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Mayor Moisés: El pueblo mantendrá, con las armas en la mano, lo que es su posición. 

Entrevista al Mayor Moisés,

30 de diciembre de 1994.

Alonso Urrutia y José Gil Olmos, Selva Lacandona. Para el mayor Moisés, el diálogo está por venir, pero alcanzarlo requiere una tregua estable que sólo llegará, en principio, «si el ejército deja de patrullar, para que no haya choque. Lo principal ahora es eso, porque ahorita casi se choca». Si el gobierno quiere una salida pacífica, «estamos puestos, pero que no haya otro engaño, otra mentira, como hizo el que ya se fue».

El EZLN -señala- ya ha entrado en contacto con la Comisión Nacional de Intermediación. «Con su reconocimiento se cumple una de las condiciones. Faltan dos» para restablecer la tregua estable, añade. «Nosotros les dijimos que ellos rompieron la tregua porque impusieron a (Eduardo) Robledo». A pregunta expresa precisa que aún no se ha discutido si los otros dos puntos pueden pasar como agenda del diálogo, y por ahora siguen como condicionantes para el mismo.

A un año de distancia del alzamiento armado, Moisés dice que entre otros logros es haberse mantenido vivos, de la otra parte hasta ahora sólo han recibido promesas. La gente lo tiene bien claro y por eso sigue su lucha, porque la lucha nunca termina. «Aun así en el triunfo, la lucha no se termina». Tras un año de lucha, reconoce que México «está cambiando… pero a través de la guerra».

Habla de Ernesto Zedillo Ponce de León y la credibilidad entre el EZLN: «No puedo decir ahorita porque no ha terminado un mes de haber tomado su posesión, pero todo lo que dijo se fue para abajo (…) Serra Puche dijo que no iba a haber devaluación de la moneda y qué es lo que pasó ahora. Entonces nadie le cree lo que es el conjunto de Zedillo, porque son los mismos del que se fue, que no tiene nombre».

Han pasado diez días desde el despliegue del EZLN en 38 municipios que precedió a la militarización casi total del estado, apenas aliviada ahora con un repliegue anunciado por ambas partes que logró cierta distensión.

El mayor Moisés se da tiempo de hablar del Popocatépetl antes de entrar en materia: «Comprobamos ya la salida del ejército de Monte Líbano y San Quintín y también nosotros lo hemos hecho». En este último punto, dice, se dio el mayor riesgo de enfrentamiento durante los días de mayor tensión: «es un valle, las ramas muy bajas y los helicópteros pasaban casi al ras, pues abrían el monte y casi nos veían».

Más adelante, Moisés señala que la penetración del ejército en zona rebelde «fue una provocación. Si a nosotros nos hubieran ordenado, hubiéramos podido derribar a sus helicópteros, tanto como a la tropa. Ya están en nuestra charola, como quien dice».

-Los federales dicen que ustedes hicieron la provocación.

-Nosotros dijimos que ellos habían roto la tregua. ¿Por qué? Porque impusieron a Robledo. Nosotros fuimos claros. Es ahí donde rompieron el cese al fuego.

Acota: «Estábamos muy cerca uno de otro». El peligro ha bajado, pero «si ellos se meten puede haber enfrentamiento», dice Moisés. Por ello señala que si el ejército continúa con los patrullajes militares no podrá haber diálogo. La suspensión de patrullajes, el retiro del ejército es el siguiente paso para avanzar hacia el restablecimiento de la tregua estable.

-¿Y podrá darse la tregua sin ninguna condición?

-No, porque ahorita ¿qué es lo que está pasando? Allá por Salto de Agua, Sabanilla, Larráinzar, Bochil… ahí están patrullando. Es uno de los problemas que está más duro ahorita ahí, por el mismo engaño que da ahorita el gobierno de que no es cierto de que existen compañeros zapatistas y ahí están. Si se meten y se meten, pues van a chocar, y si chocan pues ahí sí no va a haber nada de que tregua. El punto peligroso está ahí.

