(22 de febrero de 1994)
CONFERENCIA DE PRENSA DE MARCOS
Ricardo Alemán, enviado, San Cristóbal de las Casas, Chis. [LJ, 24/ii]. El de la democracia nacional es un problema «que rebasa la mesa de San Cristóbal», dijo el subcomandante Marcos, al explicar: «Corresponde a la sociedad civil, a los medios de comunicación y a los partidos políticos presentar proyectos sobre ese tema, ya que son quienes tienen posibilidades reales de darle a este país otro rumbo».
En México debe existir otro poder, que ahora no está reconocido en la Constitución, y que es el de la sociedad civil, dijo el jefe militar zapatista. «El nuevo proyecto de nación tiene que contar ya en su dirección, con ese otro poder que nació y que para nosotros, para el EZLN, lleva un buen rumbo, mucho mejor que el que llevamos nosotros, e infinitamente superior al que lleva el gobierno federal, estatal y local».
Por eso, propuso la creación de una comisión de personalidades para que sean los encargados de verificar el cumplimiento de los acuerdos a que se llegue luego de las pláticas y las negociaciones entre el representante gubernamental y el EZLN.
Durante una entrevista de casi dos horas los delegados del EZLN que asisten a las Jornadas para la Paz y la Reconciliación y en especial el subcomandante Marcos, respondieron a una veintena de reporteros representantes de diversos estaciones de radio locales, nacionales e internacionales.
Ahí, Marcos se refirió a la democratización nacional y luego de insistir en que la mesa de San Cristóbal se queda chica, y de apelar a la sociedad civil para que presente soluciones, advirtió: «No tenemos autoridad moral ni fuerza para decirle a la nación: este México queremos. Hay otros que sí, nosotros les decimos tómenos en cuenta que no sea necesario otra vez matar y morir para que otra vez nos puedan escuchar».
Esa, remarcó, «es la patria nueva que nosotros decimos, a la que queremos hablarle y a la que nosotros podemos y estamos dispuestos a seguir por el rumbo que marque. Si ése es el rumbo pacífico y legal, vamos a seguir ese rumbo», precisó.
La sociedad civil, añadió, «ha demostrado madurez. No dijo: ‘que gane el ejército zapatista o el federal’, dijo: ‘¡hablen, no peleen!’. Y pienso que tiene la autoridad moral suficiente en el país para organizar unas elecciones del tamaño de las que habrá en agosto, pero tendría que haber cambios en la ley electoral».
En concreto, dijo Marcos:
«Lo que se refiere a democracia nacional rebasa la mesa de San Cristóbal, y lo que se refiere a la reforma al artículo 27 constitucional -que estamos pidiendo- también rebasa la mesa de San Cristóbal. A nivel estatal, hay muchas probabilidades que se resuelvan las demandas de libertad, democracia y justicia.
«Pero entiendan, nosotros no le podemos decir al país: ya negociamos la democracia de México, en San Cristóbal», casi gritó a los periodistas. «Porque entonces el país nos va a decir ¿quién te nombró a que fueras mi vocero? Para esto tiene que haber un movimiento más grande… Y para que se dé una democracia, la mesa tiene que ser más grande: del país entero».
Una periodista estadunidense habló del papel de Estados Unidos en conflictos como el de Nicaragua, Guatemala y El Salvador, y preguntó sobre las posibilidades de que el vecino del norte pretenda intervenir de la misma manera. «En nuestro movimiento, tanto el gobierno norteamericano como el pueblo de Estados Unidos tienen que tener claro que no hay nada que afecte sus intereses. El proyecto de nosotros es: o cambian las cosas, o nos morimos de hambre», dijo Marcos.
El pueblo y el gobierno norteamericanos «se van a dar cuenta que nosotros no tenemos nada contra ellos y si el pueblo estadounidense va a intervenir, será para mandar ayuda. Nosotros no queremos el poder, no queremos invadir ni tomar la Casa Blanca, ni acabar con la raza blanca ni con los gringos. Lo que queremos es que nos dejen vivir en paz».
«Es más peligroso que sigan una política económica de exterminio a los indígenas, porque es lo que está pasando, a que haya cambios que mejoren el nivel de vida de todos», dijo.
Y sobre el TLC, expuso: «Es un problema para nosotros porque no hay ningún apartado que hable de los indígenas. Entra a funcionar el tratado y se supone que la mano de obra calificada es la que va a competir en las empresas y con calidad. Y si nosotros no sabemos leer y escribir, ¿Qué posibilidades tenemos de competir en el mercado mundial, haciendo qué?».
El de la democracia fue un tema recurrente, igual que la reiterada aseveración del EZLN en torno a pedir la renuncia del presidente Salinas. «Nosotros no hicimos esto para presionar, si ni hablar español sabemos. Pero la base de todos los problemas de salud, educación, vivienda, alimentación, justicia, es que no hay democracia ni libertad».
Y en tono didáctico, el subcomandante advierte: «Entonces decimos que tiene que haber un cambio en el sistema democrático que garantice que no hay privilegios de uno y otro; que la opción que gane, la opción política que gane, tiene que ganar a la buena. Y si el gobierno federal no puede garantizar las elecciones libres y democráticas, por eso decimos que tiene que haber otro gobierno federal, un gobierno de transición, o si no, tiene que haber una modificación a la ley electoral en donde se diga que ya no va a ser el gobierno federal el que va a sancionar las elecciones».
A lo largo de las casi dos horas de interrogantes, Marcos también habló sobre la eventualidad de que no se cumplan los acuerdos a que se llegue luego del diálogo. «Seguirá la guerra si no cumplen», y apeló a la sociedad civil para que sea vigilante de los acuerdos de ambas partes.
Al respecto, dijo que se ha propuesto al representante gubernamental «que haya una comisión formada por personalidades de la sociedad civil, que no sea el gobierno ni los partidos políticos ni el ejército zapatista, para que verifique esos acuerdos».
También intervino la comandante Ramona, quien dijo: «Son las mujeres las que son las más explotadas, oprimidas en toda la historia». Al respecto, el subcomandante Marcos expuso: «El punto más largo del pliego de demandas es el que se refiere a la mujer indígena».
(23 de febrero de 1994)
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