mundo voltearan a ver a los pueblos originarios de estas tierras, a los que levantaron las grandes construcciones, los que hicieron los grandes movimientos que transformaron este país.

Y, según nosotros, en nuestro pensamiento como indígenas, cada tanto hay que luchar porque se amanezca. Cada tanto hay que luchar porque la noche que nos pesa, nuestra noche de dolor, que le pesa a cada uno de forma diferente: al ama de casa a la hora que tiene que enfrentar en su hogar una mesa que cada vez tiene menos alimentos y de peor calidad, que su vivienda cada vez tiene que pagar más de la luz, el gas, el teléfono, el impuesto predial; del trabajador que ve despojados sus derechos laborales, disminuido su salario y aumentada su jornada laboral; de la mujer que desde que es niña empieza a ser acosada sexualmente y a ser requerida para ser valorada según su físico y no según su inteligencia, su capacidad o su decisión; los estudiantes que tienen que entrar a estudiar una carrera por una vocación y se encuentran al salir con que el puesto que aspiraban es ocupado por el pariente o el recomendado del gobernador, del presidente municipal o de algún funcionario; por el maestro que no tiene libertad de cátedra, que tiene que enseñar lo que le dicen que enseñe y que no tiene ningún tiempo ni el apoyo para investigar, para crear nuevos conocimientos; por el trabajador manual de las universidades, el trabajador administrativo; por los ancianos y ancianas que son tratados como desecho, que está estorbando y que hay que barrer lo más pronto posible.

Por todas partes estamos viviendo ese dolor y cada uno lo puede explicar mejor que otro porque es el propio, es su propia lucha, su propia indignación y su propia rabia. Y, a lo mejor, esto estaba desde antes y cada tanto, cada tres años, cada seis años, apostábamos a que alguien con un discurso, hombre o mujer, con un color de un partido político, nos prometía que iba a resolver ese dolor personal, individual o familiar que estábamos cargando. Y resulta que no, que ese dolor no sólo no se aliviaba sino que además nos regalaban la burla, la simulación, el insulto de tratarnos como idiotas con sus campañas electorales, de tratarnos como idiotas que no tenemos memoria y que vamos a creer que ahora sí las cosas se van a solucionar por allá arriba, que es por donde nunca se han solucionado.

A lo mejor eso no ha cambiado y cada quien se está conformando con irla pasando y tal vez, según quien quede el 2 de julio, pues a la mejor las cosas no mejoran pero hay que irla tirando. Pero resulta que un puñado de hombres y mujeres, nosotros, nosotras, la Otra Campaña, hemos sentido el dolor por esa bandera, que la están enlodando allá arriba, desde el presidente Fox, el gabinete, los diputados y los senadores, todos los gobiernos de todos los niveles y todos los partidos políticos que ahora se están disputando un puesto como si se estuvieran disputando un presupuesto. Y cualquiera de ustedes sabe que están mintiendo, que no les importamos nada. Ahora simulan interés en nosotros porque quieren ese número que está en nuestra credencial de elector, pero pasando el 2 de julio no existimos para ellos, ni aún como tengamos rostro, como tengamos nombre. Y esta es la gran paradoja: que a nosotros indígenas de Chiapas nos ven porque nos tapamos el rostro y a ustedes que tienen el rostro descubierto no los ven…

¿Qué clase de país es éste? Este país es el que está moribundo porque alguien ha decidido vender esa bandera y nosotros y nosotras hemos decidido que no lo vamos a permitir. No los estamos llamando a que se alcen en armas ni a que dejen su lucha, su historia, su ciudad, sus calles, sus montañas, sus campos, sus salones de clase, sus cubículos, sus pequeños comercios, sus colonias populares. Los estamos invitando a que levanten más alto que nunca esa lucha y que ahora esa lucha levante también esa bandera que es la bandera nacional, que si no la levantamos ahora no va a haber nada que levantar mas que la vergüenza de haber visto que esto ocurría y no haber hecho nada. Nosotros les estamos ofreciendo el respeto que nadie más les ofrece, un lugar aquí, junto con nosotros, no bajo la dirección de nadie, no para obedecer a nadie, no para encumbrar a nadie, sino para tumbar al supremo gobierno de una vez por todas y a todos los ricos que los están sosteniendo y que entonces sí la gente que trabaja, la gente que estudia, sea la que decida qué gobierno, cómo, cuándo y, que ese gobierno nos obedezca a la gente del pueblo y no al revés como pasa ahora que tenemos que obedecerlos y además tenemos que mantenerlos.