Advierte que el EZLN no replegará en zonas como Simojovel y Larráinzar por una sola razón: «los compañeros es ahí donde viven. Son zapatistas. Rompieron el cerco para poder estar en sus comunidades y ahí estamos». En algunas otras zonas han recibido la orden de replegarse, junto con las bases de apoyo.

Moisés habla de la situación en los últimos diez días: «No entendimos qué es lo que decía Zedillo del diálogo. Nos daba la mano derecha diciendo que quiere paz y diálogo y su mano izquierda nos estaba rodeando. No entendíamos qué es eso. Entonces ya que sacaron al ejército, eso significa que ya no estamos tanto en peligro. Además, una de las condiciones ya está resuelta, lo que es el reconocimiento de la Conai. Para la tregua faltan dos: el problema poselectoral de Verazcruz y Tabasco y la renuncia de Robledo.

-¿Y éstas tienen que cumplirse para pactar la tregua?

-Sí.

-¿Hay alguna posibilidad de que se dirima una vez pactada la tregua?

-Ahorita no sabemos, no se ha contestado.

Pese a ello, considera que el diálogo puede venir pronto.

-¿Se sienten acorralados?

-Sí, sentimos que estábamos acorralados y por eso hicimos la ruptura del cerco. También por la misma imposición de Robledo, que es lo que cerró la puerta.

De diminuta figura, el mayor Moisés señala que el EZLN ya ha establecido contacto con la Conai. Ha habido uno o dos contactos con la instancia mediadora, pero de ello, así como de nuevos contactos con el gobierno, «sólo lo sabe el Sub«.

México ha cambiado… pero a través de la guerra.

Ha pasado un año desde el alzamiento zapatista y lo que más parece sorprenderle al mayor es estar vivo: «Nosotros pensábamos que una gran parte ya no estaríamos vivos, pero resulta que estamos aquí sentados».

Un año de lucha -agrega Moisés– ha valido la pena. La razón: «el pueblo que aún quiere luchar… Es el fruto del primero de enero».

-Y en justicia, mejoras sociales, ¿qué han recibido?

-Promesas -responde escueto con un dejo de nostalgia, pero señala que volvería a sentarse a dialogar. Es el tiempo más difícil, dice, el de las promesas.

La gente está «entendida» en seguir dialogando, pero también seguir luchando:

«Nosotros no somos asesinos, no estamos reprimiendo ni estamos torturando, maltratando pues a la gente. Entonces los compañeros de Los Altos dicen que tienen por qué, hay por qué. Los 11 puntos que estamos pidiendo, ¿quién no va a querer una vida digna aunque no luche?

«De que si realmente quiere dar solución el gobierno, que dé pues en los hechos… El pueblo mantendrá, con las armas en la mano, lo que es su posición, porque no le queda de otra realmente, porque ha pasado ya lo que es la lucha pacífica durante los años atrás. Y seguimos en esto. Es la garantía de su lucha. Si el gobierno no quiere a la buena, pues será a la mala.

«De hecho es así como nos ha tenido durante muchísimos años, a la mala. La ley impuesta para nosotros los pobres. Para ellos, la pueden violar, la pueden pisotear, la pueden cambiar cuando quieran… pero para ellos. Y si nosotros no pasamos la ley entonces ahí está la cárcel, ahí está la policía, la persecución, el asesinato».

Un año después, el mayor Moisés dice que no hay desánimo ni cansancio. Añade y vaticina: «En 1995 habrá más lucha, porque la lucha nunca termina, aun así en el triunfo. Si es con la guerra, habrá que destruir, porque es así como se derrota. Se vence destruyendo y entonces una vez destruido habrá que reconstruir y sigue la lucha».

Pese a las condiciones, Moisés sostiene que entre los zapatistas no hay tristeza, «lo único que sí vemos triste es el pueblo donde tanto se habla, donde tanto se dice que tienen gobierno, justicia, igualdad, donde hay paz, donde hay democracia. Lo que dice Salinas afuera y que el pueblo no se da cuenta, como si fuera la capucha del pueblo…»

-¿México está cambiando?

-Está cambiando, pero a través de la guerra. Como ahora que aquí se encuentran. ¿Por qué? Porque hay guerra, por eso están escuchando las palabras, el pensamiento, la voz del pueblo.

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