Lo que está por ocurrir compañeros y compañeras es esta elección entre la simulación que se está gestando allá arriba y que si sigue adelante va a terminar con la venta y la destrucción de este país, con convertirla en una estrella más en la bandera de las barras y las turbias estrellas, porque la guerra de conquista que nosotros enfrentamos hace 500 años ha entrado en una nueva etapa.

Hemos escuchado por todo el país el campo destruido y despoblado y detrás de esa destrucción y despoblamiento la entrada de grandes empresas. Campesinos que ven destruidas sus familias, sus comunidades, porque sus hombres y mujeres jóvenes tienen que emigrar a las ciudades o a Estados Unidos buscando trabajo… ¿qué clase de país es éste que expulsa a quienes lo forman? ¿qué clase de país es éste que desprecia y humilla a quienes lo formaron, los pueblos indios? ¿qué clase de país es éste que ni siquiera le puede ofrecer el respeto a la dignidad de la mujer, del joven, del anciano, de los niños? ¿qué clase de país es éste que está a punto de perecer?

Nosotros en la Otra Campaña les traemos esta invitación: vamos a hacer lo que vamos a hacer, les estamos avisando, pero queremos que estén junto con nosotros. No pedimos nada especial, sólo que confíen en sí mismos, en el lugar que se construyan junto con nosotros y que a la hora que enfrentemos al gobierno y a los grandes ricos, con movilizaciones civiles y pacíficas, podamos contar con ustedes. Y que entonces el referente de Colima no sea el desastre natural, el ciclón, el terremoto, la erupción del volcán o la maldad de algún gobernante que es descubierto en sus tranzas. Queremos que Colima sea parte junto con nosotros de esa bandera y que Colima junto con nosotros la levante, no la va a levantar el gobernador ni el presidente municipal ni ninguno de esos partidos políticos. Ni nosotros solos tampoco, pesa mucho, necesitamos de ustedes. Nosotros les pedimos que se informen, no los estamos obligando a nada, pero no hemos venido desde las montañas del sureste mexicano a traerles mentiras ¿para qué? si de esas tienen de sobra: en los periódicos, en la radio, en la televisión, en los mítines de los candidatos a la presidencia de la República.

Nosotros venimos a traerles este problema: el problema de un país que está agonizando. Lo hemos visto, no tiene nada que ver con el que hablan los discursos de los políticos, o el que dicen los medios de comunicación. Este país está moribundo, pero hay mucha gente que no soporta más y que va a reventar. Nosotros queremos que esa explosión sea por caminos civiles y pacíficos y que tenga un destino donde cada quien vea reconocidos sus derechos y su dignidad. No queremos levantar un movimiento para que un partido, una organización, un líder o alguien, llegue al poder. Queremos levantar un movimiento para que exista en este país democracia, libertad y justicia, que es la única forma como podemos levantar esa bandera, la Bandera Nacional.

Necesitamos de ustedes compañeros y compañeras, les pedimos que se informen, que lo piensen y si sienten junto con nosotros la misma rabia y la misma indignación contra los de arriba, luchen junto con nosotros, en su lugar, escuchando lo que está pasando en otras partes del país, en ese otro México que está por levantarse, porque entonces lo que vamos a hacer es como se hacen las cosas, desde abajo y a la izquierda, levantar este país, sacudirlo, hacer que caigan los malos gobernantes y los parásitos que viven a costa nuestra y volver entonces sobre ese país nuevo a levantar algo digno, para todos, para los hombres, las mujeres, los niños y los ancianos sin importar su color, su lengua, su cultura, su estatura ni su idea.

Eso es lo que venimos a traer compañeros y compañeras, ninguna promesa, sólo un problema y una invitación: levantar este país para hacerlo digno otra vez.

Gracias compañeros, gracias compañeras, gracias Colima.

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2 Comentarios »

  1. bien yo los apoyo soym medico y desde mi trinchera los respadare estoy enfadada de tantainjusticia de tanto atropello porque siempre te quieran controlar los gpos sindicales porque siempre los de arriba son los que se benefician y si quieres ser justo te aplastan si te aplasta ese sistema corrupto que siempre esta en contubernio por favor me gustaria integrarme con ustedes gracias

    Comentario de rocio arias — octubre 11, 2009 @ 4:17 pm

  2. Vamos Vamos Adelante para que salgamos en la Lucha avante por que Nuestra patria grita Y necesita De todo El Esfuerzo de los Zapatistas…

    Comentario de Hector Chavez — febrero 2, 2010 @ 10:20 pm

